Rodrigo Fica: Las Caras del Monte Fitz Roy
La Revista del Domingo
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Monte Fitz Roy visto desde la pampa argentinaLas Caras del
Monte Fitz Roy
Texto y Fotografías: Rodrigo Fica
Marzo 2003


Muchos asocian este nombre al famoso hito de la frontera chileno-argentina, aquel donde comienza la aún pendiente disputa limítrofe sobre el Campo de Hielo Sur. Pero esta montaña es más que una marca en los mapas. Es también un notable ecosistema que se ha convertido en destino preferido para quienes buscan los mejores senderos de excursión de todo el Cono Sur Americano.


El Fitz Roy es una cumbre chileno-argentina, de 3.405 metros sobre el nivel del mar, que se ubica en el borde oriental del Campo de Hielo Sur, aproximadamente a medio camino entre Villa O'higgins y Puerto Natales, a la altura de Puerto Edén.
Si bien para los chilenos es una región prácticamente desconocida, para Argentina hoy es el epicentro de una floreciente industria turística, la cual ha sabido sacar provecho del entorno virginal que existe en los alrededores del Fitz Roy.
Acercarse a esta zona por Chile es prácticamente imposible, debido a la existencia de abruptos glaciares en sus flancos occidentales. Sin embargo, la situación es diferente por Argentina dado que la estepa patagónica permite llegar fácil hasta sus mismos contrafuertes, los cuales están llenos de bosques, ríos y lagos.
Turísticamente, el lugar pasó desapercibido durante mucho tiempo. Sólo noticias administrativas, como cuando en 1937 se creó en Argentina el Parque Nacional que lo cobija, llamado "Los Glaciares", o como cuando en 1981 la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad.
El gran cambio comenzó en 1985, cuando las autoridades trasandinas fundaron el poblado de Chaltén en la base del Fitz Roy, en su esfuerzo por integrar la zona a su país y darle más consistencia a los argumentos que esgrimían en el diferendo que tenían con Chile.
Pero su valor emblemático se perdió pronto, porque el enclave se reveló como una verdadera mina de oro turística al convertirse en la llave de acceso a las montañas circundantes. Hoy, tan sólo 17 años después, ya recibe en la temporada de verano más de 10.000 turistas, lo que no deja de ser extraordinario para un poblado donde viven apenas 40 familias.
El Capitán del Beagle
El Fitz Roy es una montaña alta. Enorme. Se eleva limpiamente 3.000 metros sobre el valle y es visible hasta 150 kilómetros a lo lejos, dominando sin contrapeso los glaciares y quebradas que lo rodean.
No extraña entonces que su figura no haya pasado desapercibida para los nativos de la zona, los Aonikenk (Tehuelches), quienes lo llamaron Chaltén, es decir, "montaña que humea", porque, era tal la magnitud de la nubosidad que siempre lo cubría, que supusieron erróneamente que se trataba de un volcán.
Pero el nombre no perduró. En 1877 la expedición del explorador Francisco Pascasio Moreno (el Perito Moreno) lo rebautizó como Fitz Roy, en honor al capitán del Beagle, el barco que utilizó Charles Darwin para su famoso periplo. El mérito de estos últimos fue haber sido los primeros occidentales en visualizar la montaña, treinta años antes, cuando habían remontado el río Santa Cruz hasta unos 50 kilómetros de ella.
Capilla del Andinista, en las afueras de ChalténGratis
Al llegar a Chaltén, se recomienda pasar por la Seccional de Guardaparques, donde es posible encontrar información actualizada, comprar permisos de pesca e inscribirse en el caso que se desee realizar alguna escalada.
El pueblo se ubica en un valle al costado del Río de las Vueltas y colinda directamente con el área protegida. Para pasar del uno al otro no existen vallas, controles ni permisos que gestionar. Y, cosa extraña para los estándares actuales, la entrada es gratuita.
El Parque posee 6 circuitos principales y un sinnúmero de secundarios. Parece poco, pero a no engañarse, porque cada uno de ellos es exigente, con largas jornadas de marcha bajo imprevistas lluvias y fuerte viento, siempre a través de senderos que amenazan con convertirse en pantanos. Mal que mal, la zona recibe los coletazos del pésimo clima que existe en el Campo de Hielo Sur, lo que explica la precipitación promedio anual de 900 milímetros que se da en el valle.
Esta situación no debe ser vista como un impedimento. Todo lo contrario. Forma parte de las cosas que muchos visitantes precisamente desean experimentar.
Caminar, Caminar, Caminar...
