“Mi viejo era un tipo bastante tímido”

Se trata del tercer hijo del genial capocómico rosarino, sobrino además del fallecido político radical “Chacho” Jaroslavsky. Productor televisivo y cinematográfico, en esta nota repasa su vida en el barrio, su relación con el mundo del espectáculo y el impacto que en la familia produjeron las trágicas muertes de su padre y de su hermano mayor.

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(Edición del Mes: 8 Año: 2007 )

Se trata del tercer hijo del genial capocómico rosarino, sobrino además del fallecido político radical “Chacho” Jaroslavsky. Productor televisivo y cinematográfico, en esta nota repasa su vida en el barrio, su relación con el mundo del espectáculo y el impacto que en la familia produjeron las trágicas muertes de su padre y de su hermano mayor.

Yo nací en Malabia y Avenida del Libertador y después me fui mudando, porque en esa ésa época mis viejos estaban empezando y alquilaban. Hace 16 años me instalé en Villa Pueyrredón y desde 2000 estoy en Villa Urquiza. Me encanta el barrio y mis hijos se criaron acá, así que ellos son oriundos de aquí”, se presenta Mariano Olmedo (42), hijo del recordado actor Alberto Olmedo.

-¿Qué es lo que más te gusta del barrio?

-Siempre fue bastante tranquilo y el colegio de los chicos estaba cerca. Cuando conseguimos un lindo departamento no hubo mucho que pensarlo, nos vinimos para aquí. El barrio ya lo tengo metido en la piel, uno en la vida incorpora situaciones y eso es lo que me pasa con Villa Urquiza. Esta mañana pasé por la ex calle en donde vivía, Pareja, y me trajo el recuerdo de los hijos chiquitos.

-¿Tu padre llegó a tener relación con esta zona?

-No, llegó hasta Belgrano. Su última vivienda fue en Avenida del Libertador y Oro, pero no llegó a disfrutarla mucho.

Desde un principio Mariano estuvo vinculado a los medios de comunicación. Lleva dos años haciendo radio en la 87.9 FM Faro Nacional. El programa se llama “Hablando macanas” y va los domingos de 0 a 2. “Es un magazine de actualidad y de macanas. ¿Quiénes hablan en la radio? Grandes macaneadores -define Olmedo-. Este programa lleva dos años ininterrumpidos en el aire y cuando viajo por diversos motivos lo hago desde donde esté. Por supuesto que hay una cuota de humor”.

-¿Esa veta humorística viene desde la cuna?

-Sí, está incorporada. Mi vieja (Judith Jaroslavsky, hermana del fallecido dirigente radical César “Chacho” Jaroslavsky) es productora de televisión desde el año 1954 y se jubiló como productora general de Canal 7. Mi papá pasó por todos los canales. El humor siempre estuvo, me quedó de ir a las grabaciones con mi viejo o al teatro de revistas. Es inevitable el chiste.

-¿Cómo te definís profesionalmente?

-Soy productor televisivo y cinematográfico. Conduje un programa de televisión en Perú con muchísimo éxito, teníamos 27 puntos de rating. Aries Cinematográfica vendió las películas y yo hacía el copete con invitados locales. Me divertí como loco, llegué como un desconocido y ahora soy famoso. También hice dos películas con Osvaldo Sabatini: una fue Nada por perder, que fue la primera que se hizo en formato digital en la Argentina. Yo fui director de producción. Luego hicimos Mercenario, que no se estrenó por un problema con el INCAA. En el elenco estaban Pappo, Pepe Parada y mi hermano Fernando. Se murieron todos, parece joda, en algún momento se estrenará esa película en homenaje a los que no están. Cuando trabajé en actividades que no tenían que ver con el medio audiovisual terminé haciendo programas de televisión para la gente que me había contratado. Recuerdo uno para una empresa de comercio exterior y otro de logística comercial para un canal de cable.

-¿Ser hijo de un grande es una bendición o una carga?

