lunes, 28 de mayo de 2012

Viejos actores y nuevos escenarios. La indiferencia ante Siria.

Imágenes de los combates en Siria
Autor: Omar - Fuente
Si consideramos las denuncias vertidas por los grupos opositores al régimen sirio de Bashar al – Assad, las fuerzas represoras del dictador no dudan a la hora de acallar cualquier conato de protesta en las ciudades del país. El pasado viernes, 25 de mayo de 2012, la opinión internacional condenaba la brutal matanza cometida en Hula (en torno a noventa muertos incluyendo mujeres y niños asesinados). La masacre ha continuado inexorable en Hama, a pocos kilómetros: la oposición ha denunciado el asesinato este lunes 28 de mayo de hasta 41 civiles, de nuevo incluyendo mujeres y niños (El País, edición digital del 28 de mayo de 2012). Es evidente que las condenas y las palabras altisonantes de las potencias internacionales no sirven absolutamente para nada sobre el terreno. Civiles siguen siendo asesinados cruelmente mientras la diplomacia internacional sigue empeñada en sus asépticas discusiones de salón y en concebir el mundo, y su gente, como un gran tablero donde mover sus fichas.

Protestas a favor de la oposición siria
Fotografía: Luis Pérez Armiño
Siria podría convertirse fácilmente en un nuevo conflicto enquistado en una de las regiones más complicadas del planeta; en punto de desacuerdo eterno de las agendas diplomáticas internacionales; y en fuente constante de crueles e injustificadas matanzas en las que, de nuevo, los civiles son sólo moneda de cambio entre las facciones en disputa.

La revuelta siria comenzó hace ya más de un año dentro del contexto general de revoluciones que han azotado a algunos países árabes y del Magreb. En todo este movimiento, todavía hay que descifrar el papel de todos los intereses implicados. En algunos casos, las revueltas consiguieron derrocar los corruptos regímenes abriendo paso a tímidas experiencias democráticas cuyos resultados todavía no se han ofrecido de forma clara (Túnez, Egipto); en otros casos, la tensión social y civil degeneró en abierto conflicto bélico en el que se llegaron a implicar de forma decidida las potencias extranjeras con intereses económicos en la zona (Libia); y, por último, Siria ofrece un triste espejismo de lo que pudo ser y nunca llegó, provocando un baño de sangre que se incrementa preocupantemente y al que los analistas no ven solución pacífica a corto plazo.

La población civil sufre las consecuencias de una guerra oculta y de baja intensidad que, sin embargo, no por ello no deja de ser menos cruel y asesina. Es evidente el uso partidista que se está haciendo de las víctimas tanto de los bombardeos y las tropas (militares y paramilitares) progubernamentales como de las milicias de los diferentes grupos de oposición a al – Assad, cada vez con más y mejor armamento. La represalia por ambos bandos se ha convertido en moneda común en Siria.

Un soldado israelí vigital la frontera con Siria
Fotografía: Israel Defense Forces - Fuente
En estos momentos, Siria se encuentra en un callejón de difícil salida en el que todos están empeñados en frenar cualquier posible atisbo de solución. En el origen del conflicto se podrían enumerar todos los factores posibles: luchas sectarias entre sunníes, chiíes y la minoría alauí en el poder; la grave crisis económica y la consiguiente pérdida de calidad de vida que sufren los sirios desde hace años gracias a una estructuras socioeconómicas anquilosadas; el papel de Siria en el complejo panorama de Oriente Medio; una dictadura en el poder desde hace más de cuarenta años y un largo etcétera de posibles causas, condicionantes, actores, protagonistas, escenarios, móviles, asesinatos, pistas y pruebas, armas homicidas y demás elementos que entran en juego en el laberinto sirio.

Y frente a las víctimas, frente a los niños y mujeres degollados, las potencias internacionales juegan sus cartas sobre las reminiscencias de guerras frías que todavía queman. Los principales actores que podrían poner freno a la catástrofe siria se niegan a actuar en defensa de sus propios intereses. Rusia mantiene la tradicional alianza con el dictador sirio vetando cualquier posible resolución de una inoperante y arcaica Organización de las Naciones Unidas. China ha decidido secundar la actitud rusa haciendo valer su papel de potencia mundial. Pero Estados Unidos ha decidido mantener la situación bélica en Siria, en apoyo de su gran aliado israelí al que, por su parte, le interesa una Siria débil. Irán no desea una intervención extranjera cuyo siguiente paso fue amenazar en sus propias fronteras toda su política nuclear mientras Turquía ve incrementada su hegemonía regional. La Unión Europea no ha sido capaz, de nuevo, de articular una respuesta única. Los países árabes continúan suministrando armas a la oposición, de mayoría sunní, y un largo etcétera, tan largo como países interesados e implicados en la región.

De nuevo, las tensiones bipolares de la guerra fría y los juegos diplomáticos parecen repetirse en un nuevo escenario neocolonial (en esta ocasión Siria). Y otra vez, la comunidad internacional se limita a lamentar muertes y hacer condenas sin contenido cuya única validez no pasa del titular diario. En Siria la población muere y el resto del mundo tan sólo habla y escribe.

Luis Pérez Armiño

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