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"Siempre me atrajo encontrar la justicia"

Viernes 14 de marzo del 2014 | 01:00

“Establecer las coordenadas del límite con Chile es un tema científico y no jurídico. El fallo de la Corte de la Haya ya se emitió y es inapelable y, felizmente, la tarea de la delimitación ya se está realizando”, dice Agüero.

Foto: David Vexelman.
Foto: David Vexelman.

Marisol Agüero,Diplomática
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Antes de partir hacia Ecuador, donde será la representante peruana ante la Comisión Permanente del Pacífico Sur, conversamos con Marisol Agüero, la diplomática que integró el equipo peruano que nos representó ante la Corte de La Haya en el diferendo marítimo frente a Chile. Sin su dedicación y una valiosa tesis académica, los logros alcanzados por Perú en La Haya quizás no serían los mismos.

Tuvo dislexia. ¿Ella se cura con la voluntad?
No, no se cura, se maneja. Cuando anoto un número telefónico me concentro el doble. Si me distraigo, puedo equivocarme. En otros países a la dislexia, si es leve, le dicen ‘the gift’ (el don), porque nos motiva a buscar otros caminos.

¿Por qué estudió Derecho?
Porque siempre me atrajo la idea de buscar la justicia. Pensaba que el derecho y la ley eran una magnífica forma de ayudar a los demás. Cuando ingresé a la Católica le comenté a un compañero mi ideal de buscar justicia y me contestó: “¡Qué ingenua!”. Le respondí: “Si piensas así, busca otra carrera, pero yo sí creo que es algo que se puede hacer”.

En perspectiva: ¿fue ingenua?
En absoluto. Si pensamos así nos daremos por vencidos antes de haber luchado. Y aun si fuera cierto que es difícil alcanzar la justicia, hay que pelear, de lo contrario seríamos unos conformistas. Si queremos sacar adelante a nuestro país, todos debemos poner nuestro grano de arena en el área que nos corresponda, y actuar de la manera más impecable e idónea.

¿Por qué cambió el Derecho Penal por la Diplomacia?
Viví una situación particular: casi todas las materias me interesaban por igual. Pensé en estudiar Filosofía, Lengua y Literatura, Historia (ríe), pero siempre tuve claro que el Derecho era lo mío. La lógica jurídica siempre me ha parecido interesante como esquema para tener una disciplina mental. Pero hubo algo que no me satisfacía del todo: desde la práctica privada podía ayudar a unos pocos, pero yo quería algo más importante, trabajar por el país. Al final de la carrera llevé el curso de Derecho Internacional Público y allí se me despejaron las dudas, eso era lo mío, y me dirigí hacia la Diplomacia.

¿Sigue siendo idealista?
Sí. Es una virtud, porque ella nos hace ver más allá, pensar en esos ‘imposibles’ que, con esfuerzo, se llegarán a hacer realidad.

Habló de justicia. ¿Lo que el Perú reclamó en La Haya era justo?
Sí. Cuando me tocó hacer mi tesis en la Academia Diplomática nos dieron una lista de temas y allí estaba el de la delimitación marítima con Chile. Me fascinó desde el inicio, primero, porque era esencial para la soberanía nacional; segundo, porque involucraba conocimientos multidisciplinarios: jurídicos, diplomáticos, económicos, etcétera. Por eso, cuando empecé a escribir mi tesis, me involucré muchísimo, fue mi derrotero.

Además de las propuestas de Bákula y Faura, ¿había otra bibliografía?
No había más. El único libro dedicado a la materia, El mar peruano y sus límites, era el del almirante Guillermo Faura. Quise traer a la actualidad un tema cuya normatividad jurídica había cambiado. Por ejemplo, el libro de Faura fue publicado en 1977, cuando ni siquiera existía la Convención del Mar, que se aprobó en 1982. Mi tesis es de 1990, y la realidad había cambiado muchísimo. A diferencia de otras áreas del Derecho, el del Mar ha tenido una evolución vertiginosa, y recién fija normas muy precisas para la delimitación en 1982, cuando se ‘expanden’ los mares hasta las 200 millas. Antes, cuando los mares eran de solo tres millas, los Estados no solían delimitarlos. Cuando la Convención del Mar reconoce que todos los Estados tienen derecho a las 200 millas se tiene que repensar cómo delimitar esos espacios tan amplios y hubo que adecuarse a la nueva realidad.

El trabajo de argumentación ante La Haya fue muy profesional…
No tuvo fisuras; fue magnífico. En estos años he leído muchos libros sobre derecho del mar, sobre derecho internacional, y sobre esa base puedo decir que leer la Memoria y la Réplica peruanas ante La Haya es, en términos académicos, un deleite. El equipo peruano, encabezado por Allan Wagner, trabajó muy bien. Participamos varias personas, pero logramos que los documentos presentados fuesen siempre coherentes en fondo y forma.

¿El fallo de La Haya fue justo o político?
Justo. No concibo que una corte internacional dé un fallo político. La Corte pertenece a la ONU, y la ONU tiene otros ámbitos para tratar temas políticos. La Corte solo aplica la ley.

¿Y por qué no estableció la línea equidistante como límite desde el hito N° 1 y no desde la milla 80 del paralelo?
Porque encontró elementos que la llevaron a pensar que Perú y Chile estaban tácitamente de acuerdo en que sus mares estaban delimitados en las primeras millas, y calculó estas en 80. Nada más.

AUTOFICHA

- Mi primer destino como diplomática fue París, me encargaba de asuntos culturales. Acabado lo de La Haya, me dedicaré al patrimonio cultural subacuático.

- Mi tesis en la Academia Diplomática fue sobre los límites marítimos con Chile. Quise darle sustento jurídico al justo reclamo peruano.

- Durante los dos años que viví en La Haya por el reclamo peruano dormí muy poco. Mi tarea consistía en revisar la argumentación de nuestros alegatos.

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