MUSICA: MAÑANA
SE CUMPLEN 10 AÑOS DE LA MUERTE DE ARMANDO TEJADA GOMEZ
El poeta del
compromiso
Tenía 22 hermanos. Fue canillita y lustrabotas. Escribió las letras de
temas fundamentales del folclore como Canción con todos, Fuego en Animaná y
Zamba del nuevo día. Junto con Mercedes Sosa y su marido Oscar Matus fue el
fundador del Nuevo Cancionero.
Irene
Amuchástegui. DE LA REDACCION DE CLARIN.
Tiempo estimado de lectura 4'06'' |
"Por suerte no he padecido ningún privilegio"
(Armando Tejada Gómez en el diario La Ciudad de Venado Tuerto, 31/3/1982)
A diez años de la muerte de Tejada Gómez, en la Biblioteca Nacional acaba
de inaugurarse una muestra dedicada a su obra que reúne libros, fotos, objetos
personales y documentos. Homenaje que parece tener, adicionalmente, el sentido
de una demorada reivindicación: "Pretextan que ando cantando, pretextan que
soy folclorista y soy por esa razón un marginal —no un automarginado— de la
literatura (...). Tengo veinticinco libros editados pero la cultura porteña
no me ha perdonado las canciones".
Nacido en 1929 en Mendoza, a orillas del zanjón Guaymallén, Armando Tejada
Gómez fue el anteúltimo de veintitrés hermanos. Tenía cuatro años cuando murió
su padre. A esa edad, también, aprendió a leer en el catecismo de su tía Fidela.
Vendió diarios y lustró zapatos andando él mismo descalzo. Los recuerdos de
una infancia en la calle y la miseria aparecen en su libro autobiográfico
Amanecer bajo los puentes (una prosa construida por sucesión de versos
como "Era otro amanecer bajo los puentes. La vida rencorosa que volvía").
Tejada escribe: "Para comer había que aviarse o procurarse o como se dijera
al modo nuestro, toda vez que no había nada que comer de una manera absolutamente
seria y definitiva (...) Así es que yo, penúltimo, número veintidós, casual,
inevitable como cualquier resfrío, debía procurarme."
Su educación formal se limitó a tres meses de escuela rural primaria. A los
13 comenzó su formación autodidacta en una biblioteca pública: "Empecé por
el primer estante hasta que llegué al fondo. Claro, leía todo mezclado, Fisiología
del placer de Mantegazza con La Divina Comedia." A los quince,
ya un insaciable lector, se apasionó por el Martín Fierro, que más
tarde recitaba en los fogones de los obrajes cordilleranos.
En 1950 se vinculó a la radio, L.V. 10, y al músico Oscar Matus, con quien
comenzó a colaborar como autor. En 1954 obtuvo una distinción municipal: "Escribí
mi primer libro, Pachamama, y lo premiaron en Mendoza; digamos que
me dieron ese premio creyendo que era uno de ellos y en realidad yo era un
obrero de la construcción".
Tejada Gómez, Matus y la gran voz de Mercedes Sosa, mantuvieron una asociación
que fue clave dentro del Movimiento del Nuevo Cancionero —cuyo manifiesto
suscribieron en 1963 junto con Tito Francia y otros—. "En Zamba de la distancia,
como en La de los humildes, Zamba del riego, Tropero padre,
El río y tú, La zafrera y Los hombres del río están los
tres nombres que impulsaron el movimiento: Armando con sus palabras, Matus
con la música y yo con la voz", recordó Mercedes Sosa para el disco de homenaje
que incluyó Zamba de la distancia y reunió a amigos y admiradores como
León Gieco, Víctor Heredia y Teresa Parodi.
Canción con todos y Fuego en Animaná (con música de César Isella),
la Zamba del nuevo día (en colaboración con Oscar Cardozo Ocampo),
la Canción para un niño en la calle (fragmento del poema con música
de Angel Ritro) son algunas de las obras más difundidas del poeta. "El que
lea atentamente mi poesía, comprende rápidamente que la intención es cantar
opinando", afirmaba. En rigor, basta el más ligero examen basta para advertir
esa intención en Elogio del viento (que escribió con Cuchi Leguizamón),
Trapitos al sol o Canción para un niño...: "Ellos han olvidado
/ que hay un niño en la calle / que hay millones de niños / que viven en la
calle". La obra de Tejada Gómez canalizó su compromiso social, que también
tomo el cauce de una intensa militancia política. En 1958 fue electo diputado
provincial por la U.C.R.I., un año después constituyó bloque independiente
y poco más tarde se afilió al Partido Comunista.
En 1974 fue amenazado de muerte por la Triple A. Recordaba en un artículo:
"Cuando me quedé sin un solo contrato, cuando me detuvo el ejército en Santa
Fe rodeando toda la manzana con automóviles y cuando me sacaron con metralletas
de adentro del teatro, ¿qué empresario iba a arriesgarse en el futuro?, ¿quién
me iba a contratar cuando volaron el local de Villa María donde iba a actuar?".
Proscripto y perseguido por la dictadura tras el golpe del 76, intentó exiliarse
en España pero no soportó la nostalgia. Entonces decidió resistir en la Argentina
las amenazas, la prohibición de difusión de sus obras y de sus presentaciones
públicas y el temor en las radios a la sola mención de su nombre. Sobre este
período observó: "Es una experiencia increíble estar muerto y vivo".
En su profusa obra Tejada Gómez, ex canillita, ciruja y lustrabotas, autodidacta,
devoto del Martín Fierro, siempre procuró mantenerse cerca de su extracción
popular. Recordaba el pedido de uno de sus veintidós hermanos ("¿Por qué no
escribís más sencillo?"). Y no perdía ocasión em contar que las imágenes eran
el lenguaje del pueblo, recurriendo a expresiones de sus coterráneos como
la que describe como "verde" el gusto de ciertos vinos: "Tiene el gusto
verde. Mirá la metáfora, ¡qué lo parió! No es que el vino sea verde,
si no que tiene el gusto verde. ¿El gusto cómo va a tener color? Decile a
André Breton que venga. ¿Quién inventó el surrealismo? ¡No vengan a joder!
Decile a André Breton que lo quiero mucho, lo admiro y todo eso; ¿pero sabés
qué? ¿quién inventó el surrealismo? ¡El pueblo!"
Armando Tejada Gómez murió en Buenos Aires el 3 de noviembre de 1992.
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