06 Ago 2007

Carta publicada hoy por el diario 'El País'.El diario El País ha publicado hoy íntegra -gracias, sé que era muy larga- la carta al director que les mandé sobre la información publicada acerca de la demanda de Juan José Benítez contra mí y la sentencia que me condena a pagar al ufólogo 6.000 euros, sobre la que ya di mi opinión en 'Benítez contra Gámez: historia de una condena'.


La lista de bitácoras y webs que han comentado la sentencia y manifestado su apoyo
a quien esto escribe incluye, a fecha de hoy, a Aburreovejas, Al Otro Lado del Mostrador, Apuntes Rull, Armantia, Atalaya, BitacorARP, Blanco y en Botella, Blog de Ecnaton, Bloguear por Bloguear, Círculo Escéptico, Concello de Vigo, Crónicas de Esperantia, Chapitel, Desbarradas de Akin, Diario de un Cabeza de Chorlito, El Cartapacio de Gollum, El Día Menos Pensado, El Espejo Convexo v.2.0, El Lobo Rayado, El Lolaberinto, El Metadiario, El Morador del Abismo, El Pupitre, El Retorno de los Charlatanes, El Viaje de Lonjho, Epitafios y Demás, Escolar.net, Escrito en el Agua, Espacio Exterior, Hipótesis, Homo Webensis, Huonan, La Cárcel de Papel, Libro de Notas, Los Superiores Desconocidos, Mangas Verdes, Me Siento Cómodo, Microsiervos, Mimetist, Mtnez. Blog, No sin mi Tostadora, NotasD, Periodismo al Pil Pil, Por la Boca Muere el Pez, Punto sin Retorno, Rincón Ecléctico del Tío César, ... Que la Viga en el Propio, Redes Sociales, Reflexiones sobre el Mundo Digital, Tabula Rasa, Tecnicalia.com, The Sky 4 You, Tumbaburros, Un Millón de Segundos y Ya me gustaría.


Enredados, la Radio de la Blogosfera Andaluza
, ha dedicado un programa especial al análisis de esta sentencia, en el que han participado Javier Armentia, Javier F. Barrera, Sebastián Forero, Javier Pedreira, Jesús Javier Pérez y Luis Rull. Y
la última entrega de El Escéptico Digital ha
prestado especial atención a este asunto en su editorial, al que han
sumado la publicación de las reflexiones de Armentia y mi comentario de la sentencia.

A todos los citados y a los muchos que me han mostrado su apoyo en persona, por teléfono y por correo electrónico, muchas gracias. Como ya dije en su momento, ahora lo que tenemos que hacer es crear las herramientas y los
medios en Internet y en el mundo real para que no haya disparate
pseudocientífico sin respuesta ni vendedor de misterios que quede
impune, y el discurso crítico llegue cada vez a más
gente. Quien quiera escribirme para ponernos manos a la obra, aquí me tiene.



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03 Ago 2007

Tras la publicación en el diario El País de la noticia titulada 'Un juez ampara el honor de J.J. Benítez, que había sido calificado de "estafador"', envié  ayer la siguiente carta al director al rotativo madrileño para aclarar algunas imprecisiones de la información basada en la sentencia, como que El Correo había retirado de su web los artículos objeto de la polémica, y rellenar lagunas, como el olvido de que el ufólogo llegó a pedir 80.000 euros de indemnización y solicitó al juez la retirada de todos los textos críticos con su trabajo. Si quieren leer la información publicada por El País,  pueden pinchar en la imagen y se les abrira en una ventana a un tamaño más apropiado.  Éste es el texto de mi carta:

Una demanda de J.J. Benítez

Creía que decir en un documental de televisión que hay pruebas de que el hombre convivió con los dinosaurios, afirmar que un poder mágico permitió transportar las estatuas de la isla de Pascua hasta su ubicación definitiva, sentar a Jesús en el Coliseo romano años antes de que el edificio existiera, asegurar que seres de Orión levantaron las pirámides de Egipto y sostener que los astronautas del Apollo 11 encontraron ruinas extraterrestres en la Luna era tergiversar la Historia, mentir e intentar engañar al público. Parece que estaba confundido.

Como recoge El País en su página 61 de hoy, jueves, 2 de agosto, he sido condenado a indemnizar con 6.000 euros a Juan José Benítez por sostener, entre otras cosas, que si alguien se gana la vida con afirmaciones como las hechas por él en la serie Planeta encantado, puede deducirse de ello que "su negocio se basa en la mentira, el engaño y la tergiversación". La información publicada en este diario, además de pasar por alto las afirmaciones hechas por el ufólogo y novelista en esa serie, emitida por TVE en dos ocasiones, contiene algunas imprecisiones que quiero aclarar:

1. La demanda no fue interpuesta contra mí por dos artículos, sino por el conjunto de los textos -más de trece- en los que  examiné la verosimilitud de lo afirmado por J.J. Benítez en cada entrega de la serie.

2. Nada más ser informado el 5 de junio de 2006 del requerimiento legal, retiré las expresiones consideradas injuriosas por J.J. Benítez e indicadas en un burofax enviado por su abogada no porque ni mi abogado ni yo las consideráramos injuriosas, sino con el ánimo de zanjar el asunto amistosamente.

3. Ninguno de mis artículos ha sido retirado de la web de El Correo Digital, tal como puede comprobarse en Magonia, donde publiqué el 27 de julio una larga explicación del caso. La abogada del demandante pidió al juez "la retirada de los textos referidos a Juan José Benítez de la página web de El Correo Digital", pero el juez rechazó tal pretensión.

4. El demandante pidió en el juicio, además de la retirada de los textos, 80.000 euros de indemnización, la publicación de la sentencia en El Correo Digital y la condena al pago de las costas, extremos que el juez descartó, reduciendo la indemnización a 6.000 euros.

Creo que no he vulnerado en ningún momento el honor de J.J. Benítez, sino ejercido mi derecho a crítica ante un producto, la serie Planeta encantado, cuya falta de rigor histórico está fuera de toda duda. Otra cosa es que los designios de un juez sean inescrutables.

Luis Alfonso Gámez
blogs.elcorreodigital.com/magonia
Diario El Correo
Bilbao





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27 Jul 2007

Creía que decir que hay pruebas de que el hombre convivió con los dinosaurios era tergiversar la Historia y mentir, y divulgarlo en un programa de televisión, engañar al público. Estaba confundido.


Creía que afirmar que un poder mágico permitió transportar las estatuas de la isla de Pascua hasta su ubicación definitiva era tergiversar la Historia y mentir, y divulgarlo en un programa de televisión, engañar al público. Estaba confundido.


Creía que sostener que el pueblo dogon tuvo en el pasado contacto con extraterrestres era tergiversar la Historia y mentir, y divulgarlo en un programa de televisión, engañar al público. Estaba confundido.


Creía que sentar a Jesús en el Coliseo romano años antes de que el edificio existiera era tergiversar la Historia y mentir, y divulgarlo en un programa de televisión, engañar al público. Estaba confundido.


Creía que asegurar que hay pruebas de que existía comercio entre Europa y América antes de 1492 era tergiversar la Historia y mentir, y divulgarlo en un programa de televisión, engañar al público. Estaba confundido.


Creía que mantener que la sábana santa prueba la resurrección de Jesús de Nazaret era ignorar los resultados de los más avanzados estudios científicos y mentir, y divulgarlo en un programa de televisión, engañar al público. Estaba confundido.


Creía que hablar de la ficticia Arca de la Alianza como de un arma de destrucción masiva era tergiversar la Historia y mentir, y divulgarlo en un programa de televisión, engañar al público. Estaba confundido.


