CARLOS REYES
Hoy a las 13.30 hs el Canal 12 rendirá un homenaje a Cacho de la Cruz por sus 46 años de televisión. En la ceremonia, que no será abierta al público, se bautizará con el nombre del artista al Estudio A de esa emisora.
Con un brindis y unas palabras de Elena Scheck se descubrirá una placa de bronce en tributo al gran artista de la televisión. Por ese acto, el Estudio A del Canal 12 pasará a llamarse Arturo "Cacho" de la Cruz.
"Yo no estoy enterado de nada -dijo a El País De la Cruz-, sólo fui citado al mediodía y me insistieron en que no falte, porque hay una cosa para vos".
El conductor cuenta que el primer programa que hizo para Canal 12 fue El show del mediodía, que arrancó el 2 de mayo de 1962. Antes había trabajado en Buenos Aires, en el antiguo Canal 7, en Radio Belgrano, donde debutó en Las tardes del conejito, junto a una serie de desconocidos que luego serían famosos.
"En Uruguay, desde el `62, hasta que falleció (Alejandro) Trotta, hicimos toda la parte humorística de la televisión, sacando Telecataplum, que se hacía en Buenos Aires. Con Trotta fue un encuentro ocasional y marchamos perfectamente, porque ninguno de los dos se sentía que era la primera figura. Eran los inicios de la cosa: todos los días era un despertar, algo nuevo y no había la técnica de ahora. Se hacía todo con muchas limitaciones y lo que hoy con una computadora lo hacés en dos o tres segundos, se tardaba dos días, tres días".
El castillo de la suerte, Loquilandia, Telematch, Cante y gane, Telecachadas y Dígalo con mímica, entre otros, lo convirtieron en una de las caras más conocidas del Uruguay. Sin embargo él prefiere no elegir un programa en especial: "Cada cosa fue un paso nuevo y si digo un programa estaría descartando los demás. En realidad con lo que me siento más cómodo es con el humor, aunque en el fondo en todos los programas que hice tuve que poner humor, porque no vas a dramatizar mientras regalás una licuadora".
El artista reconoce que los programas con público y regalos tuvieron siempre un lugar especial en su carrera. En ese sentido, reconoce que animar con público implica un doble desafío: "Hay que darle preponderancia a la pantalla y segundo al público que fue al canal, pero también atenderlo para que no se sienta defraudado. También hay gente que va pensando en los premios y otros a disfrutar del programa, por eso siempre les explico a los participantes la dinámica, para que si pierden no se sientan mal.
En tantos años, el lugar del animador en la televisión uruguaya también ha cambiado: "El conductor antes sólo tenía que llevar el programa adelante. Ahora es también actor, productor y tiene que estar tanto en la conducción como en el negocio del aviso".
Respeto al público
"Antes en la televisión -comenta De la Cruz- no se podía decir ni `dejate de embromar`, ni estúpido o tonto, porque era una falta de respeto. Y eso le daba mayor interés al público. De la otra manera es como ir denigrando al público, porque mostrar algo que está prohibido en el cabaret es como agredir a la familia".