MIGUEL
DE OLMEDO TROYANO
FUNCIONARIO.- Nació
en la Villa de Mijas, Obispado de Málaga, hacia
1.733. Hijo legítimo de Agustín de Olmedo
y de María Troyano de León, vecinos
de Málaga.
Muy joven ingresó al
ejército y llegó a Capitán de
Milicias en 1.756. Ese año obtuvo pasaporte
en la Casa de Contratación de Cádiz.
En 1.757 desembarcó en Cartagena de Indias
llamado por su tío el Cap. Cristóbal
Troyano de León que desempeñaba la comandancia
General de la Artillería de Tierra Firme (Panamá).
Allí fue designado Administrador de las Rentas
Reales hasta que en 1.764 y posiblemente por el fallecimiento
de su tío, pasó a Guayaquil con su amigo
Juan Antonio Zelaya y Vergara, designado Gobernador
del puerto y sirvió bajo sus órdenes
como Tesorero y Comisario de Guerra.
En 1.765 refaccionó
a sus expensas un puente de madera de seiscientas
varas de largo que unía Ciudavieja con Ciudanueva
de Guayaquil, poco después se produjo en Quito
el motín de los estancos de aguardiente y de
la aduana y con tal motivo el Cap. Olmedo alojó
a la tropa llagada de Panamá en sus dos casas.
En Agosto de 1.766 salió Zelaya de Guayaquil
con dichos seiscientos hombres, a sofocar el alzamiento
de Quito. Olmedo fue en calidad de Comisario de Guerra
(Tesorero - pagador); más, al llegar a los
alrededores de la capital, se encontraron que los
miembros de la Audiencia habían vuelto al gobierno.
Con todo, Zelaya asumió interinamente la presidencia
y designó a Olmedo para las funciones de Corregidor
y Justicia Mayor interino de Quito, por muerte del
titular Cap. Gregorio Sánchez Pareja.
En 1.767 salió electo
Alcalde Ordinario de ese Cabildo y ayudó a
la construcción del bello paseo ubicado en
la llanura de Iñaquito, que hasta hoy se conoce
con el nombre de parque de la Alameda. Igualmente
contribuyó para la erección del pretil
del convento del Carmen moderno.
En 1.768 llegó procedente
de Bogotá el Coronel José Diguja con
el nombramiento de Presidente de la Audiencia. Zelaya
regresó contrariado a Guayaquil y tras él
vino Olmedo. Durante dicho interinazgo, de pocos meses,
había ocurrido la expulsión de los jesuítas.
Para entonces Olmedo era propietario
de un pequeño barco llamado “San Fermín”,
que hacía la travesía al Callao en un
mes, llevado madera. En 1.772 fue nombrado Teniente
de Justicia Mayor del Gobierno y Provincia de Guayaquil;
pero, no pudo ejercer, porque el presidente Diguja
había designado a un abogado, que se posesionó.
El 1°. de Enero de 1.775
contrajo matrimonio con Ana Francisca de Maruri y
Salavarría de 35 años de edad y tendrán
dos hijos: José Joaquín y Magdalena.
Poco después fue Capitán
de Granaderos de la Milicias arregladas de Guayaquil
y uniformó a su costa a dicha compañía.
En 1.783 se relacionó
con el Cor. José de Villalengua y Marfil que
había reemplazado en la presidencia de Quito
a Diguja. A Villalengua ofreció explorar varias
rutas posibles para la construcción de un camino
estable entre Guayaquil y Quito. Al mismo tiempo obtuvo
que la Junta de Temporalidades, que administraba las
cuantiosas propiedades que habían sido de los
jesuítas, le vendiera en Julio de ese año
las salinas y el sitio de Zarumilla en el pueblo de
Tumbez, jurisdicción de la ciudad de Piura,
en la cantidad de 2.666 pesos y 5 y ½ reales,
de los cuales pagó de contado solamente 666
pesos y 5 ½ reales y quedó adeudando
2.000 pesos, para ser cancelados en dos anualidades
con el 3% de interés. Este saldo debía
aplicarse para instituir una cátedra de Gramática
en el antiguo colegio de San Ignacio que había
sido de los jesuítas de Guayaquil.
En 1.784 adquirió a la misma Junta las haciendas
“Soledad” y “Santa Catalina”
con otros terrenos de los sitios de la Isla, la Palma
y Guare en 20.000 pesos, pagando 15.000 y ofreciendo
satisfacer los 5.000 restante en 5 años, a
razón de 1.000 pesos anuales.
