Opinión


¿Por qué la libertad? (I)

Federico Bauer Rodríguez

La semana pasada la Universidad Francisco Marroquín le otorgó el doctorado honoris causa al doctor en Derecho y Economía, Jesús Huerta de Soto; este honor se le concedió con base en sus aportes académicos a la Escuela Austriaca, y especialmente por su aporte a la teoría del capital y de los ciclos económicos.

Cuando yo conocí al doctor Huerta de Soto, en una reunión de la Mont Pelerin Society en Chile, en 2001, yo estaba influenciado por la tesis de Selgin y White, defensores de la banca libre, a quienes había conocido en la UFM, y por las enseñanzas de Milton Friedman y los monetaristas de la Escuela de Chicago. En esa época yo trabajaba en la banca privada, y estaba convencido que los bancos centrales, en coordinación con los bancos privados, eran capaces de manejar la política monetaria con responsabilidad, en fin, el gran ciclo económico iniciado después de la Segunda Guerra Mundial parecía no tener final y estar generando mucha prosperidad.

Aun así, allí compré el libro más importante de Huerta de Soto, titulado Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos (publicado en 1998), como un reto intelectual, al que no le daba tanta utilidad práctica.

Un año después, volví a ver a Huerta de Soto en otra reunión de la MPS, en Londres, y estuvimos platicando sobre sus ideas, aunque todavía me parecían demasiado restrictivas, y yo equivocadamente seguía confiando en la prudencia de los banqueros centrales, y de sus colegas privados multinacionales.

Jesús Huerta de Soto insistía en que la emisión monetaria fiduciaria, responsabilidad de los Estados, y la banca con reserva fraccionaria, privilegio que los legisladores otorgan a los banqueros privados, tarde o temprano devienen en crisis financieras y recesiones económicas. La historia tristemente probó que él estaba en lo correcto.

El gran mérito de Huerta de Soto es el de tomar las enseñanzas de otros economistas, especialmente de la Escuela Austriaca, y armar un cuerpo intelectual coherente, en que se incluyen citas de los escolásticos, de Menger, Mises, Hayek, Machlup, Rothbard, Skousen, et ál., con el fin de probar sus teorías del capital y de los ciclos económicos. El resultado final es un texto que incluye un poco de historia de los ciclos económicos, los fundamentos teóricos, la crítica a Keynes, a Selgin y White, y a los monetaristas de Chicago, además de sus conclusiones y recomendaciones.

La Escuela Escolástica de Salamanca en los siglos XVI y XVII ya había tratado el tema monetario, y Juan de Mariana había advertido que la inflación era un robo. Los austriacos tomaron las ideas de los escolásticos y las actualizaron, gracias a los avances teóricos que hubo posteriores a dicha escuela.

Luwig von Mises, en 1912, publicó su tesis doctoral The Theory of Money and Credit, y años más tarde, On the Manipulation of Money and Credit (1928). Ambas obras son fuente intelectual importante para la obra en mención.

Es importante notar que esa primera obra de Mises, sobre teoría monetaria, es un año anterior a la creación de la Reserva Federal, y en ella él deja claro los peligros de la expansión monetaria sin respaldo, fiduciaria y fraudulenta.

Por su parte Hayek contribuyó con muchos tratados sobre teoría monetaria, especialmente con Monetary Theory and the Trade Cycle (1933) publicada durante la Gran Depresión y The Pure Theory of Capital (1941) .

 Terminaré el tema la próxima semana.


Guatemala, domingo 05 de enero de 2014
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