N° 142 - Sin pan y sin trabajo

- | 28 de Diciembre de 2003 ≈ 13:39 | tamaño de texto | versión para imprimir

Sin pan y sin trabajo (1894), óleo sobre tela, 125,5 x 216 centímetros
Colección Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires

El 28 de diciembre de 1927 murió en Buenos Aires el notable pintor Ernesto de la Cárcova, autor de uno de los cuadros más influyentes y decisivos de la pintura argentina. Había nacido en esta misma ciudad el 3 de marzo de 1866.

Comenzó a estudiar en Argentina y continuó su formación en París, Roma y, principalmente, en Turín. Cabeza de viejo (que adquirió el rey Humberto Primo), Pomona, El banco del jardín y Contraluz son otras de sus obras más famosas. Fue el primer director de la Academia Nacional de Bellas Artes y el fundador y primer director de la Escuela Superior de Bellas Artes de la Nación. Socialista de ideas, frecuentó con Leopoldo Lugones, José Ingenieros y Roberto Payró.

Sin pan y sin trabajo es uno de los hitos principales de la historia del arte de los argentinos. Esta exquisita pintura pertenece a la escuela realista, no sólo porque en ella veamos claramente personajes reales, sino porque ese movimiento tuvo su origen en la revolución industrial y las profundas mutaciones económicas y sociales que nacieron a su luz en el siglo XIX. El arte necesitó entonces dejar detrás las fantasías románticas, tanto como la exaltación del pasado clásico griego y romano.

Sin pan y sin trabajo parece nacida de las manos de un pintor que pasea hoy por nuestras calles, no tal vez en su forma o en su estilo, que responde a cánones que ya se han dejado de soslayo, sino por lo que nos dice, por la situación que plantea, por la coyuntura social que demarca claramente. Lo mismo hemos dicho en otra oportunidad de la vigencia dolorosamente significativa de las obras de Antonio Berni.

Sin pan y sin trabajo fue paradójicamente comenzada a pintar no en una coyuntural Argentina sumida en su crisis política y social, sino en Roma, cuando su autor tenía sólo 25 años. La terminó hacia fines de 1893 en Buenos Aires. Fue exhibida por primera vez en 1894, en la segunda exposición de El Ateneo. Es una expresión cabal de sus convicciones socialistas y una consecuencia del naturalismo de sentido social, y de la predilección por los temas de la vida popular.

Desde el punto de vista pictórico, es una pieza reveladora del disciplinado conocimiento del dibujo del artista y de su fino dominio de los recursos del color. Un obrero sin trabajo, una ventana sin vidrios de una casa también desnuda, la fábrica cerrada, las herramientas ociosas que están sobre la desolada mesa sin pan, en medio del despojo de un hogar que no parece tal porque en él hay huelga de alegría. Hay un puño cerrado por la bronca, y el gesto de la impotencia individual por lo que sucede y no se puede modificar. La enjuta madre con el niño en brazos, su pecho ya sin leche; su rostro, el del desaliento y la desesperanza.

Desde entonces, y de nuevo ahora, es el espejo en que podemos vernos reflejados como el mejor azogue los argentinos, el testimonio patético de unas verdades que dolorosamente se repiten.

Ernesto de la Cárvova fue un brillante talento que tuvo un día nuestro país, que dio muchos vástagos y frutos, y que supo mostrar con mágica crudeza una verdad que debiéramos atender, más allá del mero placer estético que la obra nos depare.


Sin pan y sin trabajo, según la versión de Carlos Alonso

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Comentarios.

  1. denise dice:

    muy buena informacion

  2. erika! dice:

    esta obra, me parecio muy bien analizada. me sirvio mucho ya que en la escuela estoy estudiando la geeneracion del 80 y justo necesitaba una descripcion tan especifica y detallada. dejo mis saludos a la pagina

  3. las chuchis dice:

    la obra nos resultó una pesadez y tendrian q poner + información

  4. anabela dice:

    resulta q tengo q hacer un trabajo acerca d esta obra posteior a mi analisis personal, busque info para comparar o no y me parecio muy bueno el link…tiene q dar para pensar y no estar pensado… loss felicitooo..

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