¿CÓMO PUDIERON INVISIBILIZAR LA NEGRITUD, SI LOS NEGROS NO PODEMOS MIMETIZARNOS?, SE PREGUNTA EL POETA.

Antonio Preciado: “La palabra es del pueblo”

Por Pedro Jorge Solans *
Foto: Santiago Solans

La voz de la negritud de América Latina, el poeta del compromiso, la sombra alerta de un continente que despierta, se presenta desnudo. En su mirada brilla el futuro. Es Antonio Preciado, es Ecuador.

Ni una mosca voló en la noche que volvió la poesía al escenario Atahualpa Yupanqui. Las campanadas de una Iglesia callada enmudecieron. Dijo lo que tenía que decir.
Con Preciado regresó la palabra a Cosquin y sobrevolaron las historias de los pueblos que fueron cedidas a los poetas para que digan.

Desde los años de Jaime Dávalos, Manuel Castilla, Hamlet Lima Quintana y Armando Tejada Gómez, no subía un poeta con sus versos al mítico escenario, a lo que alguna vez, César Perdiguero definió al milagro de nuestro canto como “el gran congreso de la coincidencia nacional... La de la coincidencia armoniosa del canto".

Luego que se produjera el regreso añorado, Sudestada entrevistó a Preciado en una casa enclavada en un cerro urbano coscoíno, y mientras el poeta hablaba a pocos metros alrededor de una mesa se asistía al rito de vino, guitarras y amistad.


-Antonio, tuvo el privilegio, la valentía y la responsabilidad de poner en su lugar a la poesía en Cosquin.

Eso para mi fue un gran honor. Me honra muchísimo, porque reanudar eso, que era habitual en Cosquín y que se suspendió durante algunos años fue un privilegio para mí, que agradezco profundamente.
Para mi el festival de Cosquín convoca a un sentimiento patrio profundo. Digo que aquí, en el ala poética y en el ala musical de la canción terrenéa, en la canción nativa, palpita la Argentina profunda, a través de las voces de sus poetas, de sus cantores, esas voces legamosas insustituibles del pueblo que aporta en el contenido a lo que hacen los cantores.

Yo digo que aquí se hace una suerte de devolución de la palabra al que le pertenece. Qué quiero decir con eso; que la palabra, en realidad, es del pueblo, es del hombre en general. Todo idioma, toda lengua supone indispensablemente un acuerdo, un entendimiento, sino no podría haber comunicación y eso se va logrando poco a poco en procesos interminables. Y el hacedor de esa lengua día a día, minuto a minuto, segundo a segundo es el pueblo; son todos los hablantes de esa lengua. De modo que cada palabra que utiliza el poeta está cargada de esa convergencia de todos en el concepto de esa palabra. De modo que el poeta encuentra una palabra trabajada ya por el pueblo conceptualmente, y él le da denotaciones peculiares de acuerdo con su sensibilidad, tamizando la palabra por su sensibilidad. Tal vez, incluso, vuelve a crearla pero sin que pierda su esencia, le da otra dimensión en el poema pero sin que deje de ser la palabra que ya trabajó el pueblo, que anduvo en la boca numerosa del pueblo. Entonces aquí en Cosquín es lo que se hace cuando se dice los poetas con el pueblo, cuando se pone a un poeta delante de una multitud. Es devolver esa palabra al pueblo que le pertenece, ya trabajada por el poeta. Además en el caso de la poesía, la poesía reside en todo cuanto existe. No es exclusividad del poeta. Nadie vive sin poesía. El poeta puede descubrir, percibir dónde se encuentra eso que es la poesía, de acuerdo con su sensibilidad y trabaja con el instrumento maravilloso de la palabra. Esa palabra que es dura de trabajar, yo digo que la creación poética es algo así como una suerte de gozoso sufrimiento. Porque se sufre cuando se quiere realmente trabajar la palabra con ahínco, con tesón, con esmero. En mi caso, por ejemplo, yo pienso que la palabra tiene que ir de vuelta al hacedor de la palabra, que se convierte luego en destinatario, en un movimiento parabólico. Yo busco siempre una sintonía con el destinatario, yo respeto como el que más todas las formas de escritura poética que hay. Es cierto que debe de haber tantas clases de poesías como poetas hay en el mundo pero algunos poetas, como es mi caso, tenemos determinadas convicciones y convertimos esas convicciones en la orientación, en algo así, como una referencia axial de su creación poética. Qué quiero decir con esto, que soy un poeta que me considero un poeta popular comprometido, un poeta que trabaja con contenido documentales y emotivos, lo emotivo como vehículo de comunicación. Nunca desnudo mi poesía de esa emoción.

