Escribir como errar

Singer llegó a llamar “padre de la literatura moderna” a un noruego, desconocido hoy, que obtuvo el premio Nobel de Literatura: Knut Hamsun. Justo lo descubro cuando leo a Istrati, otro vagabundo, éste rumano. La obra más recomendada de Hamsun es “Trilogía del vagabundo”. Mann dijo de él que se merecía al Nobel ya sólo por haber escrito “Bendición de la tierra”, en la que aboga por reencontrarse con la naturaleza, volver a la granja de la que algunos nunca debimos salir. Como Horacio, como Fray Luis de León, como Fray Antonio de Guevara, el obispo de Mondoñedo del prólogo del Quijote.

Pero Hamsun también se la vio con la “justicia”. Por apoyar a los nazis, el fiscal general del estado noruego –un Cardenal o un Conde la vida- y unos psiquiatras deciden internarlo en un manicomio. Él los retrata en un libro posterior en el que demuestra toda la farsa. Aquello pasó en 1945. hoy no te meten en psiquiátricos: tan sólo te ignoran. Parece más llevadero; es menos literario.

Las risas de Bin Laden

Leo en una entrevista a Martin Amis que cree que el Islam “es una fuerza poco feliz, anticómica, severa” y que no sabe “qué haría reír a Bin Laden”.

Es frustrante que un escritor tan cosmopolita –o eso creía- como Amis diga estas tonterías. Yo convivo con islamistas, algunos tan fanáticos como nos quiere hacer creer que es Bin Laden, y se ríen por lo mismo que yo. De ellos mismo. De sus debilidades. Son hombres, humanos. De la misma manera que no a todo el mundo le sienta bien el alcohol, no a todos les acae su religión, sea la que sea.

En un suplemento de El Mundo pretendían burlarse de las cartas “infantiles” del que dicen es el mayor terrorista de Irak –a criterio occidental, para los musulmanes el mayor terrorista es Bush-. Analizado por estudioso del Corán, esas cartas so “normales” y “cariñosas”. Supongo que como las que escribimos usted y yo a la familia y amigos. Desafío a los de El Mundo a que lean las cartas de las monjas de clausura o de fanáticos de los “kikos”. Yo les puedo proporcionar alguna, si quieren. Y luego estos grandes profesionales hablan del respeto a las ideas y a otras formas de pensar, sean o no imbuidas por una religión…

Prólogos, apócrifos y manos extendidas

Soy un apócrifo. El que escribe esto no es el verdadero Pablo. Es un alienado, máscara de sí mismo, farsante hasta el paroxismo, embaucador a ratos, manipulador verbal seguro, iluso las más de las veces, llanero solitario cuando roza la certeza. Quizás entremedias aparezca el auténtico, el humano, escondido tras el personaje. Saulo de Tarso bramaba contra la doblez en la palabra. Ingenuo. Las palabras tienen dueño.

Dice Lobo Antunes (Portugal): “Los libros ya están escritos y tú sólo los has descubierto porque has extendido la mano”.

Almudena Grandes, en su comentario radiofónico al prólogo del Quijote dice que, por este texto, Cervantes es más grande aún que por el Quijote. La verdad de las mentiras. El juego del escondite de un manco que tanto vivió como ocultó, no en vano aparece en ALO.

Quizás la literatura sólo sea la búsqueda del personaje. Atrapar a humanos extendiendo la pluma. Porque esos humanos siempre necesitarán cronistas que, con morboso deleite, describan sus horrores y sus errores. Para que otros los repitan o aprendan.

Morris, ciencia contra religión

Recuerdo que un capítulo fundamental de misi clases de religión –católica, por si algún lector despistado no lo recuerda, hace ya tanto- era el referido a conciliar ciencia y religión. Vamos, más difícil que deconstruir el misterio de la trinidad o hallar la fórmula de la tortilla perfecta.

Leo e una entrevista a Desmond Morris (deben leer “El mono desnudo”, aprenderlo, sigue vigente) que “la iglesia propaga un concepto biológicamente erróneo, el sexo no es para procrear”. Y da cifras: 9 de cada diez coitos son mero juego. El sexto mandamiento siempre ha sido fuente de culpa, la base de las religiones. Culpa y muerte, pecado. Sobre la muerte dice Morris: “el temor a morir lo adquirimos con el desarrollo de la comunicación verbal”. Si el orgasmo es la “pequeña muerte” (franceses), la palabra es la vida que nos explica, a nosotros y a los prójimos, a los próximos, que podemos morir. Pero, mientras, confesamos que hemos vivido.

