Contenido
0. Propedéutica: El cuento de „Los once camellos de la herencia del beduíno"
1. Punto de acceso: Tener en cuenta al "observador" y sus observaciones como condición de posibilidad de una reflexión epistemológica sobre los saberes científicos
2. Postulados de la Epistemología Transclásica
2.1 Hacia una nueva estructuración lógica del pensamiento – Las estructuras “rizomórficas”.
2.2 La superación del paradigma del sujeto gracias al retorno a la comunicación (a la dimensión dialéctico-dialogal)
2.3 Superación del
reduccionismo y admisión de
la complejidad
2.4 El Constructivismo Sistémico
3. Algunos aspectos básicos del Constructivismo
Sistémico
Este módulo esboza una
alternativa a los planteamientos habituales sobre la fundamentación de las
ciencias sociales según el paradigma de explicación propio de las ciencias naturales.
La cuestión es, en mi opinión, mucho más grave cuando se trata de las ciencias
de la economía y de la “organización” pues el reduccionismo que subyace a los
enfoques tradicionales (incluso cuando apelan a “autoridades” como el padre del
Racionalismos Crítico, Kart Popper) puede ser la razón de la inadecuación de
esas disciplinas (ejemplo más claro: los modelos matemáticos de la Micro) al
tratamiento de los problemas reales. Su falta de consideración de lo que es la
dimensión “complejidad” en lo real, puede conducir a modelos muy
“bellos” matemática o formalmente, pero dudosamente válidos para ayudar al ser
humano y a la sociedad en la solución de sus problemas reales.
Como presupuesto a un tratamiento de este campo de problemas (en especial: la construcción de teorías, modelos y métodos) se recurre aquí al tratamiento sistémico de la reflexión sobre el modo de observar esa cuestión que se ha intentado analizar ya desde distintas perspectivas, incluyendo la de la ética.
El documento resume
pues las líneas maestras de lo que llamaremos "epistemología de la
complejidad" -que es la base metateórica de la nueva teoría de los
sistemas sociales- y debe enmarcar la reflexión sobre algunos aspectos y
dimensiones básicas en la relación entre los constructos "sistema"
(en política, economía, etc.) y el también constructo "sociedad"
(pero que es una construcción de la misma sociedad), como aspectos que deberían
tenerse en cuenta al plantear a nivel interdisciplinar estas cuestiones.
Un beduíno acomodado hizo testamento
invocando a Alá para que sus hijos cumplieran su voluntad. Tenía que repartir
sus camellos entre sus tres hijos y pensándolo bien, llegó a la siguiente
distribución: el mayor recibiría la mitad de los camellos, el segundo una
cuarta parte, y el último, un sexto. Pero cuando murió el beduino sólo quedaban
once camellos. El mayor pretendía tener seis, pero naturalmente sus hermanos se
opusieron pues era más de la mitad. Llevaron la cuestión a un sabio juez y éste
dictaminó:
"voy a poner a vuestra
disposición uno de mis camellos, el cuál, según la voluntad de Alá, deberéis
devolverme tan pronto como podáis".
Así pudo realizarse sin dificultades
el reparto de los 12 animales según deseos del padre: 6 para el mayor, 3 para
el segundo y 2 para el menor de los hermanos. Con esta solución sobraba uno
(6+3+2 = 11), que por tanto "podía" ser devuelto al juez.
La historia ni cuenta si se efectuó realmente o no tal devolución, ni tampoco trata cuestiones que un lector educado en racionalidades occidentales plantearía: ¿Era realmente necesario el camello del juez? ¿No bastaría con que fuera una ficción? ¿Se llega a devolver realmente el camello nº 12? ¿Sobraba ese camello? El lector con formación teológica preguntaría: ¿Qué sucede con la voluntad de Alá? Si había que cumplirla antes del reparto ¿no sería innecesaria después del reparto?
Moraleja: La sabiduría del juez consistió en
recurrir a un ardid (o fullería). El tratamiento de problemas tan complejos
como los que plantean las relaciones entre las ciencias y la vida humana quizá
tenga que recurrir también a similares ardides, a la construcción, por
un observador, de conceptos y teorías -aunque éstos, quizá, sean luego
totalmente prescindibles.
Una constante en los
coloquios de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José Acosta)[1] ha sido impulsar la consideración
trans-disciplinar de los saberes relevantes para la vida humana. Su propósito
es liberar de las ataduras que impone la observación científica en campos de
problemas muy concretos - biología molecular, movimientos religiosos, crisis de
valores en la sociedad, desafíos de las nuevas tecnologías etc. – y posibilitar
una meta-observación de los distintos estilos y estructuraciones de esas ramas
del saber y disciplinas científicas. Para la (meta-)observación de estos modos
de observación el ardid de la introducción del camello nrº 12 puede guiar
nuestro análisis de las observaciones teóricas disciplinas muy heterogéneas:
este ardid consiste simplemente en tematizar la situación interdisciplinar como
introducción de la figura de un nuevo nivel de observación sobre los
observadores, un ardid que al mismo tiempo, sirve de terapia como la que el
juez hizo a los herederos en conflicto.