-Por tener un apellido no tenés comprado nada, a no ser que con el apellido tengas una cuenta bancaria gigantesca y todo se te pueda hacer más liviano, caso que no es el mío. Todos los que trabajamos en los medios de comunicación tenemos momentos buenos y momentos malos. Tuve un coletazo que por suerte mi mente ya no registra. Desde hace cuatro años estamos en constante crecimiento y hoy estoy dirigiendo una película.

-¿Estás haciendo cine?

-Sí, un largometraje de dibujos animados: El regreso del Capitán Piluso. Es una producción muy larga, muy costosa y que va a estar en 2009 en todas las salas. La están produciendo Titito Film Group, Alfombra Roja Films, San Luis Cine y se sumó una compañía local de animación, Flux Animation, que participa en la segunda temporada de Los Peques, recientes ganadores del Martín Fierro.

-¿Es un homenaje a tu padre?

-Sí, el libro está escrito por mi hermano Marcelo y por Cristian Ortiz, el hijo de Humberto “Coquito” Ortiz. Siempre pensamos en hacer Piluso y Coquito de nuevo, pero acordamos que no teníamos a quien pudiera hacer de Piluso; seguramente el actor se hubiera sentido halagado pero a la vez condicionado, entonces decidimos hacer dibujos animados. Para los chicos es un personaje nuevo. Ya tenemos a los abuelos y a los padres, ahora queremos a sus hijos.

La película narra una historia ecológica y tiene una particularidad, que hace que su producción sea costosa: la voz del Capitán Piluso será la del propio Alberto Olmedo. “Son frases de mi viejo extractadas del audio de los programas de televisión, basadas en el guión que escribió mi hermano. En cambio de Coquito no tenemos mucho audio, por eso su voz será la de algún actor. Creemos que este trabajo pude darnos muchas satisfacciones. Esto recién empieza, tenemos pensado tenerla terminar la película para setiembre de 2008. Luego vendrá todo el proceso previo al estreno”, cuenta Mariano.

-¿Se conserva material de Olmedo de televisión?

-Sí, ahora se pueden comprar los ciclos de “No toca botón”. De Piluso no quedó nada después del incendio de 1982 en Canal 13. Si alguien tiene material lo compramos.

-¿En qué medio pensás que tu padre lucía más? ¿Cine, teatro o televisión?

-La televisión te da masividad, la posibilidad de llegar a la casa de la gente. En el cine mi papá no podía improvisar tanto, era todo más armado porque estaba acotado a lo que marcaba el director y no podía salir de cuadro como en la televisión. Además él, por su formación de acróbata, tenía un gran manejo de su cuerpo. En el teatro me hacía reír mucho, lo vi actuando con José Marrone, Osvaldo Pacheco, Juan Carlos Calabró y Jorge Porcel. Era buenísimo.

Mostrando a Olmedo

Pero el homenaje no queda sólo en la película. También se está llevando a cabo una muestra que repasa el medio siglo que el actor rosarino hubiera cumplido este año con el espectáculo: “La muestra ‘Olmedo, 50 años en escena’ sigue paseando por todo el país -dice Mariano-. Un día saqué de los armarios y de las casas de la familia todos los premios que ganó en su vida y otros objetos, sumados a las obras de Hermenegildo Sabat, Caloi, Rep, Nik y Waldo Galupo, que es uno de mis animadores de la película, gran dibujante. Trabajó en los comienzos de Piluso y para El rey león, estamos hablando de un veterano de la animación”.

-¿Es verdad que cuando se apagaba la cámara tu padre se convertía en un tipo serio?

-El tenía una personalidad tímida. Pero hay que tener en cuenta que cuando se apagaba la cámara él venía de una rutina de diez horas de grabación, de hacer teatro y de filmar películas. El tenía la particularidad de que si le sobraban diez minutos los aprovechaba para dormir y con eso le alcanzaba para recuperarse. Yo necesito una buena siesta, a él le alcanzaba con cabecear quince minutos. Pero sí, era un tipo bastante tímido.

-¿Cómo era tu relación con él?

