La Atalaya

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Con la guerra civil española de 1936, como no podía ser de otra manera, Cartagena es la base naval Republicana contra la dictadura del General Franco, como siempre, es la última ciudad en caer y es ferozmente bombardeada. Testigo mudo de esta masacre es la Catedral Antigua de Cartagena, primera iglesia de España, en ruinas por las bombas y aún hoy todavía no restaurada.

 

 

video de los bombardeos sobre CT

 

Siglo XX

 

Desde mediados de los años 20 España se encuentra inmersa en una guerra en Africa con Marruecos y la cuestión de fondo de la independencia del Sahara. En ese continente y en el archipiélago canario se encuentran militares que luchan para impedir que se pierda ese territorio.

 

En 1929 comienza una gran crisis económica de alcance mundial.

 

Desde 1923 España está gobernada por un dictador, , con el beneplácito del rey .

 

 

 

9 de noviembre de 1923, Don Miguel Primo de Rivera y Alfonso XIII inaguran el monumento a los Héroes de Cavite en Cartagena

 

 

 

 

Se celebran elecciones en 1931, con la victoria aplastante de los republicanos de izquierdas. El rey considera que España quiere la República, la proclama y decide exiliarse.

 

El gobierno de la II República comienza la redacción de una Constitución Española. Sus puntos primordiales son la igualdad de todos los españoles y del hombre y la mujer, la instauración de una sociedad laica, la mejora de la enseñanza pública y laica y la pérdida del inmenso poder que la Iglesia Católica tiene en ese momento, así como la posibilidad de crear Comunidades Autónomas en las Regiones españolas que así lo soliciten.

 

Las primeras medidas que se toman son la instauración del sufragio femenino, la construcción de numerosas escuelas y cierre de varias religiosas y una Ley Agraria que permita la desaparición de los grandes terratenientes que abusan de los que trabajan sus tierras.

 

Jose Antonio Primo de Rivera será encarcelado y fusilado más tarde en Alicante.

 

El tema agrario, por ser de difícil solución y lenta ejecución provocará incidentes de campesinos con la Guardia Civil, el más importante el de Casas Viejas.

 

Al mismo tiempo, la constitución de la Comunidad catalana y su gobierno, la Generalitat, unido a protestas de la Iglesia por sentirse atacada junto con las revueltas agrarias enturbiará el ambiente político español.

 

En 1932, el director de la Guardia Civil, Sanjurjo, se alzará contra la República, siendo frenada la sublevación inmediatamente. Sanjurjo será encarcelado.

 

La sociedad española comienza a crisparse, por lo que el gobierno adelanta las elecciones generales en 1933. A estas elecciones la derecha se unirá en el nuevo partido CEDA que ganará las elecciones. El primer presidente del gobierno después de 1933 que es moderado será sustituido por uno más de extrema derecha, que invalidará la Ley Agraria, devolviendo su poder a los terratenientes y volverá a instaurar una educación católica, menospreciando las escuelas públicas y aumentando de nuevo el poder de la Iglesia.

 

Asimismo se libera a Sanjurjo (Quién será primordial en el Alzamiento Nacional de julio de 1936)

Los obreros y clases sociales comienzan a manifestarse, las más importantes son las que se desarrollan en Asturias, en gran medida realizadas por los mineros. En toda España se repiten los incidentes, en Cartagena y La Unión, los mineros se solidarizan con aquellos y comienzan manifestaciones y alguna que otra revuelta.

 

De nuevo la situación es insostenible y el gobierno adelanta las elecciones, que se celebrarán en 1936.

Tras largos meses de campaña electoral, la coalición de izquierdas Frente Popular gana las elecciones. Falange, partido heredero de las doctrinas de Primo de Rivera, sufrirá un gran descalabro en las elecciones, aunque, tras la Guerra Civil adquirirá un gran poder y protagonismo como aliado de Franco.

 

La situación política y social sigue crispándose entre ambas ideologías, izquierdas y derechas. El 17 de Julio de 1936 se produce la sublevación de los militares destacados en África en contra de la República, liderados por Sanjurjo y Mola, el 18 de Julio desde Canarias Franco se une al alzamiento y se comunica con la península para que los militares se levanten en armas contra la República.

 

 

 

Francisco Franco

El Ferrol 4-12-1892 - Madrid 20-11-1975

 

Se inicia un golpe de Estado contra la República. Si se alzan todos los estamentos militares, todas las zonas marítimas....no habrá problemas para destituir el Gobierno en poco tiempo. Todos los oficiales están de acuerdo en derrocar la República. Nada puede ir mal.

