“Comercio y Justicia”, de Córdoba, en manos de sus periodistas
Un diario recuperado
Los periodistas Judith Gociol, Claudia Acuña, Diego Rosemberg y Sergio Ciancaglini son los responsables del sitio www.lavaca.org y sacaron a la venta el libro “Sin Patrón”, definido como “Fábricas y empresas recuperadas por sus trabajadores. Una historia, una guía”. Allí, entre muchas historias, se encuentra la del diario cordobés Comercio y Justicia, recuperado en 2002 por sus periodistas y trabajadores gráficos luego de un largo derrotero judicial. Cómo influyó el cambio de manos en los contenidos periodìsticos. El planteo de un nuevo modelo de producción. Empresarios mediáticos brasileños, Daniel Hadad y el Grupo Clarín, entre otros actores que revolotean en torno a esta historia, que el DsD presenta hoy a sus lectores.
El libro "Sin Patrón" y el viejo sitio de "Comercio y Justicia"
A la hora de definir el contenido del libro “Sin Patrón”, los periodistas de lavaca.org señalan que se trata de una “trilogía” compuesta “en primer lugar, por una hipótesis sobre lo que representa este movimiento en permanente evolución. Luego, diez historias paradigmáticas que permiten intuir lo que hay detrás de esta batalla: biografías y contextos. Por último, una guía. Con direcciones, teléfonos, e-mails, detalles sobre formas de organización, productos, cantidad de puestos de trabajo recuperados, entre otros datos, de cada uno de los 161 establecimientos relevados”.

Entre las 189 páginas del libro hay un sinfín de historias que dan cuenta de los avances del movimiento de empresas recuperadas. Según dijeron los periodistas a la revista Veintitrés, la mayoría de los emprendimientos de este tipo lograron mejorar los ingresos de los trabajadores, como también, en la mayoría de los casos aumentar los puestos de trabajo.

Sin embargo, dicen, que “en algunos momentos nos dio un poco de vergüenza el modo en que la prensa tocaba o ignoraba estos temas. Llegaban en el peor momento para transmitir las peores cosas: las represiones, los desalojos. Y se perdían la parte interesante”.

Entre las empresas recuperadas, además de la historia del diario Comercio y Justicia de Córdoba, hubo otro diario de esa provincia y una radio de Bahía Blanca.

A continuación entonces, el extracto del libro “Sin Patrón” con la historia del diario “Comercio y Justicia”.
El futuro y la gloria

Como ya se sabe, en la Argentina, los laureles son cualquier cosa menos eternos.
El diario Comercio y Justicia fue en Córdoba, durante 60 años, un influyente medio de información sobre temas económicos y jurídicos muy al estilo de una provincia considerada “la docta”. Nunca se vendió en kioscos, sino por suscripción a profesionales, empresas y organismos estatales.
Como tantos otros, la propiedad del diario fue familiar hasta que los Eguía lo vendieron en medio de la vorágine concentradora y de alucinada adquisición de medios durante la década menemista y su apéndice delarruísta. En 1996 lo compró un grupo cordobés –capitaneado por el abogado de los Eguía, Vicente Aznar– quien a su vez lo revendió al grupo brasileño que edita Gazeta Mercantil, de San Pablo, quinto diario de negocios del mundo y propietario de 40 periódicos en Brasil. Cada tramo de esta secuencia dejaba atrás a gente enriquecida, aunque no eran precisamente los trabajadores ni a la propia empresa.
Por ejemplo: Gazeta pagó al abogado Aznar 1.000.000 de dólares por el 40 por ciento de Comercio y Justicia. Al asumir la conducción de la empresa, en abril del 2001, el presidente del grupo brasileño, Luiz Fernando Ferreyra Lévy, viajó a Córdoba para prometer ante los cien trabajadores del diario que la empresa tendría “un futuro de gloria”.

Noventa días después ya les debían un mes y medio de salarios.
Eso sí, contrataron gerentes por 8.000 dólares mensuales, a los que hospedaban en el Sheraton Córdoba. Los demás gerentes, incluido el secretario de Redacción, aumentaron su propio salario en 1.000 pesos, mientras a los trabajadores se les pagaba en cuotas, y no hacían siquiera los aportes jubilatorios ni por la obra social.
En agosto dejaron de pagar los salarios.

