Los estragos causados en Verapaz. Foto Diario Co Latino/Juan Carlos Villafranco.

Iván Escobar
Redacción Diario Co Latino

El mediodía de este domingo, la espesura de la neblina se cuela entre las verdes montañas de los alrededores y la brisa fresca, es la antesala de un dantesco escenario. He visto una serie de pequeños derrumbes que obstaculizan el tránsito por la carretera Panamericana.

La radio advierte que las lluvias continuarán, y en las últimas horas ya han dejado daños considerables en diferentes zonas del país. Nuestro destino es el municipio de Verapaz, departamento de San Vicente.

«¡Ahí hay un deslave!», es la única indicación que sabemos. “Hay muertos y daños en algunas viviendas”. A la entrada del pueblo una multitud de personas, policías, socorristas y particulares caminan de un lado a otro, un buen número de vehículos están estacionados. Todos están desconcertados, no es para menos lo que han visto.

La frescura aumenta, y la lluvia con ella. Ya no hay paso vehicular, la única forma de ingresar al casco del pueblo, es a pie. En mi mente no llega ni por cerca lo que estoy apunto de ver.

Antes de ir al lugar de la tragedia, preguntamos donde están las personas rescatadas. En la ermita de la colonia Salamanca, a la entrada hay seis cadáveres de los doce rescatados seis horas después de la tragedia, entre ellos esta el cuerpo de Marina Castillo, de aproximadamente 24 años cubiertas de sábanas húmedas, bajo el amparo de un agente policial, una vela, flores silvestres y la imagen de la Virgen de Milagro. Familiares reconocen uno a uno a las víctimas, entre llantos y lamentos, mientras otras mujeres rezan el Rosario.

Marina estaba embarazada y residía en la colonia San Antonio, frente a la clínica. “Y perdió a su pequeño, y el esposo está en el hospital de Cojutepeque, nunca imaginé esto”, comenta José Israel Castillo, primo de la víctima.

Pobladores hablan que en la década de los 30´s, otro alud afectó el poblado como en esta ocasión.
Luego retomo la ruta para al lugar de la tragedia, la lluvia arrecia. Una cuadra adelante, veo unos postes de luz eléctrica caídos, personas que con dificultad sortean el paso en una calle principal del pueblo, sobre un lodo espeso y piedras de grandes proporciones.

Para cerciorarme pregunto a un hombre, cual es nombre del río que se ha desbordado. “No es río”, responde “esta es la calle principal del pueblo” y añade “allá está el parque, estas casas son parte de la colonia Salamanca”, me advierte.

No lo puedo creer. Luego comienzo a sortear las rocas, son volcánicas, han bajado desde el volcán Chichontepec, la fuerza que traían se evidencia en la destrucción de las casas, muchas de ellas bajo tres metros de lodo y piedras. ¡Dios mío y creen que hay gente viva aquí! “Es increíble” , “Mira como están esas casas”, eran las frases que más se escuchaba mientras caminaba por el lugar.

Entre las personas encuentro a Isidro Rivas Paz, ha caminado más de media hora para llegar hasta el lugar donde me encuentro. Él y otros cinco hombres que le acompañan, han bajado desde el volcán específicamente desde la comunidad San Antonio, “que pertenece a La Paz, hemos bajado porque estamos incomunicados, junto a las familias que viven en Santiago de Chile (otra comunidad)”, dice.

A simple vista se ve interminable las piedras, muchas de ellas, han arrasado con puertas, paredes, techos y todo lo que encontraban a su paso. “Son como 20 kilómetros desde arriba del volcán, sólo de deslave”, asegura.

Rivas Paz informó que son alrededor de 40 familias incomunicadas en el volcán Chichontepec, y las necesidades son de víveres, agua y ropa.

El alcalde de esta localidad, Antonio Hernández, no se atreve a decir cuanto representa en pérdidas económicas los daños.

“La situación aquí en el pueblo es grave, en un 80% está destruido, los daños son considerable. Hay más de 100 viviendas destruidas, 12 fallecidos, hay familias completas desaparecidas, en el cantón Agua Caliente, se evacuaron las 35 familias”, informó el alcalde.

Además, confirmó a Diario Co Latino, que se han habilitado tres albergues: San Isidro, las Cañas y El Carmen.

Mientras que Carlos Cortez, diputado del FMLN, por el departamento de San Vicente, quien hizo un recorrido por la zona paracentral, comentó que ésta era la más golpeada por la tragedia.

En Tepetitán se reportaron 11 fallecidos, también por un deslave; en el Ingenio Jiboa, se reportaron 3 personas desaparecidas; en el municipio de Guadalupe, se registraron hasta la tarde del domingo 25 desaparecidos.

Y en San Vicente, la destrucción total de la colonia La Caridad, donde se calculan afectó a más de 50 familias.

Los sobrevivientes
Ana Florentina de Mejía y su esposo Roberto Mejía, aseguran que están vivos de milagro. No es para menos, su casa quedó literalmente en medio del aluvión.

Ana Florentina, mientras sacaba con su esposo lo poco que les quedó de pertenencias, se tranquilizó al encontrar los trabajos finales de sus alumnos. Ella es maestra y trabaja en la Escuela Amatepec, de Soyapango.

Ahora dan gracias a Dios de estar vivos, y librarse del aluvión de lodo y piedras.

Al igual que ellos, que lograron escapar intactos de la avalancha, corrió Rosa Marlene Valencia de Ramírez, de 35 años, quien dormía cuando escuchó el estruendo de la muerte.

Aun no sale de su asombro, y con golpes leves la mujer relata con nerviosismo su experiencia, que le permitió escapar a la muerte. “Gracias a Dios mi esposo no estaba, y mis hijos los tenía en Guadalupe, están bien. Yo sólo me corté con unos vidrios del muro, fue como a las 2 de la madrugada cuando me encontraron”.

Esta suerte no la corrió Magdalena Chávez, quien había venido de visita al país, pues, residía en Canadá, falleció en el alud. Yeni Chávez llora a su tía en las afueras de la ermita del pueblo.

El lugar ahora es inhabitable, el acceso de maquinaria incluso es dificultoso, las autoridades hacen todos los esfuerzos por coordinar primero la evacuación de las familias y luego planificar la reconstrucción.

Cabe destacar que la colonia Salamanca y San Antonio, las más afectadas fueron construidas luego del terremoto del 13 de febrero de 2001, ahora la tragedia ha vuelto a estas familias.

Tres horas de recorrido por las calles de Verapaz, fue suficiente para empaparnos de la tragedia. La lluvia no cesa, “aquí ha llovido desde el domingo pasado”, advierte Marlon Adonis Hurtado, quien vive en las cercanías del lugar, y al igual que los residentes de Verapaz, aun no salen de su asombro, nosotros tampoco.