Creía que presentar un anillo con marca de platero como obra de extraterrestres era tergiversar la realidad y mentir, y divulgarlo en un programa de televisión, engañar al público. Estaba confundido.


Creía que decir que seres de otro mundo dieron el aliento civilizador al pueblo bereber era tergiversar la Historia, mentir y minusvalorar la inteligencia de ese grupo humano, y divulgarlo en un programa de televisión, engañar al público. Estaba confundido.


Creía que afirmar que seres de Orión levantaron las pirámides de Egipto y que los egipcios de hace 4.500 años vivían en la Prehistoria y desconocían la escritura era tergiversar la Historia, mentir y minusvalorar la inteligencia de ese grupo humano, y divulgarlo en un programa de televisión, engañar al público. Estaba confundido.


Creía que sostener que los astronautas del Apollo 11 encontraron ruinas extraterrestres en la Luna y presentar en un programa de televisión como prueba una recreación informática como si fuera una filmación real era tergiversar la Historia, mentir e intentar engañar al público. Estaba confundido.


Creía que era lógico calificar de sandeces las anteriores afirmaciones extraordinarias y considerar el producto audiovisual resultante una bazofia. Estaba confundido.


Creía que tergiversar era "dar una interpretación forzada o errónea a palabras o acontecimientos", tal como sostiene el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española (RAE). Estaba confundido.


Creía que mentir era "decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa" y "falsificar una cosa", tal como sostiene el Diccionario de la RAE. Estaba confundido.


Creía que engañar era "dar a la mentira la apariencia de verdad" o "inducir a alguien a tener por cierto lo que no lo es, valiéndose de palabras o de obras aparentes y fingidas", tal como sostiene el Diccionario de la RAE. Estaba confundido.


Creía que, si alguien se gana la vida con afirmaciones como las de los once primeros párrafos de esta anotación, podía deducirse de ello que "su negocio se basa en la mentira, el engaño y la tergiversación". Esta confundido.


Creía que responder con ironía a los ataques en un periódico de alguien implicado en la producción del programa de televisión aludido en los once primeros párrafos era mi derecho, aunque el implicado fuera hijo del máximo responsable del espacio. Estaba confundido.

La sentencia


El juez Jairo Ávarez-Uria Franco, del Juzgado de Primera Instancia Nº 5 de Getxo, ha concluido que decir lo anteriormente expuesto sobre el programa Planeta encantado -del que están extraídas las sorprendentes afirmaciones de los primeros once párrafos y del vídeo- y su director, el ufólogo y novelista Juan José Benítez, así como responder a un ataque público de su hijo, uno de los miembros del equipo de la serie, debe "considerarse como una intromisión ilegítima del derecho al honor de D. Juan José Benítez porque constituyen expresiones injuriosas que más bien parecen una mera exteriorización de rencillas o sentimientos personales de animadversión que juicios de valor, crítica científica u opiniones con la finalidad de contribuir a la formación de una opinión pública libre y responsable". La sentencia me condena a indemnizar al autor navarro con 6.000 euros,
"en concepto de daños morales", por haber vulnerado su derecho al honor.


El magistrado considera que expresiones como que "su negocio (el de Benítez) se basa en la mentira, el engaño y la tergiversación: en lo que ha hecho Benítez en Planeta encantado", que "descubrir los sucios manejos de un destacado miembro del club del misterio pone en entredicho a todos" y que "Benítez había engañado al público" con la emisión del montaje sobre el primer alunizaje; que preguntarse "¿Qué piensa de esta bazofia de 8 millones de euros el comité de sabios al que iba a recurrir Rodríguez Zapatero para regenerar TVE?"; que sostener que "que no se sepa algo no da carta blanca para decir sandeces, que es lo que hace el reportero de lo paranormal al hablar de los extraterrestres como origen del conocimiento para hacer estas piedras" (las bolas de piedra de Costa Rica) y las referencias a su hijo, "en cuanto inciden en su vida privada" (la de Benítez), exceden de los límites aceptables del derecho a la libertad de expresión de su autor y que afectan o pueden afectar muy negativamente, sobre todo si se prolongan en el tiempo y en un medio de comunicación de gran difusión, como es el caso, a la dignidad del Sr. Benítez, fama, buen nombre, prestigio y credibilidad profesional". Entre las expresiones que considera insultos, el juez incluye "apelativos tales como que Juan José Benítez es un estafador" y "un iluminado", lo que es un error porque lo que yo escribí en diciembre de 2003 es que programas como Planeta encantado "demuestran lo fácil que es que cualquier iluminado o estafador engañe a la población, y la necesidad de una comunidad científica comprometida, que no se recluya en su torre de marfil".

Un año de litigio

Juan José Benítez, con su hijo Iván.
El pleito entre Benítez y el autor de estas líneas comenzó el 5 de junio de 2006 cuando María Luisa Castelo García, abogada del escritor, exigió en un burofax a El Correo la "retirada inmediata de todos los textos en los que se lesione el honor de D. Juan José Benítez, incluidos en el blog Magonia, de la autoría de D. Luis Alfonso Gámez". La representante legal del ufólogo incluía en el documento las expresiones sobre las que se ha pronunciado el magistrado Ávarez-Uria Franco, además de referirse a "la grave acusación de plagio (de Caballo de Troya), que podría por sí sola constituir un delito de calumnias, al imputar a J.J. Benítez la comisión de un delito de defraudación de derechos de propiedad intelectual, con unas larguísimas e infundadas alegaciones bajo el título 'Del plagio de Troya al montaje lunar'". Además, la abogada del demandante decía que "es tal la inquina (inexplicable para nosotros, por cierto) del autor Sr. Gámez, que llega incluso a arremeter contra Iván Benítez, hijo de nuestro cliente, diciendo que "ha hecho tímidas manifestaciones a través de intermediarios, el más patético de los cuales ha sido Iván Benítez".


Nada más ser informado del requerimiento legal, retiré las expresiones indicadas en el burofax, no por considerarlas injuriosas, sino con el ánimo de zanjar el asunto amistosamente. Así, eliminé las expresiones: "Su palabra hace tiempo que no vale nada"; "Claro que, de montajes, Benítez sabe un rato"; "Benítez había engañado al público"; "Su negocio se basa en la mentira, el engaño y la tergiversación"; "Descubrir los sucios manejos de un destacado miembro del club del misterio..."; "...no duda en disfrazar de auténtico un documento descaradamente falso"; "El fabulador navarro vuelve a incurrir en ese racismo tan del gusto de los amantes de la arqueología fantástica"; "Planeta encantado (demuestra) que la necedad está hondamente arraigada en nuestra especie"; y "Juan José Benítez falsea la situación histórica". Se suprimieron en señal de buena voluntad.


Sorprendentemente, la abogada de Benítez aseguró en otro burofax, el 26 de junio de 2006, que no se habían eliminado "las expresiones difamatorias", aunque acompañaba el documento de un acta notarial en la que, sin embargo, quedaba demostrado que esos textos habían sido borrados.

¿Un ataque a la familia de Benítez?


Antes de la vista, demostré documentalmente que no ha habido en ningún momento un ataque personal hacia Iván Benítez, fotógrafo, hijo de Juan José Benítez y miembro del equipo de Planeta encantado. Iván Benítez publicó, el 20 de febrero de 2004 en el Diario de Noticias, la carta que seguidamente transcribo:

'Planeta Encantado 2'

Planeta encantado, la serie presentada por Juan José Benítez las noches de los domingos en Televisión Española, ha cumplido su objetivo, a pesar de la hora de emisión. El capítulo Mirlo Rojo superó los dos millones de espectadores y Escribamos de nuevo la Historia
llegó a 1.600.000. Nunca antes, en la franja horaria de las doce de la
noche TVE 1 había pulverizado con tanta contundencia los índices de
audiencia. Las cartas de agradecimiento se han amontonado todas las
semanas en las redacciones de las revistas especializadas en televisión
pidiendo la segunda parte de Planeta encantado.


