Parastoo Anita Mesri Hashemi-Dilmaghani

Como es bien conocido, el 15 de abril de 2011, es decir, hace poco más de cuatro años, la comunidad de Cherani K’eri (tal vez la más grande de todo el pueblo purépecha) se levantó, al haberse “tocado la campana”, para enfrentar a los “malos”: los narcotalamontes. Lo anterior se conoce como el inicio del “movimiento en defensa de nuestros bosques”, lo que logró sacar de la comunidad a los malos y a retomar en sus manos su seguridad, a través de la instalación de 189 fogatas ubicadas en los cuatro barrios de la comunidad y de barricadas en todas sus entradas.

Aparte de reestablecer la paz y la seguridad (después de que sus peticiones sobre el problema habían sido ignoradas por parte de los tres niveles del gobierno mestizo), el movimiento desató una discusión profunda en las fogatas (primer nivel de organización, un nivel “nuevo” a partir del movimiento), en los cuatro barrios ancestrales y en la comunidad en general, sobre el cambio que había sufrido desde hace unos 40 años al adoptar el sistema de partidos políticos. En estas reflexiones fueron sumamente importantes los discursos casi ceremoniales que daban en sus casas, en las fogatas y en las asambleas de los barrios las personas mayores, quienes, a través de su palabra sabia, recordaban a las y los jóvenes que antes su comunidad tenía una forma de organización propia, basada en sus leyes propias, donde los cargos se realizaban como un servicio y donde había mayor transparencia, eficiencia, paz y orden social. Fue en estas discusiones ricas que se tomó la decisión de que Cherán ya había dicho no a los partidos y que iba a reconstruir una estructura de gobierno comunal, basado en lo propio, para enfrentar sus necesidades como colectividad.

Aunque la decisión ya estaba tomada, se consideró relevante pedir al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación su intervención para ordenar a las autoridades de Michoacán respetar el derecho a la libre determinación y autonomía de la comunidad purépecha de Cherán. Lo anterior fue necesario sólo porque administrativamente hablando, Cherán es cabecera municipal y por ende, del interés de los partidos políticos. Las demás comunidades purépechas de las cuatro regiones en que se divide el territorio del referido pueblo originario, en su gran mayoría han conservado, sin interrupción, sus formas propias de gobierno, ya que administrativamente son “tenencias” municipales y por ende, han escapado del interés directo de los partidos políticos, quienes tienden a interesarse más en mantener el control de las cabeceras municipales. Es decir, Cherán no creó nada nuevo ni es la única comunidad purépecha de Michoacán con formas organizativas propias y ordenamientos jurídicos indígenas vigentes, que incluyen procedimientos para el nombramiento de sus autoridades.

Es necesario resaltar que Cherán es una comunidad enorme, de aproximadamente 16 mil habitantes, 4 mil por barrio. Razón por la cual, desde tiempos ancestrales, es tan importante la organización a través de los barrios.  Además, en Cherán, desde el movimiento, la primera unidad organizativa es la fogata. Cada fogata tiene un coordinador, quien convoca a las reuniones o asambleas. Algunas decisiones se toman en dichas reuniones. Después está el barrio, y la gran mayoría de las decisiones importantes se toman en las asambleas de los barrios. Finalmente está la asamblea general, donde se reúnen los cuatro barrios de forma casi excepcional, incluyendo cuando se “tocan las campanas”, es decir, cuando hay alguna emergencia.

Como ejemplo, el K’eri janaxkaticha (Consejo Mayor o Consejo de Pensadoras y Pensadores) está compuesto por 12 integrantes, y es responsabilidad de cada barrio aportar tres comuneros para servir en él. Es en la asamblea de cada barrio donde se nombra a los tres que van a “echar de k’eri”.  El mismo tamaño de la comunidad hace que sea más factible que los barrios tomen estas decisiones, pues conocen a las y los comuneros que allí habitan. Lo mismo se sigue para las personas nombradas en los diversos consejos que conforman el gobierno comunal de Cherani K’eri.

Lo anterior es la regla y no la excepción en las estructuras de gobierno purépecha de Michoacán, pues casi todas las comunidades purépechas comparte la característica de la organización político-social basada en barrios.

En la situación tan difícil que enfrenta el país en la actualidad, son dignas de ser conocidas las experiencias de autonomía y de lucha en defensa de su territorio y recursos naturales de las comunidades indígenas. Sus formas de organización son ejemplares por el orden y bienestar colectivo que buscan consolidar.

La base jurídica de los movimientos está plasmada en el marco normativo: el derecho a la diferencia, a la libre determinación y al autogobierno, así como al territorio y los recursos naturales allí ubicados. Cherán es la esperanza de Michoacán y de México, y su forma de organización es digna de conocerse y reproducirse.