jueves 28 de octubre de 2010

Miguel Hernánez III: Miguel, Buero Vallejo y el retrato de una amistad








"(...) Hacinados en vasta galería
tras el perdido sueño del futuro
del hombre y su justicia,
la derrota y las hambres compartíamos
en aquella antesala de la fosa".


Antonio Buero Vallejo
Poema "Dos Dibujos" dedicado a Miguel Hernández


 
Si hay una imagen que identifica a Miguel Hernández es ese retrato a lápiz desde el que los grandes ojos del poeta de Orihuela, abiertos y diáfanos, nos miran definiendo la inocencia extrema.


Ese retrato fue pintado por Antonio Buero Vallejo, con quien Miguel compartía prisión y condena a muerte en la cárcel del Conde de Toreno en Madrid. Miguel le pidió el retrato a Buero (condenado por “adhesión a la rebelión”, con esa curiosa y despótica mala memoria de la que hicieron gala los vencedores cuando optaron por olvidar graciosamente que los rebelados habían sido ellos) porque temía que su hijo, tan pequeño, y del que llevaba tanto tiempo separado no le reconociese cuando por fin pudieran llevárselo y también porque quería cumplirle a Josefina la promesa de ir a visitarla pronto. Así, cuando le envía el retrato, lo hace con una de tantas cartas que fueron  la forma más frecuente de comunicación entre el poeta y su mujer  porque el suyo fue un amor vivido casi siempre en la distancia.
"No quiero dejar de cumplir en lo que puedo mi palabra, y ya que no puedo ir de carne y hueso, iré de lápiz, o sea,dibujado por un compañero de fatigas, como verás, bastante bien.Se lo enseñas al niño todos los dias para que vaya conociéndome,y así no me extrañará cuando me vea”

El de Miguel Hernández fue el más famoso de los cientos de retratos que Buero haría en la cárcel para sus compañeros.  Pero Buero no era el único retratista célebre de esa cárcel donde vinieron a coincidir muchos de los artistas que no encontraron o no tomaron  a tiempo el camino del exilio. Famoso es también el retrato que el dibujante David Alvárez Flores, fusilado en 1940, le hizo a  Pedro de Antequera Aizpiri  o la caricatura que el propio Pedro de Antequera le hizo a Buero Vallejo ( que aparece como un malo malísimo de todos los cuentos, el gesto hosco y huraño, las uñas larguísimas y las ojeras  teribles  de tantas noches de insomnio) o como el maravilloso retrato que Buero le hace a David Alvárez, cerrando el círculo, pocos días después de su condena.   Retratos que los presos,  que atravesaban una epoca extraña de la que  Buero diría que  “ sometidos a estrecha y numerosa convivencia, separados de nuestros familiares, vivíamos días de nostalgia y esperanza”,  enviaban a sus familias en una sucesión de cartas mentirosas donde ellos, que apenas tenían derecho a  su  metro cuadrado de suelo y sobrevivían torturados por el hambre y las enfermedades, el calor, el frío, la falta de higiene y la sobra de piojos les decían a los suyos  que estaban bien, gracias, y que no se preocuparan por ellos,  y los suyos, que casi siempre tenían tanta hambre, tanta pena y tanto miedo como ellos, que eran sistemática y  violentamente represaliados cada día, insultados por la calle, detenidos por que sí, blancos preferentes y constantes de  una ristra de humillaciones sin cuento sólo por tener un un hijo o un padre  o un hermana o   un marido o una esposa en la cárcel,  les contestaban diciéndoles que todo se estaba arreglando y que  los que no debían preocuparse eran ellos. Todavía  no sabían o no podían creer que  además de la guerra habían perdido el  país, que  el país de los vencedores había dejado de ser el suyo  y , quizá por eso, vivían como en suspenso, atentos a las mínimas necesidades de cualquier compañero de infortunio, sobreviviendo a la miseria y al espanto y a la tremenda corrosión de la angustia sólo a punta de solidaridad.


A la izquierda, caricatura de Buero hecha por Pedro de Antequera, a la derecha Daviz Alvárez visto por Buero Vallejo. Abajo, Pedro de Antequera por David Alvárez. El centro Cultural de la memoria Histórica de Salamanca presentó una muestra de los trabajos en la cárcel de Antequera y Alvárez Flores la pasada primavera.