Las cifras han hecho que J.J. Benítez se ponga a trabajar de nuevo;
mientras otros realizan sus investigaciones acomodados en sus butacas, Planeta encantado 2 ya se ha diseñado para que usted, el que ha hecho posible este éxito, descubra una vez más este bello Planeta encantado. Los siguientes capítulos nos dirigirán hacia Asia, todo un continente por descubrir.


No lo van a poder impedir los trescientos seudocientíficos que con la
bata y zapatillas de casa dedican su tiempo a investigar inmersos entre
juegos caseros de una radio pública. Por cierto, en este programa sí se
maneja dinero público. A esto se dedican nuestros astrofísicos y
científicos. Lo peor de todo es que juzgan Planeta encantado
sin sentarse a verlo. Qué casualidad que todos estos individuos
intentan intoxicar en forma de arrebato infantil lo que la audiencia ya
ha premiado cada domingo. Desde aquí les invito a que se sienten algún
domingo y reflexionen. De esta manera, Javier Armentia,
Gómez (por Gámez) y Toharia, entre otros, podrían sacar sus propias
conclusiones, sin decir siempre lo mismo y encima de forma equivocada.


Si son tan escrupulosos con la verdad ¿por qué intoxican diciendo que Planeta encantado
ha sido financiado con el dinero público de Televisión Española? Hablan
de que la serie ha costado 8 millones de euros y de que si Jesucristo
consiguió sentarse en el Coliseo romano... Como decía antes, arrebatos
infantiles que no se ajustan a la verdad. Les recomiendo que se vean el
capítulo donde aseveran tales tonterías, quizá se den cuenta de que no
hay que concentrarse mucho para entender el castellano. En primer
lugar, el costo de Planeta encantado fue financiado por la Editorial Planeta
y no se superó las 500 millones de las antiguas pesetas. Más de 300
personas han escrito un manifiesto contra RTVE. Tan sólo 300 personas.
Me entra la risa. Dos millones de personas decidieron el domingo pasado
silenciarlos. Para que a uno le respeten, hay que investigar, salir a
la calle, contrastar las informaciones. A esto se le llama trabajo de
campo. Y la gente lo sabe. Desde aquí animo a estos 300 investigadores
de salón a que hagan una serie desmintiéndolo todo. Para ello, hay que
subir al Tassili o adentrarse en los duros desiertos de Libia y entrar
en la selva de Costa Rica... Imposible para ellos, no tienen la
capacidad necesaria.


Iván Benítez Forniés
Periodista y miembro del equipo de Planeta encantado

Publiqué en Magonia la respuesta a esa carta de Iván Benítez dentro del artículo titulado 'Silencio encantado'. Decía:



El mutismo más comprensible ha sido el del autor de Caballo de Troya.
Más de un mes después de la emisión de las falsas imágenes lunares,
sigue sin decir ni pío. Ha hecho tímidas manifestaciones a través de
intermediarios, el más patético de los cuales ha sido Iván Benítez,
fotógrafo, miembro del equipo de Planeta encantado e hijo del ufólogo. El joven dirigió una carta al Diario de Noticias
en la que esgrimía el éxito de audiencia del programa contra las
críticas -"miles de millones de moscas no pueden estar equivocadas;
coma mierda", dice el saber popular- y acusaba a quienes hemos sacado a
la luz los disparates propalados por su progenitor de no haber visto el
programa y escribir de oídas. "Lo peor de todo es que juzgan Planeta encantado
sin sentarse a verlo. Qué casualidad que todos estos individuos
intentan intoxicar en forma de arrebato infantil lo que la audiencia ya
ha premiado cada domingo. Desde aquí les invito a que se sienten algún
domingo y reflexionen. De esta manera, Javier Armentia, Gómez y
Toharia, entre otros, podrían sacar sus propias conclusiones, sin decir
siempre lo mismo y encima de forma equivocada". Iván Benítez no ha
debido de leer ninguno de los textos publicados en Magonia horas después del estreno de cada capítulo de la serie.

Más grave resulta, no
obstante, que a Benítez no le crea ni su hijo. "Si son tan escrupulosos
con la verdad, ¿por qué intoxican diciendo que Planeta encantado
ha sido financiado con el dinero público de Televisión Española? Hablan
de que la serie ha costado 8 millones de euros y de que si Jesucristo
consiguió sentarse en el Coliseo romano... Como decía antes, arrebatos
infantiles que no se ajustan a la verdad. Les recomiendo que se vean el
capítulo donde aseveran tales tonterías, quizá se den cuenta de que no
hay que concentrarse mucho para entender el castellano. En primer
lugar, el costo de Planeta encantado fue financiado por la Editorial Planeta y no se superó los 500 millones de las antiguas pesetas", escribe el joven en Diario de Noticias.
Da la impresión de que quien no ha visto la serie ni lee la web de su
padre es él. "Nadie imagina hoy a Jesús de Nazaret caminando o sentado
en las gradas de este formidable Coliseo romano. Sin embargo, así fue.
Durante su estancia en la Roma del emperador Tiberio, el Maestro
disfrutó también de los juegos y de la belleza de la capital del
Imperio", sentencia el director de la serie en el episodio titulado El mensaje enterrado.
Quien quiera comprobar que la transcripción es literal, puede escuchar
las palabras en boca del novelista. Respecto al coste de Planeta encantado,
Juan José Benítez deja claro en su web que ha contado "con un
presupuesto superior a los ocho millones de dólares" y aquí siempre
hemos dicho que es una serie producida por DeAPlaneta, compañía que vendió a TVE los derechos de la primera emisión por una cantidad que el ente público no ha querido desvelar.

Es decir, la cita de Iván Benítez no era una muestra de "inquina", sino que formaba parte de mi contestación a las críticas que el hijo de Juan José Benítez publicó en un periódico, en las que erraba tanto en lo que se refiere al costo de la serie como a una de las afirmaciones hechas por su padre. Es en ese contexto en el que hay que leer ironías como "Más grave resulta, no obstante, que a Benítez no le crea ni su hijo", que hace referencia a que fue el propio Benítez quien aseguró que la producción costó 8 millones y que Jesús se sentó en el Coliseo, afirmaciones ambas que su hijo no considera ciertas y achaca a invenciones de los críticos, incluido el autor de estas líneas.

El montaje lunar y el plagio de 'Caballo de Troya'


Argumenté en mi respuesta a las acusaciones de Benítez que el montaje lunar al que se refiere el artículo 'Del montaje lunar al plagio de Troya' corresponde a la presentación en el duodécimo episodio de Planeta encantado de unas imágenes creadas en un estudio de efectos espaciales como si se tratara de escenas rodadas en la Luna en julio de 1969. En ellas -rotuladas como Imágenes inéditas e incluidas en un CD que presenté como prueba-, se ve a dos astronautas explorando unas ruinas en el satélite terrestre; según Benítez, serían los tripulantes del Apollo 11. Esas escenas han llevado a la confusión a mucha gente, como puede comprobarse  en YouTube donde están colgadas como prueba de la existencia de edificios alienígenas en la Luna, al no advertirse en ningún momento de que son una recreación y presentarse como si fueran auténticas.


