Drakenland / El lobo zamorano

“El mundo sobrevive en el centro de una balanza en cuyos platillos se encuentran el bien y el mal. Tú naciste para equilibrarla porque no puede haber luz sin oscuridad ni oscuridad sin luz…”

No cabe duda alguna de que 1995 fue un año dorado en lo referente al género del RPG que vio nacer en él títulos de extraordinaria calidad que pudieron disfrutar fundamentalmente los usuarios de la 16 bits de Nintendo que, en ausencia de una plataforma capaz de plantarle cara a PSX y Saturn, alargó la vida de su SNES hasta la tardía aparición de su N64. De este modo juegos como Final Fantasy VI, Chrono Trigger o Dragon Quest VI grababan con letras de oro su nombre en la historia del videojuego mientras sus rivales sacaban al mercado lo que iban a ser los primeros experimientos de cierto nivel en el mundo doméstico de los videojuegos en 3D.

En esta vorágine, Enix, al margen de su ya mencionada sexta entrega de su saga estrella, sacaría al mercado la tercera entrega espiritual de la trilogía comenzada por Soul Blazer y sucedida por Illusion of Time, a la que pondría por nombre el de Terranigma. Un action RPG que supuso la culminación un género que le reportó no pocas alegrías a los fans de “El cerebro de la bestia” y del que algunos llegaron a afirmar que era netamente superior al Zelda.

Con éste se cerró también otra terna autóctona del mercado Europeo formada en este caso por su predecesor y el Secret of Evermore de la rama americana de Squaresoft, con la que la gran N lanzó el que posiblemente fue uno de los órdagos más importantes de su trayectoria como fue el intentar popularizar un género tan poco arraigado en Europa como el de los juegos de rol al estilo japonés, lanzándolos incluso al español. Así fue su idea.

Esta entrada por cierto va con un “recadito”. “Et vaig dir que, si us plau, no llegissis la bitàcola fins que acabessis els examens, però ja que no m’has fet cas… molta sort en els examens d’aquesta setmana, encara que sé que no la necessites“. Comenzamos

Ficha Técnica

• Título: Terranigma / Tenchi Sozo The Creation of Heaven and Earth
• Plataforma: SNES
• Compañía: Quintet / Enix
• Distribuidora: Nintendo
• Género: Action RPG
• Año de lanzamiento: 1995 en Japón y 1996 en Europa
• Unidad de almacenamiento: Cartucho de 32 Megas

Introducción

Historia

Ark es un joven del pueblo de Krysta que es conocido por su carácter travieso y un tanto irreverente que dedica su vida a las trastadas hasta que un día, al visitar el sótano de la residencia de su maestro, encuentra una caja que, al abrirse, libera a un pequeño engendro llamado Yomi cuya aparición congela en el tiempo a todos los habitantes del pueblo menos al Sabio del mismo, quién le revelará que su misión en la vida será resucitar al mundo de la luz y luchar para que éste evolucione y prospere. La epopeya por el futuro de la raza humana, acaba de empezar.

Análisis

No han sido pocas las tentaciones que he sufrido en este artículo de sustituirlo por un dossier que ilustrase cómo Enix o en su defecto sus estudios asociados, se obsesionaron con la idea de trasladar al mundo del videojuego la idea de la evolución del planeta por un lado, y de la raza humana tanto en sus aspectos fisiológicos como ideológicos por otro. Así, de aquel mediocre “E.V.O.: Search for Eden” de Almanic y su retrato de la vida anterior a la aparición del hombre, pasó al intento de retratar en movimiento de los continentes y el legado de las diferentes civilizaciones en su Soul Blazer, pasando por el Illusion of Time hasta la llegada del título que nos ocupa: Terranigma.

Sin embargo, la identidad propia de la singular aventura del mítico Ark y su odisea para convertirse en una especie de semidios ocupa un lugar lo suficientemente importante en la historia del videojuego como para dedicarle una reseña al margen, en la que se detallasen algunos de los rasgos que hicieron del videojuego que protagonizó, una simple obra maestra incapaz de morir y de quedar obsoleta por mucho que se acumulen los años a sus espaldas.

