Los muros de la Facultad de Ciencias Económicas

Por: Ariel Barrios Medina.

Hace casi noventa años, el 5 de julio de 1908, se inauguró el edificio de la Escuela Práctica de Medicina y Morgue Judicial, construido entre las calles Córdoba, Viamonte, Uriburu y Junín.

El Instituto de Fisiología de la Facultad de Ciencias Médicas visto desde la Maternidad Pardo en la calle Viamonte. Ese mismo año, el estudiante de medicina Bernardo Alberto Houssay fue designado, por concurso, ayudante de Fisiología. Houssay había estudiado medicina luego de graduarse como farmacéutico y, alentado por el titular de la cátedra, Héctor Gregorio Piñero (1869-1919), inició investigaciones sobre la hipófisis que, en 1911, culminaron en la tesis doctoral que ganaría el Premio "Facultad de Ciencias Médicas".

En marzo de 1919, tras el fallecimiento de Piñero, Houssay ganó el concurso para la cátedra de Fisiología.

El 30 de marzo de 1920, Houssay inició el primer curso anual como Profesor Titular y Director del Instituto de Fisiología de la Facultad de Ciencias Médicas. Este Instituto, creado en 1919 según el proyecto del consejero y decano Alfredo Lanari (1869-1930), integraba las cátedras de Química Biológica y Física Biológica bajo la dirección del profesor de Fisiología.

Durante las deliberaciones del Consejo Directivo de la facultad acerca de las funciones del nuevo Instituto, Houssay pidió y obtuvo que el cargo de Director fuese incompatible con cualquier otro cargo, rentado o no.

Consecuentemente, al ser designado profesor titular y director del flamante instituto, Houssay renunció a los cargos de Profesor Titular de Fisiología en la Facultad de Agronomía y Veterinaria y de Jefe de Investigaciones en el Instituto Bacteriológico del Departamento Nacional de Higiene. De ese modo, dio cumplimiento a sus ideas: "sobre la absoluta necesidad de la dedicación exclusiva de los profesores, como base del adelanto de la docencia e investigación".

En la conferencia inaugural del curso de fisiología de 1920, Houssay expresó que la creación del Instituto de Fisiología, cuyos fines principales serían la enseñanza y la investigación, era un paso adelante para una Escuela de Medicina dominada, a ese momento, por el profesionalismo. .

Fachada de la Facultad de Ciencias Médicas, sobre la calle Córdoba, noviembre de 1923.Sólo el científico austríaco Rudolf Kraus (1868-1932), director del Instituto Bacteriológico al que Houssay renunciaba como Jefe de Investigaciones, manifestó certidumbre en el futuro: "acontecimiento memorable en la evolución de la medicina teórica argentina".

La conferencia de marzo de 1920 fue la primera de las que, infaltablemente, Houssay daría las mañanas de los lunes, miércoles y viernes: "A las 11 en punto apareció Houssay por una de las puertas del frente, sin que casi se lo sintiera. Vestía un guardapolvo blanco cerrado hasta el cuello con tablones y cinturón. Su cara era serena y poco expresiva; como si estuviese de paso, sus ojos, detrás de lentes con armadura de acero, parecían no mirar. Sin preámbulos entró directamente en tema: su voz era monocorde, se movía poco y sus ademanes eran casi imperceptibles. Sin embargo su exposición se hizo clara y penetrante. A las 12 horas, puntualmente, dio por terminada la clase. Como todos, dejé‚ el aula sin esa euforia que deja el orador lúcido, pero con la profunda sensación de haber aprendido".

La percepción de ese alumno estaba fundada en clases teórico–prácticas, pues Houssay buscaba enseñar "no sólo el conocimiento de la fisiología, sino el método experimental que él había introducido en la medicina argentina".

A fin de "organizar la enseñanza de tal manera que el alumno sienta que estudia para saber buscar la verdad y encarar debidamente los problemas", Houssay organizó a los alumnos en comisiones de trabajos prácticos que realizaban experimentos sencillos, dirigidos por un ayudante quien les explicaba los fundamentos teóricos.

Laboratorio para trabajos de tesis e investigaciones de química biológica del Instituto de Fisiología. Houssay organizó, además, una comisión de trabajos prácticos intensivos para un reducido número de alumnos, la llamada Comisión Especial, a la que dirigió personalmente asistido por Juan Treharne Lewis (1898-1976). "Esto a ambos les llevaba un buen tiempo, pero nunca los vimos apurados o impacientes ante las preguntas, a veces muy inteligentes, de los alumnos que aprendían fisiología haciendo experimentos y adiestrando sus manos".

