El show estuvo en la calle

Invisible: procedente de Nueva York la estrella de origen ítalo-americano llegó a Ezeiza para comenzar con el rodaje del film "Evita" que será dirigido por Alan Parker; una gran cantidad de fanáticos la aguardaron en la puerta del hotel donde se aloja pero ella pareció no darse por enterada. Todo un misterio.
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21 de enero de 1996  

Ayer a las 11.45 en el vuelo 979 de United Airlines procedente de Nueva York llegó a la Argentina la cantante y actriz Madonna para comenzar el rodaje del film "Evita" que bajo la dirección de Alan Parker tendrá lugar desde el mes próximo.

Fue recibida por un representante del jefe de la estación aérea y sin tomar contacto con los medios ni con los empleados del lugar dejó Ezeiza en un automóvil Mercedes Benz color azul metalizado con vidrios polarizados (incluido el parabrisas) matrícula C1.737.330 directamente desde la pista y sin pasar por los controles de la aduana.

El operativo

A las 12.20 en medio del ulular de las sirenas de tres motociclistas de la Policía Federal el automóvil ingresó velozmente -por una entrada lateral del hotel Hyatt- a la mansión Alzaga Unsué donde Madonna se recluyó en su suite de 2500 dólares diarios en la que ordenó colocar ropa de baño y de cama sólo de color blanco.

Su automóvil fue escoltado por un Peugeut 405 del mismo color. De inmediato una van oscura que supuestamente trasladaba a más colaboradores de la estrella así como su equipaje cerró la breve comitiva.

El primer capítulo de la larga estada de la reina del pop en nuestro país podría titularse "El día que Madonna llegó a la Argentina aunque casi nadie la vio" pues las estrictas medidas dispuestas en torno de su figura impidieron aproximarse a ella. Tanto en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza como en hotel Hyatt donde fans periodistas y reporteros gráficos montaron guardia desde la madrugada los esfuerzos por obtener detalles de su llegada se vieron frustrados por los rigurosos dispositivos que mantuvieron a la diva fuera del alcance de teleobjetivos cámaras y micrófonos.

La primera información de la agencia DyN dio cuenta del arribo de la polémica artista y aseguró que lucía su pelo teñido de rubio jeans remera y gafas negras y -quizá sin saber que emula a nuestra estrella vernácula Susana Giménez- cargaba un pequeño perro al descender del avión. Empero hubo otra versión sobre el arribo de la estrella norteamericana que se conoció a primera hora de ayer. Según la misma Madonna habría llegado a las 7 de la mañana en un vuelo privado desde Nueva York acompañada por su representante y un guardaespaldas y desde Ezeiza en un vehículo no determinado habría sido trasladada al Hyatt.

Mucho misterio

Alex Ritchie jefe de prensa del equipo de producción de "Evita" no acudió al aeropuerto a recibir a la diva. De ser veraz este último trascendido el operativo llegada observado por La Nacion tendría que ver más con una maniobra de distracción tendiente a mantener a Madonna fuera del alcance de los medios y a resguardo de eventuales amenazas contra su vida. Pese a la disconformidad expresada en los últimos días por varios sectores del justicialismo e inclusive por el propio presidente Carlos Menem no hubo manifestaciones en contra de la artista. Tampoco ningún vocero del comando opositor al film respaldado por Brito Lima se hizo presente. Sin considerar el asunto los fans de la diva gritaron a voz en cuello "Eva Madonna!" durante el veloz arribo de la cantante al hotel.

Cuando el fanatismo deviene en nudismo

Admiradores: frente a la mansión del hotel Hyatt donde descansa Madonna se concentraron los fanáticos; una despistó a los presentes por su parecido con la diva; otra algo descontrolada llegó a lucir sus senos sin pudor.

Sábado con matiz insólito en Buenos Aires. El arribo de Madonna se convirtió en noticia antes de que nadie pudiera constatar la existencia del personaje en algún lugar de Buenos Aires. El fantasma de Madonna precedió a la estrella. Desde la mañana de ayer su llegada fue noticia pero nadie había logrado reconocer un cabello una uña o un gesto de la diva.

Pudo llegar o no en el automóvil Mercedes Benz color azul metalizado patente C l.737.330 que entró velozmente en el hotel Hyatt. El hecho dejó de ser prioritario desde que sus fans la imaginaron tras los vidrios polarizados. Por ello rompieron a llorar apenas se cerraron las rejas que rodean el frente del hotel.

Al principio sus seguidores fueron cuatro y cerca de las 11 una treintena.

La larga espera los convirtió en centro de atención de la prensa.

A las 7 de la mañana en los alrededores del hotel Hyatt Alejandra Ludueña (30 años) presidenta del Lucky Star Madonna Fan Club repartía material sobre una campaña de lucha contra el SIDA que lleva el nombre de la artista. Envuelta en una bandera con el rostro de la diva repetía a voz en cuello que "Madonna ama a Evita y se inspiró en ella para componer la canción "Express yourself".

Envalentonada por el requerimiento periodístico se jactaba: "Estoy jugada. No me importan las amenazas. Sepan los que se oponen que pase lo que pase caiga quien caiga Madonna será Evita". Antes que Alejandra ya lo decidió Alan Parker.

Chicas Almodóvar

A medida que apretaba el calor las chicas fanáticas se aligeraron de ropas. Mientras sacudían la ansiedad de la espera se pintaron en el cuerpo leyendas como "I love Madonna" y alguna más audaz intentando emular a su icono mostró los senos sin el menor pudor.

Periodistas brasileños -habituados al desenfado de sus mujeres- observaron divertidos la escena mientras que los chilenos -llegados ayer para recoger información sobre la estrella ya que en su país nada se dice al respecto- trataban de asimilar rápidamente lo que veían.

Si Evita viviera estaría de acuerdo con Madonna porque ella luchó para que las mujeres tengan un espacio y nuestra diosa también pelea para que no nos quedemos en casa a lavar los platos explicaba Alejandra con vehemencia.

Pasada la una de la tarde gritó: "¡Ahí viene una de mis artistas!" y nadie pudo dar crédito de lo que vio. El mismo Pedro Almodóvar hubiera denunciado plagio al observar la escena protagonizada por un exponente tan caro a su estética.

Una versión apócrifa y muy vernácula de Madonna Sandra Amato (22 años) rubia con un estilo muy kitsch de negro sofocada por los collares de fantasía y mucho metal comenzó a cantar y a sacudirse espasmódicamente en medio del enjambre de periodistas.

Un colega del Daily Mirror de Londres llegado a Buenos Aires con otra meta profesional disfrutó el episodio mientras indagaba sobre Evita no la del film sino la verdadera.

¡Eva Madonna! ¡Eva Madonna!" gritaron sin cesar los representantes del club de admiradores y un ocasional transeúnte -al oír la fusión del nombre- quiso saber de quién se trataba.

Entre las incógnitas por develar a partir de la llegada de Madonna más allá de la polémica en torno del film y de su protagonista femenina se encuentra además el nombre del pequeño perro de la diva.

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