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Presentación


El IV Congreso de la Asociación Regional para América Latina y el Caribe de la Sociedad Internacional de Musicología (ARLAC/IMS), Buenos Aires 2019, encuentra a nuestra asociación muy bien posicionada en el campo de la musicología latinoamericana, con un centenar de miembros de alto nivel de once países de la región y de seis países de fuera de ella. Los miembros de ARLAC/IMS y los invitados a sus congresos cubren un amplio espectro de problemas y enfoques de la investigación musical, contribuyendo a darle amplitud y diversidad a la Sociedad Internacional de Musicología (1927). Este congreso se produce en un momento en que las definiciones y redefiniciones de la musicología cobran más sentido que nunca, con la incorporación de nuevos repertorios, latitudes y enfoques en una disciplina que parece haber perdido la estabilidad de la que gozaba hasta fines del siglo pasado. Justamente Daniel KL Chua, de la Universidad de Hong Kong, el Presidente de IMS, nos habla en la conferencia inaugural de la necesidad de recapacitar sobre nuestra misión y métodos disciplinarios en el marco de una galopante globalización.

De hecho, resulta cada vez más evidente cómo la incorporación del campo de los estudios de música popular urbana a la musicología nos ha llevado a repensar ciertas premisas con las que estudiábamos a los músicos, concebíamos la autoría, y considerábamos aspectos ontológicos de la propia música. Al mismo tiempo, la intensificación de las corrientes migratorias, que conectan prácticas culturales y sociales que se mantenían distantes, presenta desafíos para la comprensión y el modo de abordaje de nuevos hibridismos y desplazamientos musicales y su papel en la construcción de comunalidades en transición. Lo mismo ocurre con los problemas de exilio, donde los músicos suelen reinventarse, desarrollando fragmentos de sus carreras que pueden ser significativas solo para el lugar y el momento en que las vivieron. Con la diplomacia musical, las cosas se hacen más complejas debido a las agendas políticas más o menos evidentes que pueden estar en juego. Todo esto es abordado en el IV Congreso.

La actividad fundacional de la musicología de rescatar música para ponerla al servicio del intérprete está presente en este congreso a través de la reflexión sobre el problema de la edición crítica de manuscritos del siglo XVIII a comienzos del XX, considerando problemas de selección de obras y de fuentes, copistería histórica, transcripción y las propuestas estéticas de las grabaciones del repertorio editado. También se hace presente la reflexión sobre el desarrollo de la paleografía y sus avances en nuestra región, considerando la forma de resolver sus fragilidades conceptuales y terminológicas; y el uso del contrafactum en la transmisión de lírica medieval con poca notación conservada. El enfoque más profesionalizante de nuestra disciplina se observa también en el estudio de los problemas de construcción de patrimonio musical de parte de gestores culturales con el fin de mejorar una situación percibida como deficitaria.

En el plano de los estilos y prácticas musicales ibéricas desarrollados en América, este congreso propone avances en los conceptos de ida y vuelta, circularidades y desdoblamientos, junto con las superposiciones estilísticas producidas en el nuevo continente y la creciente reivindicación de música catedralicia y de banda en el XIX, observada ahora desde nuevos puntos de escucha, como la teoría tópica, por ejemplo. Entonces, las superposiciones, desfases o hibridaciones son estudiados desde sus componentes de significación musical, capital simbólico y legitimación social, no solo desde su valor estético, dejando atrás tanto la condena como la exaltación. Los problemas de significación musical son abordados en este congreso teniendo en cuenta la multiculturalidad que caracteriza la conformación de América Latina, donde la música es un medio privilegiado para la circulación, encuentro e hibridación de influencias culturales diversas, considerando tanto aspectos compositivos como de escucha.

Todo esto no deja fuera el análisis estilístico más clásico, donde en el caso de compositores del XVIII se recurre a tratados de la época para entender sus procedimientos sintácticos, aportando desde América a una teoría de estilo ‘históricamente informada’. En el estudio de obras del barroco americano se recurre además a la retórica, en su doble modelo expresivo –forma y efecto emocional–, mientras que para abordar las estructuras discursivas de compositores del style galant en nuestro continente, se buscan relaciones icónicas entre música y palabra que con el paso del tiempo devienen en simbólicas, permitiendo que la música opere como discurso crítico de la propia palabra.

El análisis aparece también en este congreso como recurso de adscripción de obras cuya autoría ha sido puesta en duda; en la búsqueda de convivencias de tradiciones musicales distintas en la monodia y la polifonía religiosa practicada en América a comienzos del siglo XVII; en la interacción de elementos culturales y musicales para la construcción de símbolos de significación folclórica en el vocabulario de un compositor; en problemas de correspondencia entre las artes al abordar la dramaturgia del ballet; y en el estudio de influencias estilísticas, destacándose las de compositores clásicos en populares. Los encuentros entre géneros de la tradición oral, popular urbana y del repertorio artístico, se hacen más evidentes en este congreso, junto a ciertos grados de intertextualidad analítica, donde comienzan a aparecer problemas de imagen, sonido y movimiento que habían tenido menos presencia en nuestros congresos anteriores, buscando por un lado intertextualidades artísticas y por el otro construcciones hegemónicas de alteridad, pero también ofreciendo análisis detallados de bandas sonoras de películas conservadas en partituras.