Pero esa terapia debe
comenzar por sí misma (¡médico cúrate a ti mismo!). Observar la pluralidad de
las observaciones en que se realiza la actividad científica en un número
creciente de disciplinas científicas, u observar las controversias entre los
que practican la reflexión ética sobre el impacto de las ciencias en la vida
humana deberá hacerse sin caer en la misma trampa en que suele caer el
pensamiento científico al olvidar que toda observación implica un punto o
mancha ciega: es decir, no ver que uno no ve lo que no ve. Por algo se dijo
aquello de que la sabiduría comenzaba por saber que no se sabe. Esta máxima sapiencial
está ciertamente más allá de toda verificación o falsación científica,
analizada según la lógica clásica, es incluso inconsistente, pertenece al
género de la paradoja; pero su olvido puede ser nefasto, puede conducir a las
simplistas dicotomías entre el eje del mal y el eje del bien o retóricas que
siguen el esquema del hitleriano Mein Kampf (analizada en 1938, antes
del Holocausto, por K. Burke).
Superar las cegueras
evitables en la observación de nuestra situación es el desafío al que nos
enfrentamos en una sociedad que, a pesar de su visible orientación extrovertida
a los productos de la técnica, puede también autocomprenderse como sociedad
reflexiva (Beck).
Ciertamente, el proyecto
debe vencer resistencias y seducciones: la del racionalismo cartesiano
que apresó al pensar en el sujeto; la del eurocentrismo que nos seduce a
pensar que nuestra ciencia, nuestra religión, nuestra cultura han logrado mayor
progreso que otras visiones de la realidad; la del reduccionismo
derivado del modelo de conocimientos científicos extrapolado a campos como los
de la economía y sociología; o la de la racionalidad instrumental (con
su prejuicio teórico de que la única explicación válida es la causal), etc. Se
trata pues de superar talantes dogmáticos, hábitos de closed mind (que
Rokeach oponía a la open mind), y eso no es fácil, pues implica superar
también el esquema centrado en el sujeto mediante el esquema centrado en la
comunicación.
Hablando en términos de
diseño de un producto que aporte valor, satisfaciendo necesidades funcionales
no cubiertas por los productos teóricos clásicos, podemos formular la
aportación de valor funcional a lograr como el proyecto de construcción de un
marco a la meta-observación sistemática de las distintas observaciones
disciplinares sobre el problema de la relación "técnica/vida humana"
(es decir: las realizadas desde las ciencias de la naturaleza o desde las
sociales o, también, a un nivel filosófico, desde la ética comprendida
como reflexión sobre la moral).
Pero no se trata de
introducir un observador de iguales características, la salida no es que
Habermas observe la forma en que los neokantianos observan a Kant que observa a
los físicos newtonianos (el típico regressus como callejón sin salida),
sino exige la meta-observación de las observaciones teórico-científicos (que
son ya observación de segundo grado pues, a su vez, observan los métodos y
acciones de la praxis), observe de otro modo, a otro nivel.
Resumiendo
podemos decir que la nueva epistemología transclásica como estructuración de
esa meta-observación tiene tres postulados básicos:
1. Superación de la lógica dicotómica
(con su principio del “tertium exclusum”, en una lógica transclásica
policontextural (punto 2.1)
2. Superación del enfoque centrado en el
sujeto por un planteamiento reflexivo-comunicacional (punto 2.2)
3. Superación del paradigma
calculatorio-funcionalista por admisión de la complejidad (punto 2.3).
Estos
tres principios son interdependientes: la admisión de la complejidad podría
considerarse como el más decisivo, pues lo complejo, por definición, escapa a
los intentos de aprehender la realidad en esquemas calculatorios en lenguajes
formalizados (como se pretendió a partir del "giro lingüístico") y,
al mismo tiempo, supone reconocer las limitaciones de todo planteamiento
anclado en el sujeto, es decir, exige recurrir al inapresable flujo de la
comunicación como único correctivo inter-subjetivo a los logros individuales.
Como
teoría epistemológica que integra esos tres postulados se resumen finalmente
los puntos básicos del constructivismo sistémico (punto 2.4).
En
lo que sigue nos detenemos sobre todo en el primer aspecto pues parece ser el
más olvidado en la discusión epistemológica en nuestro país.
En
primer lugar, para posibilitar esa meta-observación podemos establecer como
postulado epistemológico el uso de un nivel de mayor abstracción, un nivel de
"lógica". Como propuestas clave (aunque no exclusivas) para
configurar este nivel de observación se consideran aprovechables los enfoques
de G. Spencer Brown y de G. Günther.
Esta
observación a nivel lógico (en la escuela del constructivismo de Erlangen se la
denomina “proto-lógica”) no debe confundirse con el
trabajo en el cálculo lógico (que como el matemático, sería objeto de una
observación directa o de primer grado), sino se comprende, en la tradición que
arranca en Leibniz,
como trabajo sobre las estructuras formales que sigue el pensar humano. Por
tanto es inútil querer someter tales estructuras a una verificación empírica
(ni la lógica, ni la matemática intentan tener una "verdad"
empírica). Por otra parte tampoco debe confundirse este nivel de reflexión con
el de la deducción
transcendental a lo Kant
(contrapuesto también a lo empírico, pues se la define precisamente como
independiente de la experiencia concreta). Y por ello creo que la metáfora de
la introducción del camello puede ayudar a comprender el ardid o truco de este
recurso a tal nivel de abstracción. Pero, al fin y al cabo, toda la ciencia
moderna ha podido avanzar gracias al uso de los métodos formales de la
matemática. El que tales sistemas axiomatizables sean tan cuestionables como se
muestra en las paradojas
de Russell en
los teoremas de Gödel y Church, no ha impedido su
"funcionalidad". Lo que añaden las nuevas lógicas de Spencer Brown
y Günther es
la redefinición de tal nivel de observación abstracta como
"producido" por la acción del observador. Con ello se evita la ontologización
de lo formal y abstracto como una nueva reedición de las ideas platónicas.
