M.D.
Gonzalo Barbero, un ganadero de Topas, puede haber dado con la "tecla" para no sufrir los ataques del lobo. Una solución que tiene cuatro patas y que no es un mastín o perro similar, sino un burro, o mejor dicho, una burra. "Desde hace mes, mes y medio, hemos soltado un ejemplar junto a unas 70 vacas, tal y como nos aconsejaron los propios forestales. Desde entonces no hemos vuelto a sufrir ataques pese a que el lobo ha estado rondando por fincas de la proximidad", afirma Gonzalo.
El ganadero salmantino reconoce que él mismo admite estar sorprendido por estos resultados iniciales, a los que ya busca explicación. "El burro tiene un buen olfato, por lo que detecta la presencia del lobo antes y, al rebuznar, alerta a las vacas, que toman entonces más precauciones con sus terneros", razona.
Precisamente, él ha llevado el burro junto a las novillas y madres primerizas, ya que son los animales más inexpertos en el caso de que les atacara un lobo y también los más asustadizos. De momento, los resultados son más que satisfactorios y económicos, porque la burra la compraron a un vecino del pueblo que ya no la necesitaba.
Más información en LA GACETA de este martes 10 de mayo