•   LA CONSTITUCION DE 1982, ES FRUTO DE UN PACTO INTERGENERACIONAL.

    **Trabajaron y aprobaron la Constitución de 1982, hombres y mujeres que formaron parte de por lo menos tres generaciones de hondureños.
    **No fue el resultado del capricho de un grupo de políticos, sino que el fruto de negociaciones entre los lideres democráticos y los militares, en un contexto internacional favorable para restauración del estado de derecho;
    **Fundamentalmente, fue producto de un pacto social en que las fuerzas políticas, con mucho sentido común, redujeron el periodo presidencial, establecieron la no reelección; y le dieron a las Fuerzas Armadas la tutela del sistema, en el caso que alguno quisiera atentar contra la democracia y suprimir la Constitución de 1982. Es tan bueno el pacto social que la produjo, que pudo sobrevivir todas las crisis, tanto de los liberales (Suazo Cordova y Zelaya) como la de los nacionalistas ahora representados por Porfirio Lobo Sosa, hijo y hermano de constitucionalistas que suscribieron las constituciones de 1957 y 1965.

    Por: Juan Ramón Martínez

    Una de las características negativas del comportamiento de la “clase” política hondureña es su vocación “peleonera”, la descalificación de los demás y la falta de comprensión que un país es fruto de un proceso en donde cada una de las generaciones aporta lo suyo, normalmente fruto de las circunstancias. Y casi siempre, expresión del ejercicio de la dominación – en los periodos en que la fuerza bruta era la norma política por excelencia – o del pacto social, como ocurriera en la década de los ochenta del siglo pasado. Por ello es que en Honduras, “cada alcalde manda en su año”, hace lo que le da la gana; e incluso se da el lujo de descontinuar o destruir la obra de la autoridad inmediatamente anterior. En la cultura maya, el “gobernante” destruía los monumentos de sus antecesores, para sobre cuyos escombros, construían las propias suyas con las cuales pretendía perpetuar su figura por los siglos de los siglos.

    En las ultimas semanas y dentro de este clima confrontativo que alienta el Poder Ejecutivo, se ha empezado una campaña en contra de las generaciones del pasado, pretendiendo desarrollar el concepto de las conveniencias de la discontinuidad histórica, para buscar por ese medio, que cada generación haga lo suyo, sin tomar en consideración los acontecimientos del pasado, las contribuciones e interpretar su vinculación con los hechos del presente, así como intentar anticipar lo que ocurrirá en el futuro. Lobo Sosa que no entiende mucho de estas cosas; pero como Presidente cree lo contrario, ha hecho un esfuerzo antipedagógico para convencernos que debemos romper con las generaciones del pasado, que la Constitución de 1982 fue un capricho de una generación en particular; y que es útil para el país la discontinuidad y el abandono de las líneas básicas que establecieron los fundadores del estado de Honduras primero y los continuadores que lucharon y le dieron presencia a la republica de Honduras.

    El concepto de generación ha sido trabajado, en el mundo cultural  español, con mucho éxito por cierto por José Ortega y Gasset, Julián Marías y Ramón Oquelí. El primero desarrolló una metodología para determinar donde empezaba una generación y la forma como agruparlas. El segundo perfecciono los cálculos y el tercero, el maestro Ramón Oqueli, efectuó un trabajo extraordinario para identificar las diferentes generaciones que han existido en Honduras desde José Cecilio del Valle hasta la de Guillermo Molina Chocano, en la llamada generación de 1956. La lectura de este folleto, publicado por Oqueli en la Editorial de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, el Presidente Lobo puede leer algunas cosas que le impidan seguir dando declaraciones sobre un tema que por tener mas complejidades que la siembra exitosa de maíz, implica sus complicaciones; y porque no decirlo sin miedo, “sus secretos”. Allí, Lobo Sosa puede encontrar un concepto que como cultivador de productos anuales no le permite ver el bosque en su conjunto: que el país es fruto de acuerdos y desacuerdos, que se producen durante el tiempo; y con la participación de diversas generaciones que, cada una dentro de su circunstancia, en el esfuerzo de cambiar el mundo y la realidad hondureña, también se cambia a si misma.. Y lo mas importante, podrá darse cuenta que las generaciones han operado dentro de una continuidad mas o menos buscada; pero que no siempre ha operado favorablemente en dirección a  los intereses de Honduras porque se ha impuesto mas el egoísmo personal, los intereses locales y la enfermiza adhesión a los poderes extranjeros que la continuidad y la búsqueda un sueño nacional establecido por los fundadores del estado y la nación hondureña.