La creciente digitalización de fuentes primarias, tendencia que forma parte de lo que se ha denominado las humanidades digitales, plantea nuevos desafíos para la musicología. Si bien esto facilita enormemente nuestra labor, nos otorga acceso a grandes volúmenes de fuentes para lo cual necesitamos recurrir a nuevos procedimientos de ordenamiento derivados del concepto de big data, por ejemplo, especialmente relevante en al caso de publicaciones periódicas. De todas maneras, la prensa sigue siendo tratada en relación a casos específicos, como artículos significativos para la vida musical de una época observados desde la musicología y los estudios culturales; la recepción crítica de un intérprete en particular, poniendo de relieve la construcción del travelling virtuoso y de su agenda política y nacionalista en el XIX; la propia actividad de crítico musical de un compositor de la primera mitad del siglo XX; las prácticas musicales femeninas desde la recepción de revistas especializadas en la mujer de las primeras décadas del XX; y el desarrollo de géneros musicales específicos a través del discurso de los propios músicos y críticos en la prensa escrita.

Del mismo modo, los archivos epistolares constituyen una rica fuente de estudios de redes de interlocutores, proyectos institucionales y desarrollo de la musicología latinoamericana en general, como es el caso del de Francisco Curt Lange, quizás el último archivo epistolar musicológico (1931-1995) antes del reinado efímero del email como forma primordial de comunicación. El propio concepto de archivo es problematizado en este congreso, continuando una tendencia creciente en el nuevo siglo que interroga los niveles de credibilidad, las condiciones de generación de conocimiento, los procesos clasificatorios, los aspectos legales y la fetichización del archivo como evidencia del pasado.

Si bien los estudios de género han llegado más tarde a la musicología que a la literatura, en la musicología latinoamericana han adquirido una rápida presencia de la mano del auge del movimiento feminista que recorre el mundo. De este modo, el congreso no es ajeno a los esfuerzos por visibilizar el papel de la mujer en la música a través del rescate de partituras y de la restitución de figuras relevantes. Interesa dilucidar el modo en que mujeres compositoras se abrieron camino en América Latina a mediados del siglo XX y cómo fueron percibidos sus aportes; la aparición de mujeres en géneros de la música popular reservados para hombres; y seguir avanzando en el estudio de los efectos sociales, culturales y económicos de la actividad musical femenina en el siglo XIX en América Latina, tanto profesional como aficionada. Dentro de los estudios de género empiezan también a aparecer las construcciones de masculinidades, que en este congreso son abordadas a través del estudio de canciones que expresan afecto fraterno y filial entre hombres.

En los estudios sobre ópera del XIX en América Latina, se propone seguir indagando en el quién, el cuándo y el dónde, pero también investigar el cómo y el por qué. Extrapolando enfoques de los nuevos estudios sobre la ópera contemporánea, sería posible innovar en nuestras miradas y escuchas sobre la ópera latinoamericana decimonónica, buscando sus cruces con otro tipo de espectáculos y con el mundo privado del salón, e interrogando sus fuentes y modos discursivos. También interesa explorar la construcción de identidades nacionales desde la ópera y explorar nuevamente causas del surgimiento y decaimiento del género lírico en la segunda mitad del XIX. Importa también en este congreso la transición del siglo XVIII hacia el siglo XIX republicano, más que concebir ese paso como un corte abrupto con el pasado virreinal. Nuevamente enfrentamos la desvalorización de un repertorio en particular, que comienza a ser interrogado desde las nociones de transición, superposición y coexistencia, con toda su implicancia política y social.

La música del siglo XX y del XXI, irrumpe con fuerza en este IV Congreso, tanto la música de concierto como la popular. En el campo de influencias mutuas, fueron los festivales de música contemporánea los que marcaron hitos en el continente, antes que los de rock o de nueva canción, por ejemplo. Dichos festivales son abordados como instancias de conocimiento entre pares y de creación de redes, aunque también actuaron como mecanismos de solidaridad en tiempos de dictadura. Asimismo, en el congreso se abordan obras recientes creadas para conmemoraciones en espacios públicos desde los estudios del discurso y el análisis intertextual; y los procesos de transculturación americana de lenguajes europeos, abordados también desde la intertextualidad y la hipertextualidad. Interesan especialmente los resultados de los procesos de actualización técnica y estética de los compositores latinoamericanos con la música europea y norteamericana de posguerra, y cómo sus dicotomías en pugna fueron también heredadas por nosotros. Son además abordados analíticamente aspectos de la música contemporánea europea desde conceptos filosóficos y mediante recorridos amplios por el pensamiento occidental. Lo mismo sucede con obras actuales latinoamericanas, donde las implicancias filosóficas y estéticas presentes en la obra ahora provienen de culturas de pueblos originarios. Finalmente interesa abordar las estrategias mediante las cuales se intentó llevar las poéticas de vanguardia a una escucha social más generalizada.

