Home Literatura Entrevistas “Todo intento de conciliación, es una buena propuesta”

“Todo intento de conciliación, es una buena propuesta”

ENTREVISTA A ILDEFONSO FALCONES

Por Javier Velasco Oliaga

Ildefonso Falcones en poco tiempo se ha convertido en uno de los escritores españoles de mayor prestigio y en un auténtico superventas con tan sólo dos novelas poseedoras de una calidad impresionante, tanto por lo que en ellas cuenta, como por su forma de escribir.
                                          


Barcelonés, abogado con bufete propio, que además de atenderlo, sacó tiempo de su ocio para escribir su primera novela, La catedral del mar. Tardó cerca de cinco años en escribirla, y la recompensa no se hizo esperar por la calidad que tiene el texto: en ese año se convirtió en el libro más vendido. El gusanillo estaba ya en su interior y ese inicial éxito le animó a seguir escribiendo. El resultado ha sido una segunda novela, La mano de Fátima, tan interesante o más que la primera, que después de seis meses de su publicación, se puede ya considerar como un auténtico fenómeno, manteniéndose durante este tiempo entre las novelas más vendidas. En estos momentos anda inmerso en la promoción internacional de su libro y pese a ello, ha encontrado el tiempo para responder a esta entrevista y lo ha hecho como es él, sincero, cercano y amable. Su trayectoria la tendremos que seguir con mucha atención, ya que la calidad que atesoran sus libros nos da muchas horas de placer y entretenimiento.

¿Por qué se ha fijado en la expulsión de los moriscos para su novela?

Porque me pareció un hecho trascendental en la historia de España pero que sin embargo era poco conocido, a diferencia, por ejemplo, de la expulsión de los judíos. Consideré que esa época constituía un excelente marco para desarrollar una novela con todos los requisitos necesarios: amor, odio, pasiones, etcétera.

 

¿Por qué cree que en España se ha expulsado a tanta gente por motivos religiosos como los judíos o los moriscos?

Indudablemente porque se vivía en un fanatismo religioso, en este caso cristiano. No se puede negar que en ambas decisiones –las de expulsión-, jugaron un importante papel otro tipo de consideraciones no religiosas, pero éstas fueron preponderantes. Hay que recordar que ese fanatismo no sólo dio lugar a esos éxodos masivos de españoles, sino a contiendas bélicas que marcaron una época y diezmaron la población humilde: Lepanto, Flandes, la Armada Invencible...

 

¿Qué le parece la Alianza de Civilizaciones preconizada desde estancias políticas? ¿Se debería incitar a estudiar la historia de las religiones para conocer mejor de dónde venimos?

Toda alianza, todo intento de conciliación, es una buena propuesta e indudablemente quienes están llamados a hacerla, con independencia de los propios dirigentes religiosos, son los políticos como representantes del pueblo y gobernantes del mismo.

 

El conocimiento de los demás, siempre es interesante y puede ayudar a entender y aceptar según qué costumbres o posturas.

 

¿Cómo a un abogado le interesan tanto los temas de historia?

No creo que tenga nada que ver una cosa con la otra; no podemos limitar nuestros conocimientos a aquello que constituye nuestra profesión o nuestro quehacer diario. En cualquier caso, no soy historiador ni pretendo sustituirlos. Estudio episodios concretos de la historia que pueden interesarme para desarrollar una novela, sin perjuicio de otras lecturas de contenido histórico o no.

 

¿Cree que es importante conocer la historia para no repetirla?

Parece que eso sea una máxima y en realidad las dos proposiciones no tienen por qué realizarse conjuntamente. Conocer la historia puede llevar a según qué personas, precisamente, a actuar igual que lo hicieron aquellos a quienes han estudiado. Depende de la bondad o maldad de quien tiene en sus manos que se repita o no la historia.

 

¿Cree que la historia que se enseña actualmente en las aulas es fiel reflejo de la realidad histórica o hay intereses subyacentes?

No me atrevería a afirmarlo. Como he dicho antes, no soy historiador y por lo tanto no estoy al tanto, hasta el punto de poder opinar al respecto, acerca de la posible manipulación de hechos históricos. Ciertamente, por noticias que aparecen en la prensa, parece ser que sí que existen algunos intentos de modificar o interpretar la historia según qué ideas o intereses.

 

¿Por qué siente predilección por la novela histórica?

Hay un dicho que sostiene que “si algo funciona, no lo toques”. Me encuentro cómodo en este tipo de trabajos; estudiar me atrae; a la editorial le interesa y parece que al público también.

 

¿Qué le da la historia para sentirse bien al escribir?

No es sólo la historia, sino la trama ficticia que se desarrolla alrededor de los hechos históricos que pueda elegir. Esa creación, a veces difícil de encajar, resulta atractiva.