 
Miguel Hernández y Buero Vallejo se habían conocido en Benicassim, en plena guerra en 1938 , en un hospital de campaña donde Buero trabajaba pintando cartelería a las órdenes del jefe de la XV división, un brigadista húngaro que era médico y Miguel Hernández se recuperaba de una crisis de agotamiento. Dice Buero que “comíamos en la misma mesa pero yo estaba tan sobre mi trabajo y él tan en sus ocios que apenas cambiábamos unas pocas palabras”.

 En realidad tenían muy poco en común. El de Orihuela venía del campo, de una familia pobre y una escolarización deficiente y errática. Su padre veía con muy malos ojos la rotunda vocación poética de Miguel y esa desaprobación se tradujo en castigo físico más de una vez. Miguel Hernández era apasionado ,vanidoso  y vehemente y alternaba los momentos luminosos en los que su simpatía arrolladora se llevaba cualquier cosa  por delante con las horas negras en las que la amargura lo devoraba sin tregua. Era pues el "hijo de la luz y de la sombra".   Buero Vallejo  era un universitario de clase media, un burgués "de provincias",  hijo de un capitán del ejército de Tierra cuya vocación docente marcará la infancia de ese niño precoz  que desde muy pequeño apunta una enorme curiosidad lectora y demuestra talento para el dibujo y la música así como una gran afición al teatro. En 1934, su familia se traslada a Madrid y Buero ,  que  llegaría a ser el más grande dramaturgo español del S.XX, pero  que entonces  quería ser pintor,  se matricula en la Academia de San Fernando, comienza a frecuentar los círculos elitistas de la cultura del Madrid Republicano y simpatiza con las teorías marxistas en franca oposición al pensamiento de su padre. El estallido de la guerra primero, y el fusilamiento del padre (uno de los tantos muertos del ignominioso episodio de Paracuellos del Jarama)después, cambiarán  radicalmente su vida. Es  el de Buero  el perfil de un intelectual puro,  un pensador rigurososo y metódico, completamente opuesto al temperamento arrebatado y trágico de Miguel.

Todas esas diferencias se evaporan cuando ambos vuelven a coincidir en Madrid, en 1940, en la prisión del Conde de Toreno, y comparten diez largos meses en la galería de los condenados a muerte. Más adelante, volverán a encontrarse en Yeserías, pero es en Conde de  Toreno donde se fragua una amistad profunda , basada  en la solidaridad y en  la admiración mutuas que el dramaturgo conservará en su corazón durante toda la vida.

“Miguel tuvo en la cárcel reacciones personales de una gran sensibilidad humana, que eran muy difíciles de tener en las situaciones apretadas que vivíamos, y él las tenía como si no las estuviéramos viviendo (…)si algún compañero le pedía algo, él, si podía se lo daba; y daba lo que mejor podía regalar: poesía”.
De una de esas reacciones personales de gran sensibilidad humana de las que habla Buero, brotaría el precioso poema “El pez más viejo del Río” , dedicado  "a la niña Rosa María" para su segundo cumpleaños . La niña Rosa María era la hija de otro preso, un hombre  cuya desazón al no tener nada que enviarle a la nena en un día tan especial conmueve vivamente al poeta . Miguel Hernández escribe  "El pez más viejo del río" para brindárselo a su compañero y que este se lo pudiera hacer llegar a la niña. Según cuenta Buero, ese poema sería  “el obsequio que aquel padre quería mandar y no sabía cómo”. Tendrían que pasar más de treinta años para que la obra inmortal de Miguel Hernández consiguiera por fin sacudirse el polvo de un  olvido decretado y rencoroso y para que   "El pez más viejo del Río", "una nana-cuento que alivia el dolor" según Odón Betanzos,  conquistara  casi todos los  libros de texto infantiles. Ahí fue donde yo descubrí el poema y a su autor con un certero flechazo de amor destinado a durar siempre y crecer cada día. En 1989 Camarón de la Isla, incluiría “El pez más viejo del Río” cantado por fandangos en su disco “Soy Gitano”. He escuchado esa canción cientos de veces, pero ninguna sin un estremecimiento, al pensar que sentiría Miguel al verse en el espejo de aquel otro hombre, de aquel otro preso, de aquel otro padre que, como él, contaba los cumpleaños de su hija sin saber si pronto o si tarde  o si sí podría voler a abrazarla.