Tras el rastro de dos grandes estelas, pero sin muchos de sus privilegios

Como dijimos en la anterior ocasión, tanto Illusion of Time como Secret of Evermore gozaron de una distribución en España de las que hoy denominaríamos como “Edición Coleccionista” con una caja tamaño folio, un libro de pistas que hacía las veces de guía, algún que otro añadido, y lo más importante; la traducción al castellano.

Por aquella época, y como bien señalaba nuestro amigo Ciro en su review de Star Wars de NES, el inglés era el idioma vehicular de los videojuegos y sólo el francés y el alemán le hacían sombra debido al mayor volumen de sus mercados en relación al nuestro, y el hecho de que una distribuidora se lanzase a su traducción significaba una apuesta de gran riesgo que no todo el mundo hubiese podido afrontar.

Carátula original japonesa en la que se basaría la versión PAL

Al margen de esta consideración, el cartucho fue lanzado el 20 de octubre de 1995 en Japón, pero su llegada a España tuvo lugar a finales de diciembre del 96, un par de meses antes del lanzamiento de N64. Aparte de eso Mega Drive había ganado claramente su partida contra la SNES en nuestro país y ésta recibía novedades con cuentagotas que servían para contentar a sus usuarios para que aguantasen hasta la llegada de la consola de 64 bits de la gran N.

Todo ello unido al lanzamiento de Donkey Kong Country 3, que en cierta manera ensombreció la puesta de largo de esta obra maestra, condenaron a Terranigma a prescindir de la ya tradicional caja de tamaño folio, aunque sus compradores, recibieron aparte y de un modo gratuito un libro de pistas similar al de sus dos predecesores.

Esto sí que es “HAMOR” con una hache que sobra y no el que reparten en EPI

Pero no nos debemos llevar a engaños, puesto que ni gozó de una gran campaña publicitaria y su distribución estuvo muy lejos de resultar siquiera aceptable. Unos hechos a los que hubo que sumar una traducción bastante cuestionable en la que, a las faltas de ortografía, se le sumaba un uso un tanto ortopédico del castellano, algunos cambios incomprensibles en los nombres de los personajes como el que sufrió Elle al ser rebautizada como “Naomi” y los constantes errores, entre los que destaca por méritos propios el de haber cambiado de sexo a Mei Lin durante toda su primera parte.

Una serie de fallos cuanto menos injustificables, aunque en cierto modo excusables debido al poco arraigo del que, como ya hemos dicho con anterioridad, gozaba el castellano en el mundo del videojuego, en el que abundaban cartuchos que normalmente venían sin ni siquiera subtítulos y se vendían sin embargo a precios que oscilaban entre las 8.995 pesetas (54 €) y las 12.995 pesetas (78 €).

Perfecto equilibrio entre la sencillez y la espectacularidad gráfica

Muchos son los analistas que afirman que el duelo generacional entre SNES y Mega Drive fue posiblemente el más apasionante y honrado de la historia. Se trataba de dos sistemas muy limitados técnicamente, en los que los desarrolladores pusieron lo mejor de sí mismos para asombrar con sus gráficos y suplantar sus posibles carencias con algo tan olvidado como lo es aquello que se dio en llamar “jugabilidad”.

Super Nintendo era objetivamente hablando superior a la 16 bits de SEGA en cuanto a prestaciones, aunque la diferencia entre ambas nunca se hizo demasiado patente salvo en todo lo relacionado con su famoso chip MD7, que permitió a los usuarios de esta máquina gozar de los efectos de transparencia proporcionados por el Ghost Layering y del tan manido Modo 7, con el que emulaban las 3D a base de sprites.

En relación a este último, Terranigma hizo un aprovechamiento verdaderamente fantástico del mismo, aunque, como siempre, vinculado a los desplazamientos entre localidades del World Map en diferentes medios de transporte que iban, desde el tradicional “Coche de San Fernando” hasta un avión de hélice, pasando por un barco y hasta una gabiota. Éstos fueron algunos de los usos que se hicieron de él.