Durante la promoción de uno de sus libros, en septiembre de 2005, Benítez se pronunció por primera vez sobre el asunto: "En esas imágenes, si no recuerdo mal, se decía Imágenes inéditas. ¿Qué significa eso? Imágenes que no se han editado, que no se han publicado, que no son conocidas. Al final de documental venían los créditos, y estaba toda la gente que había participado en la grabación. Lo que a la gente le llama la atención y le preocupa es si ese documental era o no verdad". Y advertía ante la falta de la palabra recreación: "Y soy muy dueño de poner lo que considere oportuno, sin faltar a la verdad. Lo que han hecho algunas personas es coger el rábano por las hojas, porque el fondo de esa historia era muy distinto".


Como puede comprobar cualquiera -explicó mi abogado al juez-, otras recreaciones incluidas en Planeta encantado no incluyen en ningún momento el rótulo de Imágenes inéditas, que se reserva en televisión para imágenes que nunca han sido emitidas. Así, en el segundo episodio de Planeta encantado, titulado La isla del fin del mundo, Benítez incluye, sin ningún tipo de rotulación, la recreación de una estatua de Pascua levitando desde la cantera en la que es tallada hasta el altar. Esas imágenes tampoco se habían visto nunca antes, pero no llevan el rótulo de Imágenes inéditas.


El escándalo de la emisión de esos minutos de grabación como si fuera real se tradujo en textos críticos hasta de seguidores de Benítez, y, entre otros, en un artículo del periodista Álex Fernández Muerza publicado en el diario El País el 12 de febrero de 2004. El mismo autor publicó un artículo sobre el asunto en la web Cybereuskadi y una ampliación en el portal de ciencia Divulcat, textos de los que también adjunté copias al juzgado.
ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico dice, en un comunicado que puede leerse en su web, y que también incluí entre la documentación, que, "si hasta ahora podría haberse disculpado la emisión de un programa de este tipo apelando a la libertad de expresión o a que tan solo expone las opiniones de sus responsables, la inclusión en Mirlo rojo de una filmación presentada como real pero que tan sólo es una representación o dramatización excede esos límites. La emisión de una obra de ficción como si fuese real, con ánimo de avalar con pruebas esas opiniones no está amparada por la libertad de expresión: se trata ni más ni menos que de un engaño al espectador".

El primero de los tres reportajes de 'Interviú'.
Expliqué y documenté, asimismo, que la "grave acusación de plagio" de la que se hablaba en el burofax del 5 de junio y en otros puntos de la demanda no había sido hecha en ningún momento por mí -no he podido leer más que las primeras páginas de la serie Caballo de Troya porque me aburre mortalmente-, sino que me había limitado a recoger y hacerme eco del contenido de tres amplios reportajes que en su día publicó la revista
Interviu, de un libro editado en España y dedicado en exclusiva a ese asunto, y de una página de otra obra del prestigioso divulgador científico Martin Gardner. Adjunté fotocopias de los tres reportajes de Interviu, titulados 'Caballo de Troya es un plagio' (25 de noviembre de 1987), 'El autor de Caballo de Troya fusiló también dos obras editadas en España' (13 de enero de 1988) y 'Fernando Lara: 'Ya sabíamos que había transcrito literalmente páginas de Urantia'' (3 de febrero de 1988). En el último de ellos, el fallecido Fernando Lara, directivo de Editorial Planeta, reconoce que el novelista había copiado páginas enteras del Libro de Urantia en varias entregas de Caballo de Troya y en La rebelión de Lucifer, y que en la editorial lo sabían.


Además, aporté una copia del libro El secreto de Urantia (Ni caballos ni troyanos), de Antonio Ribera y Jesús Beorlegui (Ediciones Obelisco, 1988), y de la obra Urantia. ¿Revelación divina o negocio editorial?, de Martin Gardner (Tikal Ediciones, 1995). En sus libros, Ribera, Beorlegui y Gardner acusan a Benítez de plagio. La documentación desmontaba la afirmación de la representante de Benítez de que yo acusaba de plagio al escritor "a través de menciones supuestamente atribuidas a terceras personas", dado que las citas contenidas en el artículo en cuestión son copia fiel de lo dicho por los autores citados.

Retirada de todos los textos sobre Benítez


La demanda final de Benítez, presentada el 9 de octubre de 2006 contra el autor de estas líneas y El Correo Digital solicitaba al juzgado que:



1. Declare que las codemandadas ha vulnerado el derecho al honor de
Juan José Benítez mediante diversas manifestaciones injuriosas escritas
por Don Luis Alfonso Gámez Domínguez y mantenidas en la red por El Correo Digital.


2. Condene a las demandadas a la retirada de los textos referidos a Juan José Benítez (negrita mía) de la página web de El Correo Digital.


3. Condene a las demandadas a abstenerse en lo por venido de publicar nuevamente los textos retirados.

4. Condene a las
demandadas al pago solidario a mi mandante de indemnización en concepto
de daños morales por la cantidad resultante de aplicar las reglas
expuestas en el Hecho Séptimo, con sus intereses desde la fecha de la
sentencia.


5. Condene a las demandadas a la publicación a su costa de la sentencia en la edición impresa de El Correo o en aquel otro medio que, con su mejor criterio, disponga Su Señoría.


6. Condene a las demandadas solidariamente al pago de las costas.

La vista se celebró el 7 de junio pasado y declararon como testigos Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona y director ejecutivo de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, y Julio Arrieta, historiador y periodista. La abogada de Benítez intentó en varias ocasiones presentar las obras de su representado como ficción, supongo que porque así no cabe hablar de engaño, tergiversación de la realidad ni nada parecido. Al final, elevó el mínimo de 50.000 euros que pedía en la demanda original hasta 80.000, en consonancia, según ella, con la audiencia de esta bitácora.


La sentencia, publicada el 2 de julio con fecha de 12 de junio, sólo estima en parte las exigencias de los puntos 1 y 5 de la demanda, condenándome al pago de 6.000 euros. El juez ha desestimado las pretensiones de la acusación contra los textos de Magonia sobre el supuesto plagio de Caballo de Troya y la película de animación presentada como si hubiera sido filmada en la Luna, así como las referidas a la publicación de la sentencia y las costas. El magistrado ha rechazado también la retirada de todos los artículos sobre Benítez que exigía la acusación y que, desde el principio, me pareció que era el objetivo último de la demanda.


Por consejo de mi abogado, he decidido no recurrir el fallo, a pesar de considerarlo desacertado. Pero lo mismo que hago caso a mi médico cuando se trata de asuntos de salud, hago caso a mi abogado cuando se trata de la materia que a él compete. Tuve conocimiento de la sentencia después de publicarse el 30 de junio en la web de Juan José Benítez, de lo que me enteré a través de una llamada telefónica mientras estaba en una reunión fuera de España y sin conexión a Internet. Días después, comprobé que el periodista sigue dando muestras de su habitual rigor al presentarme en su web como "colaborador de El Correo Español - El Pueblo Vasco" cuando desde hace más de tres lustros soy periodista de plantilla del diario El Correo, cuyo apoyo en este pleito ha sido total antes, durante y después del juicio.

Agradecimientos


Desde la publicación de la sentencia, he recibido múltiples muestras de solidaridad que no quiero pasar por alto. Han sido muchos quienes desde dentro y fuera del escepticismo organizado, desde dentro y fuera de España, amigos y no tanto, me han mostrado su apoyo mucho más allá de lo debido. A todos ellos, gracias. Las dos organizaciones escépticas españolas, ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico y el Círculo Escéptico -que ha hecho público hace unos días un comunicado al respecto-, me informaron inmediatamente de su intención de respaldarme en todo lo que pudieran y hasta quisieron abrir sendas cuentas corrientes para hacer frente a la indemnización, extremo que les pedí que olvidaran porque no hay necesidad. Lo que sí me gustaría es que tanto esas dos organizaciones como los particulares que me han mostrado su apoyo se pusieran manos a la obra y, entre todos, creáramos pronto las herramientas y los medios en Internet y en el mundo real para que no haya disparate pseudocientífico sin respuesta ni vendedor de misterios que quede impune, y el discurso crítico tenga cada vez más peso y llegue a más gente.