Morris acaba de publicar “La mujer desnuda”. Ya me tarda leer este tratado de zoología sobre lo que para este autor es el ser “más evolucionado del planeta”.

Noticias desde el aire

Vuelo transoceánico. Destino Costa Rica. Un hermano que se aburre mucho. Pero que se acuerda. Entre él y su novia se ponen a escribirme una carta. Tantas horas de avión dan para mucho. Para tanto que Jorge, en un alarde de osadía, decide “castigar” a una pasajera con mi historia. Bueno, no toda, sólo la de estos últimos tres años. Y la pasajera, no recuerdo ahora su cara, se anima a ponerme unas letras de ánimo. Mi mujer sí recuerda su cara (yo me he propuesto la higiene mental de prescindir de TV) y dice que es famosa. Que antes presentaba telediarios y ahora se dedica a grandes reportajes. En ese avión se dirigía a Honduras (Viva El Salvador!, que diría Trillo) a hacer un reportaje sobre los pandilleros.

Se me ha pasado por la sesera que mi hermano ha secuestrado a esa pasajera y le ha obligado a escribirme esa nota. Ignoraba tal capacidad de convicción del benjamín d el a familia Santiago García. Tendré que ponerle un correo a Almudena Ariza para que me lo cuente. Quizás dé para otro relato corto, como casi todo lo que me pasa en este kafkiano devenir del último trienio. Aún así, fuera sarcasmos, gracias. Al secuestrador y a la secuestrada. Bendito síndrome de Estocolmo…

Tecnobobos

Apareció en el ‘Ciberpaís’ de 29/9/2005. Se llama Julio Villanueva Chang. Es peruano. Dice, admite, que guarda 2.500 mails en la bandeja de entrada de su programa de correo electrónico y que “antes, mi madre los guardaba en discos, pero yo no sé como hacerlo. Es una mezcla de vagancia e incompetencia”.

Chang, el peruano, edita una revista cultural, “Etiqueta negra”. Lo que me lleva a una confusa mezcla de indignación, estupor y admiración. A pensar que los inútiles analfabetos digitales no tienen excusa para lanzarse en Internet y en la informática. Y a sugerirles a los de ‘Ciberpaís’ que cambien el título de la sección. De “Tecnogente” a “Tecnobobos”, o simplemente “Inútiles sin complejos”.

Miedo a la cordura

“Que perdamos todo, menos a cabeciña”, me solía repetir, supongo que por sus propios miedos, mi abuela. Hace unos días, Eudosia, la de Suso el marino, también expresaba ese temor: “A ver si cuando salga de allí no pierde la cabeciña”.

En mi familia, sobre todo si te toca ser varón, siempre, ha habido miedo a la locura. Si eres hembra, tus genes traerán jaquecas y depresión, tristezas infinitas, más o menos inexplicables. Pero el macho suele andar más revolucionado. Hormonas. Ambiente. O combinación de todo. Da igual.

Ya no tengo miedo a la locura, vencí ese temor en la adolescencia. Tampoco al desajuste, que incluso veo sano, dentro de un orden, incardinado en el caos. Mi temor ahora, demostrados los beneficios de los orates, es a la cordura. A los que tienen siempre la razón, justicia y dignidad de su lado. A los que se dan el lujo de clasificarte, encasillarte y ponerte camisas de hipocresía de muchas varas. A mi ya no me engañan. Disfruto del insomnio, de la obsesión, de la procacidad, de la incorrección, del desmán y de lo que no gusta oír. Ni ver. No me escondo ante sus tempestades, ante sus vanos Apocalipsis.

Para el invierno que me avecinan me vestiré bufandas de palabras, y mis abrigos verbales irán forrados de “sobrevivirés”. Ya no acepto consignas ni monarquías donde no sea yo el rey desnudo.

Bulos científicos

Una revista de divulgación recoge en sus páginas algunas teorías científicas que con el paso de los años se han revelado erróneas, o al menos, poco eficientes. Una de ellas, que aún pervive en el imaginario popular, que se suelen atribuir algunos individuos cuando quieren arrojar su frustración sobre otros, es la llamada “recuerdos en el sótano”.

Seguro que les suena. Data de los 80. un grupo de psiquiatras y psicólogos (USA, sobre todo, y los chuparruedas europeos luego) estableció que la  ansiedad, la depresión, la inhibición sexual y algunas fobias procedían de abusos en la infancia. Se recurrió a la hipnosis para ver qué había de verdadero en esta tesis.

