Streamliner Labatt.
Divertido, sagaz y dinámico, el vehículo de transporte de la firma Labatt es considerado actualmente como el primer gran anuncio rodante.
Corrían los últimos años de la temida Ley Seca de Estados Unidos, cuando se empezaba a despenalizar el consumo de bebidas alcohólicas – manteniéndose vigente la prohibición de anunciarse en prensa o radio – cuando la fábrica canadiense de cerveza Labatt Brewing Company de Londres, decidía que ese impedimento legal se iba a convertir en su punto fuerte.
La firma cervecera decide en una actuación que se consideraba una locura en su inicio, cesar el transporte de su mercancía por ferrocarril, sustituyéndola por una flota de camiones, los cuales no sólo cumplieran las funciones de transporte, también las de publicidad.
No era nuevo ver camiones de transporte con publicidad en sus laterales, pero era la primera vez en que se construía un vehículo destinado para ello, con un diseño claramente dirigido a captar la atención de quien lo viera, logro que se obtenía gracias a la inestimable ayuda de su color rojo y la preparación que recibían aquellos que lo conducían.
Bajo el nombre de “Programa de Cortesía en las Carreteras”, el conductor y acompañante del camión de Labatt – uniformados de manera mucho más elegantes que sus compañeros de profesión – estaban más que entrenados para ayudar a aquellos viajeros que se encontraban con sus vehículos averiados, formando poco a poco una imagen más que positiva de la firma.
Las quince primeras unidades fabricadas, vieron la luz en el año 1937, contando con una serie de mejoras técnicas frente al resto de camiones – tanto en potencia, como en velocidad, carga y comodidad del conductor – que lo hacía claramente como uno de los mejores camiones de su época, colocando la imagen de la cerveza Labatt en un estatus superior al de sus competidoras
Durante los siguientes años y manteniendo siempre el diseño del remolque, la cabina del vehículo fue pasando hasta por tres modelos diferentes, siendo el último el más peculiar de todos.
Durante el año 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, se realiza el último pedido de diez unidades de este carismático vehículo, solicitando una unidad extra para la Princesa Juliana de Holanda, al ser ésta una admiradora del vehículo y a encontrarse toda la Familia Real exiliada en Canadá como así el gobierno de la Holanda Libre, logrando algo casi imposible en la actualidad, que la realeza se convierta en embajador de una marca de bebidas alcohólicas-
Este último pedido tardó por razones obvias más de lo esperado y no fue hasta 1947 cuando se entregan las unidades a su dueño, unidades que funcionaron hasta que a mediado de la década de 1950, debieron ser retirados debido a su alto costo de mantenimiento, lanzamiento de mejores modelos, pero sobre todo, nuevos estándares de capacidad de carga, que lo relevaron a un muy largo olvido, siendo reformado en el año 1983 una unidad desde cero con imágenes de archivo del último de los modelos.
Con el camión de, se dio el pistoletazo de salida a la personalización de vehículos industriales con fines de publicidad, logrando que la imagen de marca no quede relegada sólo a acciones de publicidad dinámicas en radio por aquel entonces y Tv más adelante
Fuente: ComercialMotor.com, FierrosClasicos.com, CanadianDesignResource.ca,…
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