 

En Cartagena las cosas comienzan a ir mal. La ciudad está a punto de estallar.

 

19 de Julio de 1936. La noticia está en boca de todos. El ejército de África se ha levantado contra la República. Se espera que la sublevación pueda controlarse.

 

En Cartagena, los ánimos están muy exaltados. Por toda Europa comienza a temerse que la, aún fantasmagórica, imagen del fascismo se termine cerniendo sobre el continente. En España, tras los casi 3 años de gobierno de derechas de la República ha producido un ambiente que llevará a los ciudadanos a hacer cualquier cosa por evitar que el gobierno vuelva a sus manos. La sublevación de militares en África es la máxima provocación de las tantas que ha habido en este tiempo. Se planea un golpe de Estado y están comenzando los movimientos para lograrlo.

 

La flotilla de submarinos (con base en Cartagena) recibe la orden de partir inminentemente en toda su integridad (salvo algunos que no se hayan en puerto en ese momento) hacia el Estrecho de Gibraltar para impedir que los sublevados lleguen a la Península, sin embargo, no tardarán en aparecer sublevados entre los que se encuentran al otro lado del estrecho, en la península.

 

Más tarde llegan nuevas noticias. La rebelión está siendo contenida, son unas escasas capitales de provincias y Marruecos los que se han sublevado.

 

Cartagena, junto con el resto del país ha enloquecido, está harta de que le digan que tiene que hacer y no le dejen elegir lo que quiere. La República ha menospreciado el levantamiento militar en África.

 

En todas las zonas marítimas y regiones militares comienzan a ponerse en marcha unas consignas. Todos los cuerpos de oficiales del país (afines a la derecha) se alzarán en armas contra la República), en la Zona Marítima del Mediterráneo, en su capital las reuniones se multiplican. Los oficiales planean el alzamiento, en el Arsenal y Capitanía la tensión crece. Algunos miembros de los cuerpos de suboficiales empiezan a obtener información de lo que se pretende. Se ponen en contacto con parte de la marinería y tropa.

 

El futuro de la República se está jugando en los establecimientos militares de Cartagena. Queda poco tiempo, quien sea más rápido marcará el destino de los años siguientes. Comienza a forjarse la chispa que hará estallar la guerra.

 

 

 

Siguen transcurriendo las cosas en España. El levantamiento africano aún no ha sido controlado. El gobierno de la República sigue pensando que es un hecho aislado y sin importancia. Continúan las situaciones de descontrol civil. Manifestaciones en toda España, incidentes varios...

 

Mientras, en las capitales militares se planea, por los cuerpos de oficiales, levantarse contra la República, secundando lo ocurrido en África.

 

En Cartagena, en el Arsenal, en Capitanía General, hay mucho movimiento. Reuniones por todas partes. Algunos suboficiales se enteran de lo que se está planeando.

 

Estos son fieles a la República, no permitirán el alzamiento. Las noticias llegan al Estado Mayor de la Zona.

Todo es por sorpresa. Repentinamente algunos suboficiales y miembros de marinería y tropa se rebelan dentro del arsenal, con armas detienen a toda la oficialidad que pretende levantarse contra la República. Son detenidos y encerrados en talleres y pañoles. Allí permanecerán varios días, si bien algunos se liberarán.

 

En Capitanía se conoce la noticia, la sublevación se ha cortado antes de producirse. En la zona del Estrecho y la del Cantábrico, con Ferrol y Cádiz como capitales los militares se han alzado en armas contra la República. La situación se desborda, la República apenas puede reaccionar. Si todas las zonas se alzan la República habrá caído inmediatamente.

 

Sin embargo Cartagena ha frenado la rebelión, desde Capitanía se da orden a toda la Zona Marítima del Mediterráneo de que se es fiel a la República. Por tanto, en todo el Mediterráneo español se detendrá, juzgará y, en ocasiones se fusilará a los militares que se alcen contra la República.

 

Desde Madrid se ve con buenos ojos la situación, es posible frenar el movimiento nacional. Contra el Gobierno se ha levantado África, Canarias, el Suroeste, con control del Estrecho, la zona noroeste del país y varias zonas del interior. A favor de la República está la zona de la meseta y el mediterráneo...y en Cartagena el grueso de la flota, incluido el gran destructor acorazado Jaime I (joya de la armada española de la época) y la flotilla de submarinos (que se encuentran en el estrecho para frenar la insurrección sin lograrlo).