En el Instituto de Fisiología, los Auxiliares de Enseñanza dictaban los cursos de Química Biológica, de Física Biológica y los del Doctorado en Farmacia y Bioquímica. Pese al elevado número de alumnos, cumplían la tarea docente con sólo dos cargos de dedicación exclusiva: el del profesor Houssay y el del Jefe General de Trabajos Prácticos.

Para ello, Houssay dirigía con una disciplina implacable: "Después de informarse con el personal de los acontecimientos de la rutina diaria, hacía una recorrida por las salas de los trabajos prácticos. A las doce volvía a su casa, vivía en la calle Viamonte 2790, para el almuerzo. A las dos de la tarde retornaba al Instituto de Fisiología. Los trabajos por la tarde eran los trabajos experimentales"... "A veces uno podía saber que hora era por los movimientos del doctor Houssay".

El despliegue de energía docente de Houssay podía hacer creer que su vocación fuese la de un profesor: "Pero para Houssay, la docencia universitaria no era tal si el profesor no era a la vez un investigador" y, como Director del Instituto de Fisiología, puso en obra que "Un verdadero instituto universitario no es tal si no se hace investigación".

A este fin, Houssay contó con quienes recurrían al Instituto para realizar las tesis de doctorado que exigía la facultad para graduarse: "Es cierto que viene mucha gente a trabajar en el Instituto, pero más bien es para realizar trabajos propios o para aprender. Más es lo que obligan a trabajar y ayudarlos que lo que pueden ayudar ellos".

De ese modo: "La mayor parte de los que hacían investigación con Houssay eran médicos que, debido a sus tareas profesionales, sólo podían concurrir al Instituto de Fisiología tres veces por semana, después de las dos de la tarde. A las cinco de la tarde no quedaba nadie. Houssay tenía trabajo para esa gente: les preparaba la bibliografía y los animales, ellos hacían la parte técnica. No había ningún tipo de retribución para esas personas. Había un tesista, nunca más de dos, por año".

Eso no obstaba para que Houssay dirigiese las investigaciones del Instituto muy de cerca: "Era un mentor estricto: el plan de trabajo lo hacía él. Daba las instrucciones y uno las seguía con más o menos interés, inteligencia o iniciativa", y, cuando preguntaba por lo realizado y respondían que no había novedades, replicaba, a su vez, "'Eso es poco para un hombre de ciencia".

Resultaba, entonces, que: "Trabajar bajo la dirección del doctor Houssay no era fácil. Era un jefe exigente que no toleraba flaquezas, pero que tomaba gran interés por el progreso del trabajo y que constantemente aconsejaba y discutía la marcha de las investigaciones".

De ese modo, el instituto encarnó, en la dedicación exclusiva del director, el celo por la ciencia: "No me lo imagino a Houssay trabajando en soledad. Como docente e investigador 'full-time' tenía tiempo para pensar y planear hasta el detalle los experimentos a realizar pero, una vez cumplida con esta etapa que requiere silencio y concentración, Houssay se prodigaba en una realización que le permitía continuar con la labor de docente que no se reducía a dar clases sino a mostrar y a enseñar técnicas fisiológicas y a conocer las minucias del laboratorio ya que todo eso es parte de la investigación".

El empecinamiento de Houssay por la ciencia educó, además, a las autoridades de la facultad y la universidad para el otorgamiento de los recursos necesarios para sostener y ampliar el Instituto de Fisiología.

En abril de 1925, la Dirección de Obras Públicas inició obras de refacción, que añadieron dos pisos al antiguo edificio, sin interrumpir las tareas de investigación y docencia.

Entre las numerosas investigaciones del Instituto de Fisiología, Houssay unió su nombre a las iniciadas, un siglo antes, con el descubrimiento de la acción glucogénica del hígado por Claude Bernard, en 1848, el papel protagónico del páncreas en la diabetes por Minkowski, en 1887, el vínculo entre el daño de los islotes del páncreas con la diabetes por Opie, en 1901, y el descubrimiento de la insulina por Banting y Best, en 1922, cuando demostró que la hipofisectomía disminuía la glucemia y la glucosuria en los animales pancreatoprivos y que la inyección de extracto de la parte anterior de la hipófisis provocaba el aumento de la glucosa en la sangre de los animales normales (diabetes hipofisaria) o diabetes permanente (diabetes metahipofisaria) por el daño de las células beta en los islotes de Langerhans. De ese modo, Houssay probó que la hipófisis era el centro de la constelación endocrina.