En septiembre hubo un extraño robo –que Inteligencia Criminal de la policía cordobesa consideró extraoficialmente como un “autorrobo” de la empresa– de 45 computadoras, decodificadores de señal satelital, servidores de memoria digital y generadores eléctricos, entre otros bienes estratégicos para el diario. Se estaba preparando el vaciamiento.
La paradoja: los trabajadores pusieron sus propias computadoras para mantener el diario en la calle, pero también hacían paros para exigir lo que les debían.
Con la invención del llamado corralito, el derrumbe fue absoluto. La secuencia de asambleas y paros parciales derivó en el paro definitivo, el 11 de diciembre del 2001.

Huevos diplomáticos

Los trabajadores apelaron al repertorio sindical más o menos clásico. Hicieron marchas, recogieron firmas a favor de la continuidad de la empresa (firmaron incluso muchos jueces, lectores habituales del diario) y se dirigieron al consulado brasileño en Córdoba, al que convirtieron en blanco de huevazos e insultos. El cónsul Paulo Soares advirtió a las autoridades de su país que lo que estaba haciendo Gazeta dañaba la imagen brasileña y generaba un incidente diplomático entre ambas naciones.

La patronal llegó a un récord de management administrativo: les debía a los trabajadores cinco meses de sueldos y los aguinaldos, en un proceso de caída difícil de entender. Cuando algo en la economía no se entiende, la explicación suele estar en una palabra que alguna vez fue higiénica: lavado. “Ha habido muchos casos de empresas fundidas en situaciones muy similares, como pasó con todas las del Exxel Group” informa Javier De Pascuale, director del diario y miembro de la Cooperativa de Trabajo La Prensa.
Uno de los ejecutivos brasileños –el abogado Ailton Trevisan– afirmó ante los trabajadores: “La existencia del diario no tiene sentido.” Siete meses antes les habían prometido la gloria.

El 18 de diciembre hubo una audiencia en el Ministerio de Trabajo cordobés. Los ejecutivos brasileños llegaron mientras la intendencia estaba incendiándose, literalmente, en pleno conflicto con los municipales, y los trabajadores de Comercio y Justicia se manifestaban en la calle con música de bombas de estruendo. Después de observar tal ambiente, Trevisan informó a los funcionarios que los representantes del diario jamás volverían a Argentina.

“En cualquier país normal hubieran terminado presos por esa sola declaración ante el Ministerio de Trabajo. Pero aquí no pasó nada” narra De Pascuale.

Sobre negreros y saludos

En medio de esta situación aparecieron en escena los empresarios Daniel Hadad y Sergio Szpolski, propietarios de un impreso llamado InfoBae. En Córdoba dicho producto no tiene venta alguna y querían insertarlo en Comercio y Justicia, donde mantendrían en sus empleos a la mitad de los trabajadores cobrando la mitad de los salarios. La propuesta no resultó seductora. De Pascuale: “La palabra negreros se podía aplicar no sólo a los brasileños.”

Javier cuenta, además, que todo esto venía dándose en medio de un proceso de concentración de medios que en el caso cordobés dejó al Canal 12 y al principal diario cordobés, La Voz del Interior, en manos del Grupo Clarín, socio del periódico La Nación en Cimeco.

Les habían dicho que la existencia del diario no tenía sentido. Los trabajadores decidieron que tenía algún sentido formar una cooperativa. Fue el 9 de abril de 2002. Seguían en la calle.
A fuerza de tozudez, la cooperativa logró que la justicia le permitiese hacerse cargo de la edición del periódico, pagando un alquiler mensual de 2.500 pesos. Frente al vacío generado por la patronal, era una salida que a la jueza Beatriz Mansilla de Mosquera no le generaba mayor conflicto.
En junio ingresaron a la planta, que había sido desmantelada. El panorama: “No estaban los servidores de computación, faltaban piezas de la rotativa, no había teléfono, electricidad ni agua. La antena de la agencia Telam tiene un decodificador. Se lo habían llevado. Todo esto era para inutilizar el diario” cuenta De Pascuale.

Empezaron cosa por cosa. “El teléfono tuvimos que ir a pedirlo a Telecom, porque estamos en manos de un monopolio. No querían devolvernos la línea si no se pagaba la deuda anterior. Explicamos que esa deuda no era nuestra, que la línea era para una cooperativa. Nos decían que no, que el domicilio era el mismo. Así con todo.”

Así, con todo, lograron que los servicios fueran reinstalándose, en algunos casos contra el pago anticipado de los mismos. ¿Cómo hicieron? Encontraron en el taller toneladas de diarios viejos, rezagos, papel y planchas de aluminio utilizadas para la impresión. Obtuvieron lo mínimo como para comprar bobinas de papel. “Pero ahí también nos encontramos con un monopolio y tuvimos que salir al mercado negro.” Traducción: usura. Tuvieron que pagar por las bobinas más del doble de lo que valían. Compraron papel apenas para tres o cuatro ediciones.

