«Vuélvete y escucha; no está en mis ojos sólo el Paraíso» – Beatrice en La Divina Comedia



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Juan Antonio Villacañas



FUENTE: Beatriz Villacañas

 

Entrevista a Beatriz Villacañas
Reseña bio-bibliográfica
La palabra y la poesía en la obra de Juan Antonio Villacañas
Poemas de Juan Antonio Villacañas

 

Entrevista a Beatriz Villacañas
por Pablo Luque Pinilla


Juan Antonio Villacañas es una de esas llamativas ausencias de demasiados manuales de literatura y antologías poéticas de la segunda mitad del siglo XX. En él se hace patente la sempiterna fractura que a menudo se produce entre la poesía oficial y la poesía real, entre el coro de los elegidos por los poderes fácticos, ya sean literarios, periodísticos o políticos, y la escolanía de los bendecidos con el don del talento, refrendado con su dedicación y su constancia.

Poeta amante de formas tradicionales, gusto clásico y lenguaje accesible, no desdeñó el verso libre, que emplea en un cuantioso número de composiciones. También fue escritor de profundo espíritu indagatorio, acometiendo la más importante labor de rescate de la lira garcilasista para la poesía actual. Así, hoy podemos hablar de la lira «Juanantoniana» como una de las más fecundas aportaciones del toledano. Por lo demás, su vocación literaria conjuga una admirable capacidad de entrega al hecho poético (es autor de más de treinta poemarios) con una actitud siempre crítica y verdadera ante la realidad que le rodea y sus vicisitudes.  Esto último no excluyó el mundo literario, retratado con crudeza en su obra Veresámanos (1982), lo que le  granjeó no pocas enemistades y recelos entre algunos de sus coetáneos, que le relegaron al aislamiento literario desde la década de los noventa. Con todo, no fueron pocos los que reconocieron el valor de su poesía. Tal es el caso del poeta Pablo Neruda, como expresa la carta que el amigo de JAV, Rubén Jimeno, dirigió al poeta haciéndole partícipe de unos comentarios del chileno: «Me dijo (Neruda) que tu libro lo había encontrado muy bueno, y me agregó las siguientes palabras textuales, “ese poeta tiene mucho talento, aunque el estilo de Los sapos me parece anticuado [Los sapos está escrito en cuartetos alejandrinos]… creo que es un hombre de valor». O de Francisco Umbral, que a propósito de Marcha destriunfal escribió en El Norte de Castilla: «Después de Marcha destriunfal Juan Antonio Villacañas ha seguido y seguirá escribiendo. Que no hay para la buena inspiración como el sosiego de una provincia. Esperamos nuevas entregas poéticas de Villacañas».

 

JAV falleció en 2001, pero hoy su memoria y su poesía siguen siendo objeto de lectura y estudio, en gran medida gracias a la infatigable labor reivindicativa que realiza la hija del poeta, la excelente escritora, poeta, traductora  y preofesora, Beatriz Villacañas. Por eso, en este número, si bien hemos querido rendir homenaje al poeta, hemos querido también hacerlo en parte a la figura de su hija, que crece incuestionablemente en paralelo a la de su padre, elevando un testimonio de exigencia de justicia que no hemos querido dejar de ofrecer. Por este motivo, además de esta prospección sobre la persona y obra del manchego, hemos incluido en la sección de traducciones una muestra significativa de algunos de los poemas de JAV que BV, con la colaboración del poeta irlandés Michael Smith y el traductor Luis Ingelmo, ha vertido a la lengua de Milton.

 

En la siguiente entrevista, la poeta, autora a su vez del más importante ensayo y antología de la escritura de Villacañas: La poesía de Juan Antonio Villacañas: Argumento de una biografía. Obra poética 1960-1984 (Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, 2003) , nos contesta a algunas preguntas sobre la obra y figura de su padre.

 



Juan Antonio Villacañas fue un autor extraordinariamente prolífico. ¿Por qué crees que prefirió publicar tanta poesía, en lugar de concentrarse en menos libros, que le permitieran un mayor control sobre lo escrito y una mayor accesibilidad a los estudiosos.

Es muy posible que la vastedad de su obra haya supuesto un reto demasiado grande para estudiosos y críticos, especialmente en estos tiempos en que se suele echar mano de ligerezas interpretativas y frases prefabricadas al enjuiciar la obra de un escritor. Hacer una labor crítica seria cuesta trabajo y requiere mucho tiempo, además de honestidad intelectual. Es más fácil ir a lo conocido y repetir  lo que otros han dicho. Pero esto no debe condicionarle nunca a un autor, que ha de escribir siempre, mucho o poco, por una imperiosa necesidad interior. Villacañas fue un poeta vocacional que escribió poesía extensa (fue sin duda prolífico) y a la vez profunda, un poeta de obra magna, tanto en un sentido como en otro.



