Sábado 25 de Abril de 2015
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OPINION
Destilados por la memoria
por Luis Beltrán
Domingo 9 de Octubre de 2011

Algunos temas de la historia de Comodoro Rivadavia parecen estar adentro de una espiral, de un sinfín ascendente y, cada cierto tiempo, vuelven a la escena pública: son retomados por funcionarios, dirigentes y habitantes como si lo hicieran por primera vez. En realidad, más que “temas de la historia” son “deudas históricas” con la ciudad. Una de ellas: una destilería o una refinería para la producción de combustibles a partir del crudo que se extrae en la Cuenca del Golfo San Jorge.
Pero esa “deuda histórica” -hay que decirlo- también debe serle reconocida a la zona norte de Santa Cruz, a las ciudades de esa región que tienen más puntos en común con Comodoro que con Río Gallegos, así como ocurre entre Comodoro y las poblaciones del Valle de Chubut. Todas conforman una unidad productiva y cultural, y los dirigentes deberían despojarse de fundamentalismos estériles y buscar la manera de dejar atrás esos límites geográficos y trazar una nueva frontera en la que estén incluidos los padecimientos, las historias, las necesidades y los reclamos comunes.
La construcción de una destilería parecería ser el inicio del trazado de una decisión en común que aglutine los intereses de esta unidad productiva y, de una buena vez, se salde esa “deuda histórica” presente en el imaginario de la región desde el mismísimo día del descubrimiento del petróleo hace ya 104 años.

EL PASADO QUE NO OLVIDA
Como sucedió con otros proyectos y emprendimientos, Comodoro tuvo más de una destilería de crudo, pero todas, con el correr de los años, desaparecieron bajo los trastos de las decisiones políticas empresarias -públicas y privadas-.
En “El petróleo argentino”, Enrique Mosconi detalló su labor en YPF entre 1922 y 1930. Allí, como un designio, una marca en el lomo del devenir de la región, el funcionario sólo dedicó breves menciones a la “pequeña destilería que empezó a operar en 1913, en la misma zona de Comodoro Rivadavia”, precisamente en el barrio que ahora lleva su nombre. La función vital para el desarrollo de la ciudad y el yacimiento de la planta apareció en la memoria de Mosconi ensombrecida por esa otra “magnífica obra: la Destilería Fiscal de La Plata”, inaugurada a fines de 1925.
El ingeniero recordó allí que la ciudad “producía petróleo crudo y en una pequeña destilería que se instaló en el Yacimiento, por feliz inspiración de uno de los directores de los primeros tiempos de la explotación, se elaboraba éste y se producía el fuel oil para el consumo de los buques de nuestra Armada y auto-nafta, que en gran parte se transportaba en tambores metálicos a bordo de los petroleros que hacían el recorrido Comodoro Rivadavia-Capital Federal”.
Esta planta de destilación primaria comenzó procesando 60 m3 por día y para 1929 esa capacidad se elevó a 340 m3/día, y logró expedir 834.789 litros de subproductos, “lo que permite atender el consumo propio del campamento, es decir la población de Comodoro Rivadavia y su zona de influencia, el consumo del Ferrocarril del Estado en sus dos líneas en el territorio de Chubut, y queda aún en la destilería un enorme remanente de kerosene que sería poco después remitido a Buenos Aires para la venta al público”, consignó el diario El Rivadavia en “Medio siglo de petróleo argentino”.
No fue esta la única planta levantada en la ciudad. También las empresas privadas instalaron las suyas: Astra y la Compañía Ferrocarrilera de Petróleo, entre otras. En Km 20, por ejemplo, la destilería comenzó a funcionar en 1926 y a fines del año siguiente ya se podía comprar gasolina allí, que se comercializaba en latas de 10 ó 15 litros. La Ferrocarrilera la construyó en Km 8 e inició sus operaciones también hacia 1926. La memoria de Alberto Muñoz, vecino del barrio que publicó su libro en 2007, recuerda que allí se elaboraron dos tipos de petróleo: “el de Manantial Rosales” y “Crudo Zona Central Ferrocarrilera, Zona Central YPF y Escalante YPF”, y que llegó a procesar 750 m3/día de petróleo convirtiéndolo en moto-nafta y fuel oil, que se embarcaba a Buenos Aires, La Plata y Bahía Blanca.

