Revista Criterio
Sociedad
Nº 2305 » Junio 2005

Carlos Moyano Llerena

por Videla, Ludovico · Comentar 

El domingo 24 de abril falleció Carlos Moyano Llerena en Buenos Aires, a los noventa años y después de una corta enfermedad. Fue testigo y protagonista importante de una Argentina en transformación política, económica y cultural, desde la década del 30 hasta nuestros días.

 

Llegado de Córdoba, donde había nacido en 1914, estudió derecho en la Universidad de Buenos Aires. Allí, en contacto con Enrique Uriburu, se despertó su vocación por la economía. Gracias a una beca, realizó estudios de posgrado en Oxford entre 1937 y 1939, experiencia que marcó su estilo y su formación.

 

A su regreso formó parte de un destacado grupo de jóvenes economistas que trabajó con Alejandro Bunge en torno a la Revista de Economía Argentina. Con Bunge compartió y aprendió el interés por la realidad del país. Años después, Moyano realizó numerosos trabajos pioneros en cuentas nacionales y estadísticas. Recuerdo su ingeniosa demostración de que los precios controlados por el gobierno en la posguerra, a cierto plazo, habían subido más que los precios no regulados, así como también el primer cálculo trimestral del producto bruto interno, hecho en su estudio con un pequeño grupo de ayudantes y con más exactitud que toda la oficina de estadísticas oficial.

 

En la década del sesenta se convirtió en el referente más escuchado en materia económica. Su revista Panorama de la Economía Argentina era insoslayable para entender qué pasaba. Por ejemplo, el Plan de Estabilización de 1967 tuvo claramente su impronta intelectual. Si bien su interés prioritario no se centraba en el gobierno y la política, fue ministro de Economía en 1970 para tratar de evitar lo que finalmente sucedió.

 

Carlos Moyano era un intelectual de raza, una inteligencia sobresaliente, acerada, que usaba casi con impiedad la ironía. Alguna vez me contó, que su mayor satisfacción en el ministerio fue desbaratar la endeble presentación de burdos intereses sectoriales, disfrazados de defensa del bien común.

 

Hace muchos años leí un juicio certero de Federico Pinedo sobre Moyano: ‘era un hombre tan inteligente que se adelantó a su época y, como tal, un gran incomprendido’. La Argentina es un país donde la inteligencia no se valora y se soporta con mucha dificultad.

 

La revista Criterio publicó dos ensayos de gran importancia de Moyano: una evaluación de las propuestas económicas del Documento de Medellín y una perspectiva de cincuenta años de la economía argentina. Con respecto a Medellín recuerdo su insistencia en invalidar la falacia de que nuestra pobreza está causada por la opulencia de los países avanzados, idea muy popular en los sesenta. Por otra parte, su diagnóstico de los problemas argentinos sigue plenamente vigente a pesar de todo lo vivido.

 

Colaboró con la Universidad Católica Argentina desde su fundación y dejó su impronta en muchas generaciones de economistas.

 

En los setenta, desencantado con los enfrentamientos y la pérdida de rumbo de nuestro país, comenzó a estudiar y publicar sobre temas de filosofía relacionados con la economía como una contribución al esclarecimiento de las cuestiones esenciales de nuestra vida social. En esta línea fundó el Centro de Estudios de la Sociedad Industrial del que fue su primer director y donde se publica desde 1982 la revista Valores.

 

Su desaparición nos deja muy tristes, pero su recuerdo nos convoca a trabajar con más vigor para ayudar a plasmar su aspiración de una Argentina que reconozca los valores religiosos, morales e intelectuales que enaltecieron su vida.

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