El pez mas viejo del Río/ Dibujo de Miguel Hernández


 En la prisión  Miguel asistía  a clases de Historia e Inglés, y Buero daba lecciones  de Arte y pintaba. Las horas muertas se las pasaban  conversando acerca de la situación y el destino de España, de sus familias, de su vida , de su propia condición de condenados a muerte, de si les sería commutada la pena… A ambos se les conmutaría por la de 30 años, de  los cuáles Buero cumplió apenas ocho, saliendo del penal de Ocaña en libertad condicional en 1946, sólo tres años antes de que su obra “Historia de una escalera",    ganase el premio Lope de Vega  de teatro y consiguiera un clamoroso éxito de crítica y público que lo consagraría para siempre dentro y fuera de España y le serviría de escaso pero necesario parapeto contra los muchos ataques de un regimen que le hostigó siempre que pudo  sin llegar nunca a perdonarlo. Cuando Buero-Vallejo murió, en el año 2000, hubo una lectura de poemas en su memoria y  se abrió con la desgarradora "Elegía a Ramón Sijé" de su amigo Miguel Hernández.

Miguel Hernández , que tan poca suerte tuvo siempre , vería como su condena a muerte se convertía en una condena a vida , a  una vida miserable peleando contra la  tuberculosis y el tifus , inocente y quebrantado  como el mejor Don Quijote,   con las fuerzas cada vez más gastadas, "marcado por el luto y el dolor",  carcomido por  el desamparo de la esposa y el hijo  que dejaba solos,  (des)esperando sin fe una orden de traslado al sanatorio  de Porta Coeli en Valencia donde habría podido curarse y que le llegó muy tarde, cuando ya no podía ni  moverse,  apenas una semana antes de que el poeta mirase a la muerte con aquellos ojos abiertos y diáfanos pintados por su amigo, los ojos que definían la inocencia extrema, y   que ni en la muerte pudieron cerrarse.

Don Quijote de la Mancha /Dibujo de Miguel Hernández




NOTA-.Pasado mañana se cumplen cien años del nacimiento de Miguel Hernández. Radio Cuevalagua quiere rendirle homenaje recogiendo una selección de las muchas voces que han cantado sus versos. No están todos los que son pero si unos cuántos que van  desde Camarón a Joan Báez pasando por el rapero Nach y  claro, Joan Manuel Serrat, que suma más títulos que todos los otros juntos por pura debilidad personal
;-)

46 comentarios:

Xibeliuss dijo...

Tremenda, maravillosa entrada, alma. Escrita en un tono contenido, pero que no escapa del dolor, de la denuncia, de la nostalgia. No guarda nada, está en carne viva.
Qué años, qué gente, cómo hemos terminado.
Un abrazo emocionado.
Pd, El enlace de la radio lleva a la emisión anterior

Daniel Domínguez dijo...

A Miguel Hernández dan ganas de abrazarlo. Tú lo haces con las palabras que lo evocan y conmueves.
Un abrazo.

Jose Manuel dijo...

Preciosa entrada y muy bueno el poema de Buero Vallejo.Una leccion de historia para los legos como yo.
Un abrazo ;)

SubHatun dijo...

Espero que no falte Paco Ibañez cantando Andaluces de Jaen ;)

Antonio Buero Vallejo lo conoci en el colegio, donde, no recuerdo en que curso, nos mandaron leer "historia de una escalera" y me encanto

Pero es que Miguel Hernandez en mi debilidad desde mucho antes, desde cuando ni recuerdo cuando, que mi madre nos leia sus poemas cuando aun nos tenia en brazos...

besos pelirroja

jesus (of suburbia) dijo...

Justo reconocimiento el que se le hace a Miguel Hernández. Su vida está a la altura de su obra, y eso ya es mucho.

La Dame Masquée dijo...

Madame, muy emotivo su recuerdo. El relato rezuma sensibilidad y nos acerca mucho a los personajes.
No podia haberle hecho mejor homenaje a Miguel Hernandez por su centenario.

Feliz dia

Bisous

Thiago dijo...

Chica, que post tan maravilloso te has currado. Genial, impresionante, jaaj todo lo que te diga es poco. es más que un homenaje, es todo un estudio de una amistad entre dos grandes hombres. Y yo no sabía además, habiéndola visto mil veces, que ese dibujo de Miguel era de Buero. Es más, es que no sabía que Buero pintase tan bien, la verdad. Me ha sorprendido.

Pero todo el texto está muy bien escrito, has puesto mucha pasión en narrar las vidad de estos dos genios, y sus penurias, aunque al final las de ambos fueron bien distintas.

Y vamos, que comparto la pasión contigo de Serrat cantando a Miguel Hernández, aunque sin embargo no conozco ese poema del que hablas, del pez más viejo del río, pero me encanta saberlo, pues una vez le hice tb. un poema a una niña que era sobre un pez, claro que nada que ver, jaaj ya sabes que yo soy un mamarraxo, jaaja.

