BIOTECNOLOGÍA: DEFENSA Y MITOS DE LOS TRANSGÉNICOS
Experto en Ingeniería Genética, Francisco García Olmedo refuta a los sectores que demonizan las nuevas técnicas de mejoras en los granos.

Fuente: La Gaceta

Nota publicada el día: 30/3/2008

“Se montó un aparato represor contra los transgénicos”
Estás son las palabras conclusivas que el Dr. García Olmedo explicó durante la disertación organizada por la Estación xperimental Agroindustrial “Obispo Colombres” de Tucumán, la Secretaría de Estado de Ciencia y Técnica de la Provincia y la Secretaría de Ciencia y Técnica de la UNT.

Perfil
Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Politécnica de Madrid; autor de “La tercera revolución verde” y “Entre el placer y la necesidad”, “Claves para una dieta inteligente”, es investigador en Biología Molecular, Ingeniería Genética y iotecnología de Plantas. Integra academias y organismos europeos afines a su especialidad.

A contramano de una corriente que dispara en contra los transgénicos, el catedrático español Francisco García Olmedo, de la Universidad Politécnica de Madrid, efiende el potencial que tiene esa técnica para multiplicar la producción de alimentos, en un mundo habitado por más de seis mil millones de personas. Con la misma pasión con que reivindica a los transgénicos, el experto en Biotecnología, que estuvo en Tucumán, cuestiona la producción ndiscriminada de biocombustibles.

- ¿Lo ve complicado al mundo del futuro?
- Tiendo a ser moderadamente optimista, aunque es cierto que la humanidad se enfrenta a un conflicto muy serio con los recursos. El mundo ha estado superpoblado muchas veces; lo estuvo antes del inicio de la agricultura y ntes de la Revolución Industrial.

- ¿Cómo caracterizaría el presente?
- Nos estamos aproximando a una superpoblación, y aunque las tasas de crecimiento están disminuyendo con respecto a las décadas anteriores, se nos está acabando el etróleo, producimos tanto anhídrido carbónico que se calienta el ambiente, y países que tenían bajo consumo como China y la India empiezan a querer consumir, con lo cual se elevan los precios de los alimentos en Estados Unidos. Hay tres eventos mayores responsables de que el precio del azúcar, de los granos, e eleve: uno, la demanda adicional de China y de la India. China está empezando a consumir pollo, que antes no consumía, y cada caloría en forma de pollo necesita diez calorías en forma de maíz. Otro, que Estados Unidos ha desviado la cuarta parte de su cosecha de maíz a la producción de iocombustibles. Todos los problemas están relacionados: la energía fósil con el biocomustible, y con el calentamiento global. Hace tres años que Estados Unidos ha empezado a producir alcohol a partir de maíz en forma significativa, y en un año se duplicó el precio de ese grano. Para producir alcohol de aíz hay que subvencionarlo, y la subvención vuelve más atractivo el cultivo del maíz que el de otros cereales: desvían suelos que irían a soja, o a arroz, o a trigo, hacia el maíz. Encarece el precio del trigo, de la soja, del maíz, el de la carne, y empieza a ser más atractivo quemar bosque mazónicos para sembrar maíz y para pastos que permitan producir carne.

- ¿Cómo romper esa cadena viciosa?
- Me gustaría saberlo. Tanto la Unión Europea como Estados Unidos se han fijado como objetivo cubrir gran parte de las necesidades energéticas con iocombustibles, y me parece que eso se ha hecho frívolamente. Hoy, tal como se producen los biocombustibles, el alcohol compite con los alimentos, porque el suelo agrícola no es susceptible de ser ampliado. Hace treinta años teníamos media hectárea por persona de suelo laborable, y ahora tenemos un cuarto. Cuando acemos alcohol de maíz y biodiesel del aceite de palma se están destruyendo selva tropical y bosques preciosos para la humanidad. La única forma de producir biocombustible racionalmente no está inventada del todo todavía, porque consiste en producir alcohol a partir de desechos agrícolas; es decir, a partir de ateria prima no alimentaria. Si se produce alcohol de tallo de maíz, de paja de trigo o de especies que producen biomasa pero que no dan frutos comestibles y que crecen preferiblemente en suelos marginales que no se usan para la agricultra, se podría montar cierta operación de producción de biocombustibles que no interfiriera con espacio natural ni con la producción de alimentos. Pero para eso hay que inventar algo que de momento es inviable económicamente, y que necesita más energía de la que rinde, que es el alcohol de madera de residuos.

