2018, un año de misiones espaciales europeas de observación de la Tierra
Fotografía distribuida por la Agencia Espacial Europea (ESA), el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES) y Arianespace, que muestra un cohete Soyuz ST-A que despega de su plataforma de lanzamiento en el puerto espacial europeo en Kourou, Guayana Francesa, el 19 diciembre de 2018. EFE/ESA-CNES-ARIANESPACE / P. Piron
Madrid (EuroEFE).- La Agencia Espacial Europea (ESA) ha vivido un 2018 marcado por nuevas misiones de observación de la Tierra para analizar y proteger nuestro planeta, en particular el fin de la primera ola de satélites Copérnico y el lanzamiento de Aeolus.
Copérnico, el programa más ambicioso de la historia dedicado a observar la Tierra
La Unión Europea (UE) celebró este año el vigésimo aniversario del programa Copérnico, una constelación de satélites clave para tomar el pulso al planeta azul en áreas como la polución aérea, las catástrofes naturales, la evolución de los cultivos o el comportamiento de las masas de agua.
El programa, que la CE y la Agencia Espacial Europea (ESA) definen como el más ambicioso de la historia dedicado a observar la Tierra, es la evolución de lo que antes se conocía como GMES, compila datos de unos 30 satélites y cuenta con media docena específicamente desarrollados para su misión, los llamados Sentinel (centinela).
Esos "ojos" que Europa ha puesto en el espacio envían a la Tierra una ingente cantidad de datos recopilados en forma de imágenes de amplio espectro y mediciones rádar.
"Aeolus", "el guardián de los vientos" europeo
El satélite "Aeolus" (el "guardián de los vientos", según la mitología griega) estudia los vientos y contribuye así a afinar las predicciones meteorológicas.
Con "Aeolus" los expertos disponen de un conocimiento más profundo de la atmósfera y de su dinámica, lo cual sirve para mejorar los modelos a corto y medio plazo, pero además mejora los modelos climáticos a largo plazo, necesarios para conocer cómo afectará a la Tierra el cambio climático durante las próximas décadas.
En cifras, la construcción del Aeolus se prolongó durante 16 años; orbita a 320 kilómetros de la Tierra; pesa 1.360 kilos; su misión se prolongará durante al menos tres años; es el quinto satélite europeo dedicado específicamente a explorar y conocer la Tierra; y será capaz de proporcionar cien perfiles de viento a la hora.
Galileo también alcanzó un hito importante: ahora hay 26 satélites en órbita.
Galileo, que lleva operativo desde diciembre de 2016 y ofrece servicios de posicionamiento y temporización a unos 400 millones de usuarios, se ha convertido en la alternativa europea del GPS y según mediciones independientes, su precisión es entre dos y tres veces mejor.
Nos conectamos con el espacio exterior para orientarnos en la Tierra. Y aunque suene a ciencia ficción es algo tan sencillo como encender el móvil y activar el GPS. Tras el lanzamiento este 2018 de cuatro nuevos satélites, Galileo, el ‘GPS Europeo’, ya cuenta con plena capacidad operativa y con una precisión tres veces mejor que la de sus competidores.
El inicio de Galileo se remonta a 1999, cuando la Comisión Europea presentó el proyecto Galileo como la gran apuesta de la UE. El objetivo era garantizar la autonomía en el espacio y participar en un mercado que prometía mover millones de euros y crear 150.000 puestos de trabajo.
Otros logros de la ESA en 2018 incluyen el lanzamiento en octubre de BepiColombo, la misión ESA-JAXA para estudiar Mercurio y la presencia casi continua de los astronautas de la ESA en la Estación Espacial Internacional.
Información elaborada por Catalina Guerrero con aportaciones del servicio de Internacional de Efe
Para saber más:
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