En fin, un placer leerte, cari. Un post maravilloso. Bezos.

severinne dijo...

Jo, alma, menuda entrada. Destila tristeza contenida, o al menos eso es lo que he sentido yo cuando la he leído.
Además, mi padre de joven era igual, igual, al dibujo que Buero hizo de Miguel. De hecho, cuando yo era pequeña e iba a la casa del pueblo donde mi padre siempre estaba metido y veía el retrato presidiendo una de las habitaciones, me preguntaba cómo de importante era mi padre que tenían su retrato allí, jejeje. Inocente que era una (e ignorante XD).
Besos, nena.

Carzum dijo...

Opuestos y complementarios, Miguel y Buero, fantástico el post Alma, emotivo y lleno de sentimiento. Voy corriendo a encender la radio... Fuerte abrazo ;-)

Cayetano dijo...

Es el retrato típico de Miguel Hernández, el más conocido, el que aparece en los libros de texto... Es estremecedor pensar que los dos protagonistas del retrato, el que lo hizo y el retratado estaban condenados a muerte. Buero Vallejo tuvo más suerte y logró vivir para brindarnos grandes obras de teatro. A Miguel lo recordamos por sus versos anteriores a su desgracia.
Un bonito homenaje a ambos.
Un saludo.

almalaire dijo...

@Xibeliuss

Gracias Xibeliuss. Dice Almudena Grandes que "este país no ha hecho más que degenerar". Yo creo que tiene toda la razón. Un beso.

Y gracias también por lo de la radio :)

Abrazos.

almalaire dijo...

@Daniel Domínguez

Si que dan ganas de abrazarlo. Serrat dice que tuvo tan mala suerte que su centenario vino a caer en un año de crisis. A mi me parece que nunca se le terminará de hacer justicia, Daniel, pero por lo menos podría intentarse y tampoco veo mucho interés. Gracias. Abrazos.

almalaire dijo...

@Jose Manuel

Gracias a ti, Jose Manuel, abrazos para ti y que disfrutes mucho de las vacaciones ;)

almalaire dijo...

@SubHatun

Ay, pues si que falta Paco Ibáñez, blogue...y no se me olvidó, es que no encontré ningún vídeo donde no charlase él un rato antes de cantar, por eso mismo estuve a punto de dejar también a Silvio Rodríguez pero al final encontré algo. Y me ha dado mucha pena no poner una versión de Vientos del Pueblo de Jorge Cafrune, por el arjo, pero se para el vídeo todo el tiempo...está la de Víctor Jara.

No me riñas mucho ;)
Besos pa´ti, subhatunate.

almalaire dijo...

@jesus (of suburbia)

Gracias y muy bienvenido a la Cuevalagua. Miguel Hernández es mi poeta favorito desde que tengo memoria.

SubHatun dijo...

@almalaire

reñir yo? ya sabes que yo no riño... espera, que voy a por el púlpito...

almalaire dijo...

@La Dame Masquée

Gracias Madame, que alegría verla de nuevo. Espero que todo se haya resuelto. Feliz tarde. Bisous

almalaire dijo...

@Thiago


:) Gracias Thiago. Serrat es único pero daría algo por leer tu poema del pez ;) A ver si hay suerte y lo cuelgas algún día y llego a tiempo. Un beso.

almalaire dijo...

@severinne

Ay Seve, vaya con tú padre, quinto de Colón y gemelo de Miguel Hernández :P

Es una anécdota preciosa, Seve. Muchas gracias. Muchos besos.

almalaire dijo...

@Carzum


Gracias chula. Sabina no está ;) pero seguro que algo habrá que te gute...Besos

almalaire dijo...

@Cayetano

La desgracia sacó lo mejor de él, los mejores versos de Miguel Hernández son casi los de sus peores momentos, en la cárcel y en la enfermedad.

Gracias. Un abrazo.

almalaire dijo...

@SubHatun

Estoy esperando la catilinaria....

SubHatun dijo...

@almalaire

y yo a ti en Hatunia :P

almalaire dijo...

@SubHatun

XD

Carzum dijo...

jeje, todo, pero Serrat, como bien sabes, también está entre mi lista de "favoritos" ;-)

Carzum dijo...

Ah, y el disco de Miguel Hernández es de mis favoritos... para que nos vamos a engañar... y ya lo dejo... Abrazos ;-)

Dyhego dijo...

ALMALAIRE:
Siempre tan interesante lo que nos cuentas.
Gracias.
Salu2

Eastriver dijo...