Demostraciones del Modo 7 (clic para ampliar)

No obstante, esta calidad contrastaba con el escasísimo nivel de detalle de todos los personajes relevantes de la trama, así como de la poca minuciosidad en las decoraciones de ciertas estáncias como casas de particulares o determinadas mazmorras, que resultaban incluso inferiores a las recreadas en el Illusion of Time.

Unos hechos que sin embargo chocan con la majestuosidad de aparatos como los que hacen renacer continentes, cuyos diseños ocupan toda la pantalla, o los efectos de transparencias aparecidos en forma de elementos como las burbujas en el aire.

A todo ello se le suma algo pocas veces visto en SNES como eran las escenas cinemáticas, aparecidas fundamentalmente en los primeros compases de la aventura y que irán ganando en espectacularidad y dramatismo conforme vaya trascurriendo la odisea. Un hecho que justifica de sobra la utilización de un cartucho de 32 megas y que consigue embobar al espectador en momentos tales como la resurrección de las selvas de Sudamérica o la conquista de la Sabana en África.

Escena de la Sabana y sus animales en África

Aunque serán sin duda aspectos como la multitud de golpes de Ark y su ingente cantidad de animaciones las que marquen la diferencia. Por más juegos a los que les he dado una oportunidad en esta plataforma, ninguno exhibió tal variedad de ataques o la excelencia a la hora de combinarlos como todo lo mostrado en el trabajo de Quintet.

Cierto, las estancias y las habitaciones no son muy brillantes, pero la increíble animación de los ataques y la embriagadora variedad de situaciones compensan con creces este pequeño lastre. Hasta el punto de que en varias ocasiones me he planteado lo interesante que sería para Enix hacer un remake de esta gran apuesta con unas tecnologías que podrían llevar sus ideas hasta sus últimas consecuencias.

Pero si algo merece por méritos propios ocupar un lugar destacado eso sería el colosal uso de las magias. Se obtienen al canjear piedras y dinero por anillos en las magitiendas que podremos utilizar para hacer uso de poderes sencillos tales como las llamaradas. Aunque posteriormente se nos irán facilitando sellos que podremos recargar cuantas veces queramos y que harán las veces de invocación cuyos efectos serán tan dispares como los de atacar a todos los rivales de pantalla o hacernos escapar de una mazmorra complicada.

Diferentes magias de Terranigma (clic para ampliar)

Inicialmente, los hechizos son tan elementales que apenas haremos uso de ellos, pero conforme vayan sucediéndose los acontecimientos se volverán auténticamente imprescindibles. Especialmente contra los más que enrevesados enemigos finales del juego. Todo un lujo que marca por sí mismo el segundo gran elemento diferencial respecto a su predecesor, al margen de ediciones.

Un RPG entre la luz y la oscuridad pero que no pierde el sentido del humor

Si hay algo que definió especialmente a este Action RPG de cualquiera de sus “compañeros de promoción” fue su fantástico sentido del humor demostrado en diálogos como los de los pájaros que nos trasladarán con sus vuelos de un punto a otro del planeta o las constantes puyas de Yomi hacia Ark por las tonterías que de vez en cuando perpetra.

Diversos gags del Terranigma (clic para ampliar)

Es más, este hilo narrativo llega a tales extremos que puedo decir que en lo referente a historia del videojuego sólo el excepcional Grandia de Gamesarts hizo acopio de semejante cantidad de bondades que hiciesen de él un título “blanco” destinado a hacer pasar al jugador un buen rato sin que por ello se prescindiese de la intriga, la emoción e incluso el drama.

Ark se ríe, vomita, se atraganta, aparece tumbado en el suelo con la baba colgando o con la cara quemada tras explotarle en la cara el primer modelo de bombilla. Todo ello en compañía de expresiones histriónicas como la del jefe de los pájaros al conocerlo, el llanto de Mei Lin tras percatarse de los muchos males que sus caprichos habían provocado o las continuas broncas que el héroe de la lanza se lleva por su inmadurez. Verdaderamente, todo un espectáculo de carcajadas que en ciertos momentos descargarán al juego de buena parte de su crudeza inherente.