- ¿Cómo se canta a la negritud, a esa cultura vigorosa y de marcada presencia en nuestro Continente en un idioma como el español, como lo hace usted?

La cultura tiene un carácter axial y totalizador. Es decir, transversal y totalizador. Es decir, que toca todo lo que hace un hombre que pertenece a un determinado conjunto humano porque visto de la manera más simple la cultura viene a ser la forma de ser de una determinada comunidad, de un determinado pueblo, de un determinado conjunto humano. Y el poeta como parte de esa comunidad comparte los mismos problemas, la misma cotidianeidad, la misma lengua, las mismas hablas peculiares de esa comunidad. Comparte sus desventuras, sus anhelos, sus alegrías, sus proyecciones, todo eso lo comparte. De modo que no deja de ser sino un hombre más de esa comunidad. Él es también, no solamente un circunstante, sino un protagonista de un determinado momento histórico que comparte con otros hombres, con otros seres humanos.

-Estamos en un continente pluricultural donde la raza negra hizo un riquísimo aporte

Exactamente. En el caso mío, lo de la negritud que decíamos que tiene una significación axial que es el eje de la creación, pero desde ahí, yo abarco todo lo humano, como dice uno de los críticos mío. Abarco todo lo humano porque los negros no estamos solos en el mundo. Somos parte de la humanidad. Yo primero soy un ser humano, luego soy un hombre negro con determinadas características raciales, étnicas, culturales, y como poeta me siento obligado, y me he sentido obligado, a lo largo de todo mi proceso creativo, a decir todo lo que tenía que decir con respecto de lo oprobioso que ha sido durante siglos ser negro. Piense usted que en la época de la colonia no menos de veinte millones de personas fueron cazados y traídos en forma de esclavos a América. Yo tengo una experiencia tan dolorosa que me marcó para siempre: Fue mi primer viaje al África atendiendo a una invitación del gran poeta senegalés Leopoldo Sedar Senghor, que por entonces era Presidente de Senegal. Hubo un gran encuentro de poetas de la negritud y se había formado el movimiento de la negritud; y fui a visitar la Isla de Gorée que era el centro de acopio de los esclavos cazados; y ver todavía los grilletes incrustados en las paredes, fue un impacto que me hizo llegar hasta las lágrimas. Doloroso. Hay tanto qué decir. No solamente del hecho de la caza, del extrañamiento; sino también, lo que padeció por siglos el hombre negro extrañado como la última rueda del coche en América. Entonces eso no puede dejar de decirlo un poeta negro. Pero por supuesto tampoco se trata de anclarse definitivamente en el dolor, una vocación masoquista del dolor. No.

-¿Para su valoración qué aporte fue el más importante que hizo la negritud en esta América ardiente que tenemos hoy?

Bueno, indudablemente, el primer gran aporte fue aprovechado por los esclavistas que usufructuaron de una fuerza de trabajo gratuita. Pero el aporte, el gran aporte es precisamente de carácter cultural. El trasiego así como vasos comunicantes de una cultura que pasó de un continente a otro y entregarla, mezclarla en este batidero étnico cultural que es América Latina. Mucha gente en algunos de nuestros países se niega a reconocer también esa raíz africana. Y esa está inextricablemente unida a las cuotas de las otras sangres que también forman la identidad latinoamericana. El negro transmitió usos, formas de ser, usos alimentarios, prácticas ancestrales suyas que perviven aún en una suerte de corrientes sincréticas permanente en la mezcla de razas de las cuales es resultante este mestizaje. Pero los aspectos fundamentales del arte, por ejemplo, en la pintura el manejo cromático fuerte, en la música los elementos percusivos con sus determinados ritmos, son innegables. Pero eso se lo ha escamoteado siempre, se lo ha negado y se lo ha invisibilizado al negro. Yo siempre me pregunto cómo puede ser invisibilizado si nosotros no podemos mimetizarnos. Entonces en este batidero cultural que es América Latina empieza a reconocerse esa multietniticidad, esa pluriculturalidad y eso es lo importante en estos nuevos vientos que soplan en América Latina.

“Nunca sabremos cuánto le deben estos nuevos aires que soplan en América Latina a la canción popular y a la poesía.”

