El aborto en la adolescencia

Embarazo no deseado y niveles de fecundidad

El embarazo en menores de 19 años es un evento común en América Latina (Langer y Espinoza, 2002), donde, según Persaud (1994), más de un tercio de las mujeres tienen su primer hijo antes de cumplir 20 años. Se estima que en los países de esa región y del Caribe 16.5% de todos los nacimientos correspondieron a mujeres menores de 20 años durante el periodo 1995-2000. En el Caribe la proporción fue de 15.9%, de 16.6% en América del Sur y 16.4% en América Central. Este indicador, comparado con otras regiones del mundo, es muy elevado. En el sur de Asia, por ejemplo, sólo llega al 10% (United Nations, 2002).

Langer y Espinoza (2002) afirman que no se sabe con precisión cuántos de los embarazos adolescentes en América Latina y el Caribe son deseados. Algunos autores estiman que entre 35 y 52% de tal clase de embarazos ocurridos en la región no fueron planeados (FNUAP, 1997 citado en Schutt-Aine y Maddaleno, 2003). En Colombia se estima que el 95% de los embarazos de las adolescentes, diagnosticados o seguidos por el Centro para Jóvenes Profamilia, era no deseado (Ramírez, 1991). Los niveles de la fecundidad de las adolescentes están muy relacionados con el aumento de las relaciones sexuales no protegidas y a edades tempranas.

Durante el periodo 1995-2000, las tasas de fecundidad estimadas para América Latina y el Caribe ascendieron a 75 por cada mil mujeres de 15 a 19 años. Pero hubo diferencias importantes entre cada subregión y país. En el Caribe, la tasa de Guadalupe fue de 19‰, la de Martinica de 27‰, la de Barbados, al igual que la de Trinidad y Tobago fue de 43‰, y llegó hasta 115‰ en República Dominicana. En cuanto a América Central, Belice tuvo una tasa de 80‰ y Nicaragua de 139‰. Para América del Sur, ésta fue de 62‰ en Perú y Uruguay, y de 109‰ en Venezuela (United Nations, 2002).

Según las últimas Encuestas Demográficas y de Salud realizadas de 1995 al año 2000, la tasa de fecundidad de los adolescentes se situó entre 116 y 119 por 1000 mujeres de 15 a 19 años en República Dominicana, Guatemala y Nicaragua. En dichas naciones, el peso de tal grupo en la fecundidad total fue variable: 19% en el primero, 12% en el segundo y 18% en el tercero. En Bolivia, la tasa de fecundidad entre mujeres de dicho rango de edad fue de 84‰, de 86‰ en Brasil y Haití, y de 90‰ en Colombia. La contribución de la fecundidad adolescente en la fecundidad total fue de un 9% en Haití y del 19% en Colombia. Finalmente, en Perú donde la tasa de fecundidad de los adolescentes es más baja (66‰), ésta contribuyó con 12% de la fecundidad total. Tales tasas no han evolucionado de manera similar entre los países. En Colombia la fecundidad de los adolescentes pasó de una tasa de 70 a 90‰, de 1990 a 2005, mientras que la tasa global de fecundidad (TGF) disminuyó, al pasar de 2.8 a 2.4 hijos por mujer en edad fértil. Para Bolivia se observa una disminución de la tasa de fecundidad en mujeres adolescentes, que en 1989 fue de 99‰ y en 2003 de 84‰. Durante ese mismo periodo, la TGF en esa nación disminuyó de 5 a 3.8 niños por mujer.

Pese a lo anterior, la fecundidad de los adolescentes de la región, aunque es percibida como elevada, no muestra una tendencia al aumento, como lo confirman numerosos estudios. El peso de los embarazos de este sector de la población es, en cambio, mayor en la fecundidad global de lo que fue alguna vez, ya que, por una parte, esta población está en aumento y por la otra la tasa de fecundidad para los menores de 20 años ha disminuido con mayor lentitud que en grupos con edades más avanzadas (Pantelides, 2004). Para América Latina, se constata que hubo una disminución en las tasas globales de fecundidad de 14.4% durante el periodo 1950-1970 y de 46.4% de 1970 al año 2000. Sin embargo, la disminución de la fecundidad en las adolescentes de 15 a 19 años fue de 9.1%, en el primer periodo, y de 16.8% durante el segundo (Ferrando, 2004). Para Brasil, Pinto (1998) observa que el número de embarazos entre las adolescentes de 15 a 19 años parecería estable, mientras que en el primer segmento (menores de 15 años) hay una tendencia al aumento. En Colombia, la proporción de madres entre las mujeres de 15 a 19 años pasó del 14 al 10% de 1985 a 1990 (Profamilia, 1992).

De 1975 a 1995 se observó en México una importante disminución en las tasas de fecundidad entre las adolescentes. En 1975, ese sector de las mujeres registraba una tasa de fecundidad de 130 nacimientos por mil mujeres, valor que disminuyó a 81‰ en 1995. No obstante, entre “1975 y 2000 la contribución del grupo 15-19 a la tasa global de fecundidad ha venido creciendo, al pasar de 11 a 15 por ciento”. Además, según estimaciones oficiales, durante el año 2000 habrían ocurrido 366 mil nacimientos de mujeres de 15 a 19 años de edad, los cuales representaron alrededor de 17 por ciento del total de nacimientos del país (Consejo Nacional de Población, 2000).

En República Dominicana, la TGF disminuyó un 35% entre 1981, cuando fue de 4.9 niños por cada mujer, y de 3.2 niños en 1996. Pero las tasas de fecundidad en mujeres de 15 a 19 años de edad no parecen haber cambiado. En esos dos años la tasa fue de 112‰), después de haber sido de 104‰), en 1986 y de 88‰ en 1991 (Magnani et al., 2001).

En Cuba también se observa una disminución de la tasa de fecundidad de las adolescentes de 15 a 19 años. Esta fue de 65‰ durante el periodo 1991-1993 y de 51‰, en el año 2000. En cambio, hubo un aumento en la tasa de embarazos, que pasó de 193 a 198‰ de ese periodo al último año señalado. El autor del estudio afirma que “la explicación en la creciente desproporción entre la tasa de fecundidad y la del embarazo viene dada básicamente por las interrupciones de embarazos provocados”. Sostiene, asimismo, que en La Habana hay una mayor proporción de abortos en los embarazos adolescentes, mientras que en otras regiones, la mayor parte de estos últimos terminan en nacidos vivos (González, 2005).

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