La reflexión sobre los nuevos cauces que ha tomado la historia de la música, en cuanto disciplina fundante de la musicología, no podía estar ausente de este congreso. Es la microhistoria o historia local de la música la que cobra relieve a partir del giro social dado por la historiografía en la segunda mitad del siglo XX. De este modo, interesa el descentramiento de los grandes relatos, así como la translocalidad de la microhistoria, que permite cubrir espacios geográficos amplios sin perder el detalle de los repertorios y prácticas sociales abordadas. También en el estudio de canciones populares se pueden tejer microhistorias, que, al situarse en una época de grandes metarrelatos de la modernidad, adquieren un carácter visionario de lo que estaba por venir. Todo esto contribuye a satisfacer la creciente demanda por historias locales de la música, considerando ciudades, instituciones o agrupaciones musicales.

La música popular urbana es abordada en este congreso considerando sus estrategias de legitimación al interior de una musicología concebida más en el campo de las humanidades que de las ciencias sociales. Por sobre todo, interesa la constitución de sus géneros en América Latina a partir de flujos migratorios y transculturales, negociaciones inter-genéricas, biculturalidad e influencias historicistas, sin olvidar sus cualidades sonoras intrínsecas. Asimismo, se revisan prácticas de arreglo desde la interpretación y la escritura, y las relaciones de géneros populares urbanos justamente con las ciudades en que están inmersos. Además de considerar la canción como espacio de negociación no solo de posturas ideológicas, sino que del papel del artista y del estatus de la música de raíz folklórica en la cultura de masas. En el plano político, también se evalúan críticamente proyectos de música comunitaria como mecanismos de restauración de la democracia luego de regímenes autoritarios.

Los problemas de mediación y tecnología han irrumpido con fuerza en la musicología de la mano de los estudios en música popular. De este modo, se aborda el micrófono no solo como un dispositivo que capta el sonido sino que participa también en la conformación de lo captado; la posproducción de la grabación como un acto autoral donde el ingeniero moldea el sonido registrado desde su propia búsqueda estética e imaginario sonoro; la gestión de las microeditoras de artistas emergentes en el mundo digital y de las redes como nuevas mediaciones y marcas autorales en la conformación de la música popular; y el uso de instrumentos de la tradición oral en contextos digitales altamente sofisticados como son los video juegos, marcando nuevos derroteros para el concepto de transculturalidad. Del mismo modo, pero sumando la perspectiva de historia local, en este congreso se aborda la influencia recíproca entre el disco, la radio y el teatro, considerando intercambio de tecnologías, circulación de agentes y artistas y el desarrollo de nuevas formas de escucha.

Los estudios de performance, un gran campo multidisciplinario que se abre desde prácticas diversas, han modificado los estudios de interpretación de música de concierto, que se han movido desde las construcciones gestuales y sonoras a las discursivas, y en distintos momentos históricos. Los problemas de performance históricamente informada en contextos de transculturación son abordados con la ayuda del concepto de inculturación proveniente de la catequesis católica, que apela al uso de recursos expresivos de la cultura invisibilizada por parte de la dominante. En este congreso también se aborda el problema de la performance desde un campo profesional o artístico, donde priman las necesidades de intérpretes y compositores, que son acogidos en este entorno musicológico. Finalmente, regresando a la musicología, se aborda el problema de la perfomance en los shows de talentos de televisión, con sus implicancias en la reformulación de los conceptos de profesional/aficionado, de técnica vocal y hasta de música nacional.

Las diecisiete mesas temáticas y las diecisiete sesiones de ponencias libres, con un total de ciento treinta y dos comunicaciones, más la conferencia inaugural y las presentaciones de libros y los conciertos, hacen de estos cinco días de congreso en Buenos Aires una semana intensa pero muy nutritiva para la musicología latinoamericana. Solo podremos salir fortalecidos por las redes que se formen, con más curiosidad por las preguntas que se instalen, con nuevas certezas por las conclusiones a las que se lleguen, y con más ganas de continuar haciendo crecer a ARLAC/IMS en diálogos cada vez más globalizados pero que al mismo tiempo pongan en valor lo particular que cada uno de nosotros tengamos que ofrecer.

Juan Pablo González
Coordinador ARLAC/IMS