HISTORIA

 

Durante los tres últimos siglos de la Edad Media la Orden de Santiago ejerce de fuerza militar defendiendo la frontera al tiempo que no renuncia a la ampliación de la misma, aumentando su población y por tanto su producción agrícola y ganadera.
La geografía de Yeste y Taibilla determinará el carácter dominante de la sociedad y economía de estos siglos, y es factor decisivo la frontera con Granada a causa de la dificultad de comunicaciones.
El modo de vida de sus habitantes queda configurado del siguiente modo: son valores fundamentales familia, tierra y frontera, y donde en general su geografía marca y señala su camino, una vida estrecha, difícil y con pocas posibilidades de cambio socioeconómico.
Por otra parte su dependencia señorial, atados a la organización de la Orden: un grupo, no muy amplio, dominando el gobierno concejil y sujetos todos siempre a la persona del comendador de quien todo depende. Esta situación produce un transcurrir monótono en el estrecho marco de posibilidades. Además apenas si hay capacidad para cambiar de lugar, de emigrar, ni tiempo para ello.
Pero surge la esperada ocasión que puede producir el cambio, la conquista de Huescar por D. Rodrigo Manrique que aleja el peligro de la amenaza granadina. La ocupación de Huescar permite la expansión, extenderse al vecino término del Taibilla.
Catorce años después Huéscar se pierde y todo es volver atrás. Mas tarde, cuando todo parecía acabado, será un impetuoso y alocado Fajardo quien envolverá a todo el reino en la lucha y quien unido al rey de Granada hará que la frontera adquiera nuevas dimensiones. Y así en permanente vigilancia, a caballo, con ballesta o lanza en mano, cultivando la tierra o cuidando el ganado la vida continua esperando la tan ansiada conquista de Granada...

 

LA ORDEN DE SANTIAGO

Creada en 1170, la Orden de Santiago se configuró, muy pronto como la principal de las Órdenes Militares hispánicas, no sólo por la gran cantidad de posesiones recibidas de los monarcas sino también por su actuación decisiva en la política interna de los reinos peninsulares.
La Orden de Santiago se estructuró a partir de la regla de San Agustín, teniendo sus miembros ese doble carácter de hombres dedicados a la lucha y a la oración.
La organización culminaba en el maestre, el cual estaba asesorado por un consejo formado por trece caballeros santiaguistas de gran influencia. Por debajo de ellos estaban los freieres y demás miembros de la Orden, distribuidos en las encomiendas santiaguistas y disfrutando de sus rentas y beneficios siempre y cuando mantuvieran una estrecha relación vasallática con el maestre.
La relación entre la Orden y sus vasallos se establecía a través del comendador y se disponía en función de dos hechos: la defensa de la frontera y la percepción de las rentas señoriales.
Estas estructuras se consolidaron con la asunción del maestrazgo por parte de los Reyes Católicos y permitió el afianzamiento hereditario de determinados linajes nobiliarios en encomiendas santiaguistas.
La Orden de Santiago comenzó a introducirse en el reino de Murcia por la cuenca alta del río Segura con la posesión desde 1242 de Segura de la Sierra, Yeste, Taibilla y Moratalla, a la vez que conseguía Huescar y la Puebla de Don Fadrique.
La organización de todo el territorio conseguido se llevó a cabo de los siglos XIII y XIV distribuyéndose en dos partidos -el de la Sierra de Segura y el Reino de Murcia- y en nueve encomiendas, a la vez que eclesiásticamente se crearon cuatro vicarías.
En cuanto a la población, y tras la grave crisis demográfica del siglo XIV, las encomiendas santiaguistas comenzaron a sentir un paulatino incremento demográfico que se vio acelerado a finales del siglo XV, donde se aprecia claramente la llegada de fuertes contingentes humanos que provienen de señoríos contiguos: Marquesado de Villena y resto del Reino de Murcia. Con este auge demográfico se dio también un proceso paralelo de extensión de superficies cultivadas y un mayor desarrollo
ganadero. Se desarrolló una estructura de pequeños propietarios libres a los que gravaba una rígida detracción señorial, que fue la base económica del sistema, a la par que un control de las fuentes de riqueza - molinos, hornos y pastos - por parte de la Orden.

