"Donde la vieja Castilla se acaba es, más que un libro, una declaración de amor, una introspección poética, un recorrido por una tierra que es más que eso, una exaltación, en fin, de todo lo que la literatura tiene de misterioso y emocionante. Es lo que ha hecho que sea ya un clásico de la literatura castellana y española y es lo que hace que continuamente uno regrese a él como a esos libros que nunca mueren, porque son vida en estado puro. Por eso, entre otras razones, para mí es un privilegio y un orgullo prologarlo". Julio Llamazares.

Avelino Hernandez Lucas

155 X 220 mm | 272 páginas | cartoné

ISBN: 978-84-16610-01-3

PVP: 18,00 €

 

 

 

Cuando Avelino Hernández comenzó a publicar sus libros de viajes, confesó que había pretendido romper el molde que ‘Viaje a la Alcarria’ había impuesto a ese tipo de literatura en nuestro país. Y ciertamente logra no solo una voz original, también una forma irrepetible de describir paisajes, historias y gentes. Tanto es así que Julio Llamazares –otro de los grandes cultivadores de este género literario– mantiene en el prólogo que este libro es un clásico de nuestra literatura y Avelino Hernández un maestro que estimuló e inspiró algunos de sus libros.

Avelino no se queda en la anécdota, el episodio épico, el desafío monumental, el paisaje deslumbrante, ni el chascarrillo ingenioso del lugareño, porque su pretensión es transitar por el alma de todos esos elementos que la conforman. Su retrato siempre va más allá, contiene una moraleja implícita que nos sorprende por inesperada, aunque se articule sin sermones de moralista. Su mirada es tierna para el habitante, pero implacable con el abandono o descuido de lo que debe protegerse.

Es asombrosa la capacidad evocadora de su pluma, que tiene un momento álgido en la descripción de la Laguna Negra y las fuentes del Duero, donde la naturaleza desatada recibe los versos de Machado y el dramático episodio final de ‘La tierra de Alvargonzález’. No son infrecuentes en su texto las intromisiones de los personajes literarios, siempre en una aparición oportuna, sugerente e instructiva.

En unos inapreciables consejos que anteceden al libro, Avelino Hernández escribe esto: 

Toma cuanto jamón, chorizo y pan de hogaza te ofrecieren. Y bebe en todas las fuentes.

Vuélvete a mirar atrás, desde el recodo de la cuesta, al marcharte de un pueblo hecho en valle, en cerro o en ladera.

Escucha la codorniz y la calandria en primavera, los tordos en otoño, el cierzo si es invierno y las esquilas y el balar de los rebaños en cualquier lugar y tiempo.

Habla con todos los viejos que te encuentres.

Es difícil interpretar mejor el espíritu de este libro.

{tab Indice}

Un clásico (ya) de la literatura castellana y española, Tierras de Medinaceli, Tierrágreda, De la parte de Berlanga, Tierra del Burgo, Por la ribera del Duero, En los llanos de Almazán, Campos de Gómara, Tierra de Pinares, Las Sierras, Cosas de la capital.

{tab Muestra}

A Navaleno, vayas por donde vayas, llegarás siempre entre pinos: albares, negrales, laricios... que se dan bien más arriba de los mil metros. Muchos están sangrados, con tajo de hacha, y el tarro, al pie, de la resina.

Escuché en cierta ocasión la explicación que daba de esto un abuelo a la pareja de capitalinos posgraduados que le preguntaron:

—Miren ustedes, eso es porque otros como ustedes no son buenos. Que vienen por aquí a pasar tan a gusto los domingos —y hacen bien, que no digo yo que no, ni estoy en contra de ello—. Pero es el caso, a lo que voy, que ven arriba las piñas, ya ve usted, y les da por agarrarse tronco arriba y entre tantos que vienen nos desgracian cada año buena parte de la producción. Y los piñones, por Navidad, van caros que ya lo sabrán ustedes igual que yo. Así que nosotros en cuanto llega el buen tiempo, cogemos el hacha y le damos ese tajo al tronco, que eche bien de resina. ¡A ver quién es ahora el guapo que se agarra a subir por aquí a quitarnos los piñones!

Que te sirva el cuento de introducción al buen temple de la gente de Navaleno. Porque harás bien en darte a hablar con ellos. Es la única forma seria de enterarte de todo lo que toca al trabajo en la resina y la tala de los pinos. Yo te apunto motivos de conversación: la resina es trabajo de marzo a noviembre, y hay tres métodos para sacarla: el Hugues, la Pica y la Inyección. Pregunta los detalles, que son curiosos. Y sobre la tala pregunta todo: el tiempo, los criterios, las normas, la corta, la saca, el reparto, el pino copa, las talas ordinarias y las especiales, el derecho del reparto de suertes, la venta al pie o cortados o pelados, la suerte aserrada...

En Navaleno me contaron que los privilegios de la Real Cabaña de Carreteros eran del tiempo de los Reyes Católicos. Y me matizaron que las carretas serranas, al contrario que las gallegas, tenían las condiciones del silencio, pues se forraban sus ejes con pieles para evitar que chirriaran.

{tab Reseñas}

“Rimpego rescata el bellísimo libro de viajes de Avelino Hernández que tanto influyó en la obra de Llamazares”.

Emilio Gancedo, DIARIO DE LEÓN [31/I/2016].

“En su papel de antropólogo cultural, anota dichos, poemas populares, canciones y anécdotas que van acompañadas de descripciones rapsódicas de la naturaleza (quizás el mayor valor del texto por la nitidez del castellano empleado). Además pasan templarios, moros, infantes, bastardos y padres presos en las mazmorras de Almanzor”.

Andrés Fernández Rubio, EL PAÍS [5/II/2016].

“De acontecimiento editorial hay que considerar la reedición en Rimpego de ‘Donde la vieja Castilla se acaba: Soria’, de Avelino Hernández”.

Nicolás Miñambres, ABC/Castilla y León [27/II/2016].

“El libro se editó por primera vez en 1982, pero es un lujo y un placer indescriptible volver a disfrutarlo de nuevo. Casi nada ha envejecido en él, porque hay muchos párrafos dedicados a la quietud y a las geografías inmutables, y al relato de hechos antiguos y al aire que sopla entre las ruinas”.

José Miguel Giráldez, LA NUEVA CRÓNICA [4/IV/2016].

"Pero este libro de viajes no perduraría como un clásico de la literatura española de no ser porque el escritor soriano eleva a la categoría de verdaderos protagonistas del relato tanto a la naturaleza como a la filosofía popular de la provincia en la que termina la vieja Castilla. Y también por la enorme complicidad que establece con el lector, hasta convertirlo en un libro interactivo..."

Nuria Casas, HERALDO DE ARAGÓN [5/V/2016].

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