Quiero agradecer, en especial, su actuación como testigos a Javier Armentia -quien se ha pronunciado en su bitácora sobre la sentencia- y Julio Arrieta, que pasaron por el siempre molesto trance de ser interrogados en un juzgado y no pidieron nada a cambio, sino al contrario. Y, por último, quiero dar las gracias a todos los que supieron de esta historia mucho antes de que saliera a la luz y respetaron mi deseo de no hacerla pública hasta que se dictara sentencia. Personalmente, me comprometí hace nueve meses a no decir nada hasta que hubiera sentencia firme,
fuera ésta en el sentido que fuera, y entonces explicarlo todo con el mayor detalle posible, como acabo de hacer.


Por último, quiero dar las gracias a mis compañeros y jefes del diario El Correo, desde 1991 mi casa profesional, porque siempre han creído en mí y han respetado mi libertad de expresión. Nada cambiará en Magonia ni en mi modo de actuar a raíz de un fallo judicial que, como es lógico, acato, pero considero erróneo.





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22 Jun 2007

Últimamente, he empezado a decir no a cosas. Algunas de ellas incluían una compensación económica, del ego o viajes para participar en interesantes encuentros sobre divulgación del pensamiento crítico. Pero es que, por ahora y hasta que los días no tengan más horas, no doy para más. Sin embargo, cuando hace unas semanas me llamaron de Rolling Stone para ver si podía escribir un reportaje sobre los vendedores de misterios, no lo dudé. La oferta era tentadora y no precisamente por el dinero. Se trataba de publicar en la versión española de una revista internacionalmente famosa y de añadir una muesca más a la lista de objetivos nunca pensados y accidentalmente cumplidos. Hace un año, dije que no a un proyecto de un libro sobre más o menos de lo mismo. Lo hice por dos razones: porque no me apetecía revolver papeles del tiempo de Maricastaña y porque dudo de que a la gente le interese una obra exclusivamente dedicada a las meteduras de pata y andanzas de los comerciantes de lo paranormal.


La propuesta de Rolling Stone era parecida, pero tenía dos cosas a su favor: no exigía una gran profundidad documental y se trataba de una decena de folios, no de varios centenares. El formato no era mi favorito -una ficha tipo dedicada a cada personaje elegido-, pero facilitaba la redacción. Así que me puse manos a la obra. El resultado lo pueden leer en el número de este mes (91) de Rolling Stone. Son tres páginas dedicadas a Charles Fort, Charles Berlitz, Antonio Ribera, Erich von Däniken, Fernando Jiménez del Oso, Juan José Benítez, Uri Geller, Graham Hancock, Javier Sierra e Iker Jiménez -cinco extranjeros y cinco españoles-, y una cuarta sobre diez lugares mágicos. Aunque envié a la revista las líneas que me dijeron, al final han hecho recortes en el texto por motivos de espacio, lo que en algún caso ha dado lugar a frases extrañas e incluso con un sentido diferente al original. Una contrapartida menor, ciertamente, frente a publicar un texto escéptico en una revista como Rolling Stone; pero es que no me he quedado totalmente satisfecho.


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01 Dic 2005

Juan José Benítez ha aprovechado la promoción de su última novela, Caballo de Troya 7. Nahum, para salir en la revista Enigmas en defensa de lo que hizo hace casi dos años en Televisión Española (TVE): presentar un montaje de animación como si fuera una película rodada en la Luna en 1969. Las imágenes, en las que se veía a dos astronautas explorando unas ruinas extraterrestres en el satélite, se incluían en la penúltima entrega de Planeta encantado, la serie del periodista navarro que emitió TVE tanto en tiempos del PP como del PSOE.

Un astronauta explorando las ruinas alienígenas de la Luna, en el vídeo presentado por Benítez.Después de casi dos años de silencio desde que Magonia denunció el engaño, Benítez recurre a la misma tonta explicación que dieron algunos de sus delfines para justificarle: "En esas imágenes, si no recuerdo mal, se decía Imágenes inéditas. ¿Qué significa eso? Imágenes que no se han editado, que no se han publicado, que no son conocidas. Al final de documental venían los créditos, y estaba toda la gente que había participado en la grabación. Lo que a la gente le llama la atención y le preocupa es si ese documental era o no verdad", le dice a David E. Sentinella. Y advierte ante la falta de la palabra recreación: "Y soy muy dueño de poner lo que considere oportuno, sin faltar a la verdad. Lo que han hecho algunas personas es coger el rábano por las hojas, porque el fondo de esa historia era muy distinto".

El fondo de la historia era que los astronautas del Apollo 11 se toparon en la Luna,  según el ufólogo, con ruinas extraterrestres que exploraron y luego Estados Unidos destruyó con bombas atómicas. La prueba era una película que había dado al periodista un militar estadounidense al que identifica como Mirlo rojo. "Yo puedo recrear lo que considere oportuno, pero la información que estoy aportando en ese documental es lo realmente importante, y nadie me dice absolutamente nada ¡Qué casualidad! Lo que he defendido y siempre defenderé es que mi fuente de información era buena", argumenta Benítez. Y lo que algunos siempre hemos dicho es que todo es mentira. Así, claramente.

El módulo lunar visto a través de la muy humana ventana de las ruinas alienígenas de Benítez.Puede decir el novelista lo que quiera; pero, para que creamos sus sorprendentes afirmaciones, tendrá que presentar pruebas. Recuerden cómo sentó a Jesús en el Coliseo romano años antes de que el edificio se construyera, por citar sólo uno de los disparates incluidos en Planeta encantado. Benítez puede ser muy dueño de rotular las imágenes cómo quiera. Sin embargo, cuando algo es una recreación, se advierte para no llevar a equívoco a los espectadores. La calificación de imágenes inéditas suele reservarse para material real, no para montajes como el hecho por Dibulitoon Studio.

Cuando hace mes y medio volví de vacaciones, me encontré en mi mesa del periódico un ejemplar del último Caballo de Troya. Me lo había dejado Iñaki Esteban, uno de los responsables de Divergencias. Unos días antes, él había contado en esa bitácora de que a Jorge Bucay, el psiquiatra argentino estrella de los libros de autoyuda, le habían cazado en plagio. Entonces, recordé que a Benítez ya le habían pillado en una parecida hace tres lustros y que ahí sigue, como siguen Ana Rosa Quintana y tantos otros. España es un país en el que, como dice Esteban, "a los plagiadores no se les pasa factura ni se les echa a los leones". Al contrario, ascienden en el escalafón profesional y, por supuesto, es de mal gusto recordar después que se han apropiado del trabajo de otros. De mal gusto para otros; para mí, es de justicia. El caso de Benítez es llamativo porque el editor Fernando Lara reconoció en su momento que el novelista había copiado páginas enteras de un libro en varias entregas de Caballo de Troya y en La rebelión de Lucifer, y que en Planeta lo sabían; aunque quitó hierro al asunto con justificaciones tan peregrinas como las que ahora utiliza el periodista para intentar convencernos de que en Planeta encantado no trató de dar gato por liebre.