 

Ya hay dos frentes definidos. La guerra está servida. El gobierno franquista, en varias ocasiones culpará a Cartagena, la maldita ciudad roja, de ser la responsable de la Guerra Civil. Si sus militares no hubieran seguido fieles a la República el Mediterráneo habría sido tomado por los militares y la República habría caído.

 

Comienza una guerra. En un principio es exclusivamente entre militares de ambos bandos. Pero pronto acabará engullendo en la espiral a la sociedad civil.

 

Desde Cartagena se manda un contingente para frenar la insurrección de algunas zonas, como Albacete donde guardias civiles se han alzado. Se contiene la rebelión albaceteña y se regresa triunfante a Cartagena.

 

Más tarde, y conforme se va complicando la situación, se matará a todos los oficiales detenidos en aguas de Cabo Tiñoso.

 

El episodio es narrado, aunque con una cierta subjetividad a favor del frente nacional ( a pesar de que todos los asesinatos cometidos por ambos bandos deben ser condenados) en este texto obtenido de la pagina web www.causageneral.com/10.htm y que dice así:

 

"Como episodio representativo de la barbarie de la marinería roja, servilmente alentada por el Gobierno del Frente Popular, pueden destacarse los crímenes cometidos en Cartagena, judicialmente acreditados todos ellos, tanto testifical como documentalmente:

 

El 21 de julio de 1936, la marinería afecta al Frente Popular habilita como buque prisión el transporte España núm. 3, y a él son conducidos los jefes y oficiales detenidos. El 14 de agosto del mismo año llegó a Cartagena el acorazado Jaime 1 con averías y bajas a bordo como resultado de un bombardeo de la Aviación nacional; en este buque se había constituido ya un Comité y funcionaba una Guardia roja. Los miembros de ambos organismos, secundados por los tripulantes del navío, decidieron vengar el ataque de que había sido objeto el buque en los detenidos a bordo del España núm. 3 y Río Sil, habilitado también como prisión, y en el que se encontraban, en su mayoría, los Guardias Civiles detenidos en Albacete y trasladados a Cartagena. Previa orden de la autoridad roja de Marina, fechada en 14 de agosto de 1936, a las once y media de la misma noche, fue trasladada la primera expedición, de diez detenidos, desde el buque Río Sil hasta las proximidades del Cuartel de Marinería, donde fueron desembarcados, apoderándose de ellos los grupos, que los condujeron entre golpes e insultos hasta el callejón que conduce desde el Arsenal a la Prisión Militar de Marina y a la Constructora Naval, en cuyo lugar se habían instalado unas ametralladoras que dispararon sobre los presos, que fueron rematados a tiros de pistola y desvalijados. Como este hecho alcanzase demasiada publicidad, se suspendieron las ejecuciones y se acordó que el Sil se hiciera a la mar con el España núm. 3. La marinería roja, en unión de grupos civiles extremistas, embarcó en remolcadores, dirigiéndose hacia los mencionados buques, formando el núcleo principal de estas turbas el Comité y Guardia roja del Jaime 1, la Junta de Gobierno del Arsenal con los mandos del mismo y numerosos milicianos. Cuando el buque Sil se hallaba a unas treinta millas del puerto, y con el pretexto de limpiar las bodegas donde se hallaban los detenidos, se les obligó a salir a cubierta, donde eran atados de dos en dos, con las manos a la espalda, colocándoseles unas parrillas a los pies y siendo arrojados vivos al mar, dándose el caso de que a dos de ellos se les soltaron las parrillas y quedaron en el mar reclamando auxilio angustiosamente, sin que se les hiciera el menor caso. Cuando ya habían sido sacrificados cincuenta y dos presos, los restantes se negaron a salir, amenazando con prender fuego al depósito de gasolina que había en la bodega, ante cuya amenaza, los asesinos depusieron su actitud e hicieron regresar el barco al puerto.

