Guía de Entretenimiento y Gastronomía de Cuenca A continuación le invitamos a que arme su propia ruta. Nuestras cafeterías y restaurantes le ofrecen delicias y le darán un aromático principio a su día. Para el almuerzo y cena tenemos diversas opciones para todos los gustos desde la mejor comida tradicional cuencana hasta lo mas variado de la comida internacional, luego sírvase una bebida en un bar encantador, en una casa de inicios del siglo XX y préndase para continuar la noche con mucha alegría y diversión en una movida discoteca, conozca los principales lugares de entretenimiento y gastronomía en un recorrido virtual en 360º.
Promociones y Descuentos en lugares de Entretenimiento y Gastronomía en Cuenca, Ecuador
Itinerario de la fiesta y la gastronomía
Diciembre es ideal para venir a
Cuenca. Todo el color de la religiosidad
popular y el neo-barroco estallan
el 24, en el Pase de Niño.
Sus reminiscencias solares las subraya
el ritual de la chicha brindada
a los priostes y a los asistentes, además
del pan tradicional de la Pascua
navideña. |
El fin de año está marcado por la
alegría de la fiesta general. En cada
esquina hallamos tablados de Año
Viejo, donde, con grandes muñecos,
imaginativos y grotescos, se
representan escenas que satirizan el
momento político nacional o internacional
y hechos recientes. |
Navidad y Año Nuevo
son fastos
marcados por el pavo, una presencia
internacional en nuestra comida;
y los tamales y buñuelos; ambos
tienen como base la harina de maíz.
Unos y otros, deliciosos.
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En febrero
, pese a ser fiesta móvil,
normalmente se celebra el Carnaval.
Se baila, come y bebe en abundancia,
pero también se mojan las personas,
siguiendo viejas tradiciones
entre hispanas y locales, sin límites
de condición ni estado. Es la apoteosis
del agua.
El mote-pata, quizá el rey de los platos típicos cuencanos, domina la mesa: una densa sopa de maíz pelado, en caldo de carne de cerdo, con pedazos de dicha carne, longaniza y tocino, y condimento de semilla de sambo (una calabaza muy común entre nosotros), tostada, molida y preparada en un refrito de cebollas y leche. |
Marzo o abril conmemoran la Semana Santa. Las procesiones del Domingo de Ramos tienen un rasgo poco ecológico, pero pintoresco: las palmas tejidas –algunas, verdaderas obras de arte popular- que llevan a bendecir los fieles, son cada una de ellas, una planta, que se trae desde las regiones cálidas de la provincia del Azuay, cuya capital es Cuenca.
Gastronómicamente es la hora de la fanesca, otra de esas comidas pantagruélicas, en cuya preparación se usan doce ingredientes, según la tradición, en recuerdo del número de los apóstoles: granos tiernos: alverja, haba pelada, choclo, fréjol; tres clases de calabazas: zapallo, limeño y sambo, también tiernos; arroz, lentejas, achocha, papas, col; todo se cocina por separado y se lo une y condimenta con la sazón cuencana, en leche, en la que se ha se ha cocido pescado seco, que luego se sirve sobre el plato, en una salsa dorada o escabeche. Chumales o humitas, hechos de maíz tierno molido, condimentado con huevo batido, mantequilla y eventualmente queso, cocido al vapor, en hojas del pucón que envuelve la mazorca, son el complemento del gran plato central. |
Junio es el período de Corpus y el Septenario: procesiones y ceremonias rinden culto al Santísimo Sacramente, a lo largo de siete noches de globos, cohetes, castillos, y todo el repertorio de los fuegos de artificio populares, y siete días de bocados dulces, fruto de la pastelería tradicional, dispuestos en mesas coloridas a lo largo del muro sur de la catedral nueva y alrededor del Parque Calderón. Un banquete no solo para el gusto sino también para la vista. Allí están las arepas de maíz de distintos tonos, las anisadas, las quesadillas, las roscas enconfitadas y de yema, los alfajores, los panes de viento, los pernilitos de camote y naranjilla, las cocadas, los huevos de faltriquera, los quesitos de manjar de leche y hostia, las bolas de coco, las naranjitas de zanahoria, las manzanitas de pan de dulce, leche, canela y yemas, las peritas de piña, las moritas de remolacha, adornadas con papeles recortados que simulan tallos.
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De julio a septiembre es buena época para llegar a una ciudad tranquila, un poco desierta, por el período vacacional. Sin la agitación cotidiana de un pueblo caracterizado por su vocación de trabajo, se goza más de las bellezas de Cuenca; y se puede disfrutar de su comida: la trucha de sus ríos de altura, preparada y servida de diverso modo, en sitios pintorescos cercanos al lugar de pesca, en el camino al sector lacustre de El Cajas; las famosas carnes secas, servidas con mote pillo (maíz cocinado y revuelto con huevo y cebolla y queso) y habas, que se asan camino de San Joaquín, una parroquia rural situada a pocos quilómetros del centro de la ciudad, cuna de hábiles tejedores de canastas; la carne de cerdo en sancochos, chicharrones y fritada (el nombre depende del grado de cocción), los llapingachos (pequeñas tortillas de papa) y las morcillas, que se expenden en Sertag, camino de Gualaceo, o junto con los cuyes asados - que se servirán con papas doradas-, alineados en apetitosas tentaciones, junto a los cerdos cuya cascarita (la piel) crocante se ofrece en numerosos restaurantes populares, a lo largo de la Avenida Don Bosco; las empanadas de Baños, sitio de aguas termales a solo ocho quilómetros del centro de la urbe, o las tortillas de harina de maíz, de trigo y choclo, que cuecen en tiestos en el mercado de Gualaceo, regadas por el dulce morocho (bebida caliente a base de maíz cocido, azúcar y canela) o el rosero (bebida fría de maíz, azúcar y frutas).
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Noviembre celebra la independencia, con desfiles, ferias
artesanales, alguna presentación artística,
bailes populares y elecciones
de reinas, como en abril, cuando se
conmemora la fundación española.
Fechas antagónicas, históricamente
hablando, se homologan en el festejo
y se solemnizan con grandes
comilonas, ya de algunos de los
manjares populares descritos, ya de
variada comida internacional en que
abundan los restaurantes cuencanos
de diversa categoría, en cualquier
momento del año en que quiera Ud.
gozar de Cuenca.
Conmemoración de designación como Patrimono Cultural, una nueva fecha conmemorativa cierra este circuito de la fiesta y la gastronomía en Cuenca, en los primeros días de diciembre: el 1 de ese mes, en 1999, la ciudad fue designada como Patrimonio Cultural de la Humanidad e inscrita en la lista de Bienes Patrimoniales de la Humanidad el 4 de diciembre del mismo año, por sus valores arquitectónicos, tradicionales, humanos y artísticos en general. Actos culturales, fuegos de artificio y música en la noche y estupendas ferias de la comida criolla dan lustre a esta conmemoración.
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