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Canciones Para No Dormir la Siesta

"Canciones Para No Dormir la Siesta" fue un colectivo musical uruguayo pensado inicialmente para niños pero que cautivó al mismo tiempo al público adulto. Se inició el 19 de junio de 1975 y se disolvió en julio de 1990.

Inicios

Cuando debutan en la sala Mercedes de El Galpón el 19 de junio de 1975 el inicial repertorio está constituido por adaptaciones de canciones infantiles tradicionales y algunas composiciones propias. Concebido como un espectáculo de revista musical y sin hilo argumental para sostener la atención del público infantil durante dos horas. El éxito fue inmediato y sentó las bases para los futuros espectáculos dedicados al público infantil.

Integrantes

La formación más estable (que permaneció más tiempo junta) fue: Susana Bosch – Nancy Guguich – Gonzalo Moreira – Jorge Bonaldi – Gustavo Ripa – Horacio Buscaglia y Carlos Vicente.
Desde 1978 hasta 1990 todos menos:
Horacio Buscaglia hasta 1982 aunque siguió vinculado en la creatividad,
Gustavo Ripa: hasta 1988.
Coco Fernández llegó en 1987 y
Guzmán Peralta sustituye a Gustavo Ripa en 1988.
Jorge Lazaroff y Cecilia Prato estuvieron entre 1980 y 1981

En 1975 algunos integrantes del grupo que anteriormente habían integrado Patria Libre, (Jaime Roos, Jorge Bonaldi, Raúl Castro Breccia y Jorge Lazaroff), parten a España para retomar dicho conjunto, por lo que Canciones Para No Dormir la Siesta es integrado —por un corto período— por los músicos Pippo Spera y Urbano Moraes.
También estuvo Daniel Queiroz en sustitución de Bonaldi en 1975.
Urbano Moraes nunca tocó con el grupo, sí estuvo colaborando en grabaciones que no se editaron y en algún toque eventual.
Alguna vez tocó también Marcos Gabay, por un período muy corto, como sustitución de Carlos Vicente.


Itinerario

Cuando en 1976, recrudece la persecución contra la cultura por parte de la dictadura que clausura y expropia las dos salas de El Galpón, los instrumentos del grupo quedan secuestrados dentro de la sala grande del teatro.

En 1978, el grupo decide continuar nuevamente con el espectáculo. Jaime Roos se había quedado en Europa y Bonaldi que había retornado en 1977 a Montevideo se reincorpora a Canciones para no dormir la siesta. El espectáculo se reformula con Gustavo Ripa, que permanece hasta 1988, Jorge Lazaroff y Cecilia Prato que permanecen hasta 1980. Se radican en el Teatro Circular, entre los años 1978 y 1981.

En 1981, aparte del Teatro Circular hacen espectáculos en todo el país. En 1982 actúan en el recién formado Teatro La Candela de Pocitos, en la antigua sala Shakespeare and Company —donde debutaron Los que Iban Cantando— y que primitivamente había sido La Claraboya Amarilla, de Alfredo Zitarrosa.

Los espectáculos masivos se suceden en el Palacio Peñarol, en el Estadio Centenario, en el Cilindro Municipal. (Recordar los “Derechos del Niño” – Palacio Peñarol 2 funciones seguidas agotadas y a la semana siguiente Cilindro, a beneficio de Unicef.

En 1984, vuelven al Teatro Circular donde realizaron el espectáculo durante todo el año.

En 1985 —ya en democracia— hacen una breve temporada en el Teatro El Galpón y en setiembre, un masivo espectáculo en el Palacio Peñarol festejando sus 10 años.

En el carnaval

En 1986 realizan su espectáculo en los escenarios del carnaval multiplicando la venta de discos al llegar a todos —sin excepción— los sectores. Realizan una temporada en el hoy desaparecido Teatro Carlos Brussa, y sin interrupción hacen giras por el interior del país.

En 1987 vuelven al Carnaval reeditando el éxito del año anterior. Y luego realizan una larga temporada en el Teatro El Galpón.

En 1988, continúan presentándose en Carnaval, en el Interior del país y, en las vacaciones de julio, realizan una temporada en el Cine Princess, con localidades agotadas permanentemente.

En televisión

En 1989, el 6 de enero, día de los Reyes Magos, junto a Canal 10 producen un impresionante espectáculo en el Parque Central, uno de los primeros recitales con tres pantallas gigantes.

En mayo de 1989, debutan con su propio espacio en la televisión, en vivo y en directo, desde el estadio cerrado de Defensor, con una hora y media de duración. Cada semana se presentaba un programa diferente y —quizás— este esfuerzo de libreto sostenido, durante un año, con objetivos personales de los integrantes que se habían diversificado a lo largo de los 15 años de existencia del conjunto y los propios cambios del público y del mercado de espectáculos tuvo cada uno su peso en la disolución del grupo.

 

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