En la redacción, al no poder trabajar en red, cada artículo se grababa en un disquete que se llevaba al editor que trabajaba sobre el mismo, y luego se llevaba a impresión.

Periodismo hormiga
También había sido desvalijado todo el archivo fotográfico: bajaron fotos de internet.
Todo esto con la incertidumbre de no saber cuál sería el desenlace de la aventura, sin un solo aviso publicitario privado y en medio del silencio al que los sometió el periodismo, que jamás publicó nada sobre la situación de Comercio y Justicia. “Solamente saludaron la salida del diario cuando volvimos a estar en la calle.”

La reaparición. El 20 de junio de 2002 el diario volvió a la calle después de 200 días. En un mes recuperaron a 1.500 de los 3.600 suscriptores. “No salimos a reventar publicidad, a venderla por dos pesos. Mantuvimos un nivel alto de tarifa, y apostamos a imponer el producto. Como lo logramos, la publicidad empezó a venir.”
Además de pagar los servicios, el papel y el alquiler, en agosto de 2002 los trabajadores pudieron tener sus primeros ingresos: 200 pesos cada uno, para los 43 integrantes de la cooperativa. Luego subieron a 480 y luego a 600. Decidieron, además, ahorrar y capitalizarse (aun a costa de resignar ingresos) para estar mejor cubiertos en el futuro.
Todo puede empeorar

Durante 15 meses la cooperativa trabajó con serenidad, hasta que recibieron la noticia de que la jueza Mansilla de Mosquera había decidido llamar a licitación para la venta del diario, tema que provocó la veloz reaparición de Hadad y los suyos, además del Grupo Clarín y el Grupo Vila (que cuenta al inolvidable ex ministro menemista José Luis Manzano como lobbista principal y que se ha quedado con diarios y canales de Mendoza y Rosario, en un plan expansivo que muchas veces va contra la lógica económica).

Informa Javier: “Se vinieron al humo para aprovechar la venta de un medio a precio bajo, pero que funcionaba gracias a los trabajadores. La única ventaja que teníamos era la posibilidad de igualar la mejor oferta. La base era 1.120.000. Si cualquiera de ellos ofrecía 2 millones podíamos igualar esa oferta y tener prioridad.” Ocurre que generalmente las cooperativas de trabajadores no tienen el mismo capital que los grandes grupos económicos, así que esta saga parecía destinada a un clásico final infeliz.

¿Lo legal es lo justo? La posición de la jueza frente a los trabajadores era de franca desconfianza y descreimiento, según De Pascuale. La primera vez que preguntó cómo harían para poner en marcha al diario, le contestaron que sería a través de una cooperativa. “Se rió” –recuerda Javier– “y dijo que los problemas sociales los debía resolver el gobierno y no la justicia.” Trabó de todos los modos imaginables cada acción de los trabajadores. “Fue un martirio”, asegura Javier. Cuando apareció la idea de la licitación abierta, Comercio y Justicia ya estaba trabajando, por ejemplo, con el Tribunal Superior de Justicia, la Asociación de Magistrados, el Colegio de Abogados y el propio gobierno provincial. Había además dos gremios con tradición combativa (gráficos y prensa) y el costo de dejar en la calle a los trabajadores era cada vez mayor. Esta señora que no quería resolver problemas sociales empezó a intuir lo riesgoso de provocarlos. Existen indicios de que autoridades del Poder Judicial y del gobierno provincial influyeron para que la jueza aplacara sus hábitos martirizadores. “Paralelamente empezamos un arduo trabajo jurídico en el que tuvo mucho que ver el doctor Luis Caro para dar vuelta la decisión judicial”, cuenta De Pascuale.

Caro es el presidente del Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas. De Pascuale recuerda el alivio y la alegría contenida de la jueza al descubrir que Caro le estaba dando el argumento jurídico para destrabar el conflicto, frente a una licitación que ella misma había anunciado. El testimonio de Caro: – Presentamos un pedido a la jueza con una oferta de compra directa. La Ley de Quiebras dice que tiene que haber una licitación. Y se ofreció como parte de pago la compensación de los créditos laborales: lo que se les debía a los trabajadores. Éstas son las cosas que pedimos justamente en la reforma a la Ley de Quiebras. – ¿Pero cómo fue que la jueza cambió de opinión? – Le presentamos un escrito hablando de la equidad. Le planteamos que si aplicaba la letra de la ley iba a ser injusta, porque el esfuerzo fue realizado por los trabajadores que recuperaron el diario, y merecían la posibilidad de seguir adelante. La jueza coincidió con esta interpretación y aceptó la venta directa a la cooperativa por el precio de la tasación. Mucha gente decía que sería imposible que cambiara de opinión, pero al final lo hizo. Además era el único camino posible, porque la legislatura cordobesa no quería expropiar. El fallo fue enorme, porque abre jurisprudencia para que otros casos se resuelvan de este modo.