El plagio de Troya protagonizó, a finales de 1987 y principios de 1988, tres entregas de la revista Interviu y hasta se publicó un libro al respeto: lo escribieron el ufólogo Antonio Ribera y Jesús Beorlegui, y se tituló El secreto de Urantia. (Ni caballos ni troyanos.). Lo que se demostraba en los tres reportajes de Interviu, obra de Jesús Beorlegui, Jesús Francés y Francisco Mora, es que Benítez había copiado en sus novelas páginas enteras de El Libro de Urantia, así como párrafos de otras dos obras del contactado Fernando Sesma y del ufólogo Antonio Ribera. El Libro de Urantia es un tocho infumable que recoge las revelaciones presuntamente hechas por Dios en los años 40 a un grupo de estadounidenses que formaron en torno a la obra la Fundación Urantia. Los trabajos de Sesma y Ribera -Ummo, otro planeta habitado (1967) y El misterio de Ummo (1979), respectivamente- recogen los llamados informes de Ummo, que llegaron por correo a un grupo de españoles en los años 60 y 70, y cuya autoría se atribuye a unos extraterrestres, los ummitas. Los reportajes de Interviu presentaban los originales y cómo partes sustanciales de ellos habían sido copiadas literalmente en la obra del periodista navarro. "Un capítulo entero, de más de 7.000 palabras, lo copia el autor J.J. Benítez casi al pie de la letra", escribían Beorlegui y Francés el 25 de noviembre de 1987.

"Reconozco que, evidentemente, todas estas obras están inspiradas en documentos de Urantia publicados en Estados Unidos y que, en algunos párrafos, el autor Benítez ha transcrito literalmente lo que dice ese libro", declaró a Interviu, el 3 de febrero de 1988, Fernando Lara, hijo, entonces consejero delegado de Planeta. Admitía la copia, pero rechazaba el plagio con maestría de malabarista: "No es plagiar, si, como es el caso de Urantia, ese libro es para la fundación que lo ha publicado como la Biblia para los cristianos. Se trata del catecismo de una secta religiosa y está siendo copiado, de un modo u otro, por la mayoría de los escritores que creen en él. Es un libro, según la citada fundación, "revelado", lo que lo convierte en materia de fe para sus creyentes". Y añadía que en la editorial estaban al corriente de la actividad copista de Benítez: "Sabíamos que estaba copiando, pero no si lo estaba haciendo con tres párrafos o con ocho páginas seguidas". El novelista retaba a demostrar la existencia de copia -había quedado probada en los dos reportajes previos- y decía que, aunque así fuera, tenía todo a su favor: "La naturaleza de tales textos, de origen extra-humano, me autoriza a beber o inspirarme en ellos, de la misma forma que podría hacerlo (y otros muchos lo han hecho) con cualquier libro sagrado o de inspiración divina. Legal y moralmente, el asunto del copyright es, cuando menos, discutible".

Bonitas justificaciones, pero El Libro de Urantia lleva en sus primeras páginas un copyright como la copa de un pino que Benítez ignoró, aunque Planeta parece tomarse un poco más en serio, dijera lo que dijera en su día Fernando Lara, hijo. ¿Cómo se explica, si no, que no haya intentado poner Caballo de Troya en el mercado estadounidense? ¿No será por miedo a que la Fundación Urantia muerda en el cuello al equino de Benítez y le quite a la editorial española una sustanciosa tajada? "En España, un escritor llamado J.J. Benítez ha estado plagiando durante años El Libro de Urantia al incorporar extensos fragmentos del libro en sus cuatro novelas fantásticas, con otra en camino. La Fundación se muestra impotente para luchar contra esto", escribió Martin Gardner en su obra Urantia. ¿Revelación divina o negocio editorial?, publicada en Estados Unidos en 1992 y en España en 1995. Visto lo visto con el plagio de Troya, lo del montaje lunar del novelista es una cosa menor que, con el tiempo, sus partidarios achacarán a maniobras de los malvados escépticos. Es la lógica paranormal, si a algún experto le pillan en haciendo trampas, la culpa la tiene quien le pilla.

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29 Ene 2005

"Tengo un anillo, sí, pero no sé si es de origen extraterrestre. Lo encontré en el mar Rojo, buceando, y en circunstancias muy extrañas", responde Juan José Benítez a un niño en su libro Mis ovnis favoritos (2001). Es el anillo de plata que protagonizó un capítulo de la serie Planeta encantado, emitida por Televisión Española (TVE) tanto en tiempos de José María Aznar como de José Luis Rodríguez Zapatero. Nos contaba el novelista en ese episodio que él y su esposa buceaban en el mar Rojo cuando ella se hirió en una pierna, tras lo cual perdió un anillo de oro. Un misterioso individuo la sacó del agua mientras Benítez se quedaba -"movido por una fuerza que no he conseguido explicar"- a buscar la joya. Y encontró un anillo, pero de plata y con nueve palos y otros tantos ceros: IOIOIOIOIOIOIOIOIO. El dibujo era el mismo que el de una piedra que un aldeano de Los Villares (Jaén) había recibido días antes de unos extraterrestres que aparcaron el platillo volante en medio del campo, historia de la que Benítez asegura que no supo nada hasta mucho después. "Echa un vistazo a las fotos y juzga por ti mismo", invita el ufólogo al niño de doce que en Mis ovnis favoritos le pregunta por el origen del anillo alienígena.

La foto del libro -que reproducimos aquí con un detalle resaltado- lo deja claro. No hace falta someter la pieza a ningún análisis. Dice a gritos que es de manufactura humana. O eso o los artesanos de otros mundos también tienen la costumbre de poner marcas de contraste en sus trabajos en plata para identificar al autor. Algo ridículo, como me decía el amigo que me llamó la atención sobre la fotografía. La pena es que, con lo que le gusta a Benítez dibujarlo todo, ignora la marca de contraste en todos los libros en los que habla del enigma del anillo. Desde Magonia nos comprometemos a intentar dar con el platero de cuyo taller salió la pieza si el ufólogo nos envía fotografías de alta resolución de las marcas que hay en el interior de la joya. Es lo que nos han pedido los profesionales del sector con los que hemos consultado y que han visto esta imagen. Daríamos así la puntilla a un presunto enigma explicado ya sin la necesidad de levantarnos del sillón: es lo que tiene la ufología de salón. La pelota ahora está en el tejado de Juan José Benítez.

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09 Ago 2004

Dice Fernando Savater, en un artículo sobre el encuentro de religiones del Fórum de las Culturas publicado ayer en El Correo, que, "aunque sean humanamente respetuosos, los creyentes de una fe ven a los que creen en otras como los ateos vemos a todos ellos: como gente equivocada. Y el error ajeno, por muy tolerante que sea uno, despierta a la larga más impaciencia y conmiseración que auténtica simpatía". El filósofo se sorprende, por eso, del "buen rollito reinante entre los cientos de representantes de creencias manifiestamente dispares" que se han citado en la capital catalana y sospecha que "entre los asistentes a esa ensalada de creencias y sortilegios ha predominado fundamentalmente el buenismo, o sea, el afán postmoderno de sentirse bueno por razones más estéticas que morales". Ciertamente, resulta muy difícil de tragar tanta fraternidad entre quienes han intentado e intentan a toda costa que sus dioses predominen sobre los de los demás -incluso que se impongan a los que vivimos sin dios tan ricamente-, y han predicado y practicado durante siglos la santa intolerancia hacia todo el que se aparta de sus dogmas.

