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Archivos de Marzo, 2011

I. ARQUITECTURA INDÍGENA

Lunes, 14 de Marzo de 2011

No es mucho lo que se conoce respecto a la arquitectura pre­colombina en el territorio que hoy es Colombia. En primer lu­gar, no se conocen con certeza los orígenes y características del poblamiento de esta parte de América; las diferentes hi­pótesis que circulan a este respecto son aún motivo de discu­sión. En segundo lugar, los diversos hallazgos arqueológicos en distintas zonas rara vez contienen evidencias arquitectóni­cas; se trata en su mayoría de descubrimientos aislados, no siempre suficientemente estudiados y a partir de los cuales no se ha podido aún establecer con claridad un panorama secuen­cial y coherente de las relaciones entre los distintos desarrollos precolombinos. Las disciplinas que se ocupan del estudio de las culturas indígenas -fundamentalmente la antropología- son relativamente recientes en el país. Podría afirmarse que, salvo algunos pioneros, es a partir de las últimas tres décadas que comenzaron, con rigor científico, los estudios sobre estas culturas. Falta hacer análisis comparativos, profundizar los trabajos arqueológicos y ampliar los estudios etnográficos de los grupos indígenas todavía existentes para poder avanzar hi­pótesis interpretativas sólidas sobre los distintos desarrollos culturales y sus eventuales conexiones. Es de esperar que en el próximo futuro, la extensión de los trabajos en estos temas permiten desarrollar una visión más acabada de la que se tiene hoy en día.

No se puede abordar con observaciones de especialista el área inmensa y compleja de la arquitectura indígena; tampoco se puede pretender adelantar estudios nuevos que serían de­masiado dispendiosos. A lo más que podemos aspirar -y es lo que se desarrolla en las páginas siguientes- es a recopilar algu­nas evidencias dispersas sobre la arquitectura de estos pue­blos, ya estudiados por distintas personas, y presentarlos de manera coherente. Para ello se optó por ordenar la informa­ción disponible a partir de criterios arquitectónicos, en unas etapas que van de las manifestaciones más elementales a las más complejas, bajo el supuesto de que el nivel de compleji­dad en la arquitectura está relacionado con el nivel de comple­jidad cultural más general y entendiendo por “complejidad ar­quitectónica” no sólo la elaboración constructiva, sino el con­junto de nociones y concepciones ligadas a la creación arqui­tectónica.

Para el establecimiento de los distintos “estadios cultura­les” que se pueden reconocer en el territorio colombiano, se adoptó el esquema propuesto por el antropólogo Gerardo Reichel-Dolmatoff1 que distingue, en términos generales, cuatro niveles básicos que brevemente se podrían describir así: a) Nivel paleoindio, correspondiente en América al pa­leolítico, caracterizado por grupos nómadas de cazadores y recolectores; b) Nivel formativo, de grupos sedentarios triba­les, fundamentalmente selváticos (amazonas y costa atlántica) que llegan al desarrollo incipiente de la cerámica y la agricul­tura; c) Nivel de cacicazgos, con el dominio territorial de ho­yas hidrográficas relativamente restringidas, centradas en la agricultura del maíz y con organización social jerárquica, y d) Nivel de federaciones de aldeas, que es un estadio superior de desarrollo de los cacicazgos, con estructura de clases clara­mente diferenciada, incipiente formación del Estado y domi­nio de un vasto territorio; esta etapa al parecer sólo fue alcan­zada por los Tayrona y los Muisca y fue interrumpida por la conquista española. Debe aclararse que estos cuatro estadios están ordenados en una progresión según su grado de comple­jidad cultural y por lo tanto no expresan necesariamente ni una secuencia cronológica, pues de hecho en distintos mo­mentos coexistieron grupos con diverso grado de desarrollo, ni una continuidad cultural, pues no conforman una línea evo­lutiva que permita caracterizar cada estadio como base efi­ciente del siguiente. Este criterio de ordenamiento “ideal” o “lógico” aunque no respeta las características de evolución de cada una de las culturas precolombinas ni su desenvolvimien­to cronológico, es sin embargo muy útil para el análisis que nos proponemos pues permite entender las manifestaciones arquitectónicas como un proceso inteligible y unitario y como alternativa a la simple constatación de una multiplicidad de expresiones inconexas y aisladas.

Las referencias arquitectónicas que se utilizan son extraí­das, a la manera de ejemplos, de los grupos más conocidos y estudiados, procurando que fuesen representativas de los dis­tintos estadios culturales. Para investigadores que se interesen en profundizar este tema, se remitirá en cada caso a la biblio­grafía pertinente. Abrigamos la esperanza que próximamente se efectúen en el país estudios que amplíen y mejoren el cono­cimiento de esta parte de nuestra historia arquitectónica, la cual, somos consientes, sólo dejaremos aquí esbozada, y utili­zando exclusivamente trabajos ya realizados.

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1. “Colombia indígena – Período prehispánico”, por Gerardo Reichel-Dol­matoff. Manual de historia de Colombia, Tomo I – Instituto Colombiano de Cultura, 1981.

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Cap. I