 

Mientras tanto, en el España núm. 3, cuando el buque se hallaba a unas veinte millas al Sur de Cartagena, la marinería e individuos embarcados comenzaron el asesinato de los Oficiales, a cuyo efecto formaron dos piquetes, uno a proa y otro a popa, sacándose el primer grupo de unos ocho o diez presos que fueron colocados, amarrados, en la banda de estribor; entre los caídos en este grupo figuran el Teniente Coronel de Intendencia D. Julián Pellón y el Teniente de Navío don José María Martín. Los asesinatos continuaron, siendo las víctimas obligadas a salir de una en una, en cuyo momento se les disparaba primero un tiro en la nuca y acto seguido otro en la frente, siendo arrojados los cadáveres, seguidamente, al agua. Hechos que constan tanto por notoriedad como por abundante prueba testifical e incluso documental, consistente en los partes de servicio dados por los jefes rojos.

 

Existen acreditados los siguientes asesinatos de marinos, perpetrados en Cartagena, sin contar los numerosísimos casos de marinos trasladados a otros puertos del Mediterráneo y asesinados durante su prisión:

 

D. Ramón de Navia Osorio y Castropol.—Contralmirante.

D. José Fernández Pery.—Capitán de Corbeta.

D. Rafael Guitián y Carlos-Roca.—Capitán de Corbeta.

D. Juan García de la Mata.—Capitán de Corbeta.

D. Tomás Bustillo Delgado.—Alférez de Navío.

D. Antonio Amusátegui Rodríguez.—Capitán de Corbeta.

D. Eduardo García Ramírez.—Capitán de Fragata.

D. Francisco Moreno de Guerra.—Capitán de Fragata.

D. José Tapia Manzanares.—Teniente de Navío.

D. Pedro Gutiérrez Ozores.—Teniente de Navío.

D. Javier de Salas y Pintó.—Capitán de Corbeta.

D. Remigio Jiménez Cervantes.—Teniente de Navío.

D. Emilio Briones Saselli.—Teniente de Navío.

D. José Vagué Pérez.—Alférez de Navío.

D. Miguel Guitart de Virto.—Alférez de Navío.

D. Guillermo Schalfhausenh Kebbon.—Teniente de Navío.

D. Juan de la Piñera y Galindo.—Capitán de Fragata.

D. José Arroyo Martínez.—Comandante de Artillería.

D. Pedro García Quesada.—Alférez de Navío.

D. Gonzalo Bruquetas Llopis.—Capitán de Corbeta.

D. Manuel Bruquetas Gal.—Coronel de Artillería.

D. José Nieto Antúnez.—Teniente de Navío.

D. Enrique de Guzmán Hernández.—Capitán de Corbeta.

D. Javier Carlos-Roca—Alférez de Navío.

D, Ramón Carlos-Roca y Carlos-Roca.—Comandante de Ingenieros.

