DIARIO SAN RAFAEL

La hermana Hilda Frías, actualmente a cargo del Asilo Hogar Las Mercedes de nuestra ciudad, trabajó cinco años en la tristemente célebre Colonia Open Door, más conocida como Colonia Montes de Oca. En ese tétrico lugar desapareció el 16 de junio de 1985 la doctora Cecilia Giubileo, en el marco de un caso policial que conmovió a todo el país. La Hermana Hilda integraba en esa colonia una comunidad de religiosas que colaboraba activamente con los profesionales y el personal del hospital neuropsiquiátrico, donde atendían unos 1300 o 1400 pacientes esquizofrénicos y oligofrénicos de ambos sexos.

A pesar de su reticencia para hablar de un tema tan escabroso, la religiosa recordó, en una entrevista con nuestro diario, que trabajar allí "fue muy duro, se decía que pasaban cosas raras y horrorosas". En esas circunstancias, narró, "conocí a Cecilia, una mujer muy buena, solidaria y excelente profesional. Ella siempre decía que admiraba nuestra tarea dentro de la colonia, pero la notaba sumamente preocupada, aunque nunca me dijo qué era lo que le pasaba".

"En una oportunidad llegó de España un grupo de monjitas que había estado misionando en África y contaban cosas muy tristes sobre lo que le ocurría en ese Continente debido a la pobreza. Cecilia dijo que 'si no estuviera tan comprometida con la Colonia me iría a trabajar allí', aunque no aclaró cuál era el compromiso que tenía. Giubileo presentía lo que ocurría en ese lugar y como ella, además de ser médica psiquiatra era clínica, una noche la llamé para que atendiera unos enfermos que estaban en el pabellón de 'los desnudos'. Cecilia me respondió que esos pacientes estaban muy decaídos porque les extraían demasiada sangre sin motivo alguno y me pidió que les hiciera hacer algunos análisis porque los había hallado mal de salud".

Según la Hermana Hilda, "ella sospechaba que algo anormal estaba ocurriendo; yo misma vi cosas raras, por ejemplo a los pacientes que recién fallecían le sacaban las córneas, o en otros casos veíamos como a algunos chicos les faltaba un ojo y nos decían que lo perdían en peleas entre ellos, algo que ninguna de nosotros creyó. La doctora Giubileo me contó, tiempo después, que tenía una carpeta para entregar al doctor Sánchez, director de la Colonia pero, cuando lo fue a ver, la secretaria no la dejó pasar. Pasaron varios días, y la última vez que Cecilia me llevó en su auto de la enfermería hasta la casa donde vivíamos las religiosas, me dijo 'acordate que me van a desaparecer, me quieren matar'. Yo ya me había ido de la colonia cuando me enteré de su desaparición".

La religiosa comentó finalmente que "en la colonia desaparecían pacientes, otros eran encontrados muertos y se decía que les habían extraído órganos. Creo que eso Giubileo lo sabía".

Nota 23704

Fotos

Hermana Hilda Frías, amiga de la médica Cecilia Giubileo