El poeta ecuatoriano elogió al folclore argentino y al festival de Cosquin. ”Me encanta Cosquín, es un pueblo lindo, la gente muy linda, muy amable, muy atenta, me siento como en casa. Es un pueblo cuya sensibilidad ha sido permeada para ser receptivo del arte. Anoche, -por la luna en que subió al escenario-, por ejemplo, que dije poesía escuché el silencio respetuoso después de haberse suspendido. También escuché a Juan Carlos Baglietto que me gusta mucho, y tengo sus discos. Soy un seguidor de la canción terrénea argentina, desde el gran Atahualpa Yupanqui, Jorge Cafrune, Los cantores de Quilla Huasi, Los cuatros de Córdoba hasta hoy. “Angélica”, por ejemplo, es una de mis canciones de cabecera. Escucho en mi casa tomando un trago. Soy melómano pero tengo una línea de predilección, por ejemplo, la canción del sur, como acaba de decir mi presidente, Rafael Correa, a propósito de una condecoración que le dio al cantautor nicaragüense Carlos Mejía Godoy.
Tal vez, nunca lleguemos a saber con precisión lo mucho que estos nuevos aires que soplan en América Latina le deben a la canción popular y a la poesía.
La canción popular que subió desde Argentina, Uruguay, Chile, hacia el Norte de América. Eso fue realmente embulliéndonos en una nueva visión de América, en un nuevo sentido de hermandad, de convergencia latinoamericana que ahora está concretándose. De modo que para mí, venir a Cosquín es revigorizar ese sentimiento. Es un pórtice de sentimiento patrio. Y estoy agradecido de ese público que me dio una respuesta muy cálida con un silencio atencional. Ese público maravilloso tiene toda mi gratitud.”

-¿Qué visión tiene como poeta comprometido de los aires que corren por América Latina?

Son alentadores. Absolutamente alentadores y me parece que lo que se va ganando, se va volviendo irreversible en nuestros países. Primero, porque hay una asunción de una conciencia de pertenencia a algo. Es decir, la afirmación de las identidades étnicas culturales no con fines sino dispersivos sino de unión. Es decir, que a partir del reconocimiento de lo que cada uno es, no para avergonzarse sino para sentir lo que es y saber que tiene derecho al a convivencia con otros seres humanos en idénticas condiciones, en condiciones de igualdad, de respeto a su forma de ser, a su cultura.

-¿Podríamos en este proceso que usted está definiendo pensar que hay posibilidad de resistir cualquier retroceso en la historia?

Claro. Eso lo intentan todos los días, cada instante, cada minuto, cada segundo. El imperio y sus secuaces nunca dejan de urdir fórmulas precisamente para impedir la convergencia de esos segmentos que han mantenido ex profeso separados en un nuevo concepto de pertenencia nacional de cada uno de los países y mas concéntricamente en el sentido amplio como parte de un pueblo latinoamericano que ahora se va identificando cada vez más. Hay sintonías, hay reconocimientos, hay reencuentros. Entonces, le decía, que como ocurre en mi país, en el Ecuador, por ejemplo, cuando el presidente Rafael Correa me designó ministro de cultura al crear el ministerio, me preguntó a mí, cómo concebía un ministerio de cultura. Le dije como un ministerio que tenga en cuenta la transversalidad y el carácter totalizador, que tenga en cuenta la forma de ser de cada una de las etnias que convivimos en este hermoso, maravilloso, pequeño país nuestro. Porque siempre se nos había dicho que había unidad en la diversidad y eso era una entelequia, un eufemismo, porque había abismo entre las alteridades que convivimos en el Ecuador.
La revolución ciudadana que encabeza Rafael Correa, precisamente, consagra en preceptos constitucionales, -en la nueva Constitución elaborada en una asamblea constituyente y aceptada, votada y confirmada por el propio pueblo-, los derechos de todas las etnias, de todos los seres, de todos los que convivimos a partir del derecho de la madre tierra. A partir de que la madre tierra no sea violentada, que sus derechos no sean interrumpidos, y que no sean agredidos sus ciclos vitales.

-¿Cómo llegamos a poder equiparar, equilibrar, moderar los derechos propios de las diferentes etnias con este sistema tan avasallador, tan inhumano como el capitalismo. Cómo hace un país. Cómo hace América Latina para no salir del mundo, pero a su vez emanciparse socialmente?

