Después de ganarle a Irlanda la clasificación parecía cerca. El despertar fue duro.
El conjunto argentino es flojo. Esta no es ninguna novedad. Cuando salió de Buenos Aires rumbo a Europa demostró esa flojedad contra Alemania y también en sus encuentros previos al torneo mundial. Pero se produjo de golpe ese milagro contra Irlanda, y como los milagros no se repiten, ahora estamos convencidos que más que una actuación sobresaliente del equipo argentino fue una falsa y mediocre del irlandés. Y esta afirmación está confirmada por los resultados.
La lección es dura, hasta cruel (porque una derrota por 6 a 1 es aplastante), pero aun dentro del desastre hay razones positivas, razones para extraer beneficios.
Con la idea de clasificar fácil, superados física y técnicamente