Mucho se ha hablado de la independencia de JAV, hasta el punto de que el propio autor llegó a afirmar en una entrevista en
El Día, en 1994,  a propósito del silencio al que relegan los críticos a determinados escritores: «Lo que Dijo Nietzshe, para ser exactos, es que “a quienes callan les falta casi siempre finura y gentileza de corazón”… Parece que la gente que manda no quiere la verdad de las cosas, la autenticidad. Para ellos resultan más útiles los sucedáneos, por eso escuchan siempre el gemido de la mediocridad, de los domésticos».¿Cómo le afectaba esta actitud a la hora de encarar su obra, la publicación de sus libros o la deseable proyección pública de sus poemas?

Mantuvo con firmeza la independencia de su obra frente a todo, si bien, como es lógico, sentía el silenciamiento de la crítica “oficial”. Mas tenía claro que la soledad es a menudo el precio de los espíritus independientes y estuvo dispuesto a pagarlo:

No es mejor estar solo,

pero lo estoy y muy honradamente,

y a lo mejor me inmolo

como un santo corriente,

para que llore Dios divinamente.

 

 (“Con cicatrices de la antigüedad”, Las tentaciones de Sanjuanantonio, 1995).

 

 

 

 

¿La actitud independiente y crítica de tu padre tenía el mismo alcance cuando de cuestiones sociales y políticas se trataba, o tendía a mantenerse discretamente al margen de estos asuntos? 

El poner en manifiesto de forma razonada las graves deficiencias de la crítica literaria en España, como él hizo en varios de sus artículos y, sobre todo, en Versómanos,  ya lleva en sí una importante carga política y social. Por otro lado, debemos resaltar el hecho de que su libro Los Sapos, de 1968, es una crítica a los abusos de poder, que tiene a un Ayuntamiento como ejemplo y motivo, algo muy arriesgado de hacer, máxime porque Villacañas se ganaba la vida como funcionario municipal. Característicamente, él nunca se arrimó a ningún grupo, ni político ni cultural, para medrar a su amparo. A su muerte, me conmovió, aunque no me extrañó, que Il Corriere della Sera  escribiera lo siguiente: “Muore Villacañas, poeta spagnolo  della libertà”.

 

¿De dónde nace su vocación por la lira? ¿Por qué crees que fue esa «la estrofa elegida»? 

La reescritura que Juan Antonio le ha dado a esta forma tradcional ha hecho que ya se conozcan sus liras como “Liras Juanantonianas”. Yo diría que el encuentro de mi padre con la lira fue una circunstancia aparentemente casual, y digo “aparentemente” porque viendo el nuevo contenido que él logró darle a esta forma tradicional, dicho encuentro parecería ser más bien algo fraguado en algún lugar de lo desconocido.   Mejor que yo lo dice él mismo:

“Yo no sé de qué modo

las liras han venido a mi cabeza

y me han cambiado todo:

Ya es otra la tristeza

y tiene otro sentido la belleza”

 

(“Otro modo de estar”, A muerto por persona, 1996)


 

 

 


El poeta acuñó el término
Liriformas para denominar unas composiciones en las que aunaba dibujo y texto concebidos como una sola unidad creativa. ¿Consideras que para JAV era determinante impregnar otros ámbitos de la creación artística con la palabra poética, para así proyectarla así más en la sociedad? 

JAV era lo que podríamos llamar un poeta absoluto en el sentido de que la poesía y su vida eran completamente inseparables: la palabra poética era, pues, esencial para él. Sin embargo, amaba las otras artes, en particular la pintura y la música, y se deleitaba en su lenguaje sin palabras.

 

 

 

Rafael Morales estimaba profundamente la riqueza formal de la obra Juanntoniana, pues JAV no se limitó a expresar poéticamente, con las armas del oficio, su propia visión del mundo, sino que además quiso hacerlo del mayor número de formas posibles. ¿A qué crees que se debe este gusto suyo por la variedad? ¿Cómo le afectaba la monotonía ajena cuando enjuiciaba la obra de otros escritores?

La fuerza que impele a todo artista a crear le lleva también a   experimentar. En el caso de Villacañas, más que un gusto por la variedad en sí misma, se trata de una exploración en el medio lingüístico y formal para llegar a nuevas posibilidades expresivas. Esta autoexigencia, o si se quiere, necesidad personal, no le llevaba necesariamente a considerar monótona la obra de escritores de menores registros formales, lo determinante para él era que hubiera buena poesía o no. Toda forma es válida si se hace buena poesía y ninguna lo es si esto no se consigue.