La evidencia científica, comprobada en los últimos diez años, es que la represión de recuerdos es escasa. Es más fácil implantar falsos recuerdos, o modificarlos para que la psique del individuo viva tranquila. Los recuerdos reprimidos apenas provocan disfunciones en la edad adulta. En román paladino, como dijo alguien: “a partir de cierta edad, cada uno es responsable de su cara”. Y, al hilo de esto, ya hemos explicado aquí que el  cerebro está construido para sobrevivir. Sólo si se enferma hace que surja el sufrimiento. Y la  religión y a veces la moral son pequeños o grandes tumores. Según se vivan.    

Metacitas

“Como suelo inventar citas, voy a inventarme una de Cioran: ¿Qué prueba un texto cargado de citas? ¿Modestia? ¿Cobardía? ¿O rivalidad? Más que todo eso, un deseo de indicar que el tema no te concierne directamente”. Es cita de Enrique Vila-Matas. Como Pessoa, como Saramago, como Lovecraft, algunos tenemos el vicio de inventarnos citas, heterónimos, libros, hechos. Cruzamos la línea realidad-ficción sin dudar. El sólo hecho de escribir, o antes, el hecho de escoger sobre qué se escribe, es ficción. Aunque luego se viva, y el golem creado sea usado contra ti, como todo lo que digas cuando te detengan.

En los últimos tiempos he conocido a diferentes tipos de jueces: los simples, los chismosos, los que pasaban por ahí, los oficiales –quizá los peores, pues llegan a la prevaricación y al cohecho con conocimiento de causa- y los oficiosos. Ninguno de ellos me da de comer. Al contrario, están fascinados por la posibilidad de tener poder para perjudicarme, y conmigo, a los míos. Pero dan en hueso. Para ellos, la cita es de Suso de Toro: “La sumisión crea súbditos”, que unida a la de Guzzanti: “La ignorancia es lo más cercano al fascismo” combinan de vicio. Y este tema sí me concierne, aunque esté superado.

Lo nuevo como motor de pensamiento

Cuenta Goldberg, un neuropsicólogo que estudia la materia gris, que “según crecemos, nuestra visión del mundo se va simplificando a lo que vemos a través del prima que van formando nuestras experiencias. Eso reduce nuestra capacidad de asimilar todos los detalles de las cosas”. Esto es, que nos perdemos buena parte de lo que nos rodea porque las orejeras de nuestra experiencia sumadas a la visera de nuestros intereses nos producen un efecto túnel insalvable. Si a ello sumamos el ritmo infernal que algunos llevan, allá te espero.

¿Qué sugiere Goldberg para abrirse a lo nuevo? “Hacen falta retos intelectuales. Cuando nuestro trabajo empieza a parecernos sencillo hay que pensar en un cambio para encontrar esos estímulos”. Mi pregunta es: ¿quién posee la honestidad y la sensibilidad para darse cuenta de eso? ¿cuántos lo harían, aunque la tuvieran? Nombre algunas profesiones/estadios personales: funcionarios, jueces, políticos, periodistas, y el “non plus ultra”: ¿hay algún tertuliano –ahora Carles Francino les rebautiza como analistas- honesto? ¿y sensible?.

Como colofón, unas líneas de Grace Paley: “Confió plenamente en mí, se echó a la espalda mi pasado, dejó limpio mi expediente, que es lo que jamás harán las otras burocracias”.

Ingenuo

“En un mundo lleno de cínicos y de pícaros, leer con lealtad es tarea propia de ingenuos”, cuenta Victor Moreno en un artículo sobre Atxaga. Se pretende, dice, negar la validez del escritor aludiendo a su comportamiento público, el cual, al no corresponderse con lo que se espera de él, hace que toda su obra no sea tan maravillosa como aseguran sus lectores. En definitiva, como no es como nosotros, no puede ser bueno, ni como persona ni como escritor.

Ya tratamos aquí –es ya una especialización, producto de la deformación profesional- el lado oscuro de cada escritor, de cualquier artista. Que unas veces le redime, muchas –si vive- lo hunde y otras lo convierte en personaje de culto.

