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Caracas, viernes 19 de enero, 2001  
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El asfalto de avenidas y autopistas de la capital vuelve a presentar el aspecto pegostoso de hace una década
La mancha negra contraataca
A pesar de que se pensaba ganada la batalla, Caracas revive la historia del resbaladizo manchón cuyas causas propician más de una suspicacia en el ciudadano común

MARIA ELISA ESPINOSA

EL UNIVERSAL

Volvió y punto. La mancha negra regresó y está desparramada en varias de las más importantes vías de Caracas, entre ellas los accesos a la capital desde oriente y La Guaira, en las avenidas Baralt, Nueva Granada, Fuerzas Armadas, Sucre y Urdaneta.

Y sí, el monstruo negro y pegostoso está de vuelta, más allá de que a mitad de la década pasada se pensaba develado el misterio y, por ende, ganada la guerra declarada en su contra desde su aparición en 1986, cuando silenciosamente y como si de una metástasis se tratara comenzó a apoderarse de los canales de subida de la autopista Caracas-La Guaira, invadiendo después numerosos túneles y avenidas de por aquí y más allá.

Pues bien, este asfalto rebelde está de regreso luego de un lustro de 'reposo', como si en esta nueva batalla lo que quisiera es retar a un nuevo enemigo y a una nueva República, pues a la anterior se la vaciló de plano. ¿O habrá que pensar más bien, como muchos lo hicieron en su momento, que si alguien llegó a ser burlado entonces, ese fue el ciudadano común que pagaba impuestos al Estado para que luego fueran invertidos en un asfalto más que 'chimbo'?

Historia resbaladiza

El caso de la denominada mancha negra abarcó parte de los gobiernos de Jaime Lusinchi (cuando comenzó a salir), Carlos Andrés Pérez (cuando se empezó a combatir y a especular sobre sus causas) y de Rafael Caldera (cuando se dieron los diagnósticos supuestamente definitivos sobre los factores que incitaban su creación).

Aquellos fueron los días en que la eficiencia del ministro de Transporte y Comunicaciones, sea quien fuera, se medía en función de su capacidad para exterminar el cada vez más creciente manchón.

De hecho, Fernando Martínez Móttola en 1991 no sólo amenazó con eliminarlo, sino que también se comprometió a reubicar a las comunidades contiguas a la autopista Caracas-La Guaira, pues éstas al parecer eran parte del problema al generar filtraciones en la vía.

El ministro Ciro Zaa Alvarez también se la juró en el año 1994, cuando la película grasienta ya había tomado gran parte de la ciudad, incluyendo las avenidas Lecuna, Universidad y México. Fue entonces cuando los caraqueños creían ser testigos de su desaparición gracias a los trabajos de limpieza a fondo realizados con una maquinaria especial traída desde Alemania.

Sin embargo, durante todo ese tiempo se continuaron tejiendo conjeturas con relación a las verdaderas causas de la formación de la mancha. Científicos de distintas universidades, así como investigadores de Intevep, insistían en hacer análisis mientras algunos ciudadanos se adelantaban sacando sus propias conclusiones.

Durante esos 10 años, la mancha llegó a cobrar varias víctimas en accidentes de tránsito ocasionados por la condición extremadamente resbaladiza que adquiría la capa asfáltica cada vez que llovía, e incluso cuando no.

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