Lo mejor del Parque son los senderos de penetración. Por algo se le considera la Capital Argentina del Trekking.Turistas mirando Laguna Sucia, desde el mirador del Fitz Roy
El más importante de todos es el que lleva a la Laguna de los Tres, el cual debiera ser la primera opción para quienes no disponen de mucho tiempo. Considerando ida y vuelta, son 20 kilómetros que pueden hacerse en unas 7 u 8 horas desde Chaltén. Parte al lado del gratuito camping Madsen y se desarrolla por bosques de lengas. A medida que sube y se adentra en los valles, pasa por un par de notables miradores y por tres campamentos: Capri, Poincenot y Río Blanco. De ahí el sendero se eleva abruptamente por casi una hora para terminar en el mirador final, desde el cual se puede ver el Fitz Roy en su plenitud. Si está despejado, claro.
La otra caminata clásica es el sendero que lleva al campamento Bridwell, recientemente bautizado como Agostini. Son 20 kilómetros ida y vuelta, pero con sólo 300 metros de desnivel que pueden ser hechos en unas 6 horas. Termina en la laguna Torre, donde un caudaloso río bloquea el paso. Si se quiere ir más lejos, como por ejemplo al glaciar Torre, se debe utilizar un cable colgante en una maniobra que es muy peligrosa si no se sabe cómo. Por eso, mejor llegar hasta ahí no más.
El tercero a visitar es el circuito que lleva al lago Eléctrico. Parte en el kilómetro 15 del camino que va a Lago del Desierto y, en su recorrido, remonta el curso del río Eléctrico y se interna por los valles hasta llegar al camping de Los Troncos. Cuatro kilómetros más allá se encuentran el lago y luego el paso Marconi, punto de entrada al Campo de Hielo Sur por Argentina. En total, unas 9 horas ida y vuelta.
Otros atractivos clásicos son los recorridos a laguna Capri, el glaciar Piedras Blancas, la laguna Madre, el Paso del Viento, etc.
Un montañista chileno, Pablo Besser, en la aproximación a la Aguja de la SCampamento Especial
El Fitz Roy y su cordillera es un objetivo de primer nivel para el montañismo mundial. Por eso cada temporada llegan escaladores de todas partes para intentar el ascenso de alguna ruta, estableciéndose por lo general en los campamentos Agostini, Piedra del Fraile y río Blanco. Incluso en este último está prohibido el pernocte de excursionistas.
Tal medida puede parecer arbitraria, pero tiene su razón. Como el clima es malo, las expediciones que llegan a este lugar tienen que esperar día tras día, en ocasiones semanas enteras, antes de tener una ventana de buen tiempo que les permita tentar un ascenso. Por ello, para tener alguna probabilidad real de éxito, deben permanecer meses aquí, por lo que "instalarse" es un asunto que va más allá de colocar una carpa. La logística involucrada normalmente los lleva a copar el campamento.
También es un lugar interesante, sociológicamente hablando. Personas de disímiles estratos sociales, diferentes edades y lenguajes extraños, obligados a compartir un espacio reducido, pero compartiendo un interés común.
Si se pasa por ahí en un día lluvioso o con mucho viento, es posible verlos languidecer sin nada que hacer, excepto esperar. Pero cuando el clima mejora, se es testigo de una actividad frenética que los lleva a subir rápido, con mochilas cargadas, llenos de esperanzas. Aunque, por lo general, al final del día están de regreso nuevamente rumiando su mala suerte. Es que se ha puesto a llover otra vez.
Futuro Esplendoroso
Este Parque posee otros atractivos que hacen más interesante la oferta turística.
Por ejemplo, para quienes prefieren usar el automóvil, está la opción de conducir hasta Lago del Desierto, distante 37 kilómetros del poblado por un camino de ripio. O también navegar por 6 horas el gran lago Viedma, ubicado a 16 kilómetros al sur de Chaltén, en un tour que incluye, entre otras cosas, la visita del glaciar del mismo nombre. O incluso es posible practicar la pesca de salmones en el Río de las Vueltas. Es decir, hay panorama para todos.
No es difícil darse cuenta que la oferta se ampliará con los años. Su fácil acceso en verano, una logística que mejora cada temporada, una cordillera que no requiere autopromoción... El potencial de la zona es enorme; más temprano que tarde, será la verdadera capital turística del Cono Sur.
Pero no todavía. Aún es lo suficientemente primitivo como para permitir vivir una experiencia total a quienes gustan de caminar y compartir en medio de la salvaje naturaleza.
Aunque eso involucre caminar bajo la lluvia.
Rodrigo Fica