Colaboradores del Instituto de Fisiología, circa 1930. Sentados desde la izquierda, el segundo es Venancio Deulofeu, lo siguen Leopoldo Giusti, J. Rossignolli, Raúl Wernicke, Pedro Rojas, Bernardo A. Houssay, Alfredo Sordelli, Horacio Rubio y Pedro Mazzocco. Otra importante investigación del Instituto de Fisiología fue la del equipo de trabajo, formado en 1938 con Eduardo Braun Menéndez (1903-1959), Juan Carlos Fasciolo (1911-1993), Luis Federico Leloir (1902-1987), Juan Mauricio Muñoz y Alberto Carlos Taquini, para develar el mecanismo de la hipertensión arterial nefrógena. El equipo probó, en 1939, que la secreción del riñón congestionado experimentalmente actuaba sobre el plasma sanguíneo dando origen a la hipertensina, luego llamada angiotensina, que provocaba esa patología.

Hacia fines de la década de 1930, el Instituto de Fisiología era un centro de producción científica de la más alta calidad y cantidad del que se afirmó: "El Instituto de Fisiología es el profesor Houssay, el profesor Houssay es el Instituto de Fisiología".

Pero la eminencia de la obra docente y científica del Instituto de Fisiología no lo libró de los intentos de cercenar su personal y presupuesto: "Debemos defendernos constantemente como si el investigar y dedicarse exclusivamente a la ciencia fuera un delito".

En 1936, la integridad del Instituto de Fisiología corrió un serio riesgo.

La Ley 11.333, sancionada en 1936, destinaba un porcentaje de lo recaudado por la Lotería Nacional para la construcción del nuevo edificio de la Facultad de Ciencias Médicas. Las rentas generadas por la ley se acumularon pues no se había reglamentado la comisión que las administraría.

La ley 11.333 disponía, también, la demolición del antiguo edificio. José Arce (1881-1968), decano de la facultad, ordenó la demolición aunque no estuviera, siquiera, planificada la construcción del nuevo edificio.

De ese modo, fueron demolidas, sobre la calle Viamonte, la Escuela de Parteras y la Maternidad Pardo y, sobre la avenida Córdoba, el Instituto de Histología y Embriología. Entre ambos, sobre la calle Uriburu, aguardaba el Instituto de Fisiología.

Ante la inminencia de la destrucción del instituto, Houssay recurrió al Presidente de la Nación Agustín Pedro Justo (1876-1943) quien creó, en Acuerdo General de Ministros del 2 de octubre de 1936, la Comisión Permanente Ley 11.333 Artículo X, presidida por el decano de la Facultad de Ciencias Médicas, para la construcción y equipamiento del nuevo edificio.

Conseguido el objetivo propuesto, Arce suspendió la demolición del antiguo edificio y organizó la comisión para la construcción de la nueva facultad.

El 22 de julio de 1937, fue instalada, en la esquina de las calles Paraguay y Junín, la piedra fundamental del edificio a construirse.

Y así, por muy poco, continuó la docencia y la investigación en el Instituto de Fisiología el cual, a fines de la década de 1930, era un centro de excelencia científica al que recurrían becarios extranjeros y cuyo director era honrado por numerosas universidades y academias americanas y europeas: Houssay y el instituto habían puesto a la Argentina en el mapa de la fisiología.

Houssay percibió la preeminencia de su obra: "Estar en nuestro Instituto es completamente distinto a estar en otra parte. Es aceptar tácitamente el deber de cumplir sus tareas con puntualidad e intensidad y con estricto espíritu de justicia. Es estar dispuesto a la amistad y cordialidad con todos los demás miembros, a ayudar y colaborar, a buscar la discusión de los resultados obtenidos y a publicar sólo lo indispensable, a trabajar siempre correctamente y a mejorarse continuamente. Es también enseñar con devoción, amor y respeto a los discípulos, y es, sobre todo, luchar por el adelanto de la ciencia y el enaltecimiento de su país hasta el máximo de las propias fuerzas. Los que no cumplan todo eso, podrán estar infiltrados en el Instituto como empleados a sueldo, pero no cumplen con su espíritu o bien lo traicionan".

Durante las azarosas circunstancias nacionales e internacionales de comienzos de la década de 1940, Houssay fue referente político de la sociedad argentina cuando, en octubre de 1943, firmó el manifiesto que requería "democracia efectiva y solidaridad americana". Ante ese requerimiento, el gobierno militar respondió dejando cesantes a los firmantes en sus puestos públicos.