Ahora bien, JAV no tenía tiempo para las nociones estereotipadas de lo que es “moderno” en poesía y para trivialidades tales como que el verso libre es una evolución y una liberación con respecto a las formas tradicionales, de ahí la carga en profundidad de ironía en su poema “Ayer fumaba y escribía en verso libre”.

 

Si hay algo que sorprende en la poesía de Villacañas es su riquísima variedad temática. Parece que en él se hacía carne el célebre verso de Terencio: «Homo sum, umani nihil a me alieno puto» («Hombre soy: nada de lo humano considero ajeno así») ¿De dónde crees que nace este amor por la realidad, esa enorme capacidad de atención y apertura a cuanto sucedía a su alrededor?

Leyendo su obra y habiéndole conocido como yo le conocí, la enorme variedad temática de JAV, el amor, la muerte, la palabra, la vida, el dolor, la poesía misma, Dios, todo esto y tanto más que vive y vibra en sus versos, procede de un arraigado sentido unitario de la realidad  y a la vez de un sentido de la continuidad de esta realidad en una transcendencia.

  

Juan Antonio, abogaba por una crítica que supiese justificar aquello que afirmaba, y como creador, toda su poesía parece evidenciar que se trataba de un poeta radical.¿Le gustaba la poesía de otros que no tuviera nada que ver con la suya? ¿Consideras que la radicalidad en su obra era reflejo de su radicalidad personal?

La poesía y Villacañas han caminado siempre unidos: la poesía es el argumento de su biografía porque su ética vital ha ido siempre de la mano de su creación lírica. Él resumió esta relación en dos de sus últimos libros publicados: Argumento de la Poesía y Argumento de mi Biografía, que se presenta como continuación del anterior. En cuanto a tu otra pregunta,  podía sin duda reconocer los méritos de la poesía de otros que no tuviera nada que ver con la suya, pero si por gustar entendemos algo más profundo como identificación espiritual o pasión, prefería temperamentos creativos más afines.

 

 

Tu padre fue, además de poeta, un consumado crítico, que también escribió ensayos, pero, en general, ¿tan poco le interesaron otros géneros no poéticos?

Una de sus facetas menos conocidas es la de narrador, sin embargo, JAV escribió una colección de cuentos que aparecieron en distintos medios como La Estafeta Literaria en los años setenta. Algunos de ellos: “Don Maximino”, “Las amables lagartijas”, “Una mancha en la pared”. En principio creo que, más que considerar los géneros literarios desde una perspectiva rígida, veía la literatura como un todo. Pero no olvidemos que si para él  la literatura era un todo, la poesía era el todo.

 

 

En la poesía de JAV su palabra se dirige al corazón de lo humano y desde la carne de lo espiritual, llegando a afirmar el escritor en alguna ocasión que «la poesía se hace con los ojos … con la mirada». ¿Creía Juan Antonio en el valor profético, oracular, de la poesía y en la imagen del poeta como un iluminado?

Sobre todo creía que el poeta verdadero es el que tiene la facultad de ver lo invisible en lo visible y de percibir el corazón sagrado de la carne y de las cosas.

 

 

¿Qué pensaba Juan Antonio, entonces, del poeta como «un fingidor»?

La verdad del poeta no es incompatible con el distanciamiento artístico y el control necesarios para que el poema sea algo más que una mera descarga emocional. Pessoa sabía que el poeta puede, mientras escribe, situarse a la vez dentro y fuera de la emoción. Pero el mero fingimiento, la pose, no pasa de ser una triste nadería. Para JAV la poesía era incompatible con la impostura.

 

 

En tu ensayo La poesía de Juan Antonio Villacañas: Argumento de una biografía. Obra poética 1960-1984 (Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, 2003), se afirma que la relación del poeta con Dios en su obra «ha sido una de las más complejas, intensas y apasionantes de la poesía española». ¿Crees que el factor lo religioso, entendido este como el lugar común de las aspiraciones trascendentes y las preguntas esenciales sobre el sentido de lo humano, era la encrucijada más específica y honda en la vida de tu padre, y por eso le interesaba en su obra?

 La respuesta es rotundamente sí. Existe en Villacañas un deseo de eternidad unido a su íntima vivencia de Dios, pero esa vivencia puede ser, a la vez que intensa, conflictiva. El poeta percibe agudamente la lejanía de Dios:

 

“Hoy te hablo de Dios. Sé que Dios ha estudiado

esa forma de hacer

las cosas con sus manos, se crea en él o no se crea,

lejos de nuestra causa y nuestros métodos.”

 

La duda es parte de su fe, aunque ésta, en paradoja juanantoniana, suele salir fortalecido por aquélla:

 

            “Dios está limitando con mi incredulidad

            constantemente.