D. José Rodríguez Guerra.—Teniente de Navío.

D. Ramón María Gámez Fossi.—Capitán de Navío.

D. Rafael González y Alvargonzález.—Coronel Auditor.

D. José de Pedro.—Teniente de Navío.

D. Francisco Rosado.—Teniente de Navío.

D. Alfredo Oliva Llamusí.—Teniente de Navío.

D. José Martín García Vega.—Teniente de Navío.

D. José Luis Rebellón.—Capitán de Intendencia.

D. Andrés Sánchez Ocaña.—Coronel de Infantería de Marina.

D. Julián Pellón López.—Coronel de Intendencia, retirado.

D. Francisco Ariza.—Teniente Coronel de Infantería de Marina.

D. Fernando Ruiz de Valdivia.—Teniente de Infantería de Marina.

D. Agustín Posada Orbeta.—Teniente de Navío.

D. Juan Sarmiento de Sotomayor y Rubalcabar.—Teniente de Navío.

D. Cayetano Rivera.—Capitán de Corbeta.

D. José León de la Rocha.—Capitán de Corbeta.

D. Eladio Ceano Vivas.—Capitán de Corbeta.

D. José Otero Lorenzo.—Jefe Auxiliar de Aeronáutica.

D. Antonio Fernández Salgueiro.—Teniente de Navío.

D. Severiano de Madariaga.—Teniente de Navío.

D. José García Saralegui.—Teniente de Navío.

D. Jerónimo Martell.—Teniente de Navío.

D. Manuel de Castro Gil.—Teniente de Navío.

D. Cirilo Moreno Jiménez.—Teniente de Navío.

D. Bernardo Blanco Pérez.—Teniente de Navío.

D. Alfonso Alfaro y del Cueto.—Teniente de Navío.

D. Ramón Ojeda López.—Teniente de Navío.

D. Joaquín Farias Marqués.—Teniente de Navío.

D. Edmundo Balbontín de Osla.—Teniente de Navío.

D. Diego Hernández de Henestrosa.—Teniente de Navío.

D. Ignacio Alfaro Foumier.—Alférez de Navío.

D. Julio Marra López.—Alférez de Navío.

D. Julián Martí y García de la Vega.—Alférez de Navío.

D. Joaquín Rivero Picardo.—Alférez de Navío.

D. Julio García Sánchez.—Alférez de Navío.

D. Lorenzo de Acosta Gallardo.—Alférez de Navío.

D. Joaquín del Hoyo Algar.—Alférez de Navío.

D. Ricardo Bona Orbeta.—Alférez de Navío.

D. Eusebio Franco Garmindo.—Alférez de Navío.

D. Antonio Falquina y García de Pruneda.—Alférez de Navío.

D. Alfonso Vare Mora Figueroa.—Alférez de Navío.

D. Germán Portillo Alhambra.—Alférez de Navío.

D. Juan José Rabina Poggio.—Alférez de Navío.

D. José María Borreda Calatayud.—Alférez de Navío.

D. Enrique Brazis Llompart.—Alférez de Navío.

D. Jaime Janer Vázquez.—Alférez de Navío.

D. Pablo Sánchez Gómez.—Alférez de Navío.

D. Alvaro G. de Ubieta.—Jefe de Intendencia Civil.

D. José María Rodríguez y Patudo de la Rosa.—Comandante de Infantería de Marina.

D. José Virgili.—Teniente de Navío.

D. Manuel Cebreiro Blanco.—Teniente de Navío.

D. Ramón Dorda.—Teniente de Infantería de Marina.

D. Carlos García Bermúdez.—Capitán de Infantería de Marina.

D. Esteban Dodero Pérez.—Comandante de Infantería de Marina.

D. Gerardo Fraile Massa.—Teniente de Infantería de Marina.

D. Servando Arbolí.—Teniente de Navío.

D. Carlos Laulhé.—Teniente de Navío.

D. Carlos de Miguel Roncero.—Capitán de Infantería de Marina.

D. Manuel Valdés Suardíaz.—Alférez de Navío.

D. Ramón García Bermúdez.—Alférez de Navío.

D. Antonio Alonso Riverón.—Capitán de Fragata.

D. José María Calvar.—Teniente de Navío.

D. Aquilino Aparicio.—Teniente de Navío.

D. Juan J. Vázquez.—Teniente de Navío.

D. José Cervía Cabrera.—Alférez de Navío.

D. Ramón Rodríguez Lizón.—Capitán de Corbeta.

D. José Barreda Aragonés.—Teniente de Navío.

D. José Kith Canseco.—Teniente de Navío.

D. Miguel Núñez del Prado.—Teniente de Navío.

D. Heriberto de Goytia.—Alférez de Navío.

D. Joaquín Ugidos.—Alférez de Navío.

D. Manuel Esteban Ciriquian.—Alférez de Navío.

D. Valentín Ariza.—Teniente de Infantería de Marina.

D. Manuel Sierra Carmona.—Capitán de Corbeta.

D. Miguel de Guzmán Hernández.—Capitán de Intendencia.

D. José María Aznar y Bárcena.—Capitán de Fragata.

D. Emilio Cunchillos Cunchillos.—Guardiamarina de tercer año.

D. Marcelino Galán y Arrabal.—Capitán de Fragata.

D. Vicente Gironella Ronquillo.—Capitán de Corbeta.

D. Rafael Martos Giménez.—Teniente de Navío.

D. José Verdaguer Puigmartín.—Teniente de Navío.

D. Angel González López.—Teniente de Navío.

D. Raimundo Torres López.—Teniente de Navío, retirado.

D. Casimiro Jaudenes Junco.—Capitán de Artillería.

D. Vicente Vidal Sales.—Capitán de Infantería de Marina.

D. José María Mateo Vivancos.—Alférez de Navío.

D. Luis de Abarca y Toca.—Alférez de Navío.

D. Luis de Pando y Blanca.—Capitán de Intendencia.

D. Francisco Gómez.—Oficial de Intervención.

D. Abelardo de Labra.—Maquinista mayor, retirado.