Pongo el ejemplo de mi país. Les decía que se trabajó desde el ministerio de cultura y como programa general de todo el proyecto político y para todas las dependencias estatales del Ecuador, se trabajó en la afirmación de las identidades étnicas. Y le decía que no era con fines dispersivos porque podían crearse estancos o, afirmar esas separaciones que se habían mantenido durante mucho tiempo. Pero la finalidad es cohesiva, no dispersiva, porque es a partir del reconocimiento de cada uno. Para no avergonzarse de lo que es, como han hecho siempre, sentir avergonzado de lo que es y ha tenido que hacer concesiones respecto de su propia identidad para poder acercarse dentro de lo que es una suerte de dicotomía maniqueísta, que señala Franz Fanon. Entonces él va al encuentro, sabiendo de lo que es, al encuentro de los otros. A los diálogos interculturales que propicia el mismo ministerio de cultura, a través de los centros culturales comunitarios. Entonces surge un ejercicio, el diálogo permanente del cual, sale un nuevo concepto de pertenencia nacional, y ese nuevo concepto de pertenencia nacional, está convirtiéndose ahora en el proceso de la revolución ciudadana con un nuevo concepto de ciudadanía, que es inclusivo, que incluye a todos. Y entonces ya va cada uno asumiendo una conciencia de que tiene derecho, de que es condueño de ese país; eso que nunca se le dijo, que junto al otro de tal color, de tal lengua, de tal lo que sea, son los dueños de ese país y que los mandatarios son eso. Mandatarios que tienen que responderle al pueblo en general. Y como proclama la Constitución de nuestro país en el proceso de la revolución ciudadana, el desarrollo cualquier desarrollo del que se trate. No el desarrollo por el desarrollo. No el desarrollo económico por el desarrollo económico en su mismidad sino que es un desarrollo humano. Debe apuntar al desarrollo humano. La finalidad de todo desarrollo es el ser humano. Que en nuestro caso, según la Constitución ecuatoriana, es el buen vivir. Lo que significa una vida con la satisfacción de sus necesidades fundamentales, con el reconocimiento pleno de sus derechos ciudadanos, sus derechos humanos. El reconocimiento a tener una vida digna junto a otras etnias, el reconocimiento de sus derechos esenciales. Y entonces, eso, se convierte en una convivencia: por eso, empieza el primer artículo de la Constitución ecuatoriana diciendo “el Ecuador es una país de derechos”. Eso concomitantemente supone también el ejercicio de los deberes, el respeto, tiene la obligación de respetar al otro en esa convivencia. Entonces hay un nuevo concepto de ciudadanía, de pertenencia nacional que aglutina, que convoca, que arracima a todos.

-¿No hay una contradicción entre la producción vertiginosa y destructiva que nos exige el capitalismo y los conceptos que están emergiendo en las nuevas constituciones de nuestros países, en las formas en que queremos vivir?
No hay en esencia contradicción. Podría parecer contradicción pero se trata precisamente en que la raíz misma de los cambios que se están propiciando, que se están llevando a cabo, está superada esa contradicción porque sigo con el ejemplo de mi país, el gobierno de la revolución ciudadana está poniendo en marcha una transformación productiva que rompe los esquemas tradicionales de la producción. Hace más abundosa la producción porque la tecnifica, se trata mejor a la pachamama, no se la agrede, no se la daña y, a la vez, la riqueza socialmente creada es objeto de una distribución más equitativa. Entonces, fíjese usted, que el beneficiario directo viene a ser el pueblo. En la praxis, por ejemplo, un maestro que ganaba 300, 400 dólares antes de la asunción del presidente Rafael Correa, gana hoy 2000 dólares.

Ecuador tiene la economía dolarizada.

Sí. Es imposible el retorno al Sucre, al menos ahora, porque eso tendría dimensiones catastróficas. Eso lo hicieron antes y nos dejaron embarcados en eso y lo que se hace es detener una inflación, un proceso inflacionario que con la dolarización sería un verdadero desastre. Entonces yo creo que siendo el beneficiario, el destinatario de todos esos esfuerzos, de todo el proceso de transformación productiva y de la repartición de la riqueza socialmente creada el propio pueblo. El propio productor que siempre produjo pero nunca obtuvo lo que merecía, es decir, lo que se llama plusvalía, ese margen que no se le paga al trabajador, al productor directo. Entonces creo que se supera la contradicción a la que usted se refería y el pueblo está haciendo conciente de eso, las mejoras en los servicios públicos. En los hospitales, la educación, la gratuidad de la educación desde la preescolar hasta la universitaria es gratis. Entonces se está poniendo énfasis en la mejora efectiva actuante de la educación en el país. Porque también había colapsado en manos precisamente de estos gobiernos liberales a quienes les convenía la mediocridad de la formación del individuo. Es decir le convenía la deformación del individuo, más bien, para llevar más fácilmente el agua a su molino.

