Eran las cinco y media de la mañana y los jóvenes empezaban a salir de de los bares y boliches locales. El equipo de Sudor Frío, en cambio, llegaba a la locación. Desde las cinco de la mañana Control Urbano estaba cortando un carril de una de las diagonales de la ciudad. Los conductores, especialmente los choferes de micros, se empezaban a enojar.
A las seis llegaron Camila, Marina y Facundo, y unos minutos después llegó la grúa cedida por el Departamento de Bomberos de la Ciudad de La Plata para filmar los planos más complicados de la jornada. Por suerte el día estaba despejado y un poco fresquito.
Para las siete, todo el equipo de Sudor Frío ya había tomado tres cafés (mínimo) y comido media docena de medialunas del abundante catering Josue. Más de un transeúnte (algunos ebrios, otros no tanto) se detenía a mirar la filmación. No faltó quien, ante la presencia del camión de bomberos, confundiera el tamiz con una camilla y preguntara quien estaba por suicidarse saltando desde el edificio.
Mientras Facundo (Román), Marina (Ali), Omar (Gordon), Nicolás (Furia) y Pancho (Quique) estaban trabajando en las escenas de exteriores, Camila (Jaquie) ensayaba con su coach, Diego Aroza, que la hizo correr por toda la habitación y saltar por las mesas.
Coordinar seis actores, tres vehículos, la grúa y el corte de calle no parecía tarea fácil. Pero contra todo pronóstico, la jornada se desarrollo sin mayores inconvenientes y a un ritmo implacable para lograr filmar todos los planos previstos. Los platenses, en su mayoría (no faltó alguno que otro bien mala onda) se mostraron colaboradores cuando la gente de producción les pedía que no pasaran por donde estábamos filmando. Hubo muchas risas y un super almuerzo que nos dejó a todos pidiendo por favor que no traigan más comida. La primera vez que escucho quejarse de que el catering es demasiado bueno.
A las cinco de la tarde la jornada se dio por finalizada. Los protagonistas volvieron a Buenos Aires a descansar y parte del equipo se quedó en la locación visualizando el material rodado. Los resultados fueron más que positivos. Después de 12 horas de filmación estábamos agotados y todavía teníamos que hacer el check-in en el hotel donde se alojará la parte del equipo que viene de Buenos Aires. Nos llevamos cada uno una vianda a casa (si, sobró comida del catering) y nos fuimos a preparar para el día siguiente que también será extenso y arrancará temprano.
POR GIMENA BLESA
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