            Y mi incredulidad es tanto Dios

            que estoy casi seguro de poder adorarle.”

La formulación poética de la duda en estos versos activa por sí misma nuestros mecanismos cognoscitivos, agudizando lo que de emotivo tiene nuestra percepción. Cabría preguntarse si existe una forma de mística en la poesía de Juan Antonio Villacañas. Si el suyo probablemente no es el dolor del “muero porque no muero”, no es menos cierto que si la mística es ante todo intensidad de la vivencia de Dios, por muy conflictiva que ésta pueda ser, en parte significativa de la poesía de Villacañas encontramos tal intensidad. Y una cercanía a lo divino difícilmente igualable fuera de los confines de la mística.

A lo largo de su dilatada trayectoria, la siempre intensa relación de Villacañas con Dios se va haciendo más filosófica, no tanto como especulación, sino en el sentido de que amplía el campo cognitivo con respecto a Dios a través de nuevas percepciones líricas. La misma pregunta con la que el poeta titula el siguiente poema, “¿Qué es volar?”, en relación con los versos que encabeza, adquiere un nuevo significado estrechamente vinculado a Dios y a su vuelo silencioso dentro de las palabras mismas (que son Él “callando a la deriva”):

 

... y desde muy arriba,

Dios vuela en las palabras sin hablar,

callando a la deriva,

meciéndose al volar,

ya me duelen los ojos de mirar.                       

“Poema mixto para que yo me oiga”, A Muerto por Persona, 1996.

 

Dios se hace pensamiento en la obra de Villacañas y su presencia dentro de ella es conocimiento en la medida en que el poeta nos lo revela (tanto en su presencia como en su ausencia) articulando líricamente su propia filosofía.

 

 


 




 

 

Juan Antonio Villacañas, reseña Bio-Bibliográfica

 

Juan Antonio Villacañas (1922-2001), nació en Toledo, ciudad en la que pasó la mayor parte de su vida y a la que se sentía profundamente ligado. Poeta prolífico, su obra fue saludada con entusiasmo por la crítica y recogida en diversas antologías.

 

Hombre profundamente espiritual, se mantuvo siempre muy cercano y atento a las cuestiones cotidianas de la vida. Con todo, su poesía fue marginada durante sus últimos años de vida, y en la actualidad ha caído casi en un completo olvido. Este olvido tiene mucho que ver con los cambios sociales acontecidos en España desde la década de los setenta, que dieron paso, poco a poco, a la instauración de la sociedad de consumo y del bienestar con menoscabo de las expresiones culturales que buscaban acometer los nuevos retos políticos y sociales sin perder de vista la dimensión trascendente de la realidad y la naturaleza humana. Hablamos de un contexto en el que un poeta como Juan Antonio Villacañas, cuyas preocupaciones esenciales eran indisociables de las cuestiones de índole espiritual y metafísico, quedaba inevitablemente en los márgenes, nadando contracorriente.

 

Por lo demás, la obra de Villacañas, hundiendo sus raíces en la mejor tradición española  siempre sensible a los motivos de fondo de la escritura juanantoniana, fue un autor original y formalmente ambicioso, que luchó por evitar la senda de la facilidad y el encasillamiento generacional.

 
POESÍA

  • Navegando en la Noche, 1952.
  • Legionario del Mundo, 1952
  • Brisas Íntimas, 1954.
  • Palabras, 1954.
  • El Tiempo Justo, 1955.
  • El Diluvio Universal, 1957.
  • La Estatua Animada, 1958.
  • Conjugación Poética del Greco, 1960.
  • Marcha Destriunfal, 1961.
  • Música en las Colinas, 1962.
  • Los Vagos Pensamientos, 1964.
  • Sala de Juego, Gómez-Menor, Toledo. 1965.
  • La Llama entre los Cerezos, 1968.
  • Los Sapos, Biblioteca Toledo n.º. 18, 1969.
  • Cárcel de la Libertad, (Premio “Ausias March”), 1971.
  • Las Humanas Heridas de las Piedras, 1973.
  • Rebelión de un Recién Nacido, 1975-1976.
  • Testamento del Carnaval, 1980.
  • El Dante en Toledo, 1980-1984.
  • Estado de Gracia, 1990.
  • 20 Poemas de Antón y una Canción Inesperada, 1991.
  • El Humor Infinito de la Historia, 1993.
  • Homenaje a la Lira en Larga Sobremesa con Luciano, 1995.
  • Se Equivocó el Profeta, 1995.
  • Las Tentaciones de Sanjuanantonio, 1996.
  • A Muerto por Persona, 1996.
  • Al Margen de lo Transitable, 1996.
  • Antología Poética, 1997.
  • Sublevación de la Melancolía, 1998.
  • Sandemonio en la Gloria, 1998.
  • Sublimación de la Desobediencia, 1999.
  • Balbuciendo, 2000.
  • Argumento de la Poesía, 2000.
  • Argumento de mi Biografía, 2000.
  • Déjame Al Conde-Duque, 2001.
  • La Soberbia del Gesto, (Inédito)
  • Selected Poems, 2009. Edición bilingüe español-inglés. Traducción de Michael Smith y Beatriz Villacañas.