 

EL MEDIO GEOGRAFICO

Los territorios que formaban desde el siglo XIII las encomiendas santiaguistas de Yeste y Taibilla se encuentran repartidos, en la actualidad, entre los términos municipales de Yeste, Nerpio y Elche de la Sierra, en el límite suoccidental de la provincia de Albacete. Orográficamente, son el punto de confluencia de las sierras de Alcaraz, Segura y la Sagra, y se extienden a lo largo de tres cursos fluviales: el río Tus al norte, el Taibilla al sur, y entre ambos, el Segura.
El término de Yeste está situado, por tanto, en la cuenca alta del rió Segura, en su sector más noroccidental. Limita al N. con Riopar y Molinicos, al NE. con Elche de la Sierra, al E. con Letur, al S y SE con Nerpio, al SSW. con Santiago de la Espada, al SW. con Segura de la Sierra, al W. con Siles y al NW. con Vianos.


Relieve: Con 509 kms2 de superficie, nos encontramos con una orografía muy compleja. Existen tres grandes núcleos montañosos: el Calar del mundo al norte, una formación orográfica compuesta por las sierras de Góntar, Lagos, los Molares y Juan Quílez al sur y, entre ambas, la sierra del Ardal. A todo ello debemos añadir un cuarto núcleo situado en el límite occidental del término: el Calar de la Sima, con el majestuoso Cerrico de las Mentiras de 1898 m de altitud. Otras cumbres importantes son: Argel, en el Calar de Tus, con 1694 mts, el Ardal, con 1450 mts y Cabeza Rasa con 1604, en la sierra de Gontar. Finalmente resaltar que el término de Yeste es, en el aspecto fluvial, de los pocos en España por los que discurren cuatro ríos: Segura, Tus, Taibilla y Zumeta.

Vegetación y fauna: Las condiciones físicas estudiadas son óptimas para el desarrollo de grandes masas forestales cuya explotación constituye una fuente teórica de riqueza. Señalar que la propiedad última de estos bosques era de la Orden de Santiago.
En algunos sectores del SE. ha desaparecido el bosque quedando en su lugar la típica garriga mediterránea, debido en parte a la acción devastadora del hombre. Descripciones de la época hacen hincapié en la existencia de grandes bosques de pinos y encinares cuya riqueza no se podía aprovechar por lo inhóspito del terreno.

 

En 1575. FelipeII encargó una descripción de la villa de Yeste, publicada íntegra al final de este libro. En ella se afirma en cuanto a animales “ hay osos, aunque no continuamente, hay jabalí, de tal modo que si no los matasen con la montería destruirían los panes y las viñas, hay muchos venados, corzos, cabras monteses, conejos, liebres, perdices, palomos, lobos, raposas, turones ,ardas tejones, gatos monteses, ginetas; y de volatería hay azores en Raspilla, Calar de la Sima, sierra de las cabras, halcones, gavilanes, águilas y buitres “
Con tales especies animales, la caza fue una actividad importante. El libro de montería de Alfonso XI hace una buena referencia a ella: “el Calar de la Sima es un buen monte de oso en verano, et es la vocería desde Peña Falcón fasta el molejón de Raspillan. Et son las armadas, la una en la Nava del Prior, et la otra en el Pinar Fermoso de Yeste”.
Por último, como nota anecdótica del paisaje en época medieval, conservamos la descripción del camino que iba de Yeste a Segura de la Sierra: “ El primero pueblo questá desde esta villa de Segura a la parte do sale el sol es la villa de Yeste, questá siete leguas comunes desta dicha villa, todo desyerto, brabas montañas e montuosa a maravilla. Tiene este camino muchos pinos, encinas, robles, frexnos, texos, avellanos, maguillos donde se crían mansanas, yedras brabisimas y acebos. Ay valles tan hermosos y vellos con mucha abundancia de agua y desta arboleda ques toda baldía grandes peñascos altos a maravilla, de mas de quinientas varas en alto, en estos peñascos muchos arboles, yedras criadas que los cubren y adornan todos, que non ay paños de Flandes mas que ver”.