    Oqueli identifica siete generaciones entre 1821 y 1956. El método “Ortegueano” que usa, es el de establecer como miembros de una generación, a los nacidos diez años y diez años después de un año escogido como eje, de forma que, aunque aparentemente dispares por edad, los agrupa fundamentalmente por el hecho que tuvieron vigencia y figuración politica simultanea. Ese es el caso de Gautama Fonseca, Rafael Leonardo Callejas, Carlos Flores, Rodrigo Wong Arevalo, Armando Euceda, Roberto Micheletti Bain y Porfirio Lobo Sosa, que nacieron en años diferentes, pero tienen una participación coetánea, que los volvió contemporáneos. Lobo Sosa que no lo incluyo Oqueli; — porque entonces andaba en la “resistencia” y los militares lo tenían bajo vigilancia por su pasado y por la posibilidad qque encabezara una lucha guerrillera en Olancho — pero que lo incorporamos nosotros, en vista que tiene 62 años de edad aproximadamente, formando por ello parte de de una sola generación con los citados anteriormente, excepto con  Fonseca que pertenece a la generación anterior. En esta generación, siguiendo a Oqueli podemos ubicar a Carlos Roberto Reina, Rafael Pineda Ponce Gautama Fonseca, Ramon Villeda Morales, Ricardo Diego Alduvin y Oscar Flores. Hay que decir aquí que este concepto de generación usado por Oquelí, no coincide con las generaciones literarias que atienden otros criterios discretamente diferentes. Osvaldo Ramos Soto, Rigoberto Chan Castillo.  Juan Orlando Hernández, Eric Rodríguez forman parte de la generación de 1946. Guillermo Molina Chocano, encabeza la generación del 56 en la que se podría agregar a Elvin Santos Ordoñez, Ricardo Alvarez. Habría que identificar y agrupar la generación de 1966, 1986 y la recién nacida – que usa pantalones cortos todavía – la que podríamos llamar de la del 2006, que recién esta concluyendo sus estudios primarios y secundarios.

    Como se puede colegir, la declaración de Lobo Sosa en el sentido que una generación nos impuso caprichosamente y en forma arbitraria, sin respetar nuestros intereses particulares la Constitución de 1982, es una afirmación absolutamente falsa, fácilmente demostrable. Y que, solo se acepta en una sociedad como la nuestra, que le permite a los gobernantes en ejercicio creerse autorizados para decir cualquiera burrada, seguro que los acólitos de las celebraran. Para ayudarle a salir del error y evitar que sus asesores – que tampoco saben mucho de estas cosas teóricas – queremos proporcionarle algunas pistas que la hagan concluir que, como dijimos, las Constitución constituye la concreción de un pacto social y en el cual participan varias generaciones, por lo menos tres o cuatro, con seguridad. Empecemos este ejercicio para salvar de la ignorancia al Presidente Lobo.