Un particular homenaje a Zelda

Muy curioso resulta a día de hoy leer las reviews que en su momento se hicieron de Terranigma, dado que muchas de ellas coincidían en afirmar que esta apuesta de Enix no sólo había tomado prestado el estilo de juego de la genial saga de Miyamoto, sino que incluso había conseguido superar a su memorable entrega de SNES, “A Link To The Past”.

Reconozco que jamás me he tomado demasiado en serio a la prensa española de videojuegos, aunque valoraciones como la anterior gozan de una gran valía debido a que el mito de Link empezó a fraguarse a partir de la expectación generada por Nintendo por el archiconocido “Ocarina of Time”, al que muchos consideran el mejor título de todos los tiempos, pero no antes. Un hecho, que nos permite dilucidar el impacto que su lanzamiento tuvo en la crítica de nuestro país y la mayor objetividad que podía existir en relación al alcance de ciertos títulos y la calidad de los mismos. Aunque mucho me temo que tal afirmación es casi cómica si comparamos el desarrollo de ambos.

La comparativa de todos los Action-RPG con la saga de la Triforce era necesaria dado que todos ellos tomaban principio y origen de ella. Algunos incluso con particular descaro como el Soleil de Mega Drive. Aunque el videojuego que nos ocupa, al margen del estilo de juego a medio camino entre el arcade y el juego de rol, sólo comparte un sólo elemento con ella como es el de su pantalla para seleccionar la partida guardada:

Pantalla de selección de partida de Terranigma

Fuera de esta peculiaridad y de los mundos de la luz y de la oscuridad, estos títulos no comparten un solo elemento en común. De hecho, nunca me cansaré de repetir el excepcional mérito que tuvo Miyamoto a la hora de diseñar un videojuego tan sumamente jugable y con tantas posibilidades con el simple uso de dos botones, y en el que cada mazmorra era la evolución natural de la anterior en la que debíamos tener in mente todas las posibilidades que nos brindaban los objetos que teníamos a nuestra disposición y los nuevos que adquiríamos en ellas.

El trabajo de Quinquet por su parte vuelve al espíritu del Illusion of Time para hacer acopio de objetos de “usar y no tirar”. Resultaba verdaderamente lacerante darse cuenta de que muchos de los Items que recolectábamos eran de un único uso y una vez realizado se volvían inútiles y sólo servían para “acumular polvo” en nuestro inventario que poco a poco se tornaba un auténtico trastero lleno de recuerdos bonitos pero inútiles.

Por otro lado la intención del estudio distó mucho de la que hizo gala en su anterior videojuego y prueba de ello es que en esta ocasión el fortalecimiento de nuestro personaje no se producía en función de joyas, items especiales o enemigos finales derrotados, sino de niveles puros y duros muy similares a los de un RPG convencional que se incrementaban conforme adquiríamos experiencia.

Subida de nivel en Terranigma

A esta coyuntura había que sumarle los lógicos incrementos de potencial que conseguíamos al mejorar nuestro equipamiento, que podíamos comprar en las tiendas de los pueblos o encontrarlo en mazmorras, y los llamados “elixires” que al consumirlos subían en un punto el parámetro que fortaleciesen.

Las magias ya mencionadas serán otro elemento identitario y, como ya hemos dicho, su uso estará basado en encontrar piedras mágicas y canjearlas en las tiendas habilitadas para ello. Aunque su uso irá creciendo en importancia conforme nuestros enemigos vayan haciéndose considerablemente más fuertes que nosotros y tengamos que hacerles frente con lanzas que apenas les restan 2 ó 3 puntos de vitalidad.

Aunque sin duda la presencia de un World Map es lo que desmiente definitivamente cualquier parecido con el gran mito protagonizado por el elfo más grande del mundo del videojuego. Ark se desplazará de una ubicación a otra a pie (con detalles como el de su capa o su bolsa de viaje) o con un vehículo, sobre un mapa que le mostrará el nombre de las zonas que visite y que desaparecerá en el momento en el que llegue a algún lugar en el que tenga o pueda ocurrir algo.