EL PASADO QUE REGRESA
“Da rabia y bronca que el petróleo que se extrae de las entrañas de la Patagonia tenga que ser refinado en el puerto de Buenos Aires”. Esta frase, pronunciada por la presidente Cristina Fernández de Kirchner, el lunes en Caleta Olivia, se hizo eco de los gritos afónicos de la región, otra vez. Inmediatamente, el intendente electo de Comodoro, Néstor Di Pierro, se subió al tren: “la idea es tener políticas en común, como las portuarias, pesqueras y petroleras, porque la Cuenca del Golfo es una sola” afirmó y disparó: “tenemos un sueño pendiente que si Dios quiere lo vamos a hacer realidad en estos cuatro años de gestión, que es la concreción de nuestra querida destilería en el límite de Chubut y Santa Cruz”.
El “sueño pendiente”, recurrente, sin concretar. Ya Di Pierro, cuando era titular de Petrominera y aún no se había peleado con Mario Das Neves, había dicho en abril de 2009, que “desde la provincia, por decisión política del gobernador, estamos haciendo un estudio de factibilidad de una pequeña destilería” y arriesgó en ese momento que el plan era tenerla en marcha antes que finalice la gestión en 2011.
Pero antes de esto, en el lejano junio de 2004, cuando quien gobernaba Comodoro era Raúl Somoncini, en la cuarta reunión del Foro de Integración Regional que se desarrolló en Cañadón Seco los jefes comunales “declaramos de interés el proyecto de destilería, del cual hemos recibido algunos avances e informes por parte de Presidencia de la Nación que se proyecta construir en la zona de Ramón Santos”. 
Y ahí nomás, en el mismo año, Víctor Gamboa, presidente del Consejo de Localidad del PJ y delegado municipal en la Zona Franca, revelaba que el municipio ya había reservado 100 hectáreas en Caleta Córdova para la construcción de una destilería.
Las geografías se modifican, los tiempos se aceleran, las promesas siempre son las mismas. Y lo peor: nunca se concretan. Tampoco aquella “amenaza” de inversión que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, le hizo a Das Neves el 17 de abril de 2007 en la Isla Margarita durante el desarrollo de la Cumbre Energética Sudamericana: “el presidente de Venezuela le confirmó al gobernador el interés de su país en invertir en suelo chubutense, concretamente en la construcción de una destilería en la zona de Comodoro Rivadavia”, informó la prensa oficial aquel día.
“En el año 2007 se conmemorará el centenario del descubrimiento del petróleo y con los legisladores justicialistas hemos hecho un trabajo armonioso teniendo presentes todos los antecedentes legales que existen en la Legislatura (para) desarrollar el camino normativo para proceder al estudio de factibilidad de crear un polo petroquímico y una refinería en Comodoro Rivadavia”, informó en 2006 el diputado José Karamarko sobre el proyecto que firmaron sus, en ese entonces, compañeros oficialistas Roberto Damián, Oscar Gallego, Nelly Lagoria y Javier Touriñan. El proyecto consignaba, además, que la Secretaría de Hidrocarburos “dispondrá las medidas pertinentes y necesarias para la elaboración del proyecto ejecutivo de desarrollo de la Refinería y el Polo Petroquímico, previendo que las tareas precitadas deberán estar terminadas “antes de la finalización del mes de setiembre de 2007”.
Y para volver a ejercitar la memoria y jugar con los sueños postergados, los legisladores, entre los fundamentos, citaron que ya en enero de 1984 el bloque de diputados del PJ impulsaba un proyecto de estudio de factibilidades recomendando al Poder Ejecutivo del Chubut “la urgente concreción de una Planta Petroquímica en Comodoro que tenía como horizonte de tratamiento el crudo de la Cuenca del Golfo San Jorge”.
Otro anuncio “para soñar”: “el vicepresidente de Operaciones de Pan American Energy, Fernando Villarreal, aseguró que la operadora formará parte del equipo que estudiará la posibilidad de instalar una destilería en Chubut, en cercanías de Cerro Dragón”, informó este diario el 8 de febrero de 2007 y detalló: “la iniciativa surgió a fines del año pasado desde el Gobierno nacional en virtud de la falta de combustibles líquidos que existe especialmente en el interior del país”.
Según aquellos planes, la refinería sería bautizada “General Mosconi II”, demandaría una inversión de 2.250 millones de dólares, tendría una capacidad de refinación de 150.000 barriles diarios y sería inaugurada entre 2009 y el 2010. ¿Alguien la vio?

EL PASADO QUE VISITA AL FUTURO
Horas atrás, quien eligió subirse al tren de los sueños fue el gobernador electo, Martín Buzzi, quien consideró “la necesidad” de que la Cuenca del Golfo cuente con una refinería.
“El tema es quién pone los casi 3.000 millones de dólares que sale abrir una destilería, pero es un tema que hay que trabajar y encarar de manera conjunta también con Santa Cruz. Es una cantidad importante de dinero pero con la expansión que está teniendo el país en cantidad de vehículos y en un consumo creciente, creo que obviamente hay un mercado para eso”, consignó el intendente de Comodoro.
El pasado siempre vuelve, dicen. El tema es cómo lo hace: si como tragedia o comedia, aunque la clave está en que en muchos temas vuelve para producir la misma indignación.
Escribió Mosconi en el libro citado al inicio de este artículo: “nuestro país, que poseía ricos yacimientos en la Patagonia, importaba el combustible líquido necesario para su vida, su defensa y sus seguridad”. Y dijo la Presidente el lunes en Caleta Olivia: “necesitamos más refinerías porque hay que responder al crecimiento geométrico del parque automotor y de la economía, y no es posible que sigamos importando combustibles refinados para abastecer a la Nación cuando ahora tenemos la capacidad para hacerlo”.
¿Frenará de una vez por todas la espiral que tantas vueltas le hizo dar a los proyectos de destilería?

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