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Teólogos de 15 países firman un manifiesto contra la declaración papal sobre las iglesias

Entre los autores están Küng, Sobrino, Boff, Díaz-Alegría, Miret, Castillo, Floristán y Tamayo

Entre cristianos no todo es tan claro como lo ven Juan Pablo II y su principal teólogo, el cardenal Joseph Ratzinger. La última declaración vaticana, la Dominus Iesus (Señor Jesús), sobre la unicidad de la Iglesia católica como religión verdadera, fue ayer refutada sin contemplaciones por 73 de los mejores teólogos del momento. Su estilo les parece "más próximo al Syllabus de Pío IX que a los documentos del Concilio Vaticano II" y tiene "expresiones ciertamente ofensivas para las personas creyentes de otras religiones". Entre los firmantes están Hans Küng, Jon Sobrino y Leonardo Boff.

"Fuera de la Iglesia no hay salvación", dijo el obispo san Cipriano de Cartago, en el siglo III. La única Iglesia verdadera es la católica, sostiene ahora el pontificado romano. Pero el Concilio Vaticano II matizó esos principios en 1965 con la proclamación de la libertad religiosa como uno de los derechos humanos fundamentales, tesis que dio paso al diálogo interreligioso y a importantes avances hacia la convergencia de las numerosas iglesias que hunden su origen en un judío crucificado por los romanos hace 2000 años. Esta ruptura del proceso ecuménico es uno de los asuntos que más preocupa a los 73 teólogos firmantes del manifiesto Ante la declaración Dominus Iesus.Su tesis es que Juan Pablo II y el cardenal Joseph Ratzinger retroceden a tiempos anteriores al Vaticano II ["El estilo de la Declaración está más próximo al Syllabus de Pío XI que a los documentos del Vaticano II o a los textos de Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II"], y que "el texto de la Congregación vaticana" [la Congregación para la Doctrina de la Fe, ex Santo Oficio de la Inquisición, que preside Ratzinger] "muestra una clara insensibilidad ante algunos de los logros alcanzados a lo largo de varias décadas de actividad ecuménica, tanto en el terreno doctrinal -recuérdese la Declaración Conjunta Luterano-Católica sobre la Doctrina de la Justificación de la Fe- como en la pastoral".

Entre los 73 firmantes de esta severa refutación pública al pontificado hay teólogos y teólogas de 15 países, entre otros, el alemán Hans Küng, que participó en el Concilio Vaticano II como asesor, invitado por Juan XXIII; el brasileño Leonardo Boff y el salvadoreño Jon Sobrino, figuras representativas de la teología de la liberación, uno de los grandes movimientos del pensamiento cristiano en los últimos treinta años; la norteamericana Ross Mary Radford-Ruether, catedrática de Teología en la Universidad de Berkeley (California); la colombiana Ana María Bidegain, y gran parte de los teólogos españoles, entre otros, José María Castillo, José María Díaz-Alegría, Casiano Floristán, Juan-José Tamayo, Jesús Equiza, Benjamín Forcano, Enrique Miret, José María González Ruiz, José Ignacio González-Faus y José Gómez-Caffarena.

Repercusiones negativas

El manifiesto es un análisis concienzudo de la Declaración Dominus Iesus. Sobre la unicidad y la universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia, redactada por el cardenal Ratzinger, ratificada por Juan Pablo II el día 16 de junio de este año y dada a conocer el pasado 5 de septiembre. Recibida con numerosas críticas, especialmente entre las otras religiones cristianas, el propio Papa se ha visto obligado a hacer algunas precisiones al documento, la última, el pasado domingo en la plaza vaticana de San Pedro, durante la oración del ángelus que siguió a la canonización de 123 nuevos santos. Después de negar que la Iglesia católica menosprecie en la Dominus Iesus a las otras religiones, Juan Pablo II manifestó que la salvación también es posible en ellas y que el documento de Ratzinger "ha sido interpretado de manera equivocada". Juan Pablo II matizó también el documento con esta otra afirmación: "La única Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica".Subsistir no es lo mismo que ser. Antes del Vaticano II la formulación era: "La Iglesia de Cristo es la Iglesia católica", de forma que los teólogos se detienen en esta vuelta de tuerca del Vaticano para centrar ahí "buena parte del malestar producido por la Declaración en ambientes critianos". "La sustitución llevada a cabo por el Vaticano II era más que un mero cambio de vocabulario", dicen. "Con la nueva formulación, el Concilio pretendía evitar la identificación exclusiva y excluyente de la 'Iglesia de Cristo' con la 'Iglesia católica'. El que la Iglesia de Cristo subsista en la Iglesia católica no excluye que subsista también en otras comunidades cristianas. Si se obvió la identificación total entre Iglesia de Cristo e Iglesia católica romana fue para reconocer la eclesialidad de las otras comunidades cristianas". "El reduccionismo que se observa en la Dominus Iesus nos parece preocupante", concluyen.

El grueso de los firmantes del manifiesto son españoles (43, en concreto), entre ellos, las teólogas Margarita Pintos y María Martinell, además de Casimir Martí, Alfredo Tamayo-Ayesterán, Juan Antonio Estrada, Andrés Torres-Queiruga, Secundino Movilla, Jesús Peláez, Rufino Velasco, Luis Diumenge, Carlos Domínguez, Joan Botam, Gilberto Canal y Joan Llopis. Algunos teólogos, profesores en centros católicos, han expresado su apoyo verbal al documento, pero mostraron su deseo de que no apareciera el nombre por miedo a represalias de la jerarquía.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de octubre de 2000