D. Francisco García Balanza.—Auxiliar de Oficinas.

D. Isidoro Fernández.—Cabo de Artillería.

D. Miguel Calvo Criado.—Particular (carpintero).

D. José Sotelo Noguera.—Auxiliar segundo de Artillería.

D. José Sierra Biennert.—Marinero de segunda.

D. Antonio González Santa Olalla.—Marinero de segunda.

D. Joaquín Gutiérrez Sierra.—Mozo de Intendencia.

D. Guillermo López Biernet.—Escribiente de Servicios Técnicos.

D. Teófilo Alvarez Collado.—Auxiliar de electricidad.

D. Pascual Morales Moncho.—Mozo de farmacia.

D. Germán Montero Lueces.—Operario.

D. Luis Martínez Laredo.—Auxiliar de Infantería de Marina.

D. Antonio Navarro Sánchez.—Auxiliar segundo de Torpedos.

D. Antonio Marinez Monche.—Soldado de Infantería de Marina.

D. Miguel Montes González.—Cabo primero de Artillería."


 

La guerra ha empezado, durará tres años, con días fatidicos para Cartagena. como aquel 25 de Julio de 1936 en que la gente se echará a la calle para destruir el patrimonio religioso. Iglesias y la imaginería del XVIII y aún siglos anteriores quedarán reducidas a cenizas.

 

Cartagena participa por primera vez en una guerra en la que los aviones serán protagonistas, mucho más evolucionados que los usados en la I Guerra Mundial. Cartagena, haciendo valer su condición de plaza fuerte de España está preparada contra esos ataques. Se han levantado nuevas baterías de costa y modernizado las existentes. Cartagena tiene defensa antiaérea, con sus cañones puede derribar aviones. Resta construir refugios para la seguridad de la población. Los montes se horadan por toda la ciudad, bajo las casas se hacen refugios (sobre todo en zonas rurales). Algunos habitantes se van a los pueblos, Cartagena será atacada con seguridad y dureza, sin embargo nadie es capaz de imaginar la dureza con la que será atacada.

 

Cartagena 25 de noviembre de 1936, la Legión Condor alemana bombardea brutalmente a Cartagena durante cuatro horas, miles de cartageneros abandonan la ciudad para poder salvar la vida.

 

 

 

Desde los primeros momentos las potencias europeas deciden mantenerse al margen del conflicto actuando como observadores, previsiblemente para evitar una contienda europea, que acabará ocurriendo en 1939). A pesar de esto, Alemania e Italia, con Hitler y Mussolini ya en el poder, intervendrán ayudando al bando Nacional.

 

Ante esta situación y a pesar de tener la mayor parte de la flota en el puerto de Cartagena, la República decide aumentar su armamento. Se negocia con la URSS, liderada por Stalin. Se comprará el armamento a los rusos. Pero, ¿de dónde sacar la gran cantidad económica necesaria? La solución es la reserva de oro del Banco de España, se forja un plan. Se sacará el oro que avala la moneda del Banco de España madrileño, a partir de ahora se conocerá como "El Oro de Moscú", y se transportará con gran vigilancia a la ciudad de Cartagena. En su puerto será cargado y llevado a la URSS. A cambio se entregarán armas, vehículos...rusos a la República que entrarán por el puerto de Cartagena.

 

A su llegada a Cartagena se ocultará en La Algameca, allí permanecerán las 560 toneladas de oro hasta que sean embarcadas 510 toneladas en 7.800 cajas, el 25 de Octubre de 1936 con destino a Odessa (URSS) y siendo recibidas en Moscú, el 6 de Noviembre de ese mismo año. Se desconoce donde se encuentran o que se hizo con las 50 toneladas restantes ¿Continuarán ocultas en Cartagena? Es bonito y hasta misterioso que así sea, pero no considero que ese fuera su destino.

 

La entrega en tan tempranas fechas, con la contienda recién comenzada y con la República con mayor posibilidad de victoria resulta un tanto incomprensible, por lo que Luis Araquistain (Socialista) llegó a decir:"Como estoy seguro de que Largo Caballero, de quien era yo entonces amigo íntimo, no se hallaba en tal estado de desesperanza en cuanto al desenlace de la guerra, y me cuesta también mucho trabajo imaginar presa de tal abatimiento a Negrín, no me queda otra alternativa que volver a la hipótesis de la coacción soviética, o declarar simplemente que la entrega del oro a Rusia fue una locura de todo punto inexplicable." La orden de enviar el oro partió de una nota de Negrin(Jefe del gobierno) firmada por el propio Azaña (presidente de la República).

 


 

Testigo mudo de esta masacre es la Catedral Antigua de Cartagena, primera iglesia de España, en ruinas por las bombas y aún hoy no restaurada.
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