-¿En América Latina se está enriqueciendo el marxismo con los procesos que se van dando en algunos países?

Ha habido cambios. Cambios indudablemente en los conceptos fundamentales que son aplicables en estos momentos en América Latina. Si hablamos de marxismo, hablamos de dialéctica también, y eso significa que la realidad no es estacionaria, que no es inmóvil. Está en permanente cambio, es una urdimbre permanente del pasado que va al presente y el presente también va con su urdimbre hacia las proyecciones “por-venidistas” de los pueblos. Entonces si nosotros retrotraemos con un purismo ingenuo los planteamientos hechos hace más de 60 años, estaríamos negando la posibilidad de avanzar en una verdadera transformación de nuestros países. No quiero decir que se reniegue de los principios esenciales básicos, de la justicia social, de la repartición más equitativa de la riqueza socialmente creada. Eso es importante. No digo yo el retorno a planteamientos estacionarios, que en estos momentos, podrían ser retardatorios. Pero no significa tampoco renegar de aquello que para mí, desde mi punto de vista, sigue siendo fundamental. Nada para mí ha sustituido la interpretación del mundo que hizo el materialismo histórico. Ahora, en ésta época, tenemos que nosotros buscar fórmulas, que teniendo como referencia estos antecedentes que apuntan a la justicia social, ver cómo es aplicable, con qué variante. He aquí que se toma a (Antonio) Gramsci, y a otros pensadores. Eso no significa que se está desmontando toda una estructura, toda una base del pensamiento social que sigue siendo útil, absolutamente útil para, en estos nuevos tiempos, actuando, pensando y procediendo dialécticamente hacer lo que se deba hacer para cambiar las cosas.

-¿Qué poeta argentino está leyendo de Argentina o ha leído en estos últimos tiempos?

Bueno yo he leído muchísima poesía argentina. Desde (José) Hernández para adelante. Sigo leyendo. Hoy hice una lista de poetas nuevos que no conocía para comprar los libros en Buenos Aires y leerlos. Sería una enumeración bastante larga. Fernández Moreno, todos los grandes poetas argentinos. Tengo la suerte de tener cierta amistad con Juan Gelman, conocí a Mario Jorge De Lellis que era un gran proyecto de poeta, que murió tempranamente. Conozco bien la poesía argentina, incluido (Jorge Luis) Borges, y cada vez, como soy un lector voraz de todo y de poesía, muy especialmente, voy conociendo algunos poetas, que sin ser el calco de otro poeta, nutre el conocimiento de otros poetas y a uno le dan cuenta de las tendencias dinámicas que tiene la poesía en algún determinado momento histórico. Cada época tiene una voluntad de arte. Y es así. Entonces hay que estar en sintonía con esos cambios. Yo me considero un poeta popular y mi creación busca poder llegar al gran destinatario. Que es el que potencialmente puede llegar a leer, a conocer o a escuchar un poema mío. Es cierto que nadie es capaz de decir todos a todo. Depende también del nivel de formación, de la escolaridad que tenga el individuo y todo para que su percepción también se sensibilice y sea captativa. Pero hago el esfuerzo de poder llegar a la mayor cantidad de destinatarios posibles. Cuidando siempre que el decir poético no pierda su posibilidad de comunicación, su contenido emotivo, pretendo causar sacudimientos, soleases espirituales en el destinatario.

-¿Usted reside en Managua. Cómo ve ese gran país qué es Nicaragua?