World Map de Terranigma

Dicho de otra manera, la apuesta que nos ocupa era un RPG convencional en el que el único elemento que lo diferenciaba del resto de sus “compañeros” eran las batallas en tiempo real, y tales eran sus semejanzas que a partir del nivel 16, mejorar al protagonista se volvía una misión casi imposible a la par que necesaria si queríamos tener alguna oportunidad contra enemigos tan duros como la reina Isabel la Católica (o alguien parecido).

Posiblemente el final del párrafo anterior despierte cierta incredulidad debido al personaje histórico, pero lo cierto es que nuestro héroe dividirá su odisea en cuatro capítulos, de los que el primero de ellos será “El Punto de Partida”. En él nos encontraremos en el “Mundo de la Oscuridad” y nuestro deber será visitar sus diferentes torres para salvar a nuestra gente, que ha quedado congelada en el tiempo tras encontrar la caja de Yomi.

Tras superar cada una de estas mazmorras, un continente resucitará, aunque también podremos hacer lo propio con archipiélagos u otras zonas secundarias al acceder a determinadas partes del mapa secretas y que se traducirán más tarde en zonas ocultas que esconderán jugosos tesoros.

Resurrección de un continente

Nuestro siguiente cometido será el de bajar al “Mundo de la Luz” y llevar a la práctica en el capítulo 2 la “Resurrección del Mundo”. En la que deberemos vagar por diversos escenarios naturales luchando para que existan las condiciones necesarias para que haya vida. Por lo que nos veremos obligados a hablar con animales y plantas hasta convertir desiertos en vergeles y zonas contaminadas en bosques.

Con el hombre ya asentado en la Tierra y una vez perdida nuestra capacidad de comunicación con cualquier cosa que no sean nuestros semejantes, nos veremos sumidos en un letargo del que despertaremos para dotar al mundo de los seres humanos que los harán evolucionar en el capítulo “Resurrección del Genio” en el que nos toparemos con hombres de la talla de Cristobal Colón, Edison o Bell, aunque con unas historias muy diferentes a las que conocemos.

Finalmente, deberemos plantarle cara al dios oscuro Gaia que gobierna la parte del mundo de la que nosotros procedemos y que se dio en llamar “Resurrección del Héroe”. El epílogo de la aventura en el que veremos cómo la humanidad alcanza sus méritos más loables y en la que acabaremos definitivamente con el gran enemigo del hombre en uno de los duelos más apasionantes y complicados de la historia del videojuego.

Batalla final contra el Gaia Oscuro

Muy importante resulta matizar lo del mencionado Gaia, puesto que efectivamente se trata del mismo del que se hablaba en Soul Blazer e Illusion of Time y hasta se llegó a comentar entre bastidores que este título iba a ser la segunda parte del anterior, aunque decidieron respetar la línea de no mancillar con números cada uno de los juegos basados en las venturas de este dios.

Libertad aunque con matices

Pero el lado más irresistible de Terranigma es sin lugar a dudas la libertad y la variedad de estilos que ofrecía a lo largo y ancho de su desarrollo. Ciertamente al ya de por sí amplísimo repertorio del golpes y movimientos especiales de los que gozaremos, se unirán habilidades como la de escalar, nadar, bucear o incluso destrozar paredes que harán de la aventura una experiencia deliciosa.

En relación a este apartado, justo es empezar por una de las primeras peculiaridades de las que el jugador se percatará como es la elección de diferentes respuestas en los diálogos entre un abanico de 2 ó 3 posibilidades que se nos presentarán en ciertos momentos clave de la trama, y que nos pondrán en más de un apuro debido a lo comprometido de algunas de ellas.

Elección de respuestas en la que debemos confesar nuestro amor

Pese a todo, sea cual sea nuestra decisión ésta no repercutirá de un modo relevante en la historia ni nos privará u otorgará por tanto ciertas misiones que deberemos completar para seguir adelante con la historia, perdiéndose de esta forma una de las apuestas más suculentas de la joya de Enix que tanto juego pudo haber dado de haberse explorado como se merecía.