Hermoso y generoso homenaje. Una belleza el pez sombrío y triste. Me gusta tanto cuando nos sorprendes, porque al rigor le aportas esa calidez que nos dice tanto. Dejazme la esperanza... así lo homenajearé yo en mi lateral. Besos

aratz dijo...

Alma, interesante y emotiva crónica sobre la amistad y el pensamiento en una triste época en la que pensar y amar estaban prohibidos.

Muxus, guapa

(te adjunto el símbolo del copyright para que lo guardes ;b) ©

almalaire dijo...

@Carzum

:D

Mañana se acaba la gira, Carzum. El último concierto es en Orihuela. Todavía llegamos...

almalaire dijo...

@Dyhego

Gracias a ti, Dyhego. Un beso

almalaire dijo...

@Eastriver

El representa eso, la esperanza, me va a gustar mucho ver ese lateral:)

Un abrazo, Ramón.

almalaire dijo...

@aratz

Hay cosas que no se pueden prohibir, Acho, por mucho que se empeñen y gente que no se deja.Buero sabía mucho de eso. Cuando salió de la cárcel seguía desterrado y no podía entrar en Madrid y lo primero que hizo fue precisamente lo que le habían prohibido. A los pocos días ya tenía carnet del Ateneo :)

Muchísimas gracias por el ©...ayns, estás en todo :P

Un abrazo de dos vueltas

desdelaterraza-viajaralahistoria dijo...

El retrato de Miguel Hernández es muy conocido, pero no sabía que lo hubiera pintado Buero Vallejo; por lo demás el artículo me ha parecido excelente, lo he leído con muchísimo interés.
Gracias por tu visita. Un saludo y hasta pronto.

Petardo Contreras dijo...

Impecable y que lindos dibujos!
Su buen gusto es admirable y como escribe también
Saludos!

almalaire dijo...

@desdelaterraza-viajaralahistoria

Gracias. Nos leemos :)

almalaire dijo...

@Petardo Contreras

:)

Los dibujos de Miguel fueron una sorpresa también para mi. Gracias. Besos.

CarmenBéjar dijo...

¡Qué dos grandes genios consolaron su melancolía entre los hierros de la cárcel fría! No tenía ni idea que Buero tuviese tan buena mano para los retratos en lápiz. Tan buena pluma para las letras como para la percepción de la realidad.

Entre los presos que conocieron a Miguel Hernández también estuvo un bejarano, Florentino Hernández Girbal, dedicado al mundo del cine y escritos durante la república que cayó mal a los golpistas.

Besitos

almalaire dijo...

@CarmenB�jar

No sabía quien era FLorentino, Carmen, lo he buscado en la wiki y veo que Béjar heredó su biblioteca :)

Buero es un mundo aparte. Algún día hablaré sobre él más largamente. Era más que un genio, y un tío de una pieza.


Gracias, Carmen. Besos para ti

Marce dijo...

No dejas de sorprenderme Alma, ha sido un verdadero placer conocerte y disfrutar de tu rincón, con tus sentidos homenajes, con tu poesía, con tu música.¡Qué clase tienes!. Qué sentida y emotiva entrada. Besos

almalaire dijo...

@Marce

Jo, voy a tener que volver a poner los emoticonos en los comentarios...para momentos así, Marce para poner ese que se pone colorado :)

Muchas Gracias y un abrazo fuerte

Ricardo Miñana dijo...

Te queda muy bello el post sobre la gran figura de Miguel Hernandez, siempre lo llevamos dentro de nosotros.
un placer pasar por tu casa.
que tengas un feliz fin de semana.
un abrazo.

Lola Mariné dijo...

Una entrada maravillosa ¡cuanto genio habia encerrado en esa prisión!
genial el aporte de los dibujos.
Saludos.

almalaire dijo...

@Ricardo Mi�ana

Gracias. Muy bienvenido a la Cuevalagua, el placer es todo mío ;)

Abrazos.

almalaire dijo...

@Lola Marin�

Gracias :)

Lo de los dibujos fue una sorpresa también para mi, no sabía que Miguel dibujase. También le gustaba mucho la fotografía. Un abrazo y bienvenida a la Cuevalagua

Isabel Martínez Barquero dijo...

Alma, qué pedazo de entrada. Te felicito. Creo que es casi una mini tesis. Muy documentada. Te aseguro que la he leído con sumo interés y he aprendido aquí cosas que desconocía, por lo que te doy unas gracias como una catedral.
Abrazos enormes y no te extrañe que vuelva, que tus letras tienen poso y hueso que roer.

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