- El panorama energético es incierto...
- Y lo que rato de transmitir es que ninguna de las “soluciones” es la panacea. Hay modificar el régimen de vida para usar menos energía. El impacto ambiental de los biocombustibles es muy superior al de la energía fósil. De todas las aventuras de de producción de biocombustible en marcha, al único azonable y viable es el del Brasil, porque el alcohol de caña sí produce más energía que la que se pierde en producirlo, porque se produce a un precio competitivo con el petroleo.

- ¿Eso favorecería a Tucumán?
- Por lo que me dicen de los rendimientos de ucumán, puede perfectamente producir alcohol aprovechando el azúcar de la caña. Lo ideal sería aprovechar también el alcohol a partir del bagazo, o el alcohol a partir de la madera, y que se está haciendo en Canadá. Usted introduce bagazo y sale alcohol. Pero hay que gastar mas energía en producir se alcohol que la que sale como resultante.

-¿Porqué tienen tan “mala prensa” los transgénicos?
- Si no fuera por el maíz transgénico, la crisis de los precios internacionales de los granos sería muy superior. Los transgénicos se cultivan en 10 millones de hectáreas en más de 20 países. Hay más de 11 millones de agricultores que los usan, y 10 millones son pequeños agricultores. El transgénico no es más que una nueva técnica de algo que se ha venido haciendo durante los últimos diez mil años, que es alterar la enética de las plantas cultivadas. Estados Unidos, que es el principal productor de soja (y Argentina, el segundo), es también el mayor consumidor de transgénicos. Se queda con la mitad de la soja y del maíz, y no ha ocurrido ni un sólo incidente relacionado con los transgénicos. En cambio, el año pasado ubo dos incidentes por consumo de espinacas y de lechuga orgánicas. Se ha montado un aparato represor porque hay una gran presión de un grupo de la sociedad. Yo soy un defensor de los transgénicos, y no de cualquier transgénico, sino de aquellos que han sido aprobados. Porque nunca en la historia de las innovaciones ientíficas o técnicas se han tomado tantas precauciones antes de que salgan a la calle.

- ¿Qué futuro biotecnológico le ve a Tucumán?
- He visto la Estación Obispo Colombres y he quedado impresionado de cómo ha progresado, porque yo estuve quí hace 14 años. Se manejan las últimas técnicas de ingeniería genética, que no vienen a sustituir a las antiguas sino que se añaden, y permiten hacer más cosas. Son un complemento, eso hay que decirlo, y esta estación es un buen ejemplo. Lo que se vende desde ciertos frentes ecologistas s que vamos resolver los problemas del futuro volviendo a ciertas técnicas del pasado. La agricultura ha sido contraria al medio ambiente desde que se inventó. Y es tanto más contraria cuanto más primitiva. Lo que hay que preguntar es cuál es el impacto ecológico de comerse un sandwich. Y comerse un bocadillo on variedades de ahora no sólo supone que es más seguro, sino que supone menos suelo, menos energía, menos productos químicos que hace 30 años. Lo que ocurre es que ahora consumimos el doble de sándwichs porque somos el doble de personas. Aunque hemos mejorado el impacto ambiental por tonelada de limentos, ahora somos 6.000 millones para alimentarnos, en lugar de 3.000 millones