 

ENSAYO

  • Bécquer o la Poesía de Todos, 1971 (Premio del Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos de Nueva York).
  • Versómanos, 1982.

 

Se puede consultar esta información de forma más detallada, así como  leer algunos de sus poemas y liriformas en la página Web http://villacanas.webcindario.com/





La palabra y la poesía en la obra de Juan Antonio Villacañas


He aquí unos extractos del pensamiento de Juan Antonio Villacañas con respecto a la Poesía pertenecientes a artículos suyos aparecidos en distintos medios. Igualmente, se presenta una muestra de carácter metapoético procedente de distintos poemas de Juan Antonio, una escritura poética de la Poesía altamente significativa.


 



 

«Puesto que lo único que va comunicando cada poeta es líricamente parcelado, no seremos capaces de comprenderla (la poesía) dentro de su espacio infinito, y menos de definirla, sin repetir que los contornos del poema siguen encarcelando a la poesía y al poeta al mismo tiempo.»

 

«La poesía, que en ningún modo creo que sea una cuestión interpretativa, sino que se ve o no se ve, que está o que no está.»

 

 «Los versos son los pasos escritos del poeta.»

 

«Nadie debe oponerse a que cada poeta diga a su modo las cosas que tiene que decir. En poesía existen unas formas de todos conocidas, incluso se admiten cuantas deformaciones se nos antojen. Lo que pasa es que la poesía es siempre otra cosa ...»

 

 La Estafeta Literaria. Distintos números.

  

 

 

«...tenemos la idea de la función del verso en el poema, que ha de tender más a desnudar que a vestir, a descubrir que a cubrir»

 

«... ir limpiando verso a verso el camino que nos hace llegar hasta la presencia de la verdadera poesía»

 

Cuadernos Hispanoamericanos, enero, 1959

 

 

  

«Poesía es monólogo,

es pregunta final eternamente»

 

 Sublevación de la Melancolía, 1997

 

  

 

«Si de verdad supieran

quién es y cómo es la Poesía,

tal vez se arrepintieran

y el poeta huiría

de todas esas cosas que decía»

 

Los Poetólogos, De Intra-American Student Programs, USA, 1993

 

 


 «... hacia ese todo Bécquer, tan lírico como ninguno, pese a esos otros que manifiestan su desdén, quizá por eso de que sólo les interesa esa clase de poesía que va del exabrupto – que oportuno y bien colocado vale – al poema objeto y experimental, con lo cual me parecen muy limitados como poetas y poco curiosos en el saber y en el sentir. Sabiendo – sintiendo como tendrían que saber  sentir - que la poesía está dentro del Todo y de la Nada al mismo tiempo. O tal vez es otra cosa a la que ningún poeta es capaz de llegar. Porque puede estar fuera también de esas dos máximas abstracciones citadas.»

 

La Voz del Tajo, 11-1-1984.

 

  

 

«Y lo peor no es que al poeta se le rebele la forma, que también ha de tener su equilibrio. ‘Hazme soneto, pero hazme bien”, exigirá, digo yo. Lo peor es que la poesía es la eterna rebelada... a la Poesía no se la encuentra, y si alguno se aproxima nunca llega a conocerla y, por ello, le resulta criticona y protesta por el retrato que el poeta suele hacerle. Sí, por poner un ejemplo, lo mismo que le pasó a Santa Teresa con el retrato que le hizo Fray Juan de la Miseria: ‘Dios le perdone, Fray Juan, me habéis sacado fea, gorda y legañosa‘.»

 

«Las Ideas se Confunden», El Día, 6-5-1990.

 

 

 

La visión que Juan Antonio tuvo siempre de la Poesía como eterna rebelada se manifiesta en versos como los siguientes, del poema «La Poesía»:

 

La Poesía no quiere saber nada

del hombre. No le importa

que escribamos de ella o la busquemos

de cualquier modo o cualquier forma.

Ella está muy oculta.

Ella es otra.

...

Ella no nos comprende

por que es siempre otra cosa

en el mar, en la tierra,

en el cielo, en el olvido y la memoria.

...