En segundo
lugar, la reentrada del observador exige pilotar, sortear los escollos (risicum
latinizó un término de origen griego, o árabe, para designar amenazas
implicadas de la decisión del comerciante-navegante) de caer en fáciles
posiciones relativistas y abrir nuevas lógicas de ordenamiento del
pensamiento. Aquí el escollo consiste en la posición logicista que estrecha el
foco de observación y aumenta así el efecto "punto ciego" bien lejos
de la postura sapiencial.
El
trabajo en el nivel lógico permitirá romper con el paradigma lógico dominante
(el aristotélico, con su dicotomía formulada en el principio del tercio
excluido sigue vigente hasta en las más avanzadas lógicas simbólicas). Ante
esta cuestión, la lógica formal no puede dar respuesta. Por esto, uno de los
aspectos esenciales de este proyecto de epistemología acomodada a la
complejidad de los tiempos, es el del proyecto de una lógica transclásica.
Como
ayuda a la reelaboración del nivel lógico de meta-observación, por así decirlo,
como materiales para esa obra común que estimulen la discusión trans- o
interdisciplinar se consideran aquí dos aportaciones básicas:
a) la superación de la lógica clásica en
la lógica policontextural de G. Günther,
b) la re-matematización de la lógica por
G. Spencer Brown,
Estas
aportaciones a una nueva Epistemología presuponen una serie de pasos previos
(quizá necesarios como medidas preventivas, aunque no sustituyan la necesaria
terapia crítica): un recorrido por los puntos de inflexión claves en la
evolución y crisis de la Filosofía de la Ciencia del siglo XX: el teorema de Gödel (o el similar
de Church), la invención de la máquina de Turing, las conclusiones de
filosofía negativa (apofántica) del Tractatus así como
las de las Investigaciones Filosóficas de Wittgenstein
con su reconocimiento de la inexistencia de un método – una conclusión
similar a la de nuestro Machado:
"caminante no hay camino, se hace
camino al andar".
La
hipótesis de una lógica única (en el modo de comprensión jerárquica de la
realidad: una realidad, una verdad, un Dios, una naturaleza, una sociedad,
etc.) podría no tener más fundamento que la hipótesis de la
poli-contexturalidad: distintos contextos de preguntas con distintas
metalógicas, y sin tener que presuponer ni una realidad, ni una verdad o una
lógica. La concepción dicotómica de la Afirmación y la Negación, sin tercera
alternativa (Tertium non datur) no puede
pretender más derechos que la concepción dialéctica o la policontextural. En la
concepción dialéctica (ya iniciada en Proclo, pero elaborada por Hegel), a la Afirmación y Negación
se une la negación-de-la-negación como algo distinto de la afirmación, como Aufhebung:
que suprime esa oposición entre el si y el no, pero desde otro nivel distinto
del de la negación. En la lógica policontextural de Gotthard Günther
(1900-1984), la primitiva dicotomía del "tertium non datur" es
sustituida por la poli-contexturalidad.
Günther
trabajó por reinterpretar la idea de la dialéctica que pasó de Proclo a Hegel,
y de ahí llegó a la concepción de una lógica trans-clásica. Intentó pues
desarrollar una lógica que formalizara los procesos de reflexión regulando las operaciones
del observador, no sólo dictando reglas sobre relaciones válidas o inválidas
(de inferencia etc.) entre los contenidos de tales operaciones.
El
viejo problema del formalismo de la lógica (similar al problema del
formalismo ético que criticó Scheler en Kant), es decir, la separación de la forma
y del contenido material, había dejado múltiples cuestiones sin
resolver. Los axiomas de la no-contradicción, o el del Tertium non Datur,
van más allá de lo estrictamente formal, no son principios surgidos en el
cálculo lógico, sino son presupuestos por él, y de una u otra forma son
contenidos de tipo ontológico.
G.
Günther comenzó por elaborar una base filosófica a la teoría formal lógica,
transcendiendo la lógica aristotélica con su código base bivalente y sus
pretensiones de ser el único entramado formal, la única contextura
posible al pensamiento racional (en distintas variantes de mono-contextura).
Hoy podemos constatar que en otras culturas también han surgido otras lógicas
(François Jullien lo ha mostrado para China; otro ejemplo es el Tetragramma
de la lógica budista en la India) – probablemente, todo está condicionado por
el "lenguaje". Tampoco en la China existe una ontología, y eso
no se debe como criticaba Hegel a que se quedaran en la infancia de la
filosofía sin descubrir el ser (o el pensamiento causal). Su lenguaje carece
del verbo ser, por eso tenían que ver la realidad desde otras categorías
(Yi-King: las transformaciones).
La
teoría formal de Günther en su lógica policontextural (abreviatura: LPC
) se apoya en una idea central: mediante nuevos operadores, gracias a un
mecanismo de mediación entre distintas contexturas (lógicas diversas),
conseguir un sistema de mayor grado de complejidad que represente el conjunto
de lo que representan esas distintas contexturas lógicas y que permita poder
también representar formalmente la auto-referencialidad (circularidad) sin
tener que recurrir a la reducción del sistema.