La cesantía puso a Houssay, quien sólo disponía de los recursos percibidos por la docencia universitaria, en una difícil circunstancia.

Grupo fundador del Instituto de Biología y Medicina Experimental. Primera fila, de izquierda a derecha: Eduardo Braun Menéndez, Oscar Orías, Houssay, Juan Treharme Lewis; segunda fila, de izquierda a derecha: Carlos Martínez, R. M. Pinto, Virgilio Gerardo Pero un grupo de compatriotas brindó apoyo económico para que continuase sus investigaciones. En marzo de 1944, Houssay inauguró, con los discípulos que habían decidido acompañarlo en la adversidad, el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME).

En 1945, un nuevo gobierno declaró nula la cesantía de los firmantes del manifiesto. Houssay retornó al Instituto de Fisiología y decidió clausurar el Instituto de Biología y Medicina Experimental pues no alcanzarían los recursos humanos y materiales para sostener ambos pero, sobretodo, porque era un convencido de que la investigación debía estar vinculada a la docencia superior. Solamente la enérgica oposición de Eduardo Braun Menéndez (1903-1959) logró disuadirlo de ese propósito.

Tras la promulgación de una nueva ley universitaria en 1946, Houssay fue jubilado de oficio. El Instituto de Biología y Medicina Experimental fue, nuevamente, su refugio. El Instituto de Fisiología de la Facultad de Ciencias Médicas quedó a cargo de discípulos que carecían de dedicación y capacidad.

Ya desde principios de la década de 1940, la estructura del nuevo edificio de la Facultad de Ciencias Médicas, entre las calles Paraguay, Uriburu, Junín y Marcelo Torcuato de Alvear, se había enseñoreado del entorno.

En enero de 1945, el edificio de la antigua facultad en el que Houssay había pasado cuarenta años como estudiante y profesor, fue transferido a la Facultad de Ciencias Económicas.

Al año siguiente de la forzada jubilación, la Real Academia Carolina de Medicina y Cirugía de Suecia otorgó a Houssay, compartido con los esposos Carl Ferdinand Cori (1896-1984) y Gerty Theresa Radnitz (1896-1957), el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por haber establecido que la glándula hipófisis regulaba el metabolismo de los hidratos de carbono.

El 12 de diciembre de 1947, en la conferencia de aceptación del premio, Houssay recordó a quienes habían sido sus colaboradores en un instituto que ya no dirigía.

Houssay en el Instituto de Fisiología de la Facultad de Ciencias Médicas, hacia 1958, el año de su retiro.
Cuando, en septiembre de 1955, Houssay regresó a la Facultad de Ciencias Médicas, ahora en el nuevo edificio, halló al Instituto "en un estado de inactividad, desorganización y corrupción imposibles de imaginar. Por ahora, y por cierto tiempo, sólo es posible realizar investigaciones científicas en el Instituto de Biología y Medicina Experimental aunque es pequeño. Tenemos una tarea gigantesca que cumplir, pero nuestro deber es emprenderla con el máximo de nuestras fuerzas".

Fueron los discípulos de Houssay quienes refundaron la docencia y la investigación en el Instituto de Fisiología. Pues, desde febrero de 1958, la presidencia del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas requirió las energías del maestro hasta su fin.

A más de setenta años de la conferencia de inauguración, en marzo de 1920, los muros del Instituto de Fisiología de la Facultad de Ciencias Médicas, en el edificio de la Facultad de Ciencias Económicas, rememoran, cuando los miramos, la historia del inicio de la dedicación exclusiva a la ciencia en la Argentina.


Período anterior Documentos de este Período Próximo período
Síntesis de este período
Houssay profesor de Fisiología
Dedicación exclusiva
La Sociedad Argentina de Biología
El Instituto de Fisiología
Investigaciones 1919-1923
Hipófisis y diuresis
Hipófisis y crecimiento
Efectos de la hipofisectomía sobre la piel del sapo
Funciones de la hipófisis del sapo
Premio Nacional de Ciencias
El novio, el esposo, el padre
Matrimonio
María Angélica habla sobre Bernardo
María Angélica Catán, compañera silenciosa
Un día corriente en el viejo Instituto de Fisiología
Testimonios sobre Houssay como Director del Instituto de Fisiología
Los muros de la Facultad de Ciencias Económicas

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