 

LA CONQUISTA

La conquista de Yeste y Taibilla está enmarcada dentro del plan desarrollado por la orden de Santiago para extender sus dominios a toda la Sierra de Segura.
El fracaso de las tropas almohades en las Navas de Tolosa dejó el camino abierto para un gran avance hacia el sur. Como consecuencia de ello, los ejércitos de Alfonso VIII y los hombres del arzobispo de Toledo, D. Rodrigo Ximénez de Rada, tomaron en 1213 las villas de Alcaraz y Riopar, llevando así la línea de frontera al límite septentrional de las tierras de Yeste.
A principios de 1242 las tropas santiaguistas tomaban Chinchilla y aunque divididas en dos bandos, uno de ellos se dirigió hacia el sur. No conocemos detalles de este avance, pero el tres de febrero Fernando III donaba el castillo de Yghar, entre Liétor y Férez, a Gil Gómez, uno de los caballeros portugueses venidos a Castilla. En otro documento posterior, Gil Gómez afirma haber conquistado los castillos de Vicorto, Villares y Abejuela, situados junto a Híjar. Por tanto esta expedición debió penetrar por Liétor al sector oriental de las sierras de Segura: Letur, Férez, Socovos, Yeste y Taibilla. En esta expedición iba el citado Gil Gómez con sus sobrinos Gonzalo y Martín Yáñez.
Ya en agosto del mismo año, Fernando III otorgaba a la Orden de Santiago la villa de Segura, exceptuando de dicha donación las tierras pertenecientes a los concejos de Alcaraz y Riopar. Quedaba incluida en Segura todo el término de Yeste y Taibilla, con los núcleos de Nerpio, Góntar y La Graya.
En 1245 se creaba la encomienda de Yeste y Taibilla, la cual extendió su dominio por un vasto término, comprendiendo la población de la Graya, mientras que Taibilla englobó las tierras de Nerpio y Góntar.
La población musulmana se mantuvo en los nuevos territorios aunque su proporción variaba de unas encomiendas a otras. Parece ser que su porcentaje fue mucho mayor en Socovos. Taibilla mantuvo también su población musulmana y aún cuando en el siglo XIII parece ser que Yeste conservó parte de su población mudéjar, esta fue desplazándose poco a poco del núcleo fortificado. De todos modos, tenemos documentada la permanencia de musulmanes en Yeste, Taibilla, Góntar y La Graya en todo el siglo XIII y de ellos recibía la Orden de Santiago en 1273 y 1274 importantes ingresos en concepto de alfardas y otros impuestos.

 

LA ENCOMIENDA

Los órganos institucionales más importantes son la encomienda, como representante de la autoridad señorial, el concejo, portavoz de la élite de poder de la villa de Yeste, y la vicaría, como organizadora de la vida religiosa.
La Orden de Santiago ejercerá derechos jurisdiccionales sobre todo el término de las encomiendas de Yeste y Taibilla. En el caso de esta última, despoblada en el siglo XIV, pasará en su totalidad a posesión de la Orden de Santiago. Cuando el siglo XV pastores y agricultores de Yeste y otras villas limítrofes intenten utilizar estas tierras para siembra y pastos, la Orden, única propietaria, podrá percibir todo tipo de derechos por ello.
Al frente de la encomienda se encuentra el comendador, encargado tanto de la defensa del territorio sujeto a su jurisdicción como de la administración de los bienes y rentas que percibía. Es además el nexo entre la Orden y los habitantes del señorío.
La encomienda de Yeste y Taibilla fue servida por personajes de la nobleza. Así encontramos comendadores de Yeste a Gonzalo Fajardo en 1409, Pedro Solís o Alfonso de Sequeiros, muy allegados a Juan II y Enrique IV. Rodrigo Manrique, en su calidad de trece de la Orden de Santiago dominó los hilos de la política santiaguista. Otros personajes importantes como Beltrán de la Cueva o Juan pacheco, hijo del marqués de Villena, fueron también comendadores de Yeste.
En cuanto a la figura del comendador cabe decir que era también el encargado de atender cualquier ataque musulmán y por tanto debía residir en las fortalezas.
Posesiones: Entre los bienes inmuebles cabe destacar la posesión de la villa con el ejercicio del señorío sobre ella. Otro tipo de bienes inmuebles fueron las dehesas (Vizcable y Taibilla) de las que obtenía una buena parte de los ingresos de totales de la encomienda. La encomienda poseía también varias tierras de labor, entre ellas una huerta en la parte norte de Yeste, denominada “huerta de la Orden” que era cultivada directamente por el personal doméstico de la encomienda. Su producción anual era de 1000 maravedíes.
No debemos olvidar la posesión de casas y fortalezas.La O.S era propietaria de los castillos de Yeste y Taibilla, el primero residencia del comendador y el segundo bastión militar fuerte contra los musulmanes granadinos. Junto a ellos, mas de quince torreones de vigilancia diseminados por toda la encomienda, en cuyo abastecimiento y defensa participaba también el concejo: atalayas de Tus, Moropeche, Raspilla, Peñarrubia, Llano de la Torre, Vizcable, Sujayar, Góntar, La Graya, Fuentes, Paules, Nerpio, Yetas, Jutia y Turrilla.
En cuanto a los bienes muebles, tan solo en taibilla se hace relación de las armas existentes, entre ellas, tres espingardas, dos pares de corazas, tres armaduras de cabeza, una adarga y una ballesta de palo.
Los diezmos eran uno de los ingresos más importantes de la encomienda. Existía una imposición sobre el trigo, cebada, centeno, aceite, uva, miel, cera, tejas, hilaza y hortalizas. Se percibían también diezmos de corderos, cabritos, becerros, potros, burros, queso, lana, pollos y lechones.
Finalmente, debemos considerar los monopolios del molino y los batanes.
La rentabilidad de la encomienda de Yeste y Taibilla comenzó a decaer gravemente hacia la mitad del siglo XVI, convirtiéndose en una encomienda muy poco rentable.