Nicaragua es un país geográficamente bellísimo. Muchos lagos, volcanes, recursos hídricos abundantes con el lago Xolotlán, que tiene alrededor de 8000 kilómetros cuadrados aproximadamente, el lago Cocibolca que tiene alrededor de 2000 kilómetros cuadrados. Entre los dos suman casi 10000 kilómetros cuadrados. Y volcanes y lagunas y todo eso. Una campiña en una tierra exuberante y un pueblo acogedor y hermano.
Los asuntos de carácter político son privativos para mí de los nicaragüenses.
Yo como embajador de mi país en ese hermano país con el que el gobierno de Ecuador tiene una sintonía directa, -ambos pertenecen al ALBA, a la CELAC-, no puedo inmiscuirme en asuntos que son privativos absolutamente de ellos. Pero veo que hay esfuerzos que se están realizando para sacar adelante un país muy pobre, cuyas fuerzas productivas no se desarrollaron totalmente. Pero va de a poco intentando y abriendo vías, abriendo caminos, con una participación increíble del pueblo.
Lo que sí le puedo decir es que si alguien dice que hubo fraude en Nicaragua en las elecciones pasadas es el embuste más grande del mundo. Allí el tendido político que tiene el Frente Sandinista es apabullante y cada vez con una participación activa más directa de la juventud. De la juventud incorporada al trabajo político.

-¿Por qué cuesta en algunos países interpretar la alternativa que ofrece el ALBA (Alternativa Bolivariana para los pueblos de nuestra América)?

Siempre contestaré con cautela preguntas como éstas. Cada país es un escenario diferente. Tenemos muchísimas cosas en común que nos acercan pero también tenemos muchas cosas que nos diferencian, sobre todo en lo político. En el comportamiento político de las mayorías, en el influjo que puedan tener esas mayorías populares indispensables en algún cambio, para cualquier transformación. El influjo que puedan tener desde algunos sectores, desde los medios de comunicación, por ejemplo, de los políticos, de cómo van urdiendo fórmulas precisamente para desorientar un electorado. No me refiero al caso de Argentina, particularmente, sino que me refiero en general a los países de América Latina. Es muy difícil generalizar eso pero lo cierto es, en cambio, que el afán de estar a tono con los nuevos vientos que soplan en América Latina se patentiza en casos como el de la CELAC, allí falta un país, falta un país. Los otros países están en la CELAC, con diferencias y tenemos que aprender a convivir con esas diferencias. El ALBA funciona, está perfeccionándose, se va desarrollando, ahora la progresiva adopción del Sucre como patrón de cambio virtual es importantísima. Yo estoy seguro que eso va a ser muy atractivo porque no se pasa precisamente por el patrón dólar. Es una suerte de trueque, una suerte de compensación.

-Usted tiene esperanza en el ALBA

Yo sí, claro. Decir que el ALBA es un capricho del Presidente de Venezuela Hugo Chávez, es una niñería. Es la voluntad de, hasta ahora, unos pocos países de juntarse y la efectividad del ALBA está por venir en muy poco tiempo. Ya están haciéndose las primeras transacciones comerciales entre los países. Estamos nosotros a punto de firmar ya un acuerdo comercial con Nicaragua. Ecuador con Nicaragua, un acuerdo comercial que no es un Tratado de Libre Comercio porque los Tratados de Libre Comercio se caracterizan sobre todo en la relación Norte – Sur. Y se caracterizan porque el más grande se sienta a negociar a ver cómo tragarse al más chico. Aprovechar las asimetrías en su beneficio. Acá se trata de un acuerdo comercial de complementariedad, de integración y de comercio justo. La concepción general del acuerdo es favorecer más a los productores directos, a los artesanos, a la pequeña y mediana empresa y el lugar de los grandes empresarios para hacer sus negocios dentro de las reglas claramente establecidas en cada país y en el acuerdo.
Yo he tenido, por ejemplo, reuniones ya con el empresariado nicaragüense. Ellos ven con muy buenos ojos esa posibilidad de apertura, de comercio. La línea que tenemos de comercio bidireccional con Nicaragua es muy delgada, con un superávit en la balanza comercial a favor de Ecuador, porque la oferta exportable del Ecuador, más allá de los productos primarios, tiene productos con mayor agregado que no los tiene Nicaragua. Pero no se trata de aprovechar esa circunstancia sino de equilibrar esa balanza comercial intercambiando con Nicaragua lo que nosotros necesitemos. El siguiente paso, una vez que se suscribe el acuerdo, será la formación de una Cámara de Comercio ecuatoriano-nicaragüense para que los nichos de interés su de la visión de los propios empresarios que conocen sus correspondientes negocios o mercados que son los que hacen el sondeo. Los Estados regulan eso para mantener el carácter de comercio justo, de complementariedad, de que las asimetrías suplanten compensaciones entre los dos Estados, y que eso, sirva también como una rueda más o como un engranaje más para el funcionamiento general del sistema de los países del ALBA. Creo que eso va a ser muy atractivo para otros países.


* Director de www.eldiariodecarlospaz.com
 


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