Cada mazmorra tiene su particularidad, y descubrir cuál es el elemento que necesitamos o el factor que se nos escapa, pueden suponer horas de charlas y exploración por sus intrincados laberintos. Para hacerse una idea de la magnitud de posibilidades que el juego nos ofrece, tendremos que descubrir qué animales guardan en su cuerpo a los espíritus necesarios para invocar la lluvia, guiar a un cachorro de león en su prueba espiritual que demostrará su mayoría de edad, o incluso penetrar en un castillo desarmado y con la necesidad de escapar de las miradas de los guardias y sus linternas al estilo del Metal Gear.

Misión tipo Metal Gear en Terranigma

Junto a estas misiones principales, gozaremos también de algunas secundarias en las que tendremos, por ejemplo, que saciar la curiosidad de ciertos lugareños de obtener fotos pintorescas con nuestra cámara o en las que guiaremos a algunos de los mejores inventores de todos los tiempos para ayudarles a finalizar sus creaciones o llevar a cabo sus logros y así ver evolucionar sus civilizaciones ante nuestros ojos.

También tendremos la posibilidad de acceder a minijuegos, aunque si bien en Illusion of Time éstos formaban una parte integrante del argumento, aquí son completamente secundarios y sólo aparecerán en ciertas localizaciones del mapa o ciudades, y siempre la recompensa consistirá en dinero o piedras mágicas.

Minijuego del tiro al blanco en Terranigma

Muchas serán las veces que nos acordemos de las indicaciones del Sabio cuando éste afirme que la única posibilidad de sobrevivir en las mazmorras es la de agotar nuestros suministros de items en el mismo momento en el que nuestro indicador de vida comience a bajar. De hecho, y tal y como ocurría en la anterior joya de Quintet, su dificultad crecerá de un modo verdaderamente desmedido en torno a la mitad, y algunos de los jefes finales requerirán más de quince minutos de batalla sin cuartel contra ellos y más de un intento frustrado de acabar con su vida.

Para colmo, no dispondremos de un mapa en el interior de la mazmorra que nos guíe y los puntos para salvar partida (en forma de libros abiertos) brillarán por su ausencia, ya que raro es el que se encuentra en las proximidades de una mazmorra y la inmensa mayoría están en las posadas de los pueblos junto a nuestra cama o en alguna ubicación pintoresca, con lo que tendremos que recorrer de un tirón todos los episodios que impliquen batalla con la complejidad intrínseca que acarrea.

Punto para salvar partida

En otras palabras, estamos ante un juego extraordinariamente arduo a la hora de pasárselo en el que la presencia de una guía es imprescindible, pero que a la par debemos evitar a toda costa consultar si queremos disfrutar de la exquisitez de sus acertijos y de la magnificencia de esta obra de arte con la que Quintet convirtió a la SNES en una adelantada a su tiempo.

Conclusión

Terranigma fue uno de los últimos grandes éxitos de la SNES que vendió cerca de 200.000 unidades en Japón, pero que vivió en sus carnes las consecuencias la mala distribución que padecían los RPGs fuera de Japón, siendo necesario un año y medio para que llegase a Europa y que no llegase a Estados Unidos, lo que en cierta manera menguó su posible repercusión a nivel mundial.

Masaya Hashimoto volvió a contar con la colaboración de Tomoyoshi Miyazaki como mano derecha, aunque renovó la mayor parte del equipo que hizo realidad Illusion of Time con la intención de subsanar algunos de sus fallos de la mano de Kamui Fujiwara como diseñador de personajes y de Masanori Hikichi como compositor, para crear el Action RPG definitivo para la SNES que sigue siendo, incluso a día de hoy, uno de los mejores videojuegos de todos los tiempos del  que muchos deberían tomar ejemplo por su belleza, jugabilidad, capacidad para divertir y originalidad.

Desafortunadamente su lanzamiento marcó también el final de Quintet como estudio de referencia que nunca volvería a reeditar un juego de este empaque para Enix o marca alguna, aunque siempre quedará el extraordinario recuerdo de su obra cumbre con la que, al menos por una vez, hizo que los europeos gozasen de una genialidad de la que no pudieron disfrutar oficialmente en Estados Unidos. Una joya intemporal que demostró hasta qué punto llegaba la clase y buen gusto de ciertos nombres del catálogo de SNES.

NOTA: 9,25

Imágenes