Pero nos da motivos, sin embargo,

para intentar que nos conozca

alguna vez. Y, por si acaso,

seguimos abusando del idioma.

 

La Poesía no quiere conocernos.

¿Se tratará de alguna tonta?

¿O es que le falta tiempo,

o que le sobra?

Si alguna vez llegara

a nuestros versos

o a nuestras manos toda

ella con su sonrisa y su paciencia,

parecería seguramente otra.

 

La Poesía no quiere conocernos.

Pero no nos importa

ni a nosotros, ni a la palabra

ni a la rosa.

Toda está aquí presente. Y tan ausente

            como está Dios a diferentes horas.

 

Poesía Española, Febrero 1970

  

 

 

 «A vueltas con la secular obsesión de que la poesía se hace con palabras y no con ideas, que lo que importa es la forma de decir, a mí me parece – y lo creo – que la poesía se hace con los ojos, se siente con los ojos, se mira, se escribe hacía adentro con la mirada. Lo demás son formulaciones que involucran al lenguaje que, como recurso final, siempre puede ser un vehículo más o menos agradable y cómodo. A veces, pesado también, largo. Por lo tanto, podemos pensar que la poesía es una catedral de silencio, el bosque gobernado por los pájaros, el mar lleno de seres aún desconocidos, o un solo pez muerto a la orilla del mar. También la palabra, la palabra de tanta vida y de tantos colores como la misteriosa vida de algunos peces del fondo del mar, secretos del fondo de la tierra.

 

Quiero decir que la poesía puede verse al mismo tiempo con todos los sentidos, quererse con todos los sentidos. Naturalmente que en la arquitectura del poema no puede faltar la palabra, pero casi siempre sólo cubre la fachada.»

 

«Sin Nacer la Palabra (I)», El Día, 26-3-1995

 



Poemas de Juan Antonio Villacañas

 

ELEGÍA DE LA DESCREAClÓN

 

 

Las furias han brotado

por el colchón del átomo,

y mil culebras grises

les corren por las ubres.

El mundo, ganadero

de vidas sin pesebre,

está pisando el mapa

como una sombra humana.

La conciencia del Hombre

chorrea trigo y hambre,

que llega por sus granos

a insospechados muertos.

El sol es un refugio

para el cachorro libre

o caldera de sangre,

fin de nuestras heridas,

donde hierve el recuerdo

de los que aún vivimos.

 

Mientras broten las furias,

están sueltos

los pezones del miedo.

(De Marcha destriunfal, 1961)

 

EL CUENTO DE LA GOLONDRINA MUERTA

 

 

Dormía en un alambre, tan delgado

como una idea silenciosa y larga.

Era como la voz que se aletarga

en el aire que tengo respirado.

 

Era un sueño seguro, amaestrado,

donde casi la vida se descarga;

como el presente nuestro que se embarga

en el nocturno inmenso del pasado.

 

Era una vieja nada sobre el hombro

de la sombra de un cuerpo solitario,

asustado en las letras de su historia.

 

Y porque me adivinan que la nombro,

todos los hombres cuentan a diario

que me aprendí su sueño de memoria.

(De Marcha destriunfal, 1961)

  

EPÍLOGO

 

La muerte es una vida de preguntas

que se van enterrando;

y uno termina siempre con la duda

enredada en los labios.

(De Marcha destriunfal, 1961)



VECINDAD

¡Dios te guarde, dolor! Tú me has llamado
y estoy, con hombre nuevo, aquí presente.
¡Qué cerco de silencio y cuánta gente
ir a tus soledades me ha costado!

Con estrellas hambrientas me he tragado
esa ausencia flotante de lo ausente;
y estoy aquí, con hombre diferente,
atravesado en ti de lado a lado.

Como un asunto más, aquí me tienes
sin vacilar, con todo mi camino,
desde la idea suelta que te suena.

y pegado a tu cuerpo me sostienes,
vecino de tu ronda y mi destino,
cambiándome de voz como de pena.

(De Marcha destriunfal, 1961)

  

   

Yo me arranco de ti, y siembro

entrañas vírgenes. Y vivo entre

el estiércol y el espíritu.

Un paso más, y el alma

que yo tengo será un copo de

nieve reposando en las llamas

rabiosas de una hoguera.





REPROCHE PÓSTUMO A LA VIDA

Recuerdo a Albert Camus

Te perdí como se pierde
cualquier día, intocable.
Una sombra de sueños
le dio a mi huída alcance.
Yo lo sabía de siempre
con mi memoria de antes.
Miramos cada cosa
con los ojos iguales.
Y estamos a lo lejos
cercamente delante.
Sólo diste a mis pies
camino terminable.
Te perdí como se pierde
cualquier día en la calle.

