La entrada de las redes sociales, especialmente Twitter, en la vida de los periodistas ha producido una convulsión en los medios de comunicación impensable hace solo un lustro. Han pasado de ignorarlas a convertirse en parte esencial de su día a día, como fuente de información y como forma de acercar sus contenidos al hábitat natural en el que ya vive una parte muy importante de su público potencial.
La primera jornada de iRedes, el congreso iberoamericano de redes sociales que celebra hasta este viernes su segunda edición en Burgos, ha puesto de manifiesto el proceso de adaptación en el que se encuentran los periódicos y las cadenas de televisión. En palabras de Manuel Erice, subdirector de ABC, un periodista que no está en las redes sociales es «un periodista cojo», expresión que relacionó con la denominación de «presidente cojo» que se da en Estados Unidos a aquellos que ya solo les queda un mandato en la Casa Blanca.
La televisión también está buscando la manera de subirse al carro. Como dijo la subdirectora de Participación de RTVE.es, María Maícas, las redes sociales están dando «una segunda y una tercera vida» a los contenidos televisivos y en la corporación pública se está trabajando en cómo integrar directamente la actividad de los usuarios a través de tabletas y smartphones.
Pero, frente a ese esfuerzo de los periodistas por acercarse a las redes, en iRedes se habla de si la gente que participa en plataformas como Twitter no tiene una percepción distorsionada que lleva a considerar el mundo real solo la información que circula por ellas. Lo dijo la presentadora de Telecinco Marta Fernández: «Pensamos que lo que hay en Twitter es lo que hay en el mundo». «Hay una gran desorientación», advirtió el periodista deportivo Ramón Trecet, quien considera desfasado el concepto de «diario» cuando la información fluye ya en tiempo real.
En una mesa titulada «Jóvenes y plazas públicas 2.0», en la que participaban algunos de los promotores del movimiento 15-M. Francisco Jurado, de Democracia 4.0, afirmó que ya no sirve el esquema emisor-mensaje-receptor, porque «hemos matado al emisor». Acuñó la expresión «beta permanente» para referirse a ese movimiento inacabado en la red, «de muchos y de nadie».
Pero el fundador de Menéame y desencantado del 15-M, Ricardo Galli, puntualizó que los grandes movimientos, como el de Martin Luther King, triunfan cuando hay unos objetivos claros y un liderazgo. Y advirtió que los cambios que producen las redes sociales no son tan rápidos: «Si nos quitan un ojo, seguimos siendo tuertos», puso como ejemplo.
