Las crónicas hablan de un día soleado, pero seguro que el 8 de marzo de 1966 las aguas del litoral almeriense invitaban de todo menos a un baño del que, a buen seguro que ninguno de sus protagonistas embajador estadounidense Angier Biddle Duke y el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, era consciente de que su imagen entrando y saliendo del agua en la playa de Quitapellejos, sería 46 años después, protagonista de la historia. De hecho, fue el segundo de los baños de Fraga del día. Momentos antes había inaugurado en parador nacional de Mojácar y allí también decidió remojarse en el mar.

Las crónicas hablaron entonces de una de las frases célebres, tal vez una de las menos conocidas de Fraga cuando aseguró que en la zona "si hay algunos rayos peligrosos en la provincia de Almería son los solares y no los alfa".

Los corresponsales de una prensa aún atenazada por el régimen, aseguraron que se trató de un día de "honda y fervorosa exaltación patriótica; aquellos sucintos caminos entre llanadas y lomas de escasa elevación, entre casas de ambiente modesto y recoleto y entre una población sencilla y entusiasta que vitoreaba y aplaudía sin descanso a la comitiva".

Asimismo se insistía en que "todo lo que se ha dicho y escrito sobre radiactividad han sido puros infundios" y los habitantes han recibido "un consolador optimismo antes las palabras del señor Fraga después de recorrer la playa".

"Un ligero oleaje de poniente y un día de espléndido sol hicieron más agradable la inmersión. El señor Fraga Iribarne ha dado así un mentis rotundo a cuantos han tratado de perturbar el ambiente agradable y tranquilo de la zona y restar animación y brillantez turística a una playa que es el encanto de cuantos la visita. Todo ha sido una de esas grandes lecciones de ética y patriotismo que tan generosamente sabe escribir el pueblo español". Sólo la historia sabe lo que se equivocaban todos.