La reflexión de Savater me ha recordado como, hace no tantos años, los apóstoles de la ufología renegaban de la parapsicología, los de la parapsicología no creían en la astrología, los practicantes de la astrología no se tragaban lo de las visitas de marcianos en la Antigüedad y los partidarios de éstas no profesaban la fe en los ovnis. Ésa era la tónica general entre los expertos de lo oculto: mi creencia es la buena; las otras no. El rechazo de las supersticiones ajenas era una forma de dar solidez a la propia, de dejar claro que uno no era un crédulo de tomo y lomo y que, si pensaba lo que pensaba, era porque lo había meditado y existían pruebas que cimentaban sus conclusiones. Ahora, al igual que católicos, budistas, islámicos y demás hermanados en Barcelona -¿hubo representantes de la fe jedi?-, los engañabobos de lo paranormal no hacen distingos: apoyan con el mismo entusiasmo y fervor la existencia de la piramidología, los platillos volantes, las conspiraciones, el vudú, la desapariciones misteriosas, las casas encantadas, los continentes perdidos, los monstruos, los extraterrestres en las pinturas prehistóricas, los dotados de poderes psíquicos... Como los clérigos de todos los colores, ninguno denuncia la falsedad de lo que dice el otro, no vaya a ser que el otro le saque a su vez los colores. Y, frente a ellos, sólo estamos los escépticos; como únicamente estamos los ateos frente a las religiones.

El escritor Juan Manuel de Prada dedicaba ayer su página de El Semanal a un ejemplo del maridaje entre las supersticiones paranormales y religiosas, personificada en la visión que tuvo en la televisión de "un programa que abordaba la figura de Jesucristo desde una perspectiva esotérica. El presentador, con aspecto de hombre Camel (así llama mi esposa a los tíos machotes, curtidos por el sol de la aventura, que visten como si la vida fuera un perpetuo safari), comenzaba exponiendo su interés en despojar a Jesucristo de toda esa hojarasca de tergiversaciones y manipulaciones que han emborronado su figura. Enseguida supe que me hallaba ante una pieza antológica de ese esoterismo pachanguero que tanto me estimula: el tono campanudo del presentador, la aportación de datos presuntamente históricos servían como coartada para el posterior desparrame". El artículo, titulado "21 de agosto, Navidad", disecciona el episodio de la serie Planeta encantado en el que Juan José Benítez sienta a Jesús en el Coliseo romano antes de que el edificio existiera.

La Televisión Española (TVE) del PP estrenó los documentales de Benítez en octubre de 2003 y la del PSOE los ha repuesto este verano. Estamos ante una muestra más del hermanamiento de la izquierda y la derecha en la superstición y la estupidez. Y no olvidemos, como indica Prada, que Planeta encantado ha sido emitido por una televisión que pagamos todos los españoles. Tenemos sobrados motivos para avergonzarnos.

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07 Jul 2004

La Televisión Española (TVE) del PP la estrenó y la del PSOE la repone. Planeta encantado, la serie dirigida por el ufólogo Juan José Benítez, ha regresado de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente del Gobierno que prometió dar un golpe de timón en el rumbo de la televisión pública. La anterior época de los socialistas en el poder encumbró a adivinos como Rappel, que llegó a tener programa propio. Ahora, son Benítez y su discípulo Iker Jiménez -éste los viernes por la mañana en La Primera- quienes emboban al personal con sus enigmas inexistentes. Un dossier especial desmenuza en esta página todos los episodios de Planeta encantado, que incluyen momentos gloriosos como cuando Benítez sienta a Jesús en el Coliseo romano antes de que el edificio existiera, vende una película de animación como si fuera una cinta grabada por los astronautas en la Luna, atribuye a seres de Orión la edificación de las pirámides de Egipto, asegura que hay pruebas de la convivencia de seres humanos y dinosaurios, dice que un poder mágico facilitó el transporte de los moais de la isla de Pascua y afirma que el Arca de la Alianza era un arma de destrucción masiva. ¿Qué piensa de esta bazofia de 8 millones de euros el comité de sabios al que iba a recurrir Rodríguez Zapatero para regenerar TVE?
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20 Feb 2004

Quienes tanto hablan de conspiraciones, de políticas de encubrimiento, de que los gobiernos ocultan información -cierto, pero no de la naturaleza que ellos afirman-, han vivido un complicado comienzo de año. Los profesionales de lo paranormal se han enfrentado en España a una de las más graves crisis de credibilidad que ha zarandeado al gremio en décadas. La ha provocado Juan José Benítez, a quien muchos de los más jóvenes veneran como el maestro, al presentar un montaje de estudio de animación como una filmación rodada en la Luna en 1969. Sucedió en el penúltimo episodio de Planeta encantado, titulado Mirlo rojo y dedicado, según Televisión Española (TVE), "a una historia no oficial, la que jamás fue contada", de los viajes al satélite terrestre. El escándalo ha sido de los gordos; los silencios, reveladores.

El mutismo más comprensible ha sido el del autor de Caballo de Troya. Más de un mes después de la emisión de las falsas imágenes lunares, sigue sin decir ni pío. Ha hecho tímidas manifestaciones a través de intermediarios, como su hijo Iván Benítez, fotógrafo y miembro del equipo de Planeta encantado. El joven dirigió una carta al Diario de Noticias en la que esgrimía el éxito de audiencia del programa contra las críticas -"miles de millones de moscas no pueden estar equivocadas; coma mierda", dice el saber popular- y acusaba a quienes hemos sacado a la luz los disparates propalados por su progenitor de no haber visto el programa y escribir de oídas. "Lo peor de todo es que juzgan Planeta encantado sin sentarse a verlo. Qué casualidad que todos estos individuos intentan intoxicar en forma de arrebato infantil lo que la audiencia ya ha premiado cada domingo. Desde aquí les invito a que se sienten algún domingo y reflexionen. De esta manera, Javier Armentia, Gómez y Toharia, entre otros, podrían sacar sus propias conclusiones, sin decir siempre lo mismo y encima de forma equivocada". Iván Benítez no ha debido de leer ninguno de los textos publicados en Magonia horas después del estreno de cada capítulo de la serie.

"Si son tan escrupulosos con la verdad, ¿por qué intoxican diciendo que Planeta encantado ha sido financiado con el dinero público de Televisión Española? Hablan de que la serie ha costado 8 millones de euros y de que si Jesucristo consiguió sentarse en el Coliseo romano... Como decía antes, arrebatos infantiles que no se ajustan a la verdad. Les recomiendo que se vean el capítulo donde aseveran tales tonterías, quizá se den cuenta de que no hay que concentrarse mucho para entender el castellano. En primer lugar, el costo de Planeta encantado fue financiado por la editorial Planeta y no se superó los 500 millones de las antiguas pesetas", escribe el joven en Diario de Noticias. Da la impresión de que quien no ha visto la serie ni lee la web de su padre es él. "Nadie imagina hoy a Jesús de Nazaret caminando o sentado en las gradas de este formidable Coliseo romano. Sin embargo, así fue. Durante su estancia en la Roma del emperador Tiberio, el Maestro disfrutó también de los juegos y de la belleza de la capital del Imperio", sentencia el director de la serie en el episodio titulado El mensaje enterrado. Quien quiera comprobar que la transcripción es literal, puede escuchar las palabras en boca del novelista. Respecto al coste de Planeta encantado, Juan José Benítez deja claro en su web que ha contado "con un presupuesto superior a los ocho millones de dólares" y aquí siempre hemos dicho que es una serie producida por DeAPlaneta, compañía que vendió a TVE los derechos de la primera emisión por una cantidad que el ente público no ha querido desvelar.

