Esta pieza que mide 19,5 centímetros
de largo por 10,1 de ancho y 10,2 de alto fue hallada, junto
con otra importante figura votiva, a principios del año
1969 por tres campesinos dentro de una vasija de cerámica
en el interior de una pequeña cueva en un páramo
del municipio de Pasca, al sur de la ciudad de Bogotá.
¿Por qué se ofrendó allí la mejor
obra hasta ahora conocida de esta cultura? Tal vez por ser este
uno de los límites del territorio muisca hacia uno de
los rumbos cardinales o cosmogónicos.
Hay que decir que la Balsa Muisca era conocida por los estudiosos
del mundo un siglo antes de haber sido descubierta. Este objeto
mítico fue en efecto precedido por otro semejante, de
162 gramos, la balsa hallada en la laguna de Siecha en 1856
y dada a conocer en 1883 por Liborio Zerda en su obra El
Dorado. Zerda publicó un grabado de la ofrenda de
Siecha y la interpretó como una representación
de la ceremonia descrita para Guatavita. Su libro, que continuaba
el interés por los muiscas difundido por el Barón
de Humboldt, impactó a los sabios colombianos y europeos
de la época. Uno de los grandes museos del mundo luchó
por varios años para tenerla como el objeto más
memorable del continente americano; pero cuando la balsa de
Siecha viajó entonces legalmente a Alemania
se perdió para el mundo en un gran incendio ocurrido
al llegar su barco al puerto de Bremen.
Cuando en Pasca corrió el rumor del hallazgo de un objeto
de oro, el párroco del lugar, el padre Jaime Hincapié
Santamaría, comprendió inmediatamente su importancia
como patrimonio de todos y emprendió, incluso desde el
púlpito, su defensa de la exportación ilegal y
de la fundición. La balsa muisca fue adquirida por el
Museo del Oro en Abril del mismo año y desde entonces
se encuentra expuesta en la sede de Bogotá. Nunca ha
salido del país, ni siquiera en una de las casi 200 exposiciones
temporales con las que el Museo da a conocer nuestro patrimonio
ante los ojos maravillados del mundo.
Menos conocido es el recipiente cerámico que contenía
este hallazgo. Tiene la forma de un chamán sentado en
posición de pensar, con la mano en la barbilla, y se
aleja un poco de los cánones más repetidos del
arte cerámico muisca.
La balsa fue fundida en una sola pieza mediante la técnica
de la cera perdida en un molde de arcilla. El metal es oro de
alta ley (más de 80%) con plata nativa y cobre en aleación.
Es imposible determinar la fecha precisa de su manufactura aunque
muy probablemente pertenece al periodo tardío de la cultura
muisca que se ubica entre el 1.200 y el 1.500 después
de Cristo. Pasca era, con Guatavita, un pueblo de orfebres,
por lo que incluso cabe la posibilidad de que esta obra extraordinaria
haya sido hecha allí.
Fragmento de la descripción
de la ceremonia
Parque
natural Laguna de Guatavita
Muisca en la exposición
del Museo del Oro
Caciques, jeques, capitanes y pregoneros
Vida religiosa y ofrendas
La balsa de Eldorado
Los tres estilos
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