No
se trata aquí de negar la validez interna de los postulados básicos de la
lógica clásica (Identidad, No contradicción, Tertium Exclusum), un marco
conceptual cuya utilidad se ha mostrado en los avances logrados por las
distintas teorías y modelos científicos. La ciencia moderna se ha estructurado,
de hecho, hasta ahora, sobre esta lógica monocontextural. Precisamente es ahí
en lo que se fundamenta el dualismo de los métodos de las ciencias de la
naturaleza y de las ciencias del espíritu o cultura, así como el problema de la
dicotomía espíritu-materia o sujeto-objeto. Además es demostrable que todas las
teorías construidas en el marco de la lógica monocontextural, en física, química
o informática, se estructuran jerárquicamente. Y eso vale también para los
modelos de las redes neuronales, que siguen siendo sistemas input-output
formulables como funciones clásicas.
En
contraste a la lógica monocontextural se encuentran las estructuras y procesos
no jerarquizables, es decir, heterárquicas y no modelizables sin chocar con los
axiomas de la lógica bivalente, aquellas para las que Warren McCulloch mostró
son estructuras y procesos característicos de la "vida" – con un enorme
potencial de complejidad. La invención de otras lógicas tiene paralelos: la
introducción de las geometrías no-euclídeas, la nueva mecánica cuántica (con el
principio de Heisenberg sobre la indeterminación), etc.
No
pueden tratarse aquí las relaciones entre la LPC y la morfo- y la kenogramática
que constituyen la teoría de la policontexturalidad. Pero sí debe retenerse que
esta lógica no se limita al "cálculo" logístico, sino contiene, como
la lógica clásica afirmaciones y presuposiciones sobre la realidad (para empezar:
la del observador y sus operaciones).
Lo
que sí facilita la LPC, como lógica de un nivel superior, y eso la distingue
radicalmente de toda otra concepción lógica, es regular un cálculo en redes
paralelas sobre las relaciones entre distintas contexturas (o lógicas de nivel
inferior) – un cálculo que opera con negaciones múltiples, yunctores y
transyuncciones.
Este
aparato lógico policontextural permite modelizar formalmente y sin
contradicción procesos cognitivos y volitivos. En una lógica monocontextural,
la expresión A= - A (A igual a No-A) implica que A no puede ser una
proposición, pues en esa lógica una proposición es o verdadera o falsa (es una
de ambas, según el principio de identidad, no puede tomar a la vez ambos
valores, según el principio de contradicción prohibida, y no puede toma otro
valor, esto es, non datur tertium.
Pero
ahí está el problema de la descripción formal de sistemas y procesos complejos
como son los de la vida. Si se intenta modelizar tales procesos en un marco
monocontextural, entonces, o hay que "reducir" el sistema (y dejar
fuera aspectos inicialmente válidos) o se aceptan bucles de justificación
circular (como en la ´Second Order Cybernetics´). Esto es similar a lo que
sucede en el cálculo con la máquina no-trivial de von Foerster donde, que
resulta imposible, es transcomputable.
Hay
que notar que toda medición (física, química) automáticamente fija una
contextura (aunque el sujeto no sea consciente de ello). Esto se debe a que
debe a que sólo se miden diferencias dentro del mismo contexto y sobre una
misma lógica como base a la cuantificación. El observador efectúa pues su
observación-medición y al no observarse en esa observación ni siquiera toma
conciencia de los presupuestos de su operación. En las ciencias de la naturaleza,
o en la teoría económica construida en el mismo paradigma ni siquiera se
distingue entre mono- y poli-contexturalidad.
La
reflexión a nivel de meta-observación sobre la observación teórica en que se
opera con el concepto de policontexturalidad es el marco en que es posible una
teoría de sistemas complejos que, a su vez, posibilita una observación en
estado de oscilación (concepto de la teoría del caos) entre modelos
estructurados en orden jerárquico (normalmente unidos a formalización
lógico-deductiva) y modelos estructurados en hetero-jerarquía. Y así esta
reflexión puede realizarse en un lenguaje formalizado que no siga los
principios de la lógica aristotélica ni los postulados de la reflexión
transcendental a lo Kant, esto es, en libre abandono del imperativo "¡evitar
antinomias!", y también libre ante los condicionamientos de la subjetividad.
Esta
liberación (Wittgenstein
hablaba de terapia) frente al dictado de la
lógica monocontextural es lo que abre el horizonte a una observación de la complejidad
en que se modelizan, en uno u otro lenguaje, estados de cosas como los
campos de problemas de la biología molecular, los sistemas sociales, y, con una
relevancia creciente, abre también el horizonte a una verdadera meta-observación
interdisciplinar, pues cada disciplina elige su propia contextura y sólo el
uso de la policontexturalidad permite formular en esa meta-lógica las
relaciones interdisciplinares.
El
concepto de observación de segundo orden (second order cybernetics, second
semiotics etc.) ha sido empleado en sentidos quizá muy dispares: por Heinz
von Foerster en el marco de referencia de la cibernética, por Humberto Maturana
en una teoría biológica del conocer, por Dean MacCannell/Juliet F.