Prietas las filas

Dar la callada por respuesta ha sido la opción de la mayoría de los colegas de Benítez cuando se les ha preguntado por el montaje lunar. Algunos han admitido estar consternados, pero han eludido la crítica de fondo a el maestro. Otros han reconocido que Benítez cometió un error, pero, en vez de pedir explicaciones a su colega, han preferido desviar la atención y atacar a los críticos. Sólo unos pocos -pueden contarse con los dedos de una mano y sobran- han tenido el coraje de agarrar el toro por los cuernos. Entre estos últimos, destacan Marisol Roldán y José Antonio Roldán, dos jóvenes reporteros del misterio a quienes no ha intimidado la larga sombra del ufólogo navarro. "Aún recuerdo, cuando no hace mucho Juan José Benítez decía que los peores y más peligrosos desinformadores estaban dentro de los propios investigadores, unos conscientes por conseguir fama y dinero, otros estúpidos sin saberlo, ingenuos y siendo utilizados... Me pregunto, después de ver este documento lunar, ¿en qué apartado se podría catalogar él mismo?", decía uno de los hermanos Roldán en un artículo publicado pocos días después del escándalo. Compartí con ellos y con Sebastià D'Arbó una tertulia el 19 de enero en Radio Desvern, invitado por Ramón Álvarez. A pesar de nuestras profundas discrepancias a la hora de aproximarnos a lo paranormal, coincidíamos en líneas generales en que Benítez en que había puesto en solfa la credibilidad de todos los interesados en lo paranormal, incluidos los que actúan de buena fe y no persiguen ni fama ni dinero.

La valentía de los hermanos Roldán tuvo su contrapartida en la actitud de las tres principales revistas esotéricas, que en sus números de febrero echaron tierra sobre la historia de Mirlo rojo. Únicamente en Enigmas, la publicación dirigida por Fernando Jiménez del Oso, se hablaba de la emisión por parte de TVE de "un sorprendente vídeo que mostraba a los astronautas del Apollo 11 caminando junto a ruinas artificiales que habrían encontrado en su viaje a la Luna". Se decía que las imágenes habían "desatado una ilimitada polémica", pero nada más. Se ocultaba a los lectores que la polémica se centraba en la actitud de Benítez, no en la autenticidad de la cinta, descartada desde el primer momento. Los asiduos de Más Allá y Año Cero -revistas dirigidas por Javier Sierra y Enrique de Vicente, respectivamente- ni siquiera se enteraron de la existencia de la película de marras.

El escándalo de Mirlo rojo ha demostrado que los más interesados en ocultar la verdad son los responsables de las publicaciones esotéricas. La razón es evidente.  Si uno de los maestros no duda en presentar como un documento auténtico una recreación informática, ¿qué no serán capaces de hacer sus colegas y discípulos? Ésa es la reflexión que, con su silencio, los profesionales del misterio han querido abortar entre los aficionados. Por eso, han cerrado filas en torno a Benítez.

Víctimas colaterales

James M. McPherson, profesor de la Universidad de Princeton y presidente de la Asociación Histórica Americana (AHA) durante 2003, ha dedicado su última columna en Perspectives, la revista de la AHA, a denunciar las tergiversaciones de la Historia. Centrado en el caso de Abraham Lincoln, de quien afirma que es el personaje al que se han atribuido más citas falsas, expone las mentiras que se han hecho pasar por verdades en varios libros -entre los que presta especial atención a Dark union: the secret web of profiteers, politicians, and booth conspirators that led to Lincoln's death (2003)- y concluye: "¿Por qué los historiadores deben preocuparse por que este tipo de ficción pase por historia? Precisamente porque los autores y sus editores insisten repetidamente en que ésa es la verdadera historia del asesinato [de Lincoln] y miles de lectores seguirán creyéndolo si los historiadores ignoramos o despachamos con cuatro palabras un libro sin entrar en serio en sus afirmaciones extraordinarias. Tenemos una responsabilidad con los lectores de Historia más allá de nuestro gremio".

Cuando leí "Fact or fiction?" -así se titula el artículo de McPherson-, lamenté que España siga siendo diferente. Lo hemos comprobado en los últimos meses con Planeta encantado. Nuestros expertos no se han molestado en salir de sus despachos, se han quedado en su torres de marfil, calentitos, mientras fuera Benítez atribuía a seres de Orión la edificación de las pirámides de Egipto, aseguraba que hay pruebas de la convivencia de seres humanos y dinosaurios, decía que un poder mágico facilitó el transporte de los moais de la isla de Pascua y presentaba el Arca de la Alianza como un arma de destrucción masiva. A esos disparates y otros han sido expuestos más de un millón de espectadores españoles, por término medio. No he leído, sin embargo, ningún artículo de opinión ni carta al director en la prensa de historiador alguno denunciando el engaño y que TVE se haya prestado a hacer de altavoz de los falsificadores del pasado.

Los historiadores no han sido los únicos cuya credibilidad ha quedado colateralmente tocada por las andanzas del ufólogo en la televisión pública. Planeta encantado ha confirmado la modorra en la que está sumido el movimiento escéptico español, que no ha aprovechado la mejor ocasión que va a tener en muchos años de hacerse notar. Oportunidades como ésta, en las que un traficante del misterios incurre en un error tras otro ante cientos de miles de personas, no se dan habitualmente y son la perfecta excusa para sembrar la duda necesaria en el público. A comienzos de diciembre, el abogado tinerfeño Luis Javier Capote Pérez, profesor de la Universidad de La Laguna, lanzó un manifiesto contra la emisión de la serie, que han firmado más de quinientas personas. Quienes pensábamos entonces que la reacción de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico -donde hay gente muy capacitada- no se haría esperar, nos equivocamos. Inexplicablemente, la organización escéptica tardó en pronunciarse sobre Planeta encantado más de tres meses. Lo hizo el 15 de enero, después de la emisión de Mirlo rojo, cuando faltaban sólo cuatro días para el final de la serie, cuando ya no servía para nada. ¿Por qué calló ARP durante tanto tiempo cuando las cosas estaban tan claras desde el principio?

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05 Feb 2004

Juan José Benítez, en el anfiteatro Flavio en una escena de 'Planeta encantado', mientras explica como Jesús visitó Roma y presenció los juegos en el Coliseo. 

En el segundo de los libros sobre la serie Planeta encantado, Juan José Benítez narra la historia del nunca demostrado viaje a Roma de Jesús de Nazaret, pero no dice que el Mesías visitara el Coliseo. Me lo contaba hace un par de días el historiador y periodista Julio Arrieta y hoy lo he comprobado en una librería. El novelista ha sido lo suficientemente hábil como para corregir el error y que no quede memoria impresa de él. Sin embargo, al mismo tiempo ha sido tan torpe que ha dejado escrito que el anfiteatro Flavio se inauguró en el año 80 antes de Cristo. Otro disparate que, antes que yo, vio Arrieta. A ver si alguien enseña a Benítez a diferenciar entre antes y después: el Coliseo se acabó de construir en el año 80 de nuestra era. "Nadie imagina hoy a Jesús de Nazaret caminando o sentado en las gradas de este formidable Coliseo romano. Sin embargo, así fue. Durante su estancia en la Roma del emperador Tiberio, el Maestro disfrutó también de los juegos y de la belleza de la capital del Imperio", sentenció el ufólogo en el cuarto episodio de la serie que emitió Televisión Española (TVE). Poco después de que, el 3 de noviembre de 2003, sacáramos a relucir en esta página la histórica metedura de pata -el Jesús bíblico, si existió, murió cincuenta años antes de que se acabara de edificar el Coliseo-, los seguidores de Benítez decidieron centrar sus esfuerzos en negar que su escritor favorito hubiera dicho lo que aquí recogíamos. Puede que ahora argumenten que la lectura del libro dedicado a los dogones y Jesús les da la razón. Por si acaso, la foto que encabeza este comentario corresponde a la escena de Mensaje enterrado en la que el autor de Caballo de Troya coloca a Jesús en el Coliseo y, si pinchan en ella, podrán escuchar las palabras de Benítez en TVE, sin trampa ni cartón. Juzguen ustedes.
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magonia

Una ventana crítica al mundo del misterio

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