-Era muy compañero, estaba siempre pendiente de sus hijos, de cómo nos iba en el colegio. Recuerdo que nos juntábamos los lunes a comer en el restaurante Fechoría. Era todo muy familiar, lo que pasa es que las sobremesas duraban hasta las tres de la mañana. Lo recuerdo como un padre presente, a su manera nos daba una mano. Tuve la suerte de trabajar con él en alguna revista o de gira por el exterior.

-¿La familia lo acompañaba?

-Los hijos sí, íbamos repartidos porque somos un montón. Fernando (fallecido el 26 de junio de 2000 junto al cantante Rodrigo en un accidente automovilístico), Marcelo, yo, Javier, Sabrina y Alberto, el hijo con Nancy Herrera con el que no tenemos relación.

-¿Cómo asimilaron las muertes de tu padre y de tu hermano en la familia?

-Cuando hay una muerte como la que tuvieron mi hermano y mi padre, de repente, es como una película. Mi papá tenía 54 años cuando murió, Fernando 40. De algo así no te recuperás más. Aparte con mi hermano teníamos proyectos en común.

-¿Qué relación tenés con la gente del medio artístico?

-Tuve la suerte de conocer a Sean Connery con mi viejo en España, ellos tuvieron un cruce amistoso. Cuando vino a filmar a la Argentina Highlander 2 yo trabajé en la película y tuve la suerte de estar con él y recordar a mi papá. Me adoptó como su asistente y eso no me lo saca nadie. Fue una experiencia increíble. También conocí a Jorge Porcel, que hasta mis 18 años era un fuera de serie. Una vez que lo conocí se me cayó un ídolo. Hubo un momento en que mi viejo tuvo un corte con él y no le dio más bola, porque tenía una personalidad demasiado ambiciosa. Sin embargo delante de la cámara parecían grandes amigos, eso es profesionalismo. Sus amigos en el medio eran César Bertrand, Javier Portales y Hugo Sofovich. También conservaba a los amigos de la infancia, como Chiquito Reyes y Osvaldo Martínez. Como mis padres ya estaban separados nosotros estábamos con él los sábados y la costumbre era ir temprano al teatro. En ese rato podía pasar cualquier cosa, venía Tato Bores y nos preguntaba cómo nos iba en el colegio, pregunta que odiábamos porque de chico no éramos alumnos estrellas. Con Sebastián Borensztein tenemos una gran amistad, a pesar de que no nos vemos muy seguido.

-¿Qué legado dejó tu viejo?

-Su imagen siempre está presente, todos los días y más ahora que estamos haciendo la película. Hace casi 20 años que murió y tiene como siete monumentos en Rosario, las huellas de sus manos están en Corrientes y Callao y hay obras de arte dedicadas a su humor. Es el típico artista popular querido.

-¿Era futbolero?

-No, era hincha de Central y de la Selección, pero más que nada le gustaban el golf y el tenis, deportes que practica toda la familia. Mi hijo Juan (12) jugó al golf y ahora se dedica al fútbol, en San Lorenzo. Yo soy hincha de Boca y de Central.

-¿Y a tu hermano Fernando cómo lo recordás?

-Era un fenómeno, muy querido. Un buen jugador de fútbol. Jugó para el Deportivo Armenio y estuvo en “Los cebollitas” de Argentinos Juniors con Maradona. Recuerdo que contaba con admiración cómo Diego bajaba la pelota. Fernando era un velocista, tenía un pique al estilo Caniggia y no lo agarraba nadie. Jugó al fútbol hasta que Armenio subió a la Primera B, después dejó harto de las amenazas y las agresiones en la cancha. No tenía el hambre del jugador de fútbol. El era un bicho de ciudad, no cruzaba la General Paz. Yo había alquilado una casa en Pilar y él no venía porque le parecía lejos. Lo irónico es que se fue con uno que recién había conocido (por Rodrigo) a La Plata. No hay nada que hacerle, cuando te tiene que tocar te toca.

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