MacCannel en una teoría semiótica, por el ya citado Gotthard Günter en
el marco del estudio de las estructuras lógicas En los trabajos sobre el
"método" sociológico etc. también se observa-opera en este nivel de
segundo orden (el método como programa que regula
La
nueva teoría de sistemas retoma un viejo problema de la filosofía del que hasta
ahora no había tomado conciencia la ciencia, el de la dicotomía sujeto-objeto
(espíritu-materia). El tema entra ahora en la misma consideración teórica de la
Cibernética de Segundo Orden. Mientras la First Order
Cybernetics era una Cybernetics of Observed Systems, la nueva
Second Order Cybernetics es la Cybernetics of Observing
Systems (Heinz von Foerster).
La
reintroducción del observador es también el undécimo camello, algo que exige
diferenciar entre a) el campo de problemas u objeto y b) el proceso en que se
efectúa su observación. No deberíamos pues dejarnos apresar por los campos de
problemas (quedar colgados del problema) – aunque eso sea lo más
corriente, pues como suele decirse, „lo urgente nos impide ver lo
importante".
Precisaré
este punto: al tener que estudiar un campo de problemas (por ejemplo, una
recuperación y reordenamiento de las zonas libres y verdes), la tendencia
normal será dedicarnos intensamente a ese tema, es decir, a esos presuntos objetos
que nos parece configuran una situación-problema. Pero así reificamos (cosificamos) algo que realmente no nos está dado
con tal cualidad de cosa u objeto (cualidad física, como el peso, la
superficie etc.) sino que es problema para alguien. Es decir, que sólo
existe con tales y tales características para un observador. Y eso
supone mirarse críticamente, tomar
conciencia de los propios filtros de observación, o de las ópticas
(teorías, modelos conocidos de otras áreas etc. que intentamos aplicar a este
otro terreno). Este observarse del observador en sus propias observaciones es
la “Reflexividad”, como principio esencial de la nueva epistemología que en
lugar de Epistemología de la Complejidad podríamos también denominar Epistemología de la Reflexividad.
Por
tanto habrá que atender más al análisis y preparación de las
„observaciones", y deberá evitarse la tentación de atribuir a la realidad
misma, estructuraciones o configuraciones construidas en tales
observaciones.
Al
hablar de observación constructiva – resumiendo para no alargar más este
comentario – tenemos que considerar ciertos elementos esenciales cuya inserción
en la nueva epistemología constituye el mérito de George Spencer Brown en
su obra: Leyes de la Forma [ver
Anexo --]. Este estudio configura una lógica de la observación
comprendida como distinción.
La
primera distinción que encontramos al observar al observador en su
operación de observar es la existente entre observador y observar. Observar es
la operación, observador es el sistema en que se realizan las operaciones de
observación (en recursividad a otras observaciones previas, o anticipando otras
etc.) – pero siempre marcando la diferencia entre esas operaciones y lo otro
(el entorno).
Luhmann,
siguiendo a Spencer Brown, subrayará un aspecto filosófico que transciende el
mero cálculo formal: la observación es la unidad
de la diferencia entre distinción y designación. Con esto lo que se
afirma es que el carácter paradójico (lo uno es lo distinto, lo distinto es lo
uno) de toda observación, o de todo saber. Pero esta consideración nos lleva al
postulado de la complejidad.
Las
Leyes de la Forma tratan de operaciones de construcción de formas –
entendiendo forma como el recorte hecho en un Medium – se trata de leyes
naturales y de leyes por convención en el sentido moderno de que esas leyes
simplemente indican que si sucede un determinado X también deberá suceder un
determinado Y. Es decir, prescinden de si hay o no una relación causal. Una ley
queda así reducida a una relación de tipo abstracto matemático, a un
"siempre que X … entonces Y".
Esto
es lo que constituye la dimensión cálculo de este tipo de pensar
(Deleuze lo llama funcional, contrapuesto al concepto). Y por
esto, Laws of Form es primariamente una investigación lógica, pero de
una lógica no reducida al cálculo simbólico. La innovación de Spencer Brown
consiste en que supera la mitología (Blumenberg: la sonrisa de la
muchacha tracia) de una ciencia independiente del observador, con la pretensión
de una objetividad absoluta por esa total independencia ante todo sujeto, y
opera precisamente con el retorno del constructor del sistema. Su descripción
no se limita a exponer el sistema de relaciones de inferencia etc., según
determinadas reglas. En el lugar de unos axiomas iniciales, el punto de partida
de esta lógica está en un imperativo a operar: ¡Traza una distinción! –
imperativo al que seguirán luego una larga serie de instrucciones al
observador. Esta innovación es además doble: no sólo hace necesariamente
presente al observador, sino al implicar operaciones del observador se
desarrolla en el tiempo. La esencial operación de la repetición de la
distinción en lo ya distinguido se realiza después de la primera.
El
cálculo de Spencer Brown, en sentido estricto, es un cálculo de indicaciones,
no un cálculo formal. Se calcula pues no con formas vacías, sino con operaciones
de distinción. La forma construida en esa operación es una forma de dos
caras: es una distinción que tiene un lado interior (el marked space, lo
designado en la operación de observación) y un lado exterior (el unmarked
space). La operación en que se construye la forma se estructura ella misma
como un crossing desde el unmarked al marked space – y eso
es precisamente lo que funda la necesaria unidad de la diferencia.
La
forma resulta pues de una operación, y ésta establece una asimetría básica.