(Si quieres que te encuentre
llévame a nada en nadie).

(De Sala de juego, 1964)



ESTOY AQUÍ

Sigo entendiendo que me andáis buscando
entre la cal del pueblo.
Soy un blanco inconfuso
de las palabras y los sueños.
Aquí estaré esta tarde
esperando a los clavos en mi cuerpo.
Podéis encarcelarme con las manos
entre la cal y el yeso,
ya que tenéis las llaves de mi casa
y las de mi cerebro.

 (De Sala de juego, 1964)

 

LA LLAMA

Ya ha prendido la llama en la palabra
del oro de sonrisa del nipón.
El universo la esperaba virgen
después de las raíces malditas de las horas
clavadas en los ojos del hombre de Hiroshima.
En ellas calentamos la paz de nuestras manos
y alumbra la belleza en el músculo, y canta,
como resurrección, el sentido en el hombre.
Vaya por ti este río, atleta que has nacido
cuando querían apenas con ansia destruirte.
Luego te vi surgir de la tierra, elevarte,
con nuestra llama vertical, en vuelo,
como nueva ascensión inmaculada,
hasta la cima del perdón, que ardía,
Yoshinori Sakai, tocada por tu mano.
Tú eres la juventud tapada que renace,
que rebrota contigo. Tú, ave Fénix.

 (De Llama entre los cerezos, 1965)

 

 GUIJARRO

Llanto menudo,
chirriar de estrellas
derrumbadas sobre cualquier camino
                                                         o vecindad del agua.
Piedra sin ser,
larva insignificante
de una
plaga. Pequeña miseria en libertad.
Veneno para el pie que con su peso te asesina.
Resbaladiza causa
por donde gime
la esperanza sin forma de las cosas.
Piedra rodada de las nubes y el viento.

                                                         Gota de lluvia
congelada en tierra.
Guijarro enano, hombre enano, piedra enana;
piedra multiplicada - proliferada - como piedra
obediente de grandes mandamientos.
Piedra que me abasteces de muchedumbre,
burlándote, graciosa, de mi pequeña soledad.

Glóbulo blanco y rojo de mi sangre,
célula irresistible de mi cuerpo,
que me haces andar sobre ti misma.
Blanca, amarilla en piel; negra, piel roja,
en la cama redonda de las leyes divinas
de la piel de la Tierra.

Piedra como el amor, desnuda incertidumbre,
cárcel desconocida,
guijarral de los astros más rebeldes.
Celda tú misma. Celda mía. Mazmorra
de mis pasos.
Mundo aparte del mundo
Mineral que padece la soledad más múltiple
en su gemido ahogado y colectivo.

Piedra infantil: Yo soy tu propio llanto.

 (De Las humanas heridas de las piedras, 1971)



 





CON LOS OJOS CERRADOS

Recuerdo cuando me levantaba entre los trigos.
Y me fui a la ciudad una mañana muy temprano,
sin que nadie me viera.
Mi padre daba voces en la plaza.
Me llovían sus gritos como cajas de músicas.
Calado hasta los huesos,
el mar se izó en mis manos.
Y aquí estaban las manchas, cada día más grandes,
viejas, multicolores. Mi carne, como un lienzo
en lo abstracto más hondo,
jugándose con todos mi inútil superficie.
La ciudad no era mía. Nunca lo fue.
Yo mismo
no me pertenecía. Y mi padre seguía dando voces
de angustia,
clamando en mil desiertos, gritando a su hijo pródigo.
Los muertos me conocen,
amigos míos íntimos. Ellos me dan el pan oculto
de la muerte.
Y yo lo saboreo con el hambre más muerto
que todos esos ángeles, que en sus alas, plegados,
murieron de repente.

Se quedó el campo solo, enterrando a aquel pueblo,
y una mancha de tiempo quedó sobre su tumba
infinita y secante.
Después, aparecieron los tres sepultureros.
Y una voz,
todavía, llamándome, gritándome...

 (De Rebelión de un recién nacido, 1973)

 

SOPLO

De los acartonados suspiros de la carne, nace la soledad,
la soledad que cruza nuestra cara con grandes lejanías.
Dios es un paraíso que circunda los sueños,
y nos deja morir
irremediablemente,
aunque nos autorice a soñar otra vez,
con la muerte en los ojos y una cruz a la espalda.

 (De Rebelión de un recién nacido, 1973)

 

PROMESA EN VANO

Mañana bajaré por el desierto de mi carne
hacia tu corazón.
                      Descenderé a tu entraña
                                (madre mía)
como el cubo hacia el pozo.
Y nadie podrá verme
volver a ti de este modo tan mío.
Tan nuestro personal incomprensible.

