Timerman, Jacobo 

Legajo N° 4635

 
  

Director y fundador del diario "La Opinión" es secuestrado el 15 de abril de 1977, y según propias expresiones, los responsables fueron gente armada con fusiles, que saquearon sus pertenencias de mayor valor.

Conducido a los centros clandestinos "Puesto Vasco" y COT-I Martínez, le aplicaron frecuentes descargas eléctricas sobre su cuerpo desnudo e interrogaron durante un mes. Luego lo "legalizaron", a cierta altura de su detención le asignaron un arresto domiciliario y posteriormente lo expulsaron del país con privación de la ciudadanía argentina.

Empero, fue el único hábeas corpus que prosperó durante el Proceso Militar, habiendo sido su defensor letrado el Dr. Genaro Carrió, actual Presidente de la Corte Suprema, de Justicia de la Nación.


"Luego de detenerme en mi domicilio de la Capital Federal, me llevaron a la jefatura de la Policía de la Provincia de Buenos Aires donde me interrogaron Camps y Etchecolatz; de allí me trasladaron a Campo de Mayo, donde me hicieron firmar una declaración. Luego me depositaron en Puesto Vasco, donde fui torturado, para pasar nuevamente al Departamento Central de Policía, donde después de veinticinco días pude tener contacto con mi familia. De allí me llevan al COT I Martínez para ser nuevamente torturado, luego otra vez al Departamento Central de la Policía Federal y por último me legalizan definitivamente en el Penal de Magdalena".


El Sr. Timerman recuerda una máxima que refleja un adoctrinamiento fanático antimarxista y antisemita delirantes «Argentina tiene tres enemigos principales: Karl Marx, porque intentó destruir el concepto cristiano de la sociedad; Sigmund Freud, porque intentó destruir el concepto cristiano de la familia; y, Albert Einstein, porque intentó destruir el concepto cristiano del tiempo y el espacio»; de ahí que se imponga la misa para "consolar" espiritualmente a los no creyentes como hacia el imputado Jorge Acosta en las Navidades de 1977 en la ESMA entre grilletes y ruidos de cadenas y gritos de los detenidos torturados en la "Capucha"

Jacobo Timerman (testimonio recogido en su obra "Presos sin nombre, celda sin número" El Cid Editor, Buenos Aires 1982, y reproducido en el informe de COSOFAM Barcelona), expresa que "el tema judío dominó todos los interrogatorios, todo mi periodo de cárcel". Asimismo le interrogaron si era sionista, si el periódico La Opinión también lo era, sobre el presunto "Plan Andina" y, cuando el objetó que no estaba prohibido ser sionista el propio Ministro del Interior, en persona, le contestó "no, no está prohibido, pero tampoco es una cosa muy clara. Además, usted lo reconoció. Y los generales están en el tema". Señala también que "Una vez escuché los alaridos de una mujer a la que torturaban por judía, y ella insistía en que era católica y su apellido alemán". Igualmente, durante las torturas se mofaban de él, con los gritos de "judío" y "pito cortado".

También comenta haber escuchado de boca del 'capitán Beto', uno de sus interrogadores,: "Sólo Dios quita y da la vida. Pero Dios está ocupado en algún sitio, y aquí, en la Argentina, somos nosotros quienes nos ocupamos de esa tarea.

En el citado informe COSOFAM Barcelona, podemos leer:

El caso Timerman constituye un caso paradigmático en el que afloró y se materializó la tesis surgida de la convicción de las fuerzas militares sobre la existencia de un "enemigo sionista". En el anexo 3 se transcriben partes de su libro "Preso sin nombre, celda sin número". Los relatos de Timerman en su libro vienen a ilustrar fehacientemente cómo el interrogatorio buscaba inquirir sobre la conjura organizada desde Sión en Jerusalén y que el antisemita militar integra tanto a los líderes del Kremlin "dominados por los judíos marxistas", como el capitalismo de Wall Street, dominado por la "plutocracia judía", que nos recuerdan a la conspiración "judeo masónica y comunista", pregonada por el régimen franquista. Para la paranoia militar, Timerman condensaba en su persona ese peligro, ya que nacido en Rusia, emigró a la Argentina, vivió en Israel en 1975, era amigo del embajador israelí en Buenos Aires y allegado a los círculos estadounidenses. En su testimonio, presentado al juicio oral a los nueve jerarcas militares, Timerman declaró que en el centro clandestino de detención se lo amenazó con una ejecución pero al confesar su condición de "judío, sionista y socialista, quienes comandaron el grupo que lo secuestrara, pensaron que era más acertado no eliminarlo, sino hacerlo comparecer en un juicio público en la convicción que habían descubierto la pista que los llevaría a desenmascarar una 'conspiración internacional de consecuencias imprevisibles' ". Los debates en los altos mandos militares en relación a la liberación de Timerman, llevaron a serias disensiones internas originadas en cuestiones de forma y no de fondo. Ninguno de ellos creía que correspondía o debía liberársele. Se impuso la tesis de que su liberación era inevitable. La presión del gobierno de los Estados Unidos — expresada también en la explícita mención del caso por parte del presidente Carter durante la visita del general Videla a Washington- condujo a un compromiso entre las distintas facciones al disponer que Timerman fuera puesto bajo arresto domiciliario. El traslado de la prisión a su casa provocó que se distribuyeran volantes por las calles de Buenos Aires, caratulándolo como "representante del Sionismo Internacional" y caracterizando al sionismo como terrorismo. La creciente presión internacional llevó al presidente de la junta militar a montar una operación sorpresa para sacarlo de su casa y transportarlo al exterior, desde donde continuaría su viaje con destino a Israel. Tal operativo llevó prácticamente a lo que puede ser considerado como un amotinamiento de la fracción "dura" del general Menéndez.

El tema es mencionado por varias víctimas y a Timerman le preguntaron "qué tropas espera Israel utilizar para implementar el Plan Andinia". Juan Ramón Nazar (CONADEP Legajo nº 1557) declara sobre uno de los interrogatorios a que fué sometido: " Los individuos mostraban una fuerte actitud antisemita. Me preguntaron si conocía el Plan Andinia, por el cual Israel se quedaría con una parte de la Patagonia".