 

¿Por qué ese cambio de lugares y de tiempos en sus novelas?

Cambiar es interesante; un nuevo reto. Estudiar lugares y tiempos desconocidos.

 

¿Cómo se ha documentado para escribir sus dos libros?

Con muchos libros. Crónicas de ambas épocas, tratados de historia generales o específicos sobre aspectos concretos (comida, arquitectura, vestimenta, armamento, etcétera). Yo no acudo a la fuente; de hecho no creo que pudiera tener acceso a según qué documentos puesto que no soy profesor universitario, científico o investigador. Existen suficientes estudios efectuados por grandes profesionales como para poder trabajar con ellos.

                                                                                            

¿Cuáles son sus escritores favoritos? ¿Qué escritores lee por placer y no como documentación?

Soy lector de novelas. Me gusta entretenerme sin pretender otra cosa que eso, un divertimento. Leo a todo aquel escritor que haya escrito una buena obra, desde Larsson a Isabel Allende, como la mayoría de la gente.

                                       

¿Por qué cree que los escritores catalanes como Ruiz Zafón y usted son los más vendidos de España, auténticos superventas?

Ignoro si somos los “más” vendidos.  En todo caso, no creo que deba plantearse la literatura en términos de competición. Imagino que si los lectores compran esas novelas, será porque les gustan.

 

¿Cómo cree que está el nivel cultural en España?

Según los datos de los estudios comparativos a nivel internacional, parece que bastante bajo.

 

¿Qué opinión le merece la Ley de Memoria histórica? ¿No es el momento de pasar página sobre acontecimientos relativamente cercanos?

Toda ley o todo intento que pretenda compensar las injusticias que en su momento pudieran haberse cometido, debería ser bien recibida. El problema radica en si además de ello, esas iniciativas se utilizan para atacar a parte de una sociedad que dicho sea de paso y en su gran mayoría dado el período de tiempo transcurrido, nada tuvo que ver en aquellos acontecimientos. A través de esa ley no deberían revivirse, como así parece suceder en algunos casos, esas ya atávicas dos españas.

 

¿Va a seguir dedicándose a la abogacía?

Intentaré hacerlo.

 

¿Cree que un escritor aislado en su mundo se aleja de la realidad? ¿Debe estar el escritor pegado al acontecer diario?

No soy quien para juzgar qué sucede con los escritores que se alejan de la realidad. Personalmente me interesa seguir teniendo ese contacto a través de mi profesión.

 

¿Podría decir cuál es el truco para que tantas páginas se lean de un tirón?

Entiendo que captar el interés del lector. A mí me gustan las novelas en las que constantemente suceden cosas, no aquellas en las que, respetándolas por supuesto, hay que releer párrafos para enterarse de qué es lo que se nos pretende decir o esas otras en las que uno lee páginas y no sucede nada. Creo que hoy en día, leer constituye un esfuerzo; hay que robar horas o minutos a nuestros quehaceres o incluso a nuestro descanso. Frente a ello, me interesa que una novela satisfaga incluso esos quince minutos de lectura; eso es lo que intento ofrecer.

 

¿Es difícil sintetizar una historia cuando se tienen muchas ideas?

Sí, puesto que se corre el riesgo de ofrecer información gratuita al lector.

 

¿Tiene algún significado para usted el amuleto de la mano de Fátima?

Como amuleto, ninguno. Como objeto, sí. En casa de mis padres, puesto que vivieron un tiempo en Tetuán, y ahora en la mía, tras su muerte, siempre ha habido una mano de Fátima; es un adorno entrañable.

 

¿Por qué cree que se da tan poca importancia a la revolución morisca de las Alpujarras?

El alzamiento de las Alpujarras, solo fue la culminación de la xenofobia. Lo importante, a mi entender, fue el siglo que esa gente vivió bajo los intentos de evangelización forzada. ¿Por qué no se le dio importancia? No es más que una especulación, pero quizá como durante el antiguo régimen se alardeaba de las buenas relaciones con el mundo árabe no interesase revivir esos hechos.

 

¿Cómo definiría a Hernando Ruiz, el protagonista?

Indudablemente como un idealista. Una persona que se mueve entre dos mundos y que persigue el entendimiento mutuo.

 

¿Qué otros temas históricos le gustaría tratar en sus libros?

Cualquiera que pueda resultar interesante para el lector y atractivo para desarrollar una novela de ficción.

 

¿Qué tipo de música le pondría a su libro?

Contestar que la árabe sería demasiado fácil. Creo que hay suficientes episodios diferentes como para utilizar músicas variadas.

 

¿Qué música le gusta escuchar?

Yo me quedé en la de los setenta/ochenta.