En cuatro puntos de la región del Catatumbo, Norte de Santander, se libra una violenta arremetida protagonizada por guerrilleros del Eln e integrantes de la banda criminal ‘los Pelusos’ que se disputan el control del narcotráfico en esa zona del país fronteriza con Venezuela.
Cada bando, afirman fuentes oficiales, cuenta con entre 150 y 200 hombres, que en el pasado tenían alianzas para respetar sus territorios, pero que desde el pasado 10 de marzo entraron en una confrontación que ya deja seis personas muertas, aunque la comunidad señala que la cifra podría ser mucho mayor.
Un panfleto que empezó a circular el sábado pasado en el municipio de San Calixto dio luz verde a los violentos enfrentamientos, en medio de los cuales está quedando la población civil.
En el escrito conocido por EL TIEMPO, los antiguos integrantes del Ejército Popular de Liberación (Epl), que hoy son considerados una banda criminal, anunciaron que iban a enfrentar al Eln sin consideración hasta recuperar su territorio y su gente, y dijeron: “Somos una guerrilla activa, vigente y no como muchos quieren interpretarnos como una bandola”.
Los enfrentamientos se han registrado en las veredas de Cartagenita y Aserrío, de El Tarra; San Pablo, en Teorama, y Santa Catalina, en San Calixto. Tan solo en El Tarra hay 3.683 hectáreas sembradas con matas de coca. En estos puntos se han realizado varios consejos de seguridad para adoptar medidas que garanticen la protección de la población.
La situación es tan compleja que tuvimos que sacar de forma urgente al personero de San Calixto
“La situación es tan compleja que tuvimos que sacar de forma urgente al personero de San Calixto, que fue sindicado de ser un colaborador del Eln, por lo cual ‘los Pelusos’ lo querían matar”, dijo una autoridad de la zona. Además, el miércoles ‘los Pelusos’ atentaron contra el presidente de la junta de acción comunal de Aserrío, quien fue gravemente herido y hoy está en un hospital de Cúcuta.
Exsocio de ‘Megateo’‘Pácora’, un hombre que no llega a los 40 años y que fue hombre de confianza de Víctor Ramón Navarro Serrano, alias Megateo, –exjefe del Epl muerto en octubre del 2015 en una operación de las Fuerzas Especiales de la Policía–, es quien está al frente de ‘los Pelusos’ con unos 150 hombres bajo su mando.
Lo acompaña su segundo, Reinaldo Peñaranda Franco, alias Pepe, jefe del ala militar y quien estaría encargado de reclutar a jóvenes de la región. ‘Pepe’ además es quien está organizando los ataques a los seis frentes del Eln asentados en la región del Catatumbo.
Un informe de inteligencia del Ejército da cuenta de que para enfrentar a ‘los Pelusos’ fue designado por el Eln ‘Gonzalo Cadete’, jefe de la estructura ‘Juan Fernando Porras Amaya’ y por quien el Gobierno ofrece hasta 140 millones de pesos por información que ayude a su captura, al ser señalado como el responsable de la muerte de cinco militares el pasado 27 de febrero en el Catatumbo.
“Se enfrentan por su razón de ser: el narcotráfico. La cocaína y el control de los cultivos ilícitos”, aseguró el general Alberto José Mejía, comandante de las Fuerzas Militares. Dijo que tuvieron conocimiento de una reunión la semana pasada entre representantes del Eln y la disidencia del Epl, “para nivelar las cargas, es decir, distribuirse las actividades relacionadas al narcotráfico, y como no llegaron a ningún acuerdo, por este motivo decidieron matarse y confrontarse con fuego”.
El general Mejía aseguró que la prioridad de la Fuerza Pública en este momento es garantizar la integridad y vida de los ciudadanos, por lo cual se están enviando tropas de la Segunda División del Ejército y de la Fuerza de Tarea Vulcano a la zona y así evitar además un desplazamiento masivo.
Representantes de la Defensoría del Pueblo ya se encuentran en el área brindando la ayuda humanitaria que se requiera y levantando un censo para aclarar la situación de algunas familias que huyeron al quedar en medio de los combates.
Las diócesis de Ocaña y Tibú advirtieron que los enfrentamientos ponen en riesgo “la ya incubada y muy frágil tendencia de paz en nuestro escenario local”.
En un comunicado, la Iglesia señaló: “La mayor preocupación surge por nuestras comunidades que están justo en la mitad de esta nueva guerra. Las veredas, los cascos urbanos, están muy amenazados. Los niños en casa y en las escuelas deben ser respetados y protegidos, las familias no pueden ser acorraladas y obligadas nuevamente a desplazase presas del miedo y la amenaza de muerte”.
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