 

LA VICARIA

Al frente de la vicaria se encontraba el vicario, nombrado generalmente por el maestre de Santiago. El vicario de Yeste solía pertenecer al convento de Uclés y tenia como obligación prioritaria la visita periódica a las villas bajo su jurisdicción; además se convocaba una visita secreta por la cual todo vecino que conociera alguna falta de cualquier habitante debía confesarlo bajo pena de excomunión. Se ejercía un control ideológico y una cierta presión moral sobre los habitantes del señorío.
La principal fuente de ingresos de la vicaría eran las limosnas dadas por los vasallos de la Orden. En 1507, poseía ya una casa pequeña junto a la iglesia, 25 fanegas de tierra en el collado de los Alcornocales, siete olivos en Jartos y una capellanía que incluya cinco casas y una bodega, además de bancales de riego en Vallermoso y otros de secano.
Las ermitas hacen su aparición en 1480: San Sebastián, San Cristóbal y Santiago a la que debemos añadir la existente en la fortaleza de Taibilla.
Por último señalar los problemas jurisdiccionales existentes entre la vicaria de Yeste y el obispado de Cartagena. Yeste “fue ganada de moros antes que el reino de Murcia se ganase”, por ello cuando en 1266 Alfonso X delimitó el obispado de Cartagena, todos los territorios de Segura de la Sierra, entre ellos Yeste, estaban ya organizados.
Las vicarias desaparecieron hacia el siglo XIX.

 