Sólo son posibles dos nuevas operaciones conectadas a la inicial: confirmar la
asimetría inicial con una nueva distinción o superarla dialécticamente
(Aufhebung) mediante el crossing de la asimetría. La nueva operación, que
enlaza con la inicial, confirma el estado marcado, supone su condensation
(Spencer Brown); la otra ni es propiamente operación, pues en una especie de
naufragio con espectador (Blumenberg sobre la metáfora del Dasein) nos
retrotrae al estado de cosas no marcado (como en primer verso del Génesis);
equivale a una cancellation de la forma inicial.
Resumamos
las presuposiciones básicas de "Las leyes de la
forma":
·
Introducción
explícita del observador implícito en toda observación-distinción.
·
Concepción
de la distinción como "forma" de dos caras.
·
Figura
de la "re-entrada" de la distinción en la
cara interna de lo distinguido.
Estas
características responden a las finalidades de la observación sociológica, en
cuanto posibilitan introducir al observador, como instancia externa, en la
dinámica de lo social, al mismo tiempo que permiten construir un concepto que
haga comprensible esa simultánea internalización y externalización como
producto resultante de una operación, la de la observación.
Esto
es posible porque toda distinción es concebida como operación
delimitante-excluyente (form of closure), esto es, que se diferencia de
todo lo demás, pero que presupone, como el otro lado de sí mismo, ese unmarked
space que deja fuera la operación-observación. La operación-distinción se
excluye ella misma al designar su dominio marcado, y se incluye al mismo tiempo
al connotar la dependencia de lo designado frente a lo no marcado.
La
figura de la re-entry, la re-entrada de la distinción en lo ya
distinguido hace observables, como si fueran un objeto, las mismas operaciones
de observar; es decir, posibilita la operación reflexiva en que, por ejemplo,
un sistema psíquico puede observar sus propias operaciones de conciencia
convirtiéndose así de sujeto en objeto de sí mismo. La re-entrada opera una
nueva forma (como en la fractalización) y en ella es posible una nueva
re-entrada, y así sucesivamente.
La
diferenciación entre la parte marcada (en el interior de la precedente) y la no
marcada abre también el camino a buscar en la parte todavía no marcada,
potenciales unwriten crosses, que pueden ser actualizados en
diferenciaciones.
El
desarrollo de la filosofía de la ciencia durante el siglo XX se ha
caracterizado precisamente por su ruptura con la filosofía del sujeto que
surgió en el racionalismo cartesiano y se desarrolló plenamente a partir de
Kant. Pero su orientación unilateral a los aspectos lógico-lingüísticos –en
gran parte la filosofía analítica es una filosofía del lenguaje- hizo pasar por
alto lo que estuvo en el comienzo de la filosofía en Sócrates y Platón: la
dimensión dialogal del saber. Sólo en Wittgenstein, con su intuición sobre los
"juegos del lenguaje" (comunicaciones en contextos vitales, en formas
de vida), se supera realmente ese estrechamiento del foco de observación y
se abre una vía a recuperar la inicial dimensión dialogal del pensamiento. El
postulado básico es aquí: Podemos pensar, como sujetos, porque comunicamos. La
línea seguida por Austin y Searle (Speech Acts) aunque superó la visión
reduccionista del lenguaje (como si sólo tuviera una dimensión descriptiva) no
llegó sin embargo a sacar las lógicas consecuencias de la idea wittgensteniana
sobre la comunicación.
En
la recuperación del principio dialogal se encuentra al mismo tiempo una salida
a las aporías de los sistemas formalizados (paradojas de Russell, teorema de
Gödel) y que no se superan con la humildad intelectual que pide Popper. La
auto-referencia o clausura operacional de todo sistema de conocimientos
formalizado impide evidentemente decidir sobre su coherencia o consistencia;
pero el recurso a la comunicación suministra la forma práctica de realizar una
crítica inter-sujetos de todo saber.
La
epistemología del constructivismo sistémico añadirá ahí el aspecto de que esa
comunicación se encuentra a su vez inmersa en la que constituye todo sistema
social como tal.
Este
postulado es consecuencia de las aporías de la posición epistemológica que
llegó a denominarse "received view". Wittgenstein en su
"hiper-escepticismo" (Kripke), cuestionando no sólo el que el hombre
pueda llegar a proposiciones seguras sobre la realidad, sino poniendo en tela
de juicio la misma existencia de los objetos de tales juicios, anticipa la
posición de la epistemología de la complejidad. Von Foerster, partiendo de la
"máquina lógica" inventada por Turing para escapar a la gödelización
de todo sistema formalizado, establece la distinción básica entre
máquina-trivial (outputs producidos según una función definida a partir de
diversos inputs) y la máquina no-trivial compuesta por la combinación de dos
máquinas triviales A y B, pero en la que la misma "función" que
regula la producción de los outputs de B depende de los variables outputs de A.
La variabilidad de esa función B, la convierte en transcomputable. La
consecuencia es similar a la que la física cuántica infirió del principio de
indeterminación de Heisenberg: no se trata de que haya ciertas entidades
inapresables por el conocer humano, sino que lo más lógico será dejar de lado
ese esquema de conocimiento todavía anclado en la diferencia sujeto/objeto.
Complejidad no es sino el término para designar esa esencial inapresabilidad de
la realidad.
En
el transfondo de este postulado, el más radical de los tres principios básicos
de la nueva epistemología, subyace una actitud y concepción filosófica cuya
delimitación exigiría una exposición especial.