Te devuelvo mi vida,
aunque tú me la diste indefinidamente.
Me rebelo contigo.
Te sustraigo de ti, de tu forma continua,
mientras mis manos caen con la fuerza del viento,
solas,
como dos hojas
del árbol que plantaste
en el soplo insistente de un otoño
que no es otoño de canción,
ni de sol amarillo,
sino otoño de tumba
más allá de la tierra,
ése que tú conoces
con tus diez años
muerta. Por los que yo he pasado
mil veces en el tiempo que me tuviste
en brazos.
           Pero, aún te prometo bajar cada mañana,
dejándome en el aire la vida que me diste,
el sueño respirado y un infinito nada.

 (De Rebelión de un recién nacido, 1973)

 


NUEVA CANCIÓN DESPUÉS DEL LLANTO

Lloré. Pero seguí a una risa
que había lejos de mí. Y no me equivoqué. Porque era un dique
adonde el mar del odio se rompía.

Yo fui nutriéndome de amor a gran distancia,
volviéndome canción en cada lágrima de sal,
música antigua.
Como hombre que soy, que teme al fuego,
yo canto.
Como carne que soy,
yo me hago doler en algún sitio.
Y la canción se hace.
Y se hace la música de una lágrima nueva.
Y el amigo me quema con sol del enemigo.

                                 Vengo a cantar.
Vengo a hacer la canción, después del llanto.
Y aunque un coro de hombres
rociaran mi lengua de silencio,
la poesía vendrá, con voz liberadora,
a hacer que mi canción caiga desde los árboles
a los más enterrados abismos de aquel llanto
que el niño me prestó al sonar en la vida.
Pues mi canción de niño
puede al llanto del hombre,
y hasta podría vencerme
quitando al sol y al viento las ganas de llorar.

 (De Rebelión de un recién nacido, 1973)

 



V

La calle de los Bécquer tiene sabor
de nombre de hortaliza.
Tiene sabor a fresco de paladar de aljibe.
La calle de los Bécquer es un poema oscuro
en la sed
de Toledo. Es
un paso a nivel donde ya se han perdido
los más firmes
niveles.
Pero trenes que vienen de todas las estrellas
pasan, como las luces,
derramando silencio
sin ser vistos por nadie.

- Mira esta calle, sabio florentino,
desparrama tus ojos por esta fe siniestra,
por esta corcovada caricia de los muertos,
de los que no supiste tú nunca antes de ahora...
Y esta calle es tan nuestra
como para sabernos
cómplices de su pena. O quizá para hacernos humanos
transeúntes de muertos más distantes.
Aquí está el mar
andando también por esta ola
que se sube a la frente de todo lo noctámbulo,
que dedica nocturnos al pecado y la vida
y que acaricia al paso todo lo deseable.
Esta estrechez es mía
en esta calle vuestra, penitentes
siglos desparramados,
más bien envejecidos en paredes
o pechos carcomidos.
Esta estrechez es mía
y no la siento apenas.

- Maestro, alejémonos ya de su sabor de antes.
Sigamos caminando.
Los dos somos el tiempo un minuto parado
en nuestras manos juntas.
La calle de los Bécquer es una voz posible,
o posible invención de lo desconocido.
Esta estrechez es mía. La estrechez que se guarda,
sumisa,
en una mano
y luego se transporta a donde el alma quiere.

 (De El Dante en Toledo, 1980)

 

CUANDO LA RISA ES OTRA COSA

Ahora vamos a conocernos mejor, Tetis.
Ya sabes por los espías de los dioses que tengo un Dios y que
existen las navajas,
la goma-2 y las pistolas.
Si quieres vamos a bailar
a la plaza del pueblo,
que han puesto televisión y ya es de noche.

Déjate de ilusiones y de Olimpos,
recojamos los sueños con las manos
y echémoslos al mar,
o mándalos a lomos del carnero
a la Cólquida aquella.

Tú quédate conmigo, que estar juntos es nuestro oficio de amar.
Pero vuelve la cara y ciérrame los ojos
porque viene la noche, la otra, la sin baile,
y tú tienes mi carne en la aventura
y espera rodearte como otro nuevo viento
desesperado.

Ya no manan las aguas de la piedra de Horeb,
ni brota Dios de las zarzas ardiendo,
aunque está aquí.

Las aguas manan de los cuchillos,
manan de la metáfora y del contrasentido.
¡Míralas! Cómo manan. Del suelo no,
de la abstracción,
de las cabinas telefónicas,
entre el aplauso vivo de la muerte.
Hacen tiempo y escala,
pero no me lamento,
es que me cae encima el destino del hombre
sin un solo deseo.

 (De El Dante en Toledo, 1980)

 



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