FUNCIÓN MILITAR DE LA ENCOMIENDA

Al iniciarse el siglo XV nos encontramos una frontera muy consolidada que discurre por el límite sur de la encomienda de Taibilla y que, desde la pérdida de Huéscar, conserva una gran movilidad a través del paso existente en las sierras de Pincorto: Huéscar como enclave fuerte musulmán y Taibilla como primera zona de resistencia cristiana.
Las acciones contra Huéscar se habían sucedido a todo lo largo de 1433 bajo el mando de Rodrigo Manrique que ya comenzaba a ver la posibilidad de formar un extenso señorío en las sierras de Segura. Envió diversas expediciones para estudiar la situación mientras preparaba minuciosamente el proyecto para conquistarla.
En los últimos días de octubre de 1434 comenzó a reunir en su encomienda a los hombres suficientes para la expedición. Allí acudieron cerca de 200 caballeros y 600 peones, entre ellos, el comendador de Beas, hombres alcazareños y gentes de Úbeda y Montiel. La encomienda de Yeste no podía ser ajena a este gran acontecimiento comarcal; requerido por don Rodrigo, el alcaide de Yeste, del linaje de los Alonso, marchó hacia Segura con 20 hombres a caballo y 20 peones. El grueso del ejercito partió hacia Huéscar el 3 de noviembre llegando a la plaza en la noche del 5 al 6 del mismo mes. No esperó don Rodrigo a establecerse en la huerta circundante sino que inició esa misma noche el asalto.
Puestas las escalas por la zona amurallada que se pensó más débil, iniciaron la subida el alcaide de Segura con el de Yeste y diversos escuderos pero, descubiertos, el combate fue inevitable y escasas las posibilidades de tomar la plaza.
Herido el alcaide de Yeste y ante la imposibilidad de recibir ayuda de los que estaban fuera, inició un rápido avance por la muralla en busca de la puerta de acceso. La abrió y ello permitió el acceso de las huestes cristianas y la toma de la villa mientras los musulmanes quedaban reducidos en la fortaleza.
Durante tres días resistieron en el alcázar los moros de Huéscar, mientras en los campos cercanos refuerzos venidos de Baza libraban duros combates con tropas cristianas dirigidas por el adelantado de Cazorla y Ferrán Álvarez que habían venido en auxilio de Don Rodrigo Manrique. Al fin, el jueves día once, los musulmanes pedían negociaciones para la rendición, y aceptada ésta, dejaban libre la villa en manos del comendador de Segura. Cierto es que la villa de Huéscar se perdió de nuevo en 1447, pero para entonces ya estaban plantadas las bases de un gran impulso demográfico.
Conflictos señoriales castellanos
El mismo año de la muerte de Juan II, 1454, aprovechando los conflictos entre Don Álvaro de Luna, Don Rodrigo Manrique e Íñigo Dávalos por hacerse con el puesto de comendador, los musulmanes de Baza, al mando de un moro renegado llamado El Chucho efectuaron una entrada por la encomienda de Yeste devastando todo su sector septentrional. Lo imprevisible del ataque evitó cualquier oposición al avance musulmán, que a su paso, asoló la vuelta de Moropeche llevándose cautiva su población. Las huestes granadinas avanzaron por el valle del Tus, para luego, a través de Collado Tornero pasar al valle del Segura con intención de regresar a Huesca. Pero avisada las gentes de Yeste, hubieron de cortarles el paso a su regreso a Arguellite, donde el Chucho fue muerto por Juan Ruiz, un joven de 17 años, rescatándole el botín y cautivos que llevaba. La muerte del Chucho que, desde años antes, había realizado campañas contra Yeste, fue acogida con tal júbilo que el concejo declaró aquel día fiesta anual.
En 1465, Don Pedro Manrique tomaba por conquista la fortaleza de Yeste concediendo el disfrute de la misma a su hermano Don Rodrigo Manrique. En mano de Don Rodrigo se mantuvo la encomienda hasta 1468 durante el tiempo en el que los Manrique apoyaron como rey al príncipe Alfonso. Desde 1468 los hombres yesteños siguieron la política de los Manrique en apoyo de Isabel.
La reactivación de la frontera y su desaparición
En julio de 1479, musulmanes de Huéscar Ibaza entraron de nuevo a la encomienda de Segura y Yeste llevándose gran cantidad de gente de Siles, Segura, Orcera, Yeste y pueblos limítrofes, saliendo en persecución sin lograr alcanzarlos. Llegados cerca de Huéscar lograron recuperar el ganado perdido emprendiendo inmediatamente el regreso.
Enterados los habitantes de Huéscar de la recuperación del botín salieron en su búsqueda alcanzándoles en el estrecho de Ocajón, cerca de Mirabetes. Ante lo inevitable del enfrentamiento, Rodrigo Manrique, optó por situar a la infantería entre las dos vertientes de la montaña que formaban un estrecho paso, mientras la caballería se situó inmediatamente después.
La caída de los musulmanes en la emboscada fue total y la batalla que se libró, sangrienta. Los musulmanes fueron totalmente desbaratados y el éxito tan esplendoroso que todavía era recordado en toda la comarca un siglo después
Al año siguiente, hacia el mes de septiembre fue saqueada de nuevo la encomienda de Yeste por tropas del caudillo de Baza, llegando a las mismas puertas de la villa y destruyendo la huerta circundante. Desde el interior, los habitantes de Yeste trataron de repeler cualquier ataque al casco urbano ante le imposibilidad de salir a luchar fuera por el crecido número de musulmanes. Desde la muralla, Juan de Enguera, vecino de Yeste consiguió matar al caudillo de Baza con la consiguiente huída de la tropa hacia Huéscar.
Finalmente, la rendición de Huéscar a los Reyes Católicos en 1488 y la posterior conquista de Baza supuso un alejamiento de la frontera y la aparición de nuevas formas de vida. A partir de entonces, la encomienda, en manos de los Manrique, vivió los primeros síntomas de expansión urbana y sus agentes, menos preocupadas ya por la defensa del territorio, pudieron llevar a cabo no sólo una gran expansión agraria sino también el desarrollo de nuevas formas socio-económicas, de las que la remodelación de la fortaleza y su adaptación a modos de vida más cortesanos es su más completa expresión.

 

 

Datos extraídos del libro CONFLICTOS FRONTERIZOS Y DEPENDENCIA SEÑORIAL: LA ENCOMIENDA SANTIAGUISTA DE YESTE Y TAIBILLA (SS. XIII - XV), del historiador y paisano Don Miguel Rodríguez Llopis.