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Julián Leyzaola, el Patton mexicano

La historia en breveCiro Gómez Leyva

Los personajes en la guerra brutal de tres años contra el narco eran todos de aquel bando: El Chapo, La Tuta, El Teo… Hasta que la semana pasada apareció uno de esos míticos militares agallas puras, el teniente coronel de Estado Mayor, secretario de Seguridad Pública de Tijuana, Julián Leyzaola.

Su discurso es justiciero, como el del célebre general estadunidense George Patton, quien motivaba a sus tropas con frases como ésta: “El objetivo de la guerra no es morir por tu país, sino que otro hijo de puta muera por el suyo”. O: “Que Dios se apiade de mis enemigos, porque yo no lo haré”.

Capturado El Teo, azote de los tijuanenses, Leyzaola, ex director de la policía preventiva de Baja California y también de los reclusorios de la entidad, dijo que se trataba de una “escoria social”. Y que su captura “es como honrar la memoria de los caídos, que se les cumpla el anhelo de poder tener en la cárcel, de poder reducir a una rata de cárcel a un personaje tan hablado, tan famoso como El Teo”.

Remató: “Tal vez su aspecto, sus cirugías, esa gordura tan asquerosa que presenta, pudiera confundir a alguien; como todo mugroso, como todo cobarde, es valiente cuando tiene sometido a alguien, cuando lo tiene amarrado, pero cuando a ellos les toca el momento, se vuelven cobardes, se vuelven mujeres; lo único que me pesa de la detención de este gordo es que lo voy a tener que mantener en la cárcel”.

Como un acto reflejo después de las palabras de Leyzaola, un millar de efectivos del Ejército y la Marina salieron a reforzar Tijuana. Los sicarios de El Teo deben tener sed. Y hambre.

¿Hacían falta los Leyzaolas? Patton repetía que el miedo mata a más personas que la guerra.