Mas hay gente que obvia todo eso. Cualquier asunto que le sobrepase, o le sea totalmente ajeno o rechazable, jamás lo aceptará. La impermeabilidad a ciertos pensamientos. Con cumbres como Millán Astray o algunos jerarcas nazis, viejos dirigentes americanos, vetustos mandatarios rusos y líderes chinos. Elementos así los hay por todo el orbe y durante todo el tiempo. Tanto que Kertèsz, premio Nobel húngaro, dijo: “Debería emprenderse una historia intelectual del odio al intelecto”. Es tarea ímproba, de quijotes, pero también alguien se hizo 10 tomos sobre la historia criminal del cristianismo. ¿Habrá empezado alguien ya? ¿Algún lector ingenuo de esto?.

Otra de citas salteadas

Simone de Beauvoir, sobre Sade: "En la cárcel entró un hombre, y de ella salió un escritor" "¿Hay que quemar a Sade?".

Paulo Coelho: "Admiro a Castaneda y a la Inmaculada".

George Clooney: "Aprendimos a comer deprisa cuando nos invitaba otra familia, porque mi padre casi siempre discutía con los anfitriones y teníamos que irnos antes del postre". El padre de este guapo de Hollywood era periodista. Incómodo. O.K.

Berlanga: "Los libertarios no aceptamos consignas".

Accidents Polipoètics: "La transición no acabará hasta que llegue la República".

Buen tipo

Nos dejó en septiembre José Luis Velasco. Hacía "Clave de Ser" en esta última época. Escuché su último programa, por esos caprichos de Morfeo con los insomnes o desordenados de la noche. Pero lo conocí en Madrid, al lado de Gabilondo. Era una especie de Mariano Mariano en lo físico, pero con un alma más grande que su cuerpo, que era gigante. Se había enamoradod e Galicia (Bayona) y de la música clásica. No decía todo lo que querría, pero dejaba entrever un gran escepticismo. Tenía sólo 50 años, una voz prodigiosa y oyentes incondicionales. Por lo que han dicho sus compañeros al despedirlo, creo no haberme equivocado en mi análisis. Y me alegro. Hay voces que lo dicen todo, preguntas que se contestan solas, guiños al oyente que sólo un buen comunicador transmite.

Gracias por tantas horas y tantas sensaciones, Velasco.

La "Lolita" del estómago agradecido

Dice Haro Tecglen, estómago agradecido de Prisa o Polanco, tanto monta, que "Lolita", de Nabocov, no se podría publicar hoy más que en una colección de pornografía. Dice que vivimos unos tiempos "muy moralistas". ¿Asombra tanto esta opinión dicha en la SER, escrita en El País y repreguntada por Concha García Campoy en "Punto Radio"?.

Más se asombrarían los lectores y oyentes de ese imperio mediático si supieran que Haro, y Gabilondo, y algunos más de los numerosos mercenarios intelectuales que trabajan para Prisa, como Villena, han recibido ALO y ni siquiera han dado acuse de recibo. Quizás si un fiscal de menores de la Audiencia Nacional les dijese que es "un libro extraordinario" se atreverían a contar que existe. Ellos y los de Zeta, y todos los que lo han vetado hasta ahora. Ese fiscal lo ha dicho, me lo ha dicho, y, como ellos han hecho conmigo hasta ahora, usaré esas palabras en su contra. No me van a tener siempre callado. Y cuando digo callado digo poco.

"Lolita" no deja de ser una novela que han alzado los hipócritas y doblemoralistas del siglo XX. Los mismos que ahora venden armas con una mano y dan limosna a ONG's con la otra. Los mismos que claman contra la violencia hacia la mujer y frecuentan burdeles de alta y baja estufa. Pobre Haro: ¿qué dirá cuando lea a Salten, Sade o Apollinaire?.

Teología en el bar

No les basta con tener infiltrados de su ideología en cada escuela, cada juzgado, cada cárcel, cada ayuntamiento. No. También hay capellanes en las universidades. Públicas y privadas. Y a algún periodista simpático le hace gracia que hagan proselitismo en ellas. Hasta imitan al susodicho captador de almas a un programa de radio. Allí le esperaba Rosa Regás y le suelta: "¿Entonces hacen lo mismo que el Opus?". Ahí lo pilló. Regás sabe bien de lo qué habla. A mí intentaron captarme tres veces a lo largo de mi vida. Como no pudieron, un fiscal de los suyos, Jesús Alonso Santos, que se permite citarle la Bíblia al juez-psiquiatra Vázquez Honrubia, me manda a chirona. Almas descarriadas. No merecemos otra cosa. Como soy relativista, esa especie de hereje que enfada a Benedicto XVI, debo considerarme afortunado. Hace unos siglos sería quemado en la hoguera por menos de la mitad de lo que he escrito. Esas hogueras que tanto iluminaron la cristiandad.