Javier De Pascuale agrega su análisis más periodístico: “El fallo considera que es una trampa y un engaño a los trabajadores que ellos levanten una empresa en quiebra, generen valor agregado, pero que al final se la quede otro porque se pone en venta para todo el mundo, sin posibilidad de que la cooperativa compita en oferta con el gran capital”. Conclusión obvia: esa ley es injusta. “Injusticia infinita”, dice Javier. “La jueza usó argumentos de la Corte, donde se dice que el juez no es un funcionario que aplica la ley, sino un magistrado que aplica justicia. Reconoce que su obligación es ser justa y equitativa, y que con ese criterio corresponde suspender la licitación y venderles la empresa directamente a los trabajadores” sintetiza De Pascuale.

La venta se concretó en 1.140.000 pesos. Parte se pagó con los créditos o deudas que la empresa tenía con los trabajadores. “Y pedimos 420.000 pesos en préstamos: un crédito blando del Banco Nación, otro del Foncap (Fondo de Capital Social) y un tercero en forma de créditos personales a cada integrante de la cooperativa. Estamos pagándolos a razón de 20.000 pesos mensuales que saldaremos a fines del 2005. Pero el diario ya es nuestro.”

Recuperando periodismo

¿Y la parte periodística? De Pascuale sostiene que nunca dejaron de percibir quiénes son los lectores naturales del diario: profesionales de todo tipo, empresarios, abogados, contadores, administradores de empresas, médicos, arquitectos, funcionarios judiciales... “Rescatamos una visión editorial de muchas décadas, de defensa de la economía real, la pequeña y mediana empresa, y las alternativas que surgen frente a la crisis. Salidas asociativas de productores, cooperativas y todo lo imaginativo que aparezca con o sin apoyo del Estado. Eso lo reflejamos en la parte de negocios del diario.” Antes del cierre, en tiempos de De la Rúa, el jefe de redacción era un cavallista. El principal columnista económico también (pertenecía a la Fundación Mediterránea). Ahora el columnista es un integrante del grupo que ideó el Plan Fénix, una idea de capitalismo alternativo al neoliberalismo, con acento en la producción nacional, el achicamiento de las desigualdades y la redistribución de la riqueza.

En el área de Derecho también hubo cambios: “Reflejamos las nuevas líneas de pensamiento referidas a las garantías constitucionales y la defensa de los derechos civiles de los grupos sociales. Esto no tiene mucha recepción en la Corte Suprema, pero sí en los tribunales. El mundo avanza hacia la protección de las libertades, pero acá hay fallos de la Corte que estipulan hasta cómo escribir una nota y cómo usar los verbos en potencial.” También hay secciones y notas dedicadas a las legislaciones y normas más avanzadas referidas a las minorías sexuales, raciales y étnicas. Comercio y Justicia, ya en manos de la cooperativa, funciona al revés que muchas empresas periodísticas que parecen creer que abaratando los productos, esforzándose en ser mediocres y en hacer ajustes, ganan más. Dice Javier: “Es que el estado de la prensa en Argentina es deplorable. Viendo la película completa uno se encuentra –primero– con la concentración de los medios en los ’90.

Después se les acaba la plata dulce y empiezan con los ajustes: se reducen las redacciones, y la calidad. La prensa que primero fue concentrada, después fue ajustada, y ahora es una prensa berreta”. Javier no desea ser excesivo ni mal educado, pero reconoce que el espectáculo periodístico por momentos lo asquea. “Tuvimos que hacer un razonamiento al revés. Si alguien pone un diario llama a 4 ó 5 periodistas bien pagos, 15 chicos por monedas, y listo. Pero aquí había que pensar cómo darle trabajo a la mayor cantidad posible de gente. No podíamos llegar a 100 personas, por ejemplo. El número ideal era 50. ¿Podían ser menos? Sí. ¿Saldría bien? No. Además, queríamos que el trabajo fuese en un ambiente que recuperase lo bueno del periodismo: nada que ver con otras redacciones. Otro estilo, otro trato, otra humanidad.” Habrá que notar que De Pascuale no se refiere a una cuestión poética o filantrópica, sino al muchas veces olvidado asunto de la convivencia. Relaciones diferentes. “Es que somos todos dueños del diario. Cambia la lógica del trabajo, y todos ponen lo mejor de sí.