    Un análisis de los firmantes de la Constitución de 1982, nos permite descubrir a integrantes de la generación de 1946, los mas jóvenes de entonces: Carlos Flores, Carlos Montoya, Antonio Ortez Turcios, Dilma Quezada Martinez (Partido Liberal), Nicolas Cruz Torres, Roberto Carlos Echenique Salgado, Leonidas Rosa Bautista, Nelson Edy Barralaga, (Partido Nacional)  Jorge Ramón Hernández Alcerro, y Antonio Julin Mendez (PINU). Mientras que las mayores generaciones, la de 1916, estaba representada por Roberto Suazo Cordova, Ricardo Zuniga Agustinus y Enrique Aguilar Paz del Partido Liberal, Partido Nacional y Partido de innovación y Unidad respectivamente. En el centro, entre estas dos generaciones, se pueden identificar las generaciones de 1936, que nos luce que es la que mayor número de miembros integro a la lista de firmantes de la Constitucion de 1982.. Los nombres que se mencionan, solo es para aclarar que la Constitución de 1982 no fue expresión de la voluntad o los caprichos de una generación, sino que fruto del trabajo, de la dedicación y el compromiso de por los menos tres generaciones, que por tal razón merece nuestro respeto. Tanto generaciones civiles como generaciones militares.

    Y que, la Constitución es el resultado de  laboriosas negociaciones que concluyeron en un pacto social – poco estudiado hasta ahora – entre los militares, los empresarios, los trabajadores y los campesinos; y por supuesto los políticos y sus organizaciones, los tres partidos existentes entonces. Y como ocurre con todo, el pacto se dió en un clima nacional en el que los militares se habían agotado políticamente, poniendo en evidencia su incompetencia en la administración pública, lo que les había llevado a mostrar peligrosas fisuras en el interior de las diferentes generaciones que integraban y siguen integrando sus filas. Los empresarios sintieron que los militares, al intervenir en la vida económica eran un peligro para sus intereses y los políticos descubrieron que, además de estas flaquezas de los militares, el entorno internacional era favorable para que reclamaran el retorno de los militares a sus cuarteles y la instauración del estado de derecho, bajo una Constitución que ahora, por malévolos propósitos, se le quiere desprestigiar en una segunda oleada, después de la brusca sacudida que le infiriera el ex presidente Zelaya.

    En conclusión, la Constitución no es el resultado de la imposición de una generación pasada a las generaciones presentes. Los valores que se incorporan en la de 1982, representan la voluntad del pueblo hondureño que optó por la democracia,– con las limitaciones y salvaguardas que impidieran el continuismo — por el estado de derecho y por la libertad de los ciudadanos para expresarse y efectuar las actividades económicas que les permitan lograr sus objetivos. Y lo mas importante para el aprendizaje de Lobo Sosa, la Constitución de 1982 es un gran acuerdo nacional que se da en una coyuntura política favorable para la democracia hondureña, como resultado de la guerra fría, la caída de Somoza en Nicaragua, la guerrilla salvadoreña y la intervención de Cuba, la Unión Soviética y Estados Unidos en la región.

    Los ataques de Lobo Sosa, deben ser rechazados por todos. Tanto porque son falsos, como porque constituyen una avanzada teórica, destinada a imponernos a todos, sin negociación alguna su voluntad y sin el pacto social que justifique una nueva Constitución. Solo porque así se lo dicta su voluntad; o se lo ordenan las fuerzas externas. que quieren convertirnos en una colonia suya. O suprimir a Honduras del mapa político mundial.
    Tegucigalpa, 17 de enero de 2011.

    Comentarios

    2 Comentarios de “LA CONSTITUCION DE 1982, ES FRUTO DE UN PACTO INTERGENERACIONAL.”
    1. Catracho que no vend dice:

      Buena lección para el soberbio de PP que al ser presidente se cree igual que todos los presis anteriores, "Dueño de la verdad", con sus focas celebrándole las sandeces que habla, sin tener ni razón ni fundamentos lógicos ni legales, este PP es igual de bruto que el otro olanchano, esperemos que en las próximas elecciones no haya olanchanos en esta justa, porque si es así estamos rejodidos…………Juajuajuajuajua

    2. diego dice:

      Como siempre, muy acertado en sus apreciaciones Sr.Martinez. Felicidades

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