Por
así decirlo, apoyado en estos tres postulados, el constructivismo aquí
descrito difiere tanto de las tradicionales ideas filosóficas de orientación
post-kantiana (idealismos, subjetivismo trascendental etc.) como de las ideas
de la rama positivista de la nueva Filosofía de la Ciencia. Sus construcciones,
esto es, los contenidos de las observaciones no son vistas ni como fruto
de hipotéticas actividades del sujeto mental, ni como una realidad abstracta -
una reedición de las ideas platónicas con auto-subsistencia, tal como algunos
interpretan ser la matemática o la lógica-, sino serán comprendidas como
construcciones intrínsecamente vinculadas al sistema sociedad. Algunas,
como la mayoría de las ideas que aceptamos sin cuestionar más, por ejemplo,
sobre la estructura familiar monógama, sobre la necesidad de que haya
autoridades legales etc., tienen su raíz en una cultura muy concreta
como es la nuestra occidental (con transfondo judeo-cristiano, con nueva
religión y adoración por lo técnico, etc.), aunque además tengamos dialectos
culturales por países o regiones. Otras de esas ideas son las que impone, por
ejemplo, un ámbito intelectual o académico. Eso pasa mucho, por ejemplo, en la
Economía, donde parece que sólo existe una escuela (la neoclásica) y todo lo
demás es considerado como pensamiento marginal y que no hace falta ni enseñar
al alumno.
Lo
interesante, y esa ha sido una aportación básica de la Sociología de la Ciencia
(que anticipó la re-entrada del observador), es precisamente que las
comunidades de comunicación y observación son precisamente los que efectúan
tales constructos de selección de datos, de su interpretación, etc.
El
Constructivismo como posición epistemológica integra los conceptos de lógica policontextural
y de observación como distinción. Además integra la categoría de sistema
- nacida en la Cibernética, pero hoy definida a nivel lógico (relaciones puras,
sin atender al contenido). El sistema permite redefinir relacionalmente
contenidos como los de causalidad o función, pero en cuanto estructura lógica
posibilita un meta-nivel de observación más abstracta (Luhmann habla de una
super-teoría, en el sentido de situarse a un nivel más abstracto que el de la
misma teoría). En esta abstracción lógica, el „sistema" es una categoría
del tipo „función" (que por hacer epojé del contenido, es contrapuesta por
Deleuze al „concepto").
La
teoría de los sistemas elaborada por Luhmann se caracteriza no sólo por haber
descubierto un nuevo tipo de funciones, las auto-referenciales, sino porque
además admite el principio de circularidad: un sistema se auto-produce y
auto-reproduce (como formula el término de autopoiesis).
El
concepto de sistema se sitúa pues en el nivel de observación más abstracta lo
que le permite posibilitar observar y coordinar observaciones y operaciones
desarrolladas a los niveles de construcción de teorías científicas, empleo de
modelos y métodos, etc. Esto es lo que hace tan importante la nueva sistémica
para la reflexión interdisciplinario: en esa observación, el objeto observado
no son los campos de problemas objeto directo de cada disciplina científica,
sino las disciplinas científicas, con sus propias lógicas monocontexturales,
comprendidas como modos de observación.
Y
aquí, la sistémica no nos conduce a una visión monocontextural -jerárquica
de los saberes, sino permanece en la heterarquía, incluso niega la
posibilidad de subsumir distintas contexturas como especies de una contextura
superior que sería su género. Y esa heterarquía de los saberes se articula, ya
que no en árbol de niveles jerárquicos, en una red de redes (similar a
la estructura del WEB), pues las propias disciplinas parciales van
paulatinamente descubriendo, por re-entrada de la distinción
heterarquía/jerarquía, que ellas mismas deben estructurarse en heterarquías
internas.
Pero
además, la teoría de los sistemas aplicada a la meta-observación de los saberes
implica una segunda renuncia: la de la construcción definitiva de sistemas
teóricos como los formalizados con axiomas y postulados, reglas de inferencia
etc. Si toda observación implica al observador, las observaciones científicas
implican una comunidad de observadores en comunicación. Pero la
comunicación es a su vez un sistema en que es indecidible que fue primero, si
el huevo o la gallina (Watzlawick), es un flujo constante de interacciones
simbólicas que van modificando el conjunto. La comunicación (como también el crossing
de la distinción en Spencer Brown) exige tiempo y provoca necesariamente
evolución en las mismas comunicaciones parciales (que son sólo una forma de
observación). Por eso, todo sistema de conocimientos, en cuanto sistema que
integra al observador, es intrínsecamente algo abierto, algo nunca acabado, y
por tanto, también proyecto o esbozo.
Siquiera sea provisionalmente, pues esta
concepción, como toda teoría o metateoría tiene evidentemente una dimensión evolutiva,
podemos señalar los siguientes aspectos del esbozo epistemológico del Constructivismo
Sistémico:
·
Superación
de la forma tradicional de interpretar la distinción entre Sujeto y Objeto, o
de la distinción Sistema Observador/Complejidad Observada, como si se tratara
de dominios mutuamente excluyentes y su sustitución por la admisión de una
interdependencia radical de tipo “rizoma” entre Sujeto
y Objeto –en el sentido de que el mismo observador forma parte de la misma
estructura de la realidad que quiere observar.
