La Transmisión de la Fe a los hijos

 

Después de treinta años de Camino, uno de los frutos que más nos consuela es ver a las familias reconstruidas llegar a ser Iglesia doméstica. Estas familias, abiertas a la vida y por eso normalmente numerosas, asumen el primer compromiso de la familia cristiana de transmitir la fe a los hijos. Además de la oración de la mañana y de la noche, de la oración antes de las comidas, y además de la participación, junto con los padres, en la Eucaristía de la propia comunidad, la transmisión de la fe a los hijos se realiza fundamentalmente en una celebración doméstica, que habitualmente se hace el domingo, el Día del Señor.

Estamos muy contentos de que el Consejo Pontificio para la Familia esté interesado en preparar un texto para una posible celebración doméstica, propuesta a toda la Iglesia, que pueda ayudar a los padres a transmitir la fe a los hijos. Hoy es de vital importancia para la familia cristiana una celebración familiar, una liturgia doméstica, donde puedan encontrarse, al menos una vez a la semana, las dos generaciones —hijos y padres—, y donde puedan orar juntos y dialogar poniendo en el centro la Palabra y el Señor Jesús resucitado.

Estamos contentos de poder colaborar con el Consejo Pontificio para la Familia, aportando la experiencia de tantas familias, de diferentes condiciones sociales y culturales, que han vivido durante muchos años estas celebraciones. Estamos convencidos de que este texto será para muchas familias una pequeña semilla que se esparce y que, con la gracia del Espíritu Santo, un día podrá llegar a ser un gran árbol, bello y lleno de frutos: muchísimos adultos que no olvidarán nunca aquella celebración de la propia familia, donde vieron a los padres amar y rezar a Dios con verdadera convicción.

Kiko Argüello