Hubo un fuerte impulso para incrementar la calidad del producto en los últimos meses, y estamos empezando a recoger los frutos, mientras otros diarios se están cerrando o están dejando de ser percibidos como medios importantes, prestigiosos o creíbles.” El resultado, conviene reiterar, es que en el primer mes (agosto del 2003) hubo 1.500 suscripciones. Durante 2004 superaron las 4.000, y la curva sigue en ascenso pese a que se trata de uno de los periódicos más caros del país ($ 1,50).

Radiografía

La Cooperativa resolvió no pagar salarios igualitarios, sino diferenciarlos de acuerdo a responsabilidades (en el área periodística), y a mayor cantidad de horas trabajadas (en la gráfica). Pero el piso de 875 pesos no puede ser superado en más de un 30% por el que más gana. “Como nos está yendo muy bien, ya que pagamos nuestras deudas y estamos haciendo un ahorro, decidimos repartir una bonificación trimestral de 400 pesos” completa De Pascuale.

La renovación de autoridades es anual, por mitades. Nadie puede ocupar un cargo directivo durante más de dos años. Y se cumple: el propio De Pascuale fue presidente de la Cooperativa y ya dejó su cargo en manos de Eduardo Pogrobinki. La idea es que todos participen en la conducción. Las asambleas son quincenales, y se le dio más representatividad al esquema interno. En lugar de tres consejeros hay siete. Empezaron siendo 43 y ya asociaron a 13 nuevos integrantes.

Relata Javier: “Son compañeros que ya habían trabajado con nosotros, y decidimos que ingresaran directamente. Algunos al principio se resistían diciendo: `Me banqué el conflicto, la peor parte, y ahora viene alguien y tiene los mismos beneficios que yo´. Lo hemos conversado en las asambleas y llegamos a la conclusión de que todo es para poder crecer. El beneficio es general. Y se entendió muy bien.” Comercio y Justicia imprime al segundo diario de Córdoba, Hoy Día, y reeditó productos propios como Factor (para profesionales en Ciencias Económicas, se distribuye los lunes con el diario), Semanario Jurídico, Nomeclador Cartográfico (guía de la ciudad de Córdoba) y El Inversor (para la construcción). La imprenta se ha convertido en el segundo ingreso de la cooperativa, detrás del propio diario. El 80 por ciento de los clientes son sindicatos, asociaciones solidarias y de derechos humanos (como h.i.j.o.s.) para los que imprimen revistas, folletos y afiches.

La revolución hacia adentro

Algunos opinan que al recuperar una fábrica con una cooperativa, los obreros reemplazan al patrón, pero en esencia todo sigue igual, en medio de una lógica capitalista en la que, además, los trabajadores se autoexplotan.

¿Qué opina De Pascuale? "Puede haber hábitos adquiridos, que uno tienda a asumirse como dependiente de alguien. O que, en una función directiva, uno reproduzca un modelo de patrón. La educación cooperativa debería cambiar eso. Pero yo siento que entre trabajo y explotación hay una enorme diferencia, que tiene que ver con a dónde va a parar el rendimiento del trabajo. Tiene que ver con que no haya diferencia entre el valor de uso de tu trabajo y el valor de cambio del resultado de tu trabajo. El sistema de la cooperativa es totalmente justo, porque el resultado va a parar a los que producen. A no ser que alguien crea que trabajar mucho es autoexplotarse. Yo no creo que sea así. Hacia adentro tenemos una antilógica capitalista. Un régimen humanizado de trabajo, un régimen de producción decidido por los propios compañeros. Hacia afuera no nos podemos sustraer de la lógica económica, pero nos damos lujos de hacer trabajos gratis y de hacer lo que decidimos como trabajadores. Hacia adentro la revolución ya la hicimos. Y hacia fuera nuestro mayor aporte pasa por demostrar que los trabajadores podemos llevar adelante una empresa eficientemente."
Según los datos disponibles, los brasileños estaban equivocados.

La existencia del diario tiene sentido.
Tal vez convenga dejar registrada otra recuperación, la de algunas palabras que hace años parecían secuestradas: trabajo y justicia, por nombrar sólo algunas de las que siguen tejiendo esta historia.

DsD 26 - 1 - 2005
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