·
Superación
del giro lingüístico-lógico de la
filosofía de la ciencia en la medida en que se considera que el lenguaje
(incluido el formalizado en la lógica o matemática) sólo es una parte del
planteamiento, pues el sentido de lo lenguajeado sólo se alcanza en el juego de lenguaje (Wittgenstein), es decir
en una comunicación enmarcada en un horizonte de acción – normalmente: como
coordinación de acciones internas mediada por procesos simbólicos.
·
Reconocimiento
del papel de la lógica como medium indispensable para que en el proceso
de comunicación se logre realmente generar información
(medida por la improbabilidad, lo neg-entrópico – formulado en términos más
clásicos: orden de las ideas).
·
Superación
por lógica policontextural, (raíz
de la inconmensurabilidad - Kuhn) de las concepciones clásico-jerárquicas al ver la lógica
aristotélica como sólo una variante, una contextura del pensamiento
racional entre otras muchas posibles.
·
Extensión
de la naturalización de la
epistemología (Quine
la limitaba a la dimensión de psicología del conocimiento) utilizando
resultados de la ciencia sociológica, o de la Cognition Science, para
elabora el marco conceptual desde el que efectuar la meta-observación sobre las
teorías y métodos propios de las distintas disciplinas.
·
Aceptación
de la circularidad (carácter de paradoja)
de toda fundamentación: la ciencia, y también la filosofía, son vistas como
sistemas sociales autopoiéticos y auto-referenciales, (como la mano que
se dibuja a sí misma -Escher)
con clausura operacional, aunque acoplados estructuralmente al entorno.
·
Superación
de la dicotomía pensar (teoría)/acción (praxis) gracias a la afirmación de la
dimensión vida: un sistema es inteligente
si sabe cómo mantenerse vivo.
·
Admisión
de la complejidad en la razón vital humana (razón fronteriza), constituida en
su diferencia a un último entorno global, a la vez negado y afirmado de forma
activa y consciente.
·
Constructivismo
socio-comunicacional: juegos de lenguaje contextualizados socialmente -
y terapia ante la tentación del giro lógico-lingüístico pues el lenguaje
sólo es un componente de la comunicación.
·
Carácter
evolutivo de todo sistema de conocimiento (y de las teorías, conceptos o
contenidos científicos) – la tesis sobre la "evolución del dogma"
anticipaba este principio.
·
Recuperación
de lo dialógico: sustitución de los criterios de verificación (o
falsación) por el criterio de la nunca definitiva comprobación mediante el
sometimiento de las formas propias de observar a la observación por otros en la
discusión (dimensión comunicacional-argumentativa contrapuesta a control desde
el objeto conocido, que es en el fondo lo que busca el positivismo).
·
(….)
: puntos suspensivos, la historia sin fin.
Bijker, W./ John Law (1992): Shaping
Technology/Building Society. Studies in Sociotechnical Change.
Doménech,
M./Tirado F.J. (1998): Sociología Simétrica. Barcelona, Gedisa.
Jullien,
Fr.: Un sabio no tiene ideas. Madrid, Siruela
Luhmann,
N.: La ciencia de la sociedad. México, Madrid, Anthropos.
Luhman,
N./ Maturana/ Namiki / Redder/ Varela (1992): Beobachter (Observador). Wilhelm
Fink (casi todo en inglés). München, Fink.
Spencer Brown, George (1972): Laws of
Form.
Watzlawick,
P. et al. (1993): La realidad inventada. ¿Cómo sabemos lo que creemos saber?
Barcelona, Gedisa.
Watzlawick,
P. / Krieg, P. (1995): El ojo del observador. Contribuciones al
constructivismo. Barcelona, Gedisa.
Diccionario
de Filosofía. Ferrater
Mora, J. (edición actualizada). 4 vols. Barcelona. Ariel (1994).
Enzyklopädie:
Philosophie und Wissenschaftstheorie (Enciclopedia- Filosofía y Teoría de la Ciencia). Ed. J.
Mittelstrass, 4 vols. (1995). Stuttgart-Weimar : Verlag J.B. Metzler.
Historisches
Wörterbuch der Philosophie (Diccionario histórico de la filosofía) - Refundición total del antiguo
diccionario editado por Rudolf Eisler, y reeditado por Ritter/Gründer. Basel:
Schwabe & Co. + Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgesellschaft (1973 -
2002).
Phil-Lex (en alemán): http://www.phillex.de/index.htm
A Dictionary of Philosophical Terms
and Names http://www.philosophypages.com/dy/
Philosophy of Mind Glossary http://www.cogsci.ed.ac.uk/~ddb/teaching/glossary/index.html
The Internet Encyclopedia of
Philosophy http://www.utm.edu/research/iep/
A Philosophical Glossary http://www.hfac.uh.edu/phil/leiber/!glossar.htm
Stanford Encyclopedia of Philosophy http://plato.stanford.edu/contents.html
Web Dictionary of Cybernetics and
Systems http://pespmc1.vub.ac.be/ASC/IndexASC.html
Del
autor, con explicaciones de estos temas: http://www2.uah.es/estudios_de_organizacion/
Dr.
José Rodríguez de Rivera
CEPADE
- Universidad Politécnica de Madrid / IDOE-Dpto. Ciencias Empresariales -
Universidad de Alcalá de Henares
Volver a Página Inicial
[1] Ver, en el Web de la Univ. Pontificia de Comillas:
http://www.upco.es/webcorporativo/Centros/Asociaciones.asp