En los veranos de 1.784 al
87 empezó el comercio de madera que hacía
extraer de los bosques de estas haciendas y que transportaba
en sus barcos al Callao. Igualmente realizó
cuatro expediciones y trazó un plano de rutas
a Quito. Durante el último viaje en 1.787 y
al pasar las turbulentas aguas del río Limones,
sufrió la pérdida de su equipaje y estuvo
a punto de ahogarse al ser arrastrado. En total gastó
1.550 pesos de su peculio en estos trabajos y en Julio
de 1.787 presentó a la Audiencia un informe
detallado recomendando la inversión de 25.000
a 30.000 pesos en la construcción de la vía
Guayaquil - Quito transitable todo el año y
que comenzaba en la hacienda de “Nuestra Señora
de la soledad”, en la ribera izquierda del río
Babahoyo, seguía por el Caracol aguas arriba
hasta llegar al Catarama y de allí a Piedra
o Pijulto por la margen izquierda y hasta cerca de
su nacimiento, entonces se arribaba al pueblo de Guanujo
y luego a Guaranda y si se tomaba por los villorios
de Salinas y Santa Rosa a Ambato, pero la Audiencia
archivó la propuesta aduciendo no contar con
los fondos necesarios.
En 1.787 ayudó a la
construcción del fortín de San Carlos
en Guayaquil, en 1.788 aún debía el
saldo del precio de las salinas y el Cabildo porteño
comisionó a su Procurador General para que
exija la liquidación de cuentas o inicie la
acción ejecutiva, pues se requerían
los dineros para sustentar la cátedra. Olmedo
argumentó negándole al cabildo el derecho
a intervenir en el cobro y no pagó. Años
después, en 1.813, figuraba esta deuda en su
testamentaría.
En 1.789 envió a su
hijo a estudiar al colegio dominicano de San Luis
en Quito; mas, en 1.792, lo hizo regresar “por
graves motivos de familia”, mala situación
económica, pero las cosas mejoraron y el 18
de marzo de 1.794 solicitó con su esposa al
Cabildo, un certificado de sus hidalguías,
pues iban a remitir a un hijo a estudiar a Lima. El
30 de Junio el Procurador contestó indicando
ser ciertas las afirmaciones de los solicitantes y
el Cabildo “mandó que sirviese dicha
respuesta de suficiente informe, devolviéndose
el original” y parecería que había
superado definitivamente su crisis porque meses después
envió al joven José Joaquín a
estudiar al colegio de San Carlos, donde dictaba una
cátedra su tío segundo el Dr. José
de Silva y Olave, a quién fue confiado.
El joven salió aprovechado
y a la par que estudiaba también cuidaba los
intereses comerciales de su padre; en 1.804 intervino
ante el comerciante Alvarez Vásquez para que
permitiera la habilitación del barco “San
Isidro” de propiedad del Capitán Olmedo,
que se encontraba retenido en el Callao por un saldo
que se adeudaba a dicho acreedor. El barco debía
partir a las Salinas porque estaba dedicado a transportar
dicho producto entre Zarumilla y el Callao.
Sin embargo, su salud había
decaído, al punto que el 24 de abril de 1.809
otorgó poder para testar ante el Escribano
Gaspar Zenón de Medina, a favor de su hijo
José Joaquín, a quien también
designó albacea conjuntamente con su hija Magdalena
y el 27 de Agosto falleció en pleno uso de
sus facultades mentales y no sin antes tener la felicidad
de abrazar a su hijo José Joaquín, que
había regresado el día 20 de Lima, después
de una prolongada ausencia de casi 14 años,
graduado de Doctor y con una cátedra de Digesto
en la Universidad de san Marcos.
Clemente Ballén escribió
en la biografía del Dr. José Joaquín
de Olmedo, que su padre el Capitán Miguel de
Olmedo falleció no sin haber dado a entender
claramente a su familia, que en el inevitable conflicto
entre la metrópoli y la colonia, se pongan
sin vacilar del lado de su patria adoptiva; pues la
noticia de la revolución del 10 de Agosto llegó
a Guayaquil el 19, traída por Francisco Pérez
Portuguéz, quien notificó en secreto
al Gobernador Bartolomé Cucalón, pero
éste lanzó una proclama alarmista el
24 y causó el espanto de los pacíficos
pobladores del puerto. Así es que el Capitán
Olmedo, enterado del asunto, aconsejó a los
suyos, en su lecho de muerte, que tomaran partido
por la independencia.
No se ha conservado su retrato
pero por el de su único hijo que mucho se le
parecía, podemos colegir que era de mediana
estatura (no más allá del metro sesenta
centímetros) contextura delgada y color trigueño
por ser andaluz de nacimiento y raza, pelo ondeado,
frente amplia y grandes narices. En el plano moral
fue emprendedor, diligente y audaz para los negocios.