|
|
Firma de los Pactos de la Moncloa, en 1977. De izquierda a derecha: Enrique Tierno, Santiago Carrillo, Josep María Triginer, Joan Raventós, Felipe González, Juan Ajuriaguerra, Adolfo Suárez, Manuel Fraga, Leopoldo Calvo Sotelo, Miquel Roca. |
Las medidas de saneamiento a corto plazo son:
- una política monetaria que frene la expansión de la masa monetaria,
- una política presupuestaria que reduzca el déficit público,
- la fijación de un cambio de la peseta realista que reduzca la deuda exterior, y la
- obligación de incrementar los salarios en base a la inflación prevista y no a la pasada, con el objetivo de que los salarios no aumenten más de un 22% como promedio en 1978 respecto a 1977: se pide pues a los trabajadores que no mejoren su nivel de vida durante ese año.
- Contra el paro se presentan una serie de normas que permiten la contratación temporal, sobre todo de jóvenes que no han accedido nunca a un puesto de trabajo.
Las reformas a estudiar son:
- la fiscal y la de la administración tributaria para que todos los ciudadanos paguen sus impuestos (en esos años muy poca gente lo hace, mientras que tras la etapa socialista, en los años 90, España es sin duda uno de los países donde más difícil es evadir),
- la aplicación de un control real a la liquidez y solvencia de los bancos y cajas de ahorro,
- la reforma en sentido flexibilizador del mercado laboral: en tiempos de Franco el despido era prácticamente imposible.
Los efectos de los Pactos de la Moncloa son positivos en algunos sentidos y menos en otros: la inflación acaba el año en el 26,4% contra las previsiones del 80% y cerrará 1978 en el 16%, las reservas de divisas duplican y las cuentas de las empresas empiezan a mejorar y emprenden el camino hacia los beneficios. Las reformas a corto plazo sin embargo no se empiezan a discutir, según algunas fuentes a causa de la frivolidad de los ministros económicos Garrigues Walker, Oliart, Jiménez de Parga y Sánchez de León. En la remodelación de Gobierno de febrero de 1978 ya no está, porque ha dimitido, Enrique Fuentes Quintana, que se encuentra muy incómodo ante dicha frivolidad y que hace casus belli del conflicto con el Ministro de Industria Alberto Oliart, que se niega a la nacionalización de las líneas de alta tensión, cuya mala organización encarece mucho la energía eléctrica.
Oliart defiende así los intereses del conjunto de empresas eléctricas, UNESA.
| |