¿Para cuándo un estado laico? ¿Hasta qué hora debo pagar la contaminación moral de los católicos en las escuelas? ¿Es que nunca vamos a sacar a Franco del palio?

Campaña contra el sistema carcelario

Me informa un "garganta profunda" -no, Lovelace no tiene mucho que ver- que se prepara una campaña de envio masivo -como esas armas de destrucción que los que las tienen usan para impedir que otros las hagan- de postales a centros penitenciarios. Desconozco el país. Cualquier monarquía bananera, supongo. Suena interesante.

Las postales, surgidas de todo lugar, asociación e incluso bar, tan sólo llevarán la dirección de un centro penitenciario y una pregunta, a escoger de la siguiente selección:
1.- ¿A cuantos presos ha rehabilitado hoy, carcelero?
2.- ¿Sabe si hay algún carcelero corrupto trabajando con usted, señor don carcelero?
3.- ¿Ha muerto alguien hoy en alguna celda? ¿No? ¡Enhorabuena! ¿Si? Tranquilo, usted es impune, carcelero.
4.- ¿Ha metido algún parte falso a algún preso hoy por motivos personales o raciales? Ah, fue ayer... Tranquilo. Amén.
5.- ¿Cree que su trabajo de carcelero es digno?
6.- ¿Piensa que ser carcelero consolida una sociedad democrática?
7.- ¿Mira para otro lado cuando algún carcelero compañero suyo maltrata física o verbalmente a un preso?
8.- ¿Conoce usted, carcelero, los derechos de los presos? ¿Los respeta?

Hay casi 20 más, pero no quiero ser prolijo. Ya ven por dónde van los tiros. Los promotores de la campaña se hacen llamar "Comando Desarmado por una Nueva Conciencia Penitenciaria". Como no les cabía en las tarjetas de visita, han pasado a conocerse con las iniciales J.B. Si pasan la campaña a España y logro "interceptar" alguna postal les mantendré informados.

Prioridades políticas

Mis pensamientos sobre la cara marmórea de los políticos no hacen sino resplandecer, de tantos ejemplos como ofrecen cada día que transcurre.

Alonso, ministro del Interior. Se atreve a aludir a la riqueza europea para que no se pongan excusas a la hora de retener llamadas telefónicas y tráfico de internet durante un año o los que quieran los pro-fascistas como él. Pero no menciona esa misma riqueza para instalar cámaras en cada sala de tortura -perdón, de interrogatorio- de las comisarías españolas, en esos 5 días infernales de incomunicación. Quizás, si las pusiera, algunos ciudadanos, sobre todo vascos, dejarían de hacer figuras estrambóticas como la garza o el pato; no veríamos toallas mojadas, ni bolsas extrañas, ni a gente haciendo flexiones ante cabos chusqueros como los de aquella rancia mili que tantos sufrieron. Quizás.

Eso, en España. Aquí, en Galicia, Quintana y los suyos llevan como prioridad, al parecer, una selección autonómica de fútbol. No habrá suficiente con el que nos invade que nos falta otra cuadrilla de 11 o 12 chupando del erario público. Menos mal que el BNG buscaba dar impulso a la cultura. Se ha lucido la señora Bugallo. Es lo que tiene ser gobernados por los ex-hippies del 68.

Probar a los muertos

Como se prueba una comida antes de servirla; o un alfarero su vasija antes de entrarla al horno; o tan sólo si está templada el agua antes de la ducha. De la misma manera, de forma consciente o no, probamos cada día a los nuestros.

A veces somos injustos, pero debemos actualizar nuestra realidad para seguir el sendero vital. Preguntar, indagar sobre los que nos rodean, tentar sus afectos y rechazos es crucial para una realidad en la que nos podemos rehacer cada poco, en nuestro cuerpo y nuestras ideas. La metáfora del río en el que nos bañamos, que nunca lleva el mismo agua, es perfecta para aplicar a la marea y al mareo de fidelidades, amores, enemistades, envidias, rencores y rincones de cuantos comparten, primero nuestro techo, luego nuestra acera, más allá nuestra comunidad.

A menudo hacemos daño, pues probando el dulce no aciertas si llevas la boca sucia de otro sabor; si aprietas la vasija en demasía, la quiebras sin querer; si duermes mal quizás creas que el agua de la ducha no está a tu temperatura. Siento ser tan humano. Y siento porque lo soy. Los sentidos, no hay que buscar en los presocráticos